Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Fast & Furious 9, de Justin Lin
Dirección: Justin Lin
Guion: Daniel Casey, Gary Scott Thompson, Justin Lin, Alfredo Botello
Música: Brian Tyler
Fotografía: Stephen F. Windon
Reparto: Vin Diesel, Michelle Rodriguez, Jordana Brewster, Tyrese Gibson, Ludacris, John Cena, Charlize Theron, Helen Mirren, Kurt Russell, Sung Kang, Lucas Black, Finn Cole, Vinnie Bennett, Nathalie Emmanuel, Martyn Ford, Alexander Wraith, Bow Wow, Michael Rooker, Cardi B, Don Omar, Ozuna, JD Pardo, Thue Ersted Rasmussen, Anna Sawai, Shea Whigham, Jim Parrack, Siena Agudong, Jason Statham
Duración: 142 min
Productora: Universal Pictures, Original Film, One Race Films, Roth/Kirschenbaum Films, Perfect Storm Entertainment
Nacionalidad: Estados Unidos
Volvemos por estos lares. Tras la emotiva despedida de Paul Walker en Fast & Furious 7, no habíamos hecho reseña de Fast & Furious 8 de F. Gary Gray ni del spin-off Fast & Furious: Hobbs & Shaw de David Leitch, protagonizado por los personajes del agente Hobbs (Dwayne Johnson) y Deckard Shaw (Jason Statham). En Fast 5 de Justin Lin llegó a la franquicia The Rock, convirtiéndose en un antagonista que acabaría convirtiéndose en un frenemy, un Vegeta a un Son Goku interpretado por el personaje de Dominic Toretto (Vin Diesel). Algo que se reproduciría en el personaje de Shaw en las dos entregas sin Justin Lin al mando. Tanta testosterona quizás no era lo ideal, dado que por contrato ni Diesel ni Johnson ni Statham pueden perder una pelea, de ahí que fuese complicado mantener el papel de alguno de ellos como “villano”. Pero esto no fue lo que provocó el nacimiento del spin-off, o mejor dicho, de la salida de The Rock de las películas protagonizadas por Diesel.
Como decimos en la quinta entrega llegó el personaje del agente Hobbs, pero en un principio no fue pensado para Johnson. Lo fue para un actor mucho más veterano, nada más y nada menos que Tommy Lee Jones. ¿Cómo ocurrió tal cambio? Al parecer, los aficionados le estuvieron diciendo a Vin Diesel, tras su regreso triunfal en la anterior entrega a la franquicia, que estaría muy guapo ver una película frente a The Rock. La megaestrella de la WWE a finales de los 90 y principios de los 2000 se había ido a Hollywood a triunfar. Tras su debut como villano en La Momia 2, su popularidad fue decreciendo al haber signado un contrato multianual con Disney, para hacer películas que pudieran ver y disfrutar sus hijas. Todos recordamos películas como Un padre en apuros de Arnold Schwarzenegger, con la diferencia que empezó a hacer este tipo de películas cuando ya se había establecido como una estrella del cine de acción. Quizás para un sector del público estadounidense haber hecho carrera en WWE era lo mismo, pero a nivel global no lo era sin duda alguna. Fast 5 significó la reivindicación de Dwayne Johnson como una superestrella del cine de acción a ojos del público mundial. Y a los de Vin Diesel.
El teórico idilio cinemátográfico entre Diesel y Johnson se truncó de forma irreversible en la séptima entrega. La franquicia llevaba un par de pelotazos y a pesar de la salida de la dirección de Lin no auguraba que empezase ningún declive. Esto provocó que Vin Diesel, quien había sido rescatado de la mediocridad y que sólo tenía a la familia franquicia para ser relevante, se creía un divo por encima del resto del elenco. Esta actitud chocaba frontalmente con The Rock, quien a pesar de ser una de las mayores superestrella del wrestling, tenía muy claro que toda forma de espectáculo consistía en trabajo en equipo y respeto mutuo. Las fricciones entre ambos se convirtieron en rotura cuando Johnson se enteró que según Diesel, este lo había descubierto y convertido en la superestrella que era.
