Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Héroes. Peter Parker, El Espectacular Spiderman: Noches de Nueva York
Edición original: Peter Parker, The Spectacular Spider-Man 64-89 USA (Marvel Comics, 1982-84)
Edición nacional/España: Marvel Héroes. Peter Parker, El Espectacular Spiderman: Noches de Nueva York (Panini Cómics, 2014)
Guion: Bill Mantlo, Tom DeFalco, Roger Stern
Dibujo: Ed Hannigan, Bob Hall, Luke McDonnell, Rick Leonardi, Al Milgrom, Ron Frenz, Greg LaRocque, Dave Simons, Fred Hembeck
Entintado: Jim Mooney, Al Milgrom, Rick Magyar, Kevin Dzuban, Dave Simons, Joe Albelo
Color: Bob Sharen, Glynis Wein, George Roussos, Christie Scheele
Traducción: Santiago García
Realización técnica: Estudio Fénix
Formato: Tapa Dura. 632 páginas. 39,95€
El romance imposible de Spiderman
“Ahora ya lo sabes, Gata. Jamás había revelado a nadie mi identidad. Te lo digo porque te amo y porque desde ahora compartiremos nuestras vidas”
En 1976, Marvel decidió lanzar una tercera colección de Spiderman para acompañar a El Asombroso Spiderman y Marvel Team-up. La razón creativa detrás de este nuevo lanzamiento era tener una colección donde explorar aspectos más centrados en la identidad civil del personaje. De ahí que el nombre de la colección fuera Peter Parker: El Espectacular Spiderman. Si os suena este razonamiento no es por nada. Se parece a lo repetido por Marvel la mitad de las veces que ha querido poner a la venta un nuevo título del superhéroe arácnido (sin ir más lejos, de nuevo se vino a decir más o menos lo mismo mientras se preparaba el debut de La Telaraña de Spiderman). Pero había otra razón más poderosa para la existencia de una tercera cabecera protagonizada por el lanzarredes y era mucho más prosaica. Spiderman era, y sigue siendo, uno de los héroes más famosos de Marvel y una nueva colección es una oportunidad para, sencillamente, ganar más dinero.
Los nueve primeros números de la colección vieron pasar historias sólidas pero intrascendentes a cargo de Gerry Conway y Archie Goodwin. Del #9 al #42 tomaría el mando de la colección el guionista neoyorkino Bill Mantlo, en su primera toma de contacto con el personaje. Mantlo utiliza esta primera etapa para juntar a Spiderman con gran cantidad de personajes del universo Marvel (desde el Caballero Luna hasta el Tigre Blanco, pasando por el Ángel y el Hombre de Hielo) en una serie de historias correctas pero nada memorables que sí que incluyen algún detalle interesante como los dos números (#26 y 27) dibujados por Frank Miller. Sin duda, lo mejor de esta etapa sería la creación, por parte de Mantlo, del villano Carroña (#25). Le sustituiría como guionista Roger Stern (#43-61), todavía no reconocido como el escritor estrella que sería considerado pocos años después. Stern hizo uso de la cabecera para explorar ideas que se desarrollarían en todo su potencial en su posterior etapa en El Asombroso Spiderman: Fuerte componente superheroico, certera caracterización del personaje y búsqueda de amenazas o villanos fuera de la zona de confort del lanzarredes. Decidido, dentro de Marvel, el ascenso de Stern a El Asombroso Spiderman, se decidió volver a confiarle las riendas de la colección a Mantlo, en su segunda etapa en la colección que recoge casi íntegramente el tomo del que hoy hablamos: Peter Parker, El Espectacular Spiderman: Noches de Nueva York.
Argumentalmente, podemos dividir el tomo en tres partes. Un “prólogo” en el que Mantlo se aclimata de nuevo al personaje (#64-68), el grueso del tomo en el que tiene lugar la guerra de bandas entre el Buho y el Dr. Octopus (#69-79), y la resolución “temporal” de la trama romántica protagonizada por Spiderman y la Gata Negra (#80-89).
