Javier Vázquez Delgado recomienda: Magazine DC España – Agosto 2021
INTRODUCCIÓN
Finalmente, todo llega. Agosto, el mes por excelencia para las vacaciones, empieza con algunas más que interesantes novedades. Novedades que como todos los meses os traemos diligentemente. Y este mes saben mucho mejor a la sombra de una montaña, al borde de la piscina, con los pies en la arena, perdidos en un lejano paraje rural… no importa dónde, siempre y cuando nos acompañen nuestras amadas viñetas.
Para este mes contamos con la entrevista de un dibujante de larga trayectoria editorial. Hablamos de Jesús Merino, gran entintador y gran dibujante que tuvo a bien dedicarnos un momento de su apretada agenda en el Festival del Cómic Europeo de Úbeda. Un artista de la vieja escuela, con años de experiencia que esperemos disfrutéis mucho.
Y un mes más tendremos la sección versus, pero dedicada al Batman de Tom King. Dos posturas enfrentadas de una de las etapas más polarizantes del Hombre Murciélago.
Y os traemos una ración extra de novedades clásicas, nos adentramos en la línea XP con la llegada de Crisis Infinita, hablamos del nuevo formato pocket de ECC y el regreso de una de las obras más personales de Jeff Lemire. Y por supuesto, al final, una encuesta y una nueva ración de ventas bien fresquita. Pasar y disfrutar a lo grande.
TITULARES
- • Columna de opinión
• Juicio a…
• Curiosidad del mes
• Lanzamiento del mes
• No te puedes perder
• Infantil/Juvenil
• Hablamos de Clásicos
• Entrevistamos a…
• Ración de ventas
• Es la hora de la encuesta…
EDICIONES DE BOLSILLO
Durante la pasada Navidad ECC puso a la venta la línea Black Label Pocket con destacados títulos incluidos dentro del sello adulto de DC, pero esta vez presentados en formato bolsillo y a un precio imbatible. La iniciativa parecía exclusiva de la campaña navideña pero este agosto llega a nuestras librerías DC Pocket, de mismo formato y precio. Sello que abre con All Star Batman y Robin la, cuanto menos controvertida, obra de Frank Miller y Jim Lee, Batman: El tribunal de los Búhos, el probablemente mejor arco de toda la etapa de Scott Snyder en Batman, donde se presenta la peligrosa asociación, uno de los elementos que introdujera el guionista y que ha logrado asentarse plenamente en la mitología del murciélago, o Sandman: Obertura, la precuela de la mítica obra escrita por Neil Gaiman y dibujada de forma excepcional por J.H. Williams III. Tres obras para iniciar el recorrido de estas ediciones de bolsillo, la línea DC Pocket es una excelente noticia pues el resultado de su publicación no es otro que la disponibilidad de grandes cómics a precios accesibles. Esto es algo que siempre debería aplaudirse.
En un mundo en el que, cada vez más, el formato tiene peso en la compra o no de un título, ediciones así, donde lo que prima es la lectura por encima de como quede en la estantería, son necesarias, en cierta forma nos recuerda que lo más valioso es el interior del tomo. Un buen papel, una buena encuadernación o buenos extras, siempre son bienvenidos y cada edad del lector tiene sus formatos favoritos, pero el cómic disponible para su lectura al alcance de todos los bolsillos debería ser lo primordial. En un mundo ideal, todo el catálogo está publicado en formato económico, tapa blanda, tapa dura, ediciones omnibus…todo para todos los gustos. Desgraciadamente esto es una utopía, pero cuantas más obras en distintos formatos estén disponibles, mejor para todos.
Otro aspecto a tener en cuenta es la predilección de los chavales de hoy en día, que posiblemente se inclinen más hacia el manga dejando pasar los tebeos de DC. Estas ediciones en formato y precio son similares a las publicaciones japonesas, abriendo quizás un camino al cómic americano entre los más jóvenes. Obras y arcos argumentales completos con una extensión de unas 250 páginas hay muchos y muy buenos, se puede augurar un buen puñado de novedades dentro de DC Pocket para los próximos meses, aunque habrá que ver si ECC apuesta firmemente por este formato o se limita a unos pocos títulos cada año.
Esperar la inclusión de nuevos títulos y personajes en esta línea o no, es algo que descubriremos con el tiempo. En principio es un formato en el que publicar grandes trabajos, bestsellers sin discursión, que sirvan como punto de partida para aquellos que tan solo quieran probar a leer un cómic de DC o para los seguidores que no dispongan de un presupuesto amplio. El medio no atraviesa uno de sus mejores momentos y cualquier iniciativa que atraiga nuevos lectores es bienvenida, grandes obras a 9,95 € es un buen reclamo para todo aquel que dude si entrar al mundo del cómic o no. También es una buena opción para aquellos más versados que encuentran aquí una versión de los cómics perfecta para viajar, la playa o “prestar”. Todos en nuestra inocencia y afán por introducir a nuestros amigos en esta querida afición hemos prestado algún cómic sin recuperarlo jamás, así que mejor digamos regalar, a los conocidos ajenos al mundillo. El sello DC Pocket es una opción más dentro del amplio catálogo que podemos encontrar en una librería especializada, nunca está de más.
JUICIO A… Batman de King
En contra…Iris West
El Batman de King trata sobre el murciélago y la gata, sobre como Bruce necesita del amor de Selina para sobrevivir, para llevar la vida que lleva, cansado ya de sostener la pesada losa de la lucha contra el crimen sobre su solitaria espalda. Colocar al protagonista en esta situación de vulnerabilidad es un interesante punto, un atractivo para leer la etapa del guionista, sin embargo, este no termina de lograr su objetivo al perderse en malas caracterizaciones, demostrar un pésimo manejo de las confrontaciones con los villanos o supeditar todas las acciones a aquello que se quiere contar, los personajes nunca construyen la historia, son ellos los que siempre se amoldan a ella.
King propone una caracterización de héroes o villanos siempre conveniente a la trama que se quiere contar, con un murciélago realizando acciones que el común de los aficionados puede considerar contrarias a lo que se espera del personaje. Ya en el arco inicial, Yo soy suicida, el héroe aceptando su propia muerte muestra una actitud que dista mucho de ser propia del cruzado de la capa y con la que es difícil conciliar. El guionista de Strange Adventures coloca a su protagonista al borde del abismo, la mera existencia no le satisface, carece de un motivo que le impulse a seguir viviendo. ¿Es el amor aquello que Bruce Wayne echa de menos? Como base para contar su historia es aceptable el no suicidio de Batman, una licencia tomada que se puede dejar pasar, pero es que conforme avanza la trama ciertas reacciones del héroe vuelven a levantar suspicacias, como irse a la playa de “Batcaciones” (perdón, hoy han repartido chupitos en la redacción del Picture News) estando Gotham gobernada por Bane. Catwoman dejándose influir por el Joker en su decisión de no casarse y la posterior frase reafirmándolo “Catwoman hizo caso al Joker, como siempre” cuando la gata en años y años de historias nunca ha sido supeditada al payaso, es otro ejemplo más. El Acertijo o el Joker tampoco se libran de una caracterización muy cuestionable, como prácticamente cualquier personaje que aparece en el libro.
