Javier Vázquez Delgado recomienda: ZN Indie: Novedades USA #54

Otra semana con novedades interesantes. ¿Quién no desea leer el nuevo Spawn?

King Spawn #1, de Sean Lewis y Javi Fernández. Por Jose Maria Vicente

Edición original: Image Comics
Guion: Sean Lewis y Todd McFarlane
Dibujo: Javi Fernández, Stephen Segovia, Phillip Tan, Marcio Takara y Brett Booth
Entintado: Adelso Corona y Daniel Henriques
Color: FCO Plascencia, Marcelo Maiolo, Peter Steigerwald y Dave McCaig
Formato: Grapa. 61 páginas. 5,99 $

En estos tiempos de pandemia, nada es imposible. Como el resurgir de Spawn. Desde que se anunció el universo compartido de cómics de Spawn, el entusiasmo del público americano por el personaje se está acercando al de los años 90, era en la que Todd McFarlane era una estrella que batía récords. Hace unos años era impensable que una segunda serie mensual protagonizada por Spawn pudiese vender medio millón de ejemplares en su estreno. Desafiando todo pronóstico, King Spawn lo ha conseguido.

Para justificar la presencia de tres series mensuales de Spider-Man en los 80 y 90, Marvel Comics impuso que cada serie debía ofrecer historias con un tono diferente a las otras dos. Amazing Spider-Man era la serie con sabor clásico, Spectacular Spider-Man una serie más oscura y personal, mientras que la tercera cabecera tendría otro propósito, ya sean historias urbanas o blockbusters modernos. En la práctica, las diferencias entre series no eran tan obvias y a los lectores no les importaba mucho, un caso similar al de King Spawn.

Esta serie pretende ofrecer historias diferentes a la serie central de Spawn, motivo por el que McFarlane actúa aquí solo como supervisor. Sean Lewis se hace cargo del guion, que contiene un poco más de violencia que un cómic normal de Spawn y referencias a temas de política como la negativa de los americanos conservadores a regular la venta de armas cada vez que se produce una tragedia en una escuela. Diferencias superficiales que nos hacen pensar que este guion podría haberse publicado en la serie madre. Quizás por la influencia de McFarlane como supervisor, quizás porque un personaje como Spawn solo es apto para un tipo muy concreto de historias, o quizás porque aún no posee la experiencia necesaria para escribir una historia fresca con un personaje con más de 300 números de historia, Lewis se muestra demasiado conservador, demasiado apegado a las convenciones narrativas y estilísticas de Spawn. Durante varias páginas es hasta excesivo tal apego; narrando el cómic en primera persona, de repente pasa a la tercera persona, confundiendo al lector, porque parece sentir la necesidad de describir escenas impactantes como si fuese McFarlane, y no porque ese sea un recurso habitual en sus cómics.

No obstante, ¿es algo malo que King Spawn no sea más que una segunda grapa mensual de Spawn? Yo diría que no. Este primer número es un episodio muy competente que contiene todas las señas de identidad de los cómics de McFarlane, una ración extra de puñetazos y demonios para quienes no tenían suficiente con su grapa mensual de Spawn. En ningún momento pretende ser una versión sofisticada, culta o posmoderna del personaje; solo quiere dar entretenimiento sin pretensiones y con sabor de la vieja escuela, de esos tiempos en los que vender adaptaciones a Hollywood era una recompensa y no el gran objetivo de un cómic.

Quien sí da una visión diferente de Spawn y su universo es el dibujante Javi Fernandez, quien ensombrece a Carlo Barberi, dibujante de la serie madre. En comparación con el estilo noventero de Barberi o dibujantes previos como Tony Daniel y Angel Medina, o del fotorrealismo que imperaba en la franquicia recientemente, su estilo es mucho más comedido, sencillo y limpio, y aun así más oscuro e impactante, más Spawn, que la mayoría de sus predecesores (excepto, claro está, McFarlane, el creador de la serie). Junto al colorista FCO Plascencia, cuya paleta de colores acentúa la violencia y el terror en la historia, forma un equipo artístico de primer nivel.

Al igual que Spawn’s Universe, el primer número de King Spawn contiene varias historias de complemento escritas por McFarlane y dibujadas por los colaboradores de futuros proyectos. Anticipan el regreso de antihéroes y villanos, la aparición de nuevos personajes, y la serie del Gunslinger Spawn. Qué ganas tengo de leer la serie de ese pistolero. El dibujo de Brett Booth le sienta tan bien.

En definitiva, no creo que sorprenda a nadie con mi recomendación. Si os gusta Spawn, esta serie es para vosotros y ni siquiera hacía falta convenceros de ello. Si no os gusta el personaje y sus aventuras, esta serie no cambiará vuestra opinión.

Campisi, de James Patrick y Marco Locati. Por Alfonso del Pino

Edición original: Aftershock Comics
Guion: James Patrick
Dibujo: Marco Locati
Color: Marco Locati
Formato: Grapa. 33 páginas. 4,99 $

Seamos claros: el primer número de Campisi me lo vendieron desde que eligieron concederle una portada en la que se promete un enfrentamiento entre un joven mafioso —bate de béisbol en mano— y un dragón. Aunque claro, una cosa es que compre el primer número y otra bien distinta que siga haciéndome la serie. Para eso, el cómic debía convencerme más allá de una simple portada.