En el primer bloque, lo que hemos llamado “el prólogo” de la historia, Mantlo sienta las bases generales del mundo de Peter Parker que nos va a presentar. El guionista suele incluir momentos de Peter en el Daily Bugle pero su principal foco va a estar en la Empire State University y su departamento de Biofísica, alrededor del cual girarán personajes como el Dr. Sloan, Marcy Kane (si os parece interesante este personaje, no dejéis de leer Marvel Team-up #134 donde descubriréis su extravagante destino final) y Debra Whitman. Nos encontramos aquí con historias de un solo número que enfrentan a Spiderman con héroes clásicos del personaje como Kraven, Electro o Bumerang. El punto álgido de este bloque es el #64 con la presentación de Capa y Puñal. Mantlo introduce a Tandy Bowen y Tyronne Johnson como dos jóvenes fugados que son captados por una banda criminal que experimenta con ellos una nueva droga experimental. Como resultado, desarrollarán poderes complementarios relacionados con la luz y la oscuridad, y se embarcarán en una cruzada contra el tráfico de drogas. Capa y Puñal, en los números en los que aparecen en este tomo, se comportan con un marcado toque justiciero, en muchos aspectos indistinguibles de antihéroes como el Castigador. El éxito de los personajes, que les llevará a protagonizar una miniserie primero y varias colecciones propias después, irá limando estas aristas y degradando este tono justiciero en sus acciones. El origen de Capa y Puñal tiene mucho que ver con las inquietudes sociales del guionista, algo que también quedará patente en otras historias del tomo como el #71 en el que Mantlo reflexiona sobre la proliferación de armas de fuego en la sociedad estadounidense; o en tramas como la protagonizada por Debra Whitman, secretaria del Dr. Sloan, una mujer maltratada que ve empeorada aún más su salud mental cuando descubra que Peter Parker es Spiderman, prefiriendo creer que está loca a asumir la realidad sobre el hombre que le gusta.
Con la segunda aparición de Capa y Puñal (#69), el tono de la colección ya está claro. Mantlo apuesta por entornos urbanos y oscuros, callejones además de azoteas, el inframundo de túneles de metro y alcantarillas. Consigue darle una personalidad propia a la colección, marcadamente diferente a lo que se veía por aquellas fechas en El Asombroso Spiderman de Stern y Romita. El elemento que acaba por cohesionarlo todo son las tramas relacionadas por las luchas de poder entre las familias mafiosas de Nueva York. En primer lugar, con la creación de Cabello de Plata (un anciano Robocop mafioso, si es que se puede calificar de alguna manera) y, posteriormente, con el enfrentamiento, que alcanza cotas de brutalidad pocas veces vista hasta ese momento en cómics de Spiderman, entre el Buho y el Dr. Octopus, con Kingpin como espectador privilegiado. El lanzarredes se verá envuelto en esta pelea, primero en solitario, y después acompañado de la Gata Negra. El punto culminante de este bloque será un #75 repleto de acción y con momentos tan espectaculares como Spiderman arrancando de cuajo los brazos de Dock Ock. Lejos de buscar el descanso del lector, Mantlo mantiene la intensidad en los siguiente números, primero con la Gata Negra siendo acribillada a balazos por los hombres de Octopus (#76) y ya como final de la saga, con el enfrentamiento definitivo entre Spiderman y un “reconstruido” Otto Octavius que terminará con el primero rompiendo psicológicamente al segundo, en una batalla que se extiende durante todo el #79 y cuyas secuelas (Ock aterrorizado ante Spiderman) se mantendrán durante años.