Otro defecto achacable al Batman de King es el escaso dominio que tiene el autor de la épica. No es una etapa al uso, de acuerdo, pero ni siquiera cuando debe serlo lo logra mínimamente. Remitiéndonos de nuevo al primer arco, ya se desperdicia a toda la Liga de la Justicia (estrellas invitadas del cómic) convirtiéndolos en meros “masillas”, adversarios random para los hermanos Gotham que acaban con ellos con extrema facilidad, sin dejar siquiera espacio al dibujante para un par de viñetas del enfrentamiento. La guerra de las bromas y los acertijos no impacta en absoluto, igual que cualquiera de los arcos que precisen de acción o epicidad. Por supuesto, el anticlimático final de Ciudad Bane tampoco llega a las cuotas de emoción esperadas para un final de etapa.
Los niveles de poder están totalmente acomodados a la historia. Igual nuestro protagonista vence a 300 esbirros sin apenas esfuerzo, que es dejado tirado en la nieve desangrándose por un cualquiera. Si Batman debe estar fuera de combate no importará que sea Bane o villanos mucho menos importantes quienes lo saquen del juego. Y si Batman tiene que dar lo mejor de sí mismo lo hará sin aparente esfuerzo. Una manera de avanzar la trama por derroteros convenientes que denota muy poco interés por resultar coherente dentro de un universo superheroico. Cosmos en el que deben prevalecer ciertas leyes para no cargarse la, siempre necesaria, suspensión de incredulidad.
King se vale de trucos para interesar, recursos fáciles diseñados para impactar, impropios de un guionista de su talla, como la utilización del Batman de Flashpoint, la boda (no boda) o la muerte de Alfred. Sean injerencias editoriales o no, el autor no lidia bien con ellas. El drama padre-hijo resulta desconcertante, nunca llegas a creerte las motivaciones de Thomas Wayne. La no boda está tan mal justificada como cualquier separación de una pareja en una sitcom, el principal motivo para el triunfo del desamor parece ser estirar la trama. Con Alfred sí logra emocionar con La carta, en el antepenúltimo número de la colección, al despedirse el tutor del pupilo. A destiempo, porque ocurre varios capítulos después de su muerte, entonces la trama se entregaba a la playa y no acababa de dar toda la importancia a la desaparición del mayordomo. Carencia subsanada con el pedazo de número que es la carta, sin que por ello, dicho sea de paso, deje de resultar anticlimático para un final de etapa. Y es que el autor tiene muy claro lo que quiere contar y aparentemente se preocupa muy poco de acicalar lo que no le interesa narrarnos. Casi se percibe un desprecio por lo cómics que hacen bien todo lo que él no consigue, nada mal le hubiese ido a la etapa ser capaz de emocionar en un aspecto mucho más convencional al cómic de superhéroes.
Ya que he mencionado el buen número que es la despedida de Alfred, decir que hay muy buenas aportaciones de King en su larga etapa, generalmente en forma de historias que podrían enmarcarse como autoconclusivas; los anuales, Azoteas, Cita doble o El Juicio, mi favorita, por como explota a un Bruce Wayne autodestructivo tras la no boda con Selina. Es una gran historia corta independiente y mejor aún incluida en una trama donde se perciben las sensaciones de un Batman abandonado en el altar, aquí el autor se muestra inspirado y consigue trasladar aquello que quiere de la mejor de las formas, pero no es la norma habitual. A destacar el impresionante desfile de dibujantes que han pasado por la cabecera, (con el patrio Mikel Janin como uno de los titulares) artistas a los que King debe muchísimo pues sus aportaciones han mejorado cada cómic escrito por el autor.
El final del run de King cuenta con metatextuales diálogos en la barra de un bar. El ex de la CIA se pregunta si un héroe como Batman puede cambiar y vivir sus aventuras con Catwoman a su lado. Conviene pensar por qué el guionista no destinó parte de su etapa a esta tarea para demostrar que sí es posible. Batman/Catwoman por Tom King ya se ha publicado en España, puede que sea el lugar para encontrar la respuesta. El autor ha tenido cerca de 100 números para hacerlo, pero realmente se deja sin contarnos el devenir del murciélago y la gata asentados como pareja. Es fácil decir “toma, aquí te lo dejo todo preparado, hazlo tú”. Tynion ya ha contestado a la pregunta, los Gothams Knights no ganaron el partido, Batman no vive con Catwoman. Mencionando al que fuera guionista de Detective Comics, su etapa es opuesta a la de King, las virtudes de una y otra se comparan con las carencias de la contraria. Dos etapas que se ven en las antípodas y aunque mi papel es criticar el run del autor de Mr. Milagro, creo que es una etapa más valorable (no por ello buena) que la actual del murciélago, entregada íntegramente a nuevos personajes, guerras definitivas (e insulsas) contra el Joker y una gran fuerza visual gracias a un magnífico Jorge Jiménez.
El Batman de King es una etapa valiente, loable en sus aspiraciones pero tremendamente pretenciosa pues no consigue su principal objetivo, demostrar que se puede hacer un buen cómic de Batman centrándose en lo vulnerable que es el héroe y en lo necesitado que está de amor. Realmente pienso que es posible pero King no lo logra. Pretende enmascarar su premisa, cuando es clara desde el principio, el lector tan solo espera que se lance sin miedo al abismo, pero el salto al vacío no llega nunca. El desarrollo dista mucho de ser extraordinario, aburriendo en muchos momentos dando una trama estirada que queda en el recuerdo gracias a recursos propios de editor, lejos del misticismo y la inteligencia que se le presupone al autor de Omega Men.
Al final he sido magnánima, no he hablado de aquel capítulo donde aparece Booster Gold, ni del arco de Hiedra Venenosa, ni de la escasa participación de la batfamilia, ni de…demasiados peros para considerar esta etapa como buena.
A favor…Linda Park
Cuando una etapa en alguna serie es capaz de polarizar las opiniones de los lectores entre la pasión y la desidia, es que hay algo especial en ese trabajo. Hoy toca hablar de una de esas etapas. Una etapa en la serie de Batman, con Tom King a los guiones y una buena lista de excelentes dibujantes. Muchos la tildan de irregular, otros de obra maestra, mientras que hay un sector que la crítica de forma directa como poco inspirada y fallida. Sea como sea aquí estamos para romper una lanza a favor de una etapa densamente construida que debe ser vista en su conjunto para poder apreciar todas sus virtudes.