Quizás el actor protagonista tuvo peso en la contratación de The Rock, pero había sido el propio carisma innato quien había convertido esa oportunidad para elevar la franquicia con su presencia. Si revisáis Fast & Furious 7, al principio de la misma hay interacciones entre los personajes de Toretto y Hobbs, cosa que deja de suceder en la segunda mitad del filme. Las interacciones entre ambas en Fast & Furious 8 son inexistentes. Tras el spinoff nos habíamos quedado sin el frenemy para el personaje de Dom. Justin Lin era consciente que esto era uno de los motivos del salto de calidad en la franquicia en la quinta entrega. Así que sólo había que replicar la fórmula. ¿Ya no tenemos a The Rock? Elegimos a su sucesor, quien incluso ha llegado a ser más icónico que el propio Hulk Hogan en las últimas dos décadas. La franquicia le daba la bienvenida a John Cena.
Tras desaparecer la WCW y la marcha/retiro de superestrellas como The Rock y Stone Cold Steve Austin, surgió una nueva generación de luchadores, abanderados por un joven rapero blanco llamado John Cena. Este tardaría pocos años en elevarse en la posición más alta de la empresa, siedo así durante años para el deleite de niños, niñas y mujeres. Por contra una parte de los aficionados masculinos, que tras lo que supuso la segunda mitad de los noventa para la industria, rechazaban un “Superman” más propio de los 80 tal y como lo fue Hulk Hogan en su día. Tanto creció el estatus de John Cena que acabó enfrentándose a The Rock en WrestleMania XXVIII (“Once in a Lifetime“, “Most Anticipated WrestleMania Match of All Time“)… y el año siguiente en WrestleMania 29. En estos enfrentamientos, Cena le recriminaba a Johnson que hubiera dejado a su familia (la WWE) para irse a Hollywood. Años más tarde acabaría disculpándose, dándose cuenta que era el camino a seguir. Desconocemos si en ese momento, era consciente que iba a seguir literalmente el mismo camino en una de las mayores franquicias de acción de las últimas dos décadas.
Os hemos explicado quien es John Cena y su importancia en la franquicia, el motivo por el cual esta se ha fragmentado en dos ramas distintas. ¿Pero a quien interpreta en Fast & Furious 9? Pues a Jakob Toretto, el hermano biológico de Dom. La familia es lo más importante, pero como muchos les habrá tocado vivir, no es lo mismo la familia que te construyes a lo largo de tu vida, que tu familia biológica. Al parecer el drama entre Diesel y Johnson queda reflejado en unos jóvenes Dominic (Vinnie Bennett) y Jakob (Finn Cole), quienes a modo de flashback nos explicarán como la muerte de su padre Jack Toretto (J. D. Pardo) provocó que Jakob dejase atrás a su familia biológica, convirtiéndose en un superespía y el peor dolor de cabeza del personaje de Diesel. Al tratarse de un tema de familia biológica, el personaje de Mia Toretto (Jordana Brewster) regresa en esta entrega para reivindicarse como un secundario útil, a pesar que ya no podrá salir más en la franquicia el personaje de Brian O’Conner (Paul Walker).
La acción empieza cuando el avión que transportaba a la recién capturada Cypher (Charlize Theron), la actual villana de la franquicia, ha sido derribado. Los personajes de Tej Parker (Ludacris), Roman Pearce (Tyrese Gibson) y Ramsey (Nathalie Emmanuel) llegan donde están viviendo Dom y Letty (Michelle Rodriguez) para avisar de lo ocurrido. Dom desea una vida en paz, alejado de las misiones de Mr.Nadie (Kurt Russell), incluso si eso significa no ir a perseguir a la asesina de la madre de su hijo, el personaje de Elena (Elsa Pataky). Letty se apunta a la misión de rescate, y Dom termina haciéndolo cuando en la grabación ve una cruz como la que lleva en toda la franquicia. Este detalle le indica que en el asalto al avión está involucrado Jakob, y desde ese momento los enfrentamientos entre hermanos, así como los correspondientes flashbacks, irán sucediéndose a lo largo de la película.