La última parte del tomo tiene como foco central el romance entre Spiderman y la Gata Negra. A lo largo de su azarosa vida editorial, pocas personas cuestionarán que los dos principales romances de Peter Parker han sido Gwen Stacy y Mary Jane Watson. La Gata Negra propone al héroe un escenario diferente puesto que es una enmascarada como él. Creada por Marv Wolfan y Keith Pollard en El Asombroso Spiderman #194, Felicia Hardy se presentaba como una sosias de Catwoman, una ladrona enmascarada, de actitud insolente cuando no abiertamente sexy y que desarrollaba una tensión sexual no resuelta con el héroe que, al mismo tiempo, intentaba atraparla para hacerle responder por sus robos. Stern había traído de vuelta a Felicia en El Asombroso #226-227 pero de manera fugaz, mostrando cómo siempre habría atracción entre ella y Spiderman pero sin que pudiera ir a más por la abrupta diferencia de valores morales entre ambos. Mantlo, por el contrario, tenía otras ideas. Supo ver y aprovechar lo que hacía diferente la relación Felicia-Peter, que no era otra cosa que lo que separaba a la Gata Negra de Gwen o MJ: era un personaje enmascarado. Así, con ella Peter no sentía, a priori, esa sensación de peligro constante por la integridad física de su pareja; o la idea de mantener en secreto su identidad superheroica. Más aún, la Gata se sentía atraída por Spiderman, no por Peter Parker. Todo ello conformaba un coctel de lo más apropiado para explorar un tipo de relación amorosa inédita hasta aquel momento en las colecciones del lanzarredes. Incluso sabiendo que su relación estaba condenada al fracaso, la interacción entre ambos se siente como algo nuevo y excitante, a años luz de las relaciones más o menos convencionales que había tenido Peter hasta ese momento. El climax de la relación Spiderman-Gata Negra tendrá lugar en el #87 cuando el héroe se quite la máscara para revelar su identidad secreta, a lo que la Gata reaccionará con profundo rechazo en una secuencia que Al Milgrom dibuja a través de un sencillo (y algo tosco, estamos hablando de Al Milgrom) pero potente juego de perspectivas en la que en solo tres viñetas experimentamos el súbito alejamiento de la Gata del que era su amado hasta aquel momento.
El tomo contiene también dos historias bastante divertidas y que se alejan del tono un tanto sombrío de la trama central de la serie. El #80 presenta una aventura “en solitario” de J.J. Jameson en la que trata de desbaratar una trama de corrupción en el puerto de Nueva York. Y utilizamos las comillas porque, sin que Jameson lo sepa hasta el final, estará siendo ayudado en todo momento por Spiderman. Menos irónico y más desmadrado es el #86 en el que el dibujante Fred Hembeck de reconocible estilo cartoon, ilustra una historia en la que Spiderman y la Gata Negra se enfrentan a la Mosca Humana en un cómic que mezcla el metalenguaje y los guiños cómicos al lector.
A pesar de tratarse de un tomo con 25 números USA, la consistencia estilística en el dibujo es casi total. Los dibujantes que más se prodigan son Jim Mooney y Al Milgrom, tanto al lápiz como a las tintas creando un tono uniforme de claras reminiscencias clásicas, un tanto setenteras. Este humilde reseñista (¿o reseñador?) ha criticado en varias ocasiones la técnica de Milgrom pero debo reconocer que el #75, con el enfrentamiento final entre Octopus y el Buho puede ser, perfectamente, uno de sus mejores trabajos en el mundo del cómic.
El tomo termina con un pequeño cliffhanger puesto que la Gata, harta de que Spiderman se sobrepreocupe por ella tras su paso por el hospital (cosida a balazos, como comentábamos antes), decide conseguir poderes de verdad más allá de sus extraordinarias habilidades atléticas. La continuación de las aventuras de la Gata y sus nuevos poderes, junto con Spiderman quedaría en manos de Al Milgrom tanto a los guiones como al dibujo a partir del #90. Mantlo abandonó el título tras una etapa que, sin ser de las mejores o más recordadas del personaje, ayudó a afianzar la colección y a darle un tono y personalidad propia.
Lo mejor
• Más allá de cualquier otra consideración, estamos hablando de cómics entretenidísimos
• El tratamiento de la relación entre la Gata Negra y Spiderman en manos de Bill Mantlo
Lo peor
• Con un dibujante con algo más de talento, podría haber sido un clásico instantáneo
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