El trabajo que King desarrolla con el Caballero Oscuro se cimienta sobre una narrativa fractal. Una aparente desorganización de acontecimientos, que se van entrelazando de manera ordenada a medida que se va adquiriendo conocimientos sobre la trama. La idea central siempre está presente, sin embargo, no es posible ver la foto fija total de lo que estamos leyendo. Hay una estructura básica, fragmentada, que se repite a diferentes escalas. La dificultad de usar este tipo de narración es enorme, más cuando se trabaja con un personaje como Batman, muy adscrito a una narración más convencional.
King no se muestra comedido a la hora de afrontar los retos a los que desea someter al personaje. Usa analepsis narrativas de manera sistemática, moviendo en el tiempo la acción, aprovechando lo anuales para construir un pasado o un futuro, que se inserte en el todo y que asienta más la información. Hay arcos argumentales cortos, largos e incluso números unitarios que cosen un arco de manera individual, números autoconclusivos que bordan a la perfección lo que podría considerarse un manual de uso de como condensar una historia en 24 páginas.
Todos estos recursos, herramientas, trampas incluso, generan un prisma de múltiples caras que desafía al lector en cada entrega. Esa iteración puede generar desafección, apatía, incluso motivar el abandono de una serie que merece de nuestra atención en todo su conjunto.
En un momento como el actual, donde lo inmediato es lo que se demanda, King fuerza la máquina en la dirección contrario y se lo juega todo a una carta en la que es muy consciente de que por el camino va a dejarse muchos lectores. Y, sin embargo, es en las distancias cortas donde de verdad se siente el poderío de este trabajo. En esas obras que son un número y que son pilares básicos para apuntalar su estructura. Sin ellos todo carece de sentido, pues muestran de forma clara y contundente lo emocional, lo épico y lo humano que puede llegar a ser un cómic de Batman.
Defender este tipo de obras es algo complejo. Su propia idiosincrasia las hace muy accesibles para ciertos lectores e inaccesibles para otros, sin que por ello la obra se resiente como tal. De ahí nace esa polaridad tan fuerte. Lo amas o lo odias. Su falta de estructura visual estable, pues hay varios dibujantes implicados en la obra, Mikel Janin, David Finch, Clay Mann, Ivan Reis, Tony S. Daniel, Lee Weeks, Jorge Fornés, Mat Wagner… son todo un disfrute visual en sus correspondientes arcos que fortalece más esa sensación de prisma fluctuante que quiere imprimir King a su trabajo.
Batman ha disfrutado de una etapa atípica con Tom King. Algo nuevo y distinto, con sus más y sus menos, pero que se siente fuerte y severa con el lector, sin grietas una vez se concluye de golpe y se puede ver a vista de pájaro lo que tan hábilmente ha estado elaborando el guionista de Rorschach. Una obra con un pero enrome, su propio aislamiento que la deja hermética a poder resultar relevante a futuro, quedado en manos del propio King acabar de narra esa trágica historia de amor que encierran Selina y Bruce en su interior.
SWEET TOOTH: EL REGRESO
Pongamos un poco a esta obra en contexto y lo mejor es empezar por Jeff Lemire, uno de los guionistas más relevantes de panorama actual del cómic en USA. Un creador que bien puede ser clasificado como hombre orquesta, capaz no solo de escribir sus obras, sino también de dibujarlas (con un estilo muy particular y personal) y que ha trabajado para muchas de las editoriales más importantes de Estados Unidos, desde Marvel, Dark Horse, Image y por supuesto DC Comics.
La colaboración con DC comenzó en 2009, con la novela gráfica, Nadie, dentro del sello Vertigo, que le permitió pasar a encarar su primera serie regular (finita) dentro del mismo sello, Sweet Tooth, la que fue su tercera obra desde que empezara a publicar en 2005, su Lost Dogs.
La publicación de las primeras cuarenta entregas, que concluían todo un arco argumental cerrado, llegó el año pasado de la mano de ECC, en dos tomos, de cuidada edición, que rescataban una obra del autor muy demandada por los aficionados de España. La premisa de la obra gira en torno a un escenario donde las instituciones gubernamentales y la sociedad en si misma se han desintegrado debido a una enfermedad que ha diezmado a la población. Un mundo en el que han empezado a nacer híbridos, humanos con rasgos de animales, sin aparente explicación científica, que son perseguidos y hacinados para su estudio, pues se espera de ellos lograr una cura para la enfermedad que continua activa. Es la historia de Gus, un niño híbrido, amenazado por su padre a la hora de no abandonar el bosque, de no perder la seguridad de las cuatro paredes de su cabaña, ignorando el mundo que existe fuera de esos muros ocultos entre los árboles.
Un trabajo lleno de violencia, drama, amistad, familia, inocencia, amor y soledad, de victorias y fracasos, de un antes y un después, que intenta incomodar al lector colocando un espejo ante sus ojos de forma que se sienta interpelado por lo que el autor narra con precisión de cirujano. Un trabajo que en USA vio la luz en 2009 y que hoy, bajo este nuevo orden mundial, la premisa se antoja escalofriantemente cercana. Una obra que condensa todas las herramientas de Lemire, narrativas a nivel de dibujo y literarias al aglutinar sus filias y obsesiones, que recientemente ha sido adaptada, no es su totalidad, por Netflix, a la pequeña pantalla. Algo que sin duda le ha generado cierto repunte de nuevo y ha despertado el ansia de Lemire por darle continuidad a su obra.
El escritor de Nadie aprovecha su planteamiento para sacar a relucir todos los intereses creativos que lo caracterizan, como son la familia, la superación, la gestión de la soledad, la fuerza del grupo, mientras profundiza en las bajezas que nos caracterizan como especie.
El tomo que llega este mes recopila la miniserie de seis entregas en a que Lemire reimagina su trabajo previo, revisitando ese mundo abocado a la perdición que tan bien nos hizo emocionarnos a todos los lectores, colaborando de nuevo con José Villarrubia.
Un viaje que regresa a lo ya conocido con nuevos tintes que permiten al lector moverse de nuevo entre las sombras de esta historia de supervivencia extrema. Una historia que juega con la dualidad de lo que es cierto y no, para desorientar al lector en este nuevo viaje a un mundo destruido que anhela volver a soñar con un mañana mejor.
Existen muchos lectores que reniegan de Lemire por su afán por retratar el lado oscuro de la humanidad. La soledad, el vacuo vacío que nos rodea cuando dejamos atrás nuestra humanidad, es una máxima en las obras del escritor de Black Hammer. Sin embargo, hay espacio para el optimismo, pues al igual que tiene sus filias particulares y obsesiones por mostrar los monstruos de la sociedad, también tiene fe ciega en la familia (sin caer en estereotipos) como punto focal y catalizador del cambio.
Sweet Tooth es una obra para emocionar y rasgar el velo que nos aísla de lo que nos rodea y a increparnos de manera directa. Te hace despertar de un letargo del que no somo conscientes, para dedicar un minuto de nuestra vida a mirar más lejos, levantado la vista, y descubrir que llevamos demasiado tiempo con la cabeza agachada mirándonos los pies. El arte debe remover algo en aquel que lo observa, sea una escultura, una pintura, una película, obra de teatro, libro, edificio… y si algo caracteriza al cómic es su fusión de artes y su enorme potencial para lograr ese objetivo. Sweet Tooth es arte de bueno.
ESCUADRÓN SUICIDA – ORIGENES SECRETOS
Gran apuesta la de ECC de ofrecernos este Escuadrón Suicida: Orígenes Secretos dedicado al fílmico escuadrón. Y no la llamo oportunista por que han tenido un saber hacer que va más allá de la edición americana por parte de DC llamada Suicide Squad: Case Files. Entre otras cosas nos ofrecen curiosidades como la miniserie de Peacemaker de Kupperberg, nunca editada en España, en lugar de su primera aparición en Vigilante, que dejaba mucho por saber (y daba que desear). U ofrecer las historias completas de la primera aparición de Weasel o el Señor de las Ratas en lugar de sólo el primer número de éstas. De hecho, no entiendo las decisiones de DC, con el caso de Jabalina optan por el segundo número de la historia que incluía su presentación, menos mal que ECC ofrece los dos números completos. Igualmente acierta la editorial española al ofrecer el arco completo de Birds of Prey donde se presenta a Savant en lugar del único número donde explica su origen.
Aunque el tomo también tiene sus errores, no sé si es un poco imperdonable dejarse el origen de Harley relatado por Paul Dinni y ofrecernos en su lugar el de Conner y Palmiotti, aunque efectivamente está más en concordancia con los tiempos. Como igualmente es cierto que se olvidan del origen del propio escuadrón en Secret Origins 14 (en todo caso fue publicado en el primer tomo de la recopilación de Ostrander). Aunque hay que aclarar que aquel era un poco lioso y no tenía demasiada acción, el que ofrecen en su lugar, el número 0 de aquellos New 52, es un poco deplorable (servidor hubiera puesto los números necesarios de Legends, ¡oh si!). También se dejan en el tintero la primera aparición de Blackguard en Booster Gold 1 y el origen (vía retro-continuidad) de Capitán Boomerang en Suicide Squad 44. Ahora, lo que es imperdonable es la oportunidad perdida por parte de ECC de ofrecernos la primera aparición de Polka-Dot Man en Detective Comics 300 (¿modo irónico on?).
Pero vayamos a la chicha de lo que incluye este especial. Y empezamos fuerte con la mencionada miniserie de Peacemaker del 1988, una interesantísima obra de su época y de sus autores, el guionista Paul Kupperberg, el dibujante Tod Smith y Pablo Marcos a las tintas. Aunque tarda un poco en arrancar y el primer número reitera un poco ciertas ideas, a partir de ahí es una señora serie de espías al estilo James Bond o diría mejor Shang-Chi, de la que adopta no pocas referencias. El dibujo de Smith puede no ser a gusto de todos, pero se adapta con facilidad a distintos escenarios, armamentos, personajes y situaciones. Precisamente da un aire al odiado/reverenciado Luke MacDonell del Escuadrón Suicida, con ese dibujo sucio pero efectivo que termina siendo inseparable de la propia trama. Es más, gracias al arte de Marcos supera al ejemplo y adquiere cierta sutileza y unas iluminaciones de lujo cuando es necesario. Juntos, el equipo de artistas recuerda poderosamente en algunas escenas al trazo vigoroso de Norm Breyfogle, lo cual son palabras mayores.
En cuanto a la trama, si bien las excusas del enemigo en la sombra o del equipo que da soporte al héroe no salen del nivel de los tebeos de la época, el contexto sociopolítico supera con nota. Además, se agradece un héroe fuera de los USA, aunque estadounidense en origen, y la cantidad de localizaciones distintas en países como Francia, Alemania, Grecia, Turquía, Suiza… que nos dan la sensación de trama internacional. Pero vamos, lo que hace diferente a este comic es el anti-héroe protagonista, con un pasado más que turbio, una locura en ebullición, y una violencia desproporcionada. Como extra, los detallados textos a modo de informes que acompañan cada número demuestran la dedicación que Kupperberg puso en la mini, quizá esperando que diera lugar a una serie regular.
A continuación, el origen de Bloodsport en Superman 4 de la etapa de John Byrne. Poco se pude añadir de esta etapa que hemos recordado en nuestra página con motivo de su última edición. Este número de 1987 es un ejemplo perfecto de la maravilla que Byrne creaba mes tras mes; auto-conclusivo, entretenido, con mensaje pese a la simpleza de la trama y con buenos secundarios que dan soporte a la estrella absoluta del cómic. Si al apoteósico dibujo del artista total, capaz de incluir fondos creíbles, expresiones variadas, rostros y cuerpos diferentes, posturas realistas…, añadimos las tintas de Karl Kesel, el resultado es simplemente sobresaliente.
Pasamos al mencionado origen de Harley, realizado en 2014 por Amanda Conner, Jimmy Palmiotti y Stephane Roux. La historia es bastante simplita y además usa la excusa de un monólogo de la propia protagonista para facilitar la narración de la misma. Aunque siempre se echan de menos los lápices de Conner, Roux hace un excelente trabajo, sino el mejor de los tres implicados. Para colmo, aunque la pareja de guionistas hace un esfuerzo en cambiar la sonrojante dependencia de Harley por el Joker y nos muestra una protagonista mucho más fuerte y segura de si misma, no faltan en la historia estereotipos de género y un desarrollo basado en los amoríos de Harley.
El origen de Rey Tiburón es relatado en Superboy 9, del año 1994, donde Kesel pasa del entintado al guion. El artista es un jovencísimo Humberto Ramos, el cual, para ayudar a los que lo detestan, es entintado por el estático Doug Hazlewood y Ande Parks. Aunque hay que admitir que, pese al estilo noventero, Ramos dedica tiempo a los fondos y, salvo en los rostros, está comedido en las proporciones corporales. La serie estaba claramente orientada a un público juvenil y así es el número, simpático, divertido y aventurero. No se pude pedir más, pero desde luego Kesel tampoco da menos.
Gerry Conway y Rafael Kayanan ofrecen un espectáculo ochentero (1985 para ser exactos) en la aventura de Firestorm dedicada a Weasel. Como es habitual en aquellos tiempos, las motivaciones y el origen del villano son muy naifs, pero la personalidad y contexto del héroe (o héroes en este caso) y secundarios dan el verdadero color al relato. El dibujo de Kayanan es delicado y preciosista en ocasiones. Aún tendría que evolucionar mucho pero, salvando las distancias, recuerda a Windsor-Smith en sus primeros tiempos. El guion de Conway es efectivo, aunque en estos dos números se nota que la verdadera fuerza de la serie era la evolución a largo plazo del alter ego de Firestorm, la dupla formada por Martin Stein y Ronnie Raymond.