Llego a la primera página. Primera frase que leo: “Once upon a fuckin’ time…”. Ya tengo el ratón sobre el botón de suscribirse a la serie. Pero me contengo. Esto no ha hecho más que empezar.

La narración irreverente continúa para mi disfrute y ya tengo ante mis ojos a un apuesto dragón. Mira qué bien, el dragón habla; y con mucha clase, si se me permite la apreciación. ¿Y ahora hay reinos y tratados rotos? Vale, las dos primeras páginas han cumplido su cometido de generar interés en mí.

Y conforme voy pasando páginas, la sensación de que estoy leyendo una divertida gamberrada da paso al puro interés por los personajes y conflictos presentados por el guion de James Patrick. El tono de la narración sigue teniendo ese toque un poco pasado de rosca, pero no se deja dominar por él. Pronto descubro que también hay espacio para los eventos serios y dramáticos, por mucho que en el cómic se suavicen debido a cómo se narran. Y así, casi sin darme cuenta, llego al final de un primer número que me ha hecho pasar un rato muy entretenido y cuya propuesta me ha dejado con más ganas de seguir leyendo de las que esperaba en un principio.

El dibujo y el color de la serie corren a cargo de Marco Locati, quien nos presenta un tipo de trazo algo sucio y cercano al boceto, con figuras bastantes simples pero una gran capacidad para narrar las escenas con impacto. Sin embargo, es el color lo que le da una pátina más distintiva a la obra y lo que personalmente considero que hace brillar a las páginas.

Sin duda, el primer número de Campisi ha sabido ir más allá de sus alocada premisa de mafiosos contra dragones y se ha ganado que espere con fieras ganas su siguiente entrega.

God of Tremors, de Peter Milligan y Piotr Kowalski. Por Edu Sesé

Edición original: Aftershock Comics
Guion: Peter Milligan
Dibujo: Piotr Kowalski
Color: Brad Simpson
Formato: Grapa. 52 páginas. 6,99 $

En los últimos tiempos la editorial Aftershock se está aficionando a lanzar algunas historias autoconclusivas en formato grapa, los llamados one-shot de toda la vida. Es algo que también estamos viendo hacer por ejemplo a TKO Studios, con su línea TKO Shorts, y la verdad es que es algo que como lector agradezco enormemente. Me encanta sumergirme en una historia de largo recorrido, seguir su avance mes a mes mientras me muerdo las uñas de la impaciencia o esperar a que acabe para zamparme 15 tomos en un fin de semana ermitaño. Sin embargo, de vez en cuando también me gusta disfrutar de la libertad y la satisfacción instantánea de leer una historia breve y concisa que te sacia en menos de 50 páginas. Ese es uno de los motivos por los que he disfrutado mucho de God of Tremors.

El otro, por supuesto, es que es una buena historia. Escrita por Peter Milligan (X-Force) y dibujada por Piotr Kowalski (Come into me), God of Tremors se ubica en la Inglaterra del siglo XIX para contarnos la historia de Aubrey, un niño que comienza a sufrir ataques de epilepsia. En aquellos tiempos en los que la medicina aún no ha calado en la población y la superstición sigue campando a sus anchas, sus ataques son interpretados como los síntomas de una posesión demoniaca por su desquiciado padre, un importante predicador. Aislado de la ciudad para mantener en secreto su vergüenza, Aubrey convive día a día con el maltrato físico y psicológico de su padre hasta que un día comienza a oír una voz que proviene del bosque. Una voz que parece salir de un antiquísimo ídolo de piedra pagano y que podría ser su único aliado en medio de tanto dolor.

God of Tremors genera esa mezcla de fascinación e inquietud que siempre generan las historias en las que nos asomamos a lo peor de las personas cuando su brújula moral es controlada por la ignorancia y el fanatismo. De hecho, lo más aterrador del relato es saber que, a día de hoy, en muchos lugares pobres esta estigmatización de la enfermedad sigue ocurriendo. Milligan, que sufre la enfermedad él mismo, nos sumerge en el opresivo cautiverio y maltrato de Aubrey con crudeza mientras nos va guiando por los puntos sobrenaturales de la obra, personalizados en ese ídolo pagano. Su presencia añade un aura de inquietud extra a la obra, y nos mantiene hasta el final en una constante ambigüedad que no aclara si lo que experimenta el protagonista es real o es fruto de los delirios causados por su penosa vida. En el apartado artístico, por otro lado, Piotr Kowalski realiza un trabajo notable a la hora de lanzarnos a la cara todo el ambiente malsano que puebla la obra. El artista ya demostró lo bien que maneja el tempo y el estilo en historias inquietantes, como la citada Come into me. Junto al acertado color de Brad Simpson, Kowalski se adapta perfectamente al estilo gótico rural de la obra y hace de ella una lectura muy disfrutable.



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