Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Saga. El Asombroso Spiderman 22. Hijo de América
Edición original: The Amazing Spider-Man 595-599, Annual 36 y material de Spider-Man Family 7 y 8 USA (Marvel Comics, 2009)
Edición nacional/España: Marvel Saga. El Asombroso Spiderman 22. (Panini Cómics, 2021)
Guion: Joe Kelly, Marc Guggenhein y Roger Stern.
Dibujo: Stephen Segovia, Amilton Santos, Val Semeiks, Marco Checchetto, Patrick Olliffe, Mark Sumerak, Javier Pulido y Phil Jimenez.
Formato: Tapa dura. 224 páginas. 19,50€
Drama Osborn, Segunda parte: Acorralado
“Estamos hablando del hombre más poderoso del mundo, padre. Así que por favor, hazte un lado y siéntate”
En nuestra anterior reseña sobre esta etapa arácnida, correspondiente al tomo que precede a este hablábamos de la importancia de un buen drama Osborn en toda colección de Spiderman. Poco importa qué autor se encargue del personaje, cuáles sean los elementos claves de su etapa, porque sea como sea, siempre tiene que incluir un Drama Osborn en alguno de sus cómics.
Sí, está claro que como lectores podemos estar un poco cansados de que al final todo siempre gire en torno a la enemistad Norman-Peter y a la difícil relación Peter-Harry o Harry-Norman, pero por otro lado Norman Osborn es a Peter Parker lo que el Joker a Batman o Lex Luthor a Superman. Es su Némesis. Y, nos guste o no, en el género superheroico siempre se termina volviendo a la Némesis principal más pronto que tarde.
Dese otro punto de vista, no debemos olvidar el tipo de obras que leemos y consumimos, y que lo que hace a un cómic bueno o malo no son los personajes que en él aparezcan, por manidos o reutilizados que estén, si no las historias que se construyen con ellos. Afortunadamente, en este caso, estamos ante una muy buena historia de los Osborn, padre e hijo, una historia que convierte al tomo que analizamos en esta reseña en el auténtico punto álgido de Un Nuevo Día, junto a cierto cómic con MJ del que hablaremos en su momento.
En la reseña anterior, hablábamos de que Norman Osborn tenía planes ocultos para su hijo y para la prometida de éste, Lily Hollister que, lógicamente incluían a Amenaza en los mismos, pues no podía ser casualidad que dese que comenzara Un Nuevo Día, existiera un nuevo Duende planeando por las calles de Nueva York.
Poco a poco, y a través de los distintos cómics y de la sinergia entre los diferentes escritores de la etapa (Mark Waid, Dan Slott y Marc Guggenhein) entre otros, veíamos como un Harry Osborn que volvía de un misterioso viaje en Europa dispuesto a romper con su padre y a labrarse un futuro por sí mismo, iba cayendo de forma lenta, pero inexorable en las redes de su progenitor.
Así, lo que al principio era un rechazo absoluto del hijo hacia el padre, pronto se convertía en cierta compasión, para pasar ya al comienzo de este tomo, en perdón seguido de admiración.
Y es que, así de triste es, ha sido y podemos decir que será siempre la vida de Harry Osborn (¿Hemos dicho ya que resucitarlo fue una muy buena decisión pese a quien pese?) quien está destinado a salir del pozo que su padre ha cavado para él, solo para deslumbrarse con la luz que lo ciega y volver voluntariamente a la oscuridad del cómodo zulo que Norman le ha estado calentando y preparando.
Por supuesto, Peter es consciente de todo esto, y en esta aventura, como en tantas otras, intentará sin éxito y con mucho tacto hacerle ver a Harry la verdad sobre su padre, pero ello solo servirá para que Harry se distancie más de un Peter al que había recuperado, logrando con ello el propósito de su padre, que Harry vuelva con él.
Hijo de América, no es solo el nombre de la armadura y el alter ego superheroico que Iron Patriot, o Norman Osborn, otorga a su hijo. Es un objeto que representa hasta donde llega el poder de Norman sobre Harry, que evidencia una relación paternofilial tóxica y peligrosa en la que el maltrato es habitual y constante.
Por si esto fuera poco, al maltratador poco le importa lo que hace o las consecuencias de sus actos mientras con ello consiga sus planes (pues puede que Norman no esté muy cabal, pero no olvidemos que su maldad supera a su locura) si no que estamos ante un maltratado que cuando parece que va a superar su situación y revelarse contra lo que vive, vuelve a caer en la prisión que su captor le ha construido.
Este tomo, del que apenas si quiero hablar en lo relativo a su historia para no realizar spoilers a quienes todavía no la hayan leído pese a los años transcurridos, es uno de los mejores y más tristes ejemplos de abuso de superioridad en las relaciones tóxicas familiares que podemos encontrar en el cómic superheroico moderno, siendo además una consecuencia y evolución lógica de todo el bagaje de la relación Norman-Harry que se ha ido construyendo desde hace décadas.
Y es que, si realizara algún spoiler, sería el relativo a Lily Hollister, pero prefiero dejarlo en el marco del misterio, sin ni siquiera usar la pestaña habilitada para contar este tipo de detalles, y que cada lector decidáis si queréis o no conocer por vosotros mismos como acaba esta triste historia en la que Marc Guggenhein y Joe Kelly principalmente, y Roger Stern dan lo mejor de sí mismos.
El dibujo es compartido por varios autores, como Paulo Siqueira, Patrick Oliffe, Phil Jiménez, Javier Pulido y Marco Chechetto entre otros. Todos ellos grandes nombres y todos ellos grandes artistas que hacen a este tomo un imprescindible.
Un auténtico punto de inflexión en Un Nuevo Día, una etapa que quien esto escribe tenía muy denostada, y que está aprendiendo a valorar con el reposo de los años y la lógica.
Lo mejor
• El cómic moderno que mejor ha plasmado el maltrato de Norman a Harry.
Lo peor
• Que lo mejor de esta etapa sea una historia que ya hemos leído varias veces aunque de otra forma.
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