El siguiente par de números, en este caso la primera aparición de Jabalina en 1984, ya tuvo el placer de ofrecérnoslas ECC. Digo placer porque fue en el delicioso recopilatorio de la etapa del guionista Len Wein y el dibujante Dave Gibbons dentro de Green Lantern. Al igual que en el caso anterior, las motivaciones de héroes y villanos son algo simples pero las tramas más humanas, la narrativa, la heroicidad… son maravillosas. Wein nos ofrece aventura, sentimientos e incluso aprovecha para alguna denuncia social. Mientras que lo de Gibbons es algo impresionante. Las escenas de vuelo son tan realistas como espectaculares, las musculaturas recuerdan al maestro Gil Kane y en general su trazo nos retrae a una línea clara americana que nunca existió. Como curiosidad, en las últimas viñetas aparece otro tiburón humanoide deceíta, el llamado simplemente Shark.
Por suerte para los amantes de los 80 que aborrecieron los 90, Gail Simone es una de aquel grupo de valientes que devolvieron la cordura a DC en la primera década del nuevo siglo. Y un ejemplo de su buen hacer son estos cuatro números de Aves de Presa editados en 2003 que nos ofrece el recopilatorio como primera aparición de Savant. Conocimiento de los personajes y su pasado editorial, diálogos ágiles, tramas elaboradas, tensión… la verdad es que se disfrutan y se leen en un suspiro. Incluso el dibujo de Ed Benes, con Alex Lei a las tintas, no chirría demasiado, ya que, aunque los cuerpos siguen siendo los neumáticos de la década anterior, al menos la narrativa y el postureo son de cierta calidad. Y ya que habíamos hablado de empoderamiento, si bien Chuck Dixon había elevado la categoría de este grupo de superheroínas, fue Simone la que supo darles ese toque extra de independencia e igualdad dentro de su contexto pijamero. Si no lo leísteis cuando lo publico Norma, una agradable sorpresa.
Igualmente placenteros son los dos números de Detective Cómics del 88 que introducen al Señor de las Ratas. En aquella época de Alan Grant y John Wagner a los guiones y el añorado Norm Breyfogle a los lápices y tintas, el nivel de Batman subió varios puntos. Los nuevos villanos creados por el trío cumplían ese punto de locura necesario pero a la vez asumieron un sombrío realismo que abarcaba la mafia, la corrupción, el terror, la suciedad, etc. El murciélago volvió a sus dotes detectivescas a la vez que notaba sus límites y aprendía de sus errores. Y los secundarios fueron creciendo paulatinamente mientras nos iban ofreciendo aventuras muy entretenidas de, normalmente, dos números de duración. La que nos ocupa es un magnífico ejemplo de ello, con un nuevo villano bien construido, una trama absorbente con un Batman poderoso y vulnerable a la vez, y todo un plantel de personajes que construyen un universo ficcional robusto. He disfrutado mucho releyendo esta historia, pero sobre todo, admirándola. A Breyfogle lo recordaba con el cariño de la distancia y no necesita de tal subjetividad. La narrativa es apabullante, el dominio de las sobras digno de los grandes y el juego de perspectivas su marca personal imbatible.
Por eso duelen tanto los siguientes perpetrados en 1995 por Scot Eaton, con Peter J Tomasi a los guiones. La historia presentada por Tomasi (he incluida en esta recopilación por la aparición en la última viñeta de, probablemente, Mongal, la hija del villano) no está mal, con un Mongul despiadado hasta lo indecible. Pero el dibujo de Eaton es una representación de lo peor de la época. Poco más se pude decir aparte de su dudosa inclusión en este tomo.
Y la despedida tampoco ayuda a cambiar el sabor de boca. Aunque tanto Adam Glass como Fernando Dagnino han demostrado calidad a raudales en posteriores trabajos, en el presente especial de 2012 representan lo peor de los Nuevos 52. Dagnino dibuja como los ángeles pero aún estaba muy verde y tanto su narrativa como la naturalidad de los personajes brillan por su ausencia. Igualmente, de Glass sorprende un guion tan simple, unos personajes planos, clichés, supuesto realismo basado en la violencia… y por no entrar en esa Amanda Waller supermodelo que traiciona todo el empoderamiento que exudaba su versión original. Se habló mucho de los calzones de Superman o del Lobo emo de aquel revival, pero este error fue de los peores y, por suerte, de los más rápidamente subsanados.
En todo caso, estos últimos sinsabores no deberían lastrar un tomo muy entretenido, con algunas sorpresas que nunca habían visto la luz en nuestro país, y en el que ECC demuestra que de vez en cuando sabe elaborar sus propias producciones con un poco más de acierto que la editorial madre. Sin duda, el destacado del mes.
CRISIS INFINITA XP VOL. 1 DE 6
La línea XP ha traído la versión más completa de muchos de los grandes eventos/momentos de la historia de DC Comics. Desde la recopilación de Crisis en Tierras Infinitas (que comentamos a través de cuatro artículos en la web, aportando contexto histórico fundamental para una obra de las magnitudes de la misma) hasta otras como Flashpoint o La noche más oscura. Con la reciente publicación, hace apenas unos meses, del tomo completo de Crisis de Identidad, la estructuración de Crisis infinita en corpus único se antojaba necesaria, prioritaria y esperable.
La mayor característica, principal virtud y reclamo del universo deceíta, se encuentra en la multiplicidad de historias y personajes que contiene. A pesar de la innegable intoxicación que sufren la mayoría de productos como consecuencia más que lógica de la preponderancia de Batman como protagonista y motor de etapas, DC Comics exhibe su potencial cuando se combinan géneros y aventuras. Todas distintas, todas iguales en su núcleo básico. Si con Crisis en Tierras Infinitas la reunión de personajes respondía a la necesidad de romper con el pasado y crear la posibilidad de un futuro, en Crisis Infinita veíamos una intención distinta, más sencilla en apariencia pero tremendamente complicada.
Se trataba de regresar a lo clásico, a aquello a lo que se había decidido dejar con el paso del tiempo. De recuperar parte del espíritu perdido para adaptarse consecuentemente a nuevos lectores y modernizar, en un sentido amplio, el futuro editorial. Mirar atrás, en definitiva, para volver de inmediato la mirada hacia delante. En este contexto, un autor ya con prestigio pero sin la consagración que obtendría en años venideros tomaría las riendas del evento. Hablamos, por supuesto, de Geoff Johns.