Justin Lin vuelve a sus orígenes, cuya primera película de la franquicia se remonta a la tercera entrega, para recuperar tanto al personaje de Sean Boswell (Lukas Black) como el de Han Lue (Sung Kang), pero no explicaremos como y de que manera vuelve un personaje que vimos morir tanto en The Fast and the Furious: Tokyo Drift como en Fast & Furious 6 (si bien era una recreación de dicha muerte). Desconocemos si el personaje de Elle (Anna Sawai) es circunstancial para esta película o la veremos en futuras entregas. La que esperemos que siga haciendo cameos, a pesar que su hijo se ha ido para el spinoff, es el personaje de Magdalene “Queenie” Shaw (Helen Mirren). Para unir los personajes tan distintos como son Jakob Toretto con Cypher tenemos al personaje de Otto (Thue Ersted Rasmussen), el hijo de un dictador que sólo desea ser más poderoso y dictador que su propio padre.
Si cambiásemos a Dom y su familia por el agente 007 y el MI6, perfectamente podría ser una película de James Bond, para lo bueno y para lo malo. En la película, cosa que algunos ya predecían tras las dos últimas entregas, acaban yendo al espacio. Sin embargo, a diferencia del film, la gravedad ha atrapado con bastante fuerza a la franquicia. El spinoff fue un duro golpe para la saga principal, y el trabajo de Justin Lin ha sido “abrazar el meme” pero sin ir más allá. Puede que esté planteado como una trilogía (Toretto vs Cypher), y el inicio haya acabado siendo la segunda parte, siendo más consistente como segunda parte Fast & Furious 8. En caso que no seáis fanáticos de John Cena, difícilmente pongáis esta entrega entre el Top 3 de la franquicia, lo que no la hace tampoco una mala película ni mucho menos.
No es una mala película, dentro de la calidad esperada en esta franquicia, pero no se siente que tenga la fuerza de ir “más allá” como llevaban desde Fast 5, superándose cada vez más. Lin ha rebajado las revoluciones para reestructurar la franquicia, centrándose mucho en el tema de la familia. Tanto que para compensar las flipadas, acaban yendo con un coche al espacio. Pero no tiene el impacto arrastrar una caja fuerte, de atravesar rascacielos con un coche, o agarrar un misil en el hielo para redirigirlo mientras un submarino te persigue. De hecho al ser una marca de la casa en las últimas entregas, uno se pregunta como reconducir este aspecto cuando parece que ya se ha alcanzado la cota máxima de locura a realizar con un vehículo tuneado.
Fast & Furious está buscando una nueva identidad, o cual es su verdadera esencia más allá de los coches tuneados, para ser la parcela principal y no convertirse en un simple pasatiempo entre entregas del spinoff de Hobbs & Shaw. No sabemos si en algún momento tendremos un careo entre John Cena y The Rock, posiblemente uno de los eventos más esperados por un largo sector del planeta. Quizás se limite a un combate en una WrestleMania, ya que no volveremos a ver cruzar los caminos de Diesel y Johnson. Puede que Cena sea el arma secreta para salir victorioso en este enfrentamiento. Fast & Furious 9 podría ser la gran superproducción del año en su género pero queda por debajo de las espectativas. Lin tiene piezas suficientes para volver a pegar un pelotazo en la próxima entrega, o darle un cierre digno a la franquicia… hasta que inevitable la recuperen, puesto que no hay franquicia de acción que muera mientras salga rentable.
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