La crisis es global en su comienzo, tal y como vemos en Countdown to Infinite Crisis, la piedra angular sobre la que se sostendrá el evento. Parte de algo tan cotidiano en la vida de un héroe como una investigación. La misma y sus conclusiones tendrán un efecto devastador en la vida de las cabezas visibles del conjunto superheroico, con una muerte brutal como inicio de lo que vendrá con posterioridad. En una escena descorazonadora en su momento por el modo de presentar la violencia y la caída de alguien tan querido, se dejaban claras las intenciones que guardaban sus autores y las directrices a la hora de ejecutar el crossover.
Las ramificaciones del mismo y su impacto se reflejan en las restantes colecciones. La disparidad de opiniones ante el modo de obrar de ciertos personajes, la pasividad inexcusable de otros y la creciente tensión que el lector puede comprobar con la lectura única de las siete partes del evento se ven mejor al adquirir la profundidad de estudiar todas y cada una de las cabeceras que recogían la línea argumental principal. No es lo mismo, aunque valga para comprender el mensaje y temática, leer la miniserie que comprender el conjunto de la obra. El estudio completo permite una adecuación mayor a la historia, descubriendo a su vez aspectos distintos y coincidentes que no tuvieron lugar por limitación de espacio en la serie principal.
Junto al citado Johns, tenemos a autores de la entidad de Greg Rucka, Rags Morales, Gail Simone, Bill Willingham, Dale Eaglesham. A su vez, contamos con el dibujo de Ivan Reis, Jesús Saiz y Phil Jimenez. Este último se erige como el principal en el conjunto de la obra, realizando un trabajo adecuado al contenido de la misma, con momentos de gran brillantez.
Para este primer volumen, además de la citada Countdown to Infinite Crisis, se recopilan The OMAC Project núms. 1-3, Superman núm. 217, Day of Vegeance núms. 1-2, Action Comics núm. 832, JSA núms. 73-75, Batman núms. 639-641, Villains United núms. 1-3, Adventures of Superman núm. 641 USA, Outsiders núms. 21-22 USA.
Lo que, en puridad, serían los prolegómenos de la Crisis y uno de los elementos con mayor interés del recorrido del evento. El lector comprobará la brutalidad de la introducción, así como los tejemanejes iniciales que irán, con el paso de los meses, dando lugar a un conflicto más global en el conjunto del universo compartido.
Por todo ello, tenemos un autentico imprescindible, junto al relativo a Crisis en Tierras Infinitas el principal a la hora de recomendar la línea XP, por contexto, historia y desarrollo posterior. Un evento único que sacudió varios de los cimientos sólidos de la vida de los héroes favoritos de todos.
BATMAN: LA MÁSCARA DEL FANTASMA
A principios de los años noventa la industria del cómic se vio sacudida por la irrupción de Image en un mercado hasta entonces muy polarizado entre Marvel y DC. No era la primera editorial independiente, siempre habían estado ahí sacando grandes obras al mercado, pero sí tuvo un impacto colosal en la industria por ser sus miembros fundadores los artistas más relevantes del momento. Fruto de todo aquello en 1993 Batman se enfrentó a Bane y acabó postrado en una silla de ruedas, apareciendo en escena un nuevo Batman de actitud oscura, psicópata, de traje a medio camino entre armadura y arma de destrucción masiva. Dientes apretados, cartucheras anchas, armas gigantes, hombreras y actitud tenebrosa, acabaron desdibujaron la esencia del Hombre murciélago.
Y mientras en los cómics la atención en las viñetas la retenía Batman gracias a esta saga denominada Knightfall, el fuego encendido por Tim Burton en 1992 con el estreno de Batman Returns mantenía caliente a los aficionados en el cine, mientras en televisión se lanzaba la serie de animación de Batman, todo un hito para el personaje, que gozaba de un triplete nada desdeñable en estos tres medios.
Eran buenos años para Batman en lo audiovisual y en los cómics, porque no, tampoco le iba mal, por mucho que ahora esta saga sea vista como algo poco inspirado. Sin embargo, aún quedaba algo más por hacer que se materializará a finales de 1993.
Ese año el murciélago anhela volver a la gran pantalla, pero era pronto para una nueva película de acción real y como en Warner había mucho interés por competir con Disney, se decidió dar luz verde a un proyecto que en sus inicios iba a centrarse en los enemigos de Batman, pero ante la imposibilidad de lograr tener un metraje más allá de los sesenta minutos, se descartó. El descarte pasó a ser un episodio de la célebre serie de animación de televisión, bajo el título de El juicio.
La película se reescribió por completo y se creó la figura de un villano, el Fantasma, con inspiración directa en el segador de Año Dos. La historia principal la escribió Alan Burnett, mientras que Marty Pasko se ocupó de dar forma a las analepsis y el propio Paul Dini de todo lo referente al Joker. Un trio de ases.
Con la historia en buenas manos, el artista Alan Brown, se encargó de facilitar un programa en 3D que permitió crear una Gotham espectacular, mucho más rica en detalles que la que se puede ver en la serie de TV, pero acorde con lo que se puede esperar de una cinta de animación destinada a llegar a los hogares a través de la venta de video domestica… Pero tal cosa no ocurre debido a esa decisión de última hora tomada desde Warner que busca disponer de algo en las salas de cine que pueda competir con Disney. Así el 25 de diciembre de 1993, con los mismos productores de la cinta de Tim Burton, Benjamin Belniker y Michael Uslan, llega a los cines Batman y la Máscara del Fantasma.
Desde el mismo inicio de la cinta se siente que se está ante una gran adaptación de la figura y mitología de Batman. La cámara recorre la ciudad, llega a la Mansión Wayne, llena de gente, con una fiesta por todo lo alto, lo que delimita a la perfección al Bruce Wayne ricachón y despreocupado, para de golpe llevar al espectador a una sala oscura en la que Bruce contempla, triste, alicaído, aplastado por el abrumador peso de la culpa, el cuadro de sus padres asesinados ante sus ojos.
Una secuencia que analiza a la perfección al personaje, el hombre y el mito con mejores resultados, para muchos, que lo logrado por Burton con sus dos cintas. Y aunque este no es el sitio adecuado para continuar profundizando en esta excelente película, permitirnos hacer algunos apuntes rápidos que dejan tener más claro que estamos frente a una cinta de obligado visionado.
Para ello toca hablar del elegante romance que Burnett plantea con la creación de Andrea Beaumont, que llega a desestabilizar todo aquello que bruce se autoimpuesto en su vida a raíz de la muerte de sus padres. Un romance condenado desde el principio que se desarrolla con perfecta sincronía entre ambos y que permite desarrollar esa posibilidad siempre latente en Bruce de abandonar la capa. La batseñal brilla entre las nubes y de nuevo acude a la llamada al asumir que ya no hay margen ni espacio para nada más en su vida. Un Batman cansado, resignado, abrumado y triste, que prosigue su lucha contra el crimen pasando página a un destino en el que podría ser feliz. Una lección del drama que hay detrás del personaje y de lo que significa Batman en una cinta que para muchos es la mejor película sobre el personaje de todos los tiempos.
El cómic que llega este mes a España de la mano de ECC es la adaptación de la cinta en cuestión, en la que la idea se traslada a las viñetas con mucha precisión. Una idea que hoy puede parecer trillada, pero que ene 1993 resultó ser algo distinto a la hora de contar una historia del murciélago. Los criminales de Gotham comienzan a aparecer eliminados de manera violenta y todo apunta a Batman. Sin embargo, lo que hay detrás es algo mucho más siniestro y misteriosos, el Fantasma, cuya figura está muy relacionada con el pasado de Batman. Escriben y dibujan los solventes y habituales autores de la serie regular de las Aventuras de Batman, Kelley Puckett y Mike Parobeck, que dan forma a un cómic que acerca esta obra maestra de la animación a todo perfil de lector.
Y si ello no fuera poco, en la maxiserie de King y Mann, que comenzó el mes pasado, Batman/Catwoman, el guionista de Strange Adventures, recupera aspectos de esta película por lo que, si ya había muchos motivos para verla por primera vez, los hay más para revisitarla y porque no hasta redescubrirla en todo su esplendor.
OMAC DE JACK KIRBY
He de admitir que no soy muy de Kirby. Me gustan las tramas con cierta complejidad y los personajes que muestren una gama de grises. Incluso he de confesar que en mi juventud su dibujo me resultaba algo grotesco y tosco… entonces llegó OMAC para pegarme una megapatada en la entre-pedantería y saltarme todos los detallismos de una hostia con la fuerza del ejercito-de-un-solo-puño.
Agarraros a algo antes de abrir este tomito porque se las trae. Si bien es cierto que el torrente de creatividad de Jack Kirby puede llegar a resultar confuso en largas e interconectadas sagas como la del cuarto mundo, en estos 8 números el chorro de conceptos está bien concentrado.
Ya nuestro compañero Víctor José Rodriguez le dio un buen repaso a la saga hace dos años (por cierto, que en los comentarios de dicha entrada todo el mundo rezaba por su publicación en ECC y mira…) con lo que no me pararé a detalles. Al menos, recordar los suculentos, como las críticas a la acumulación de riqueza por parte de unos pocos y a la banalización de la violencia, las ideas adelantadas como los androides de entretenimiento o la agencia de paz mundial con agentes sin rostro para no representar a ninguna etnia, y los conceptos loquísimos como las pelis de tú-eres-el-protagonista, los padres de alquiler o los lingotes que contienen un lago entero concentrado. Todo eso obviando la cresta mohicana de nuestro protagonista y el (gran) hermano ojo que le controla.
Y del dibujo qué se puede añadir. Hace ya tiempo que por suerte empecé no sólo a apreciar sino a caer rendido ante la potencia, la narrativa y la versatilidad del artista. Auto-encerrado en una trama de 2 x 3, que sólo varía para algunas panorámicas y espectaculares splash de una o dos páginas, el rey nos regala rostros expresivos, batallas campales y todo tipo de monstruos y artefactos a su estilo habitual. Lo único que varía son los entintadores, con D Bruce Berry en la mayoría de los números y el inigualable Mike Royer abriendo y cerrando boca.
Descritos ese portento creativo y artístico, queda averiguar el motivo de las malas ventas y la cancelación en el octavo número (con portada de Joe Kubert, por cierto). Aunque las ventas no tienen porqué acompañar a la calidad, tampoco sería honesto decir que la obra es totalmente redonda. Kirby olvida muchos conceptos por el camino y, en especial, aquellos que podrían haber dotado de un contexto y personalidad al héroe. Especialmente un alter ego que solamente aparece en el primer y último número y del que no se explica ni su elección (salvo ser un tirillas como lo fue Steve Rogers, y el ejemplo no es al azar). Por tanto, es difícil encariñarse con este poderoso soldado y sentir como nuestro su peligro o sufrimiento.
En todo caso, cada número es entretenido a más no poder y digno de análisis. Además, no se puede achacar la falta de éxito, como se ha hecho posteriormente, al desfase del Rey con un público más moderno. Contextualicemos que aún eran tiempos del reinado de Cary Bates (Superman, Flash, Superboy y la Legión de Superhéroes…), la liga de Fox y Sekowsky, el Shazam de Binder y Beck… aunque O’Neil ya estaba en camino de modernizar Batman. Es más, las fantásticas locuras del artista total no tendrían porqué desentonar cuando había una variedad temática que ya quisiéramos ahora en una de las grandes. Ya que se podían encontrar los cómics bélicos de Kanigher, el “Young Romance”, unos cuantos de terror (House of Secret, Witching Hour, Unexpected y, atención, el Swamp Thing de Len Wein), o incluso la cabecera humorística “Plop!” aún estaba vigente.
Los caminos de las ventas son misteriosos y al menos nos queda esta saga de ocho grapas para la posteridad y el provecho de la editorial que las vio nacer. En nuestro país sólo la había publicado Planeta en 2007 bajo el paraguas de los tomitos de Clásicos DC, aunque en blanco y negro. ECC, por tanto, cumple un digno papel al dejarnos disfrutar a todo color de OMAC, el ejercito de un solo hombre en un futuro plagado de ideas a desarrollar. Un placer para los sentidos entregado con la mano abierta en toda la cara.
JESÚS MERINO
Mientras hablamos con Merino, el dibuja un Batman ante nuestros embelesados ojos, mientras nos concede unos minutos para esta entrevista llevada a cabo en el Festival del Cómic Europeo de Úbeda.
1.- Eres uno de los ya considerados clásicos autores patrios. ¿Qué supone haber estado ahí desde el principio?
Lo primero un saludo a la gente de Zona Negativa que hace tiempo que no charlábamos.
Respondiendo a tu pregunta, es algo que uno no se cree. Cuando empecé creía que sería cuestión de quince años con un peregrinaje de editorial en editorial presentando proyectos, lo usual, pero ya llevo 21 años en DC y 23 en mercado americano, con contrato en exclusiva hasta 2023 en la editorial de Burbank. Ya tengo algún proyecto pensado para cuanto termine y tengo la sensación de que este puede ser mi último contrato con DC, aunque siempre tengo esa sensación, pero ahora con la desaparición de muchos editores con los que estaba trabajando, las cosas han cambiado tanto como que se acabe cumpliendo que este sea el último contrato en exclusiva con DC… lo que no quiere decir que no vaya a trabajar más con ellos, claro.
Si que quiero tener un proyecto propio, encauzado, cuando esto pase, no por si acaso, sino porque me apetece de verdad dar ese paso.
2.- ¿Cómo empezaste a plantearte que el dibujo iba a ser tu medio de vida? ¿Y cómo te formaste?
Fue una cosa muy rara. Nunca pensé que podría vivir de esto de los tebeos. Tenía una imagen muy rara de que se hacían de forma automática. Cuando empecé a hacer bellas artes quería entrar en el cómic de otro manera, como colorista, portadista y poco a poco me fui introduciendo en fancines, fui a concursos, hasta que llegué a trabajar con Planeta, que es cuando vi que había una posibilidad remota, pero que llegó con la línea Laberinto.
3.- ¿Cuáles crees que han sido tus influencias a lo algo de tu carrera profesional?
Es una de las cosas que más miedo me da hablar. Van cambiando día a día. Es como el rumbo de un barco que recibe un golpe de timón. Están los clásicos que he tenido toda mi vida, Milton Caniff, Otomo, Moebius, Frank Robbins… los grandes entre los grandes, vamos. Últimamente me llama mucho la atención a la hora de dibujar y plantearme como enfocar un dibujo, Lee Weeks y Jason Pearson, que siempre me han rondado por el borde exterior pero que ahora les estoy prestando más atención por ese tipo de dibujo menos elaborado, no tan cocinado como lo que suelo hacer siempre, pero al que siempre vuelvo por mí forma de ser.
4.- ¿Por qué superhéroes?
La cuestión es lo que te hace ser plantearte ser un dibujante de tebeos cuando podrías ser un oficinista de ocho a cuatro. La cuestión es que mantienes los sueños vivos y cuando tienes la oportunidad de ser astronauta, que es lo que quería ser cuando era pequeño o ser oficinista, optas por ser astronauta. Yo he tenido la inmensa suerte que de ir tropezando en la vida con cosas que me han llevado donde estoy ahora mismo. Se puede rastrear hacia atrás y ver las causas, pero cuando vas hacía delante nunca sabes lo que va a pasar.
5.- ¿Podrías relatarnos cuál es tu proceso a la hora de trabajar con la página en blanco?
Lo primero es visualizar el guion que es la parte más difícil. Lo que ves en tu mente es la biblioteca de todos los tebeos que has leído. Lo explicaba Spielberg muy bien cuando decía que es como un archivo de todas las películas que había visto y cuando tenía que encarar una escena siempre tenía una escena que ya conocía a partir para empezar a trabajar. Mi proceso es similar, me llega una imagen de un autor, de un dibujante, este hacía así este contraplano, esta distribución de viñetas… para luego ir retorciendo el papel del caramelo para darle la forma que yo quiero. Y a partir de ahí todo es mucho más fácil el boceto y encauzarlo y te quedas como puedes no como quieres.
6.- Has trabajado mucho con Carlos Pacheco, tanto en Marvel como en DC, tu entintado potencia enormemente su lápiz dando un resultado fantástico. ¿Qué nos puedes contar sobre esta exitosa colaboración?
En general los dibujantes son dibujantes a pesar de los entintadores. Hay tándem de dibujantes que han estado ahí toda la vida. Jim Lee con Scott Williams, Alan Davis con Mark Farmer, pero Jim Lee es Jim Lee sin Williams y Davis es Davis sin Farmer. En un momento dado mí trabajo puede o no influir en un dibujante, pero es circunstancial y pasajero. Y ahora que soy dibujante le veo más. Cuando trabajaba con Pacheco yo asumía que él era el dibujante y yo el entintador y que mi trabajo estaba supeditado al suyo. Sabía que en el momento que esa colaboración acabara el seguiría siendo el dibujante que es y yo el entintador que soy. No tiene tanta influencia del entintador en el dibujante como se piensa.
7.- El aficionado piensa que trabajar como dibujante para DC o Marvel es estupendo, pero sin duda no debe ser oro todo lo que reluce. ¿Qué nos puedes contar sobre trabajar para estas editoriales?
Es cierto eso de que no es oro todo lo que reluce. Pero para mí es algo muy bonito trabajar dibujando lo que quería, es más, dibujando cómics y es algo fantástico. Pero hay una parte negativa, noches de trabajo sin descanso, fechas de entrega a las que no terminas de llegar, mucho esfuerzo físico, mental y pocas recompensas. Ten en cuenta que una de las cosas más tristes de este trabajo es que perdura muy poco en el tiempo, salvo que sea un trabajo con cierta transcendencia, pero le 90% de los tebeos que se hacen es algo que se lee y se olvida. Ese esfuerzo de mes y medio, con todas tus ganas e intensidad, ves que se queda en el limbo de los trabajos que nadie tiene en cuenta. Hace poco hice un par de números de los Titanes, sé que esos números no van a llegar a estar en ninguna conversación en cuanto a mí trabajo, o en mí carrera profesional. Los trabajé con el mismo cariño y esfuerzo, pero no van a ser tenidos en cuenta por el aficionado ni por el editor. Son los guionistas los que te recuerdan por el buen trabajo que has hecho. Tiene un poco de carrera amarga la del dibujante. Aparte de eso, políticas editoriales extrañas, que no entiendes, la reestructuración de DC, editores con los que estaba trabajando y que desaparecen de tu ángulo de visión y te quedas en medio de la calle sin saber hacia donde tienes que tirar. Pero tiene más recompensas que penas.
8.- Te encargaste de Superman en el reinicio del 2011, un trabajo muy importante. ¿Cómo afrontaste el reto de modernizar al hombre de acero?
En principio tendríamos que empezar de arriba a abajo. Perez y yo éramos el último escalón de la cadena. DC había sido absorbida por Warner y perdió parte de la independencia que tenía como editorial. Decidieron que era el momento de resetearlo todo y darle un impulso a la editorial por parte de alguna de las facciones implicadas, a lo que se sumó que se iba estrenar la nueva película de Superman y todo esto nos pillo a nosotros en medio. Con los Nuevos 52 muchas series se mantuvieron, pero en otras como Superman contactaron con George Perez, pero que solo hacia los guiones ya que por sus problemas oculares no podía encargarse de hacer los lápices. Contactaron conmigo y me comentaron que George Perez iba a escribir la nueva serie de Superman y como mucho hacer los bocetos… George Perez y Superman en la misma frase… (risas)
George empezó a hacer los guiones, pero no sé que pasaba que los guiones subían a un consejo de sabios donde se aprobaban y se hacían nuevas correcciones que bajaban de nuevo al editor, que lo pasaba al guionista que aplicada los cambios y volvía a hacer de nuevo el viaje arriba. Una burocracia enorme. Entonces hablando con Perez me dijo que me mandaba los bocetos y así yo podía trabajar con eso, porque darte el guion escrito nos va a llevar mucho tiempo y se puede corregir sobre los bocetos. Perfecto, pero los guiones no llegaban. Hable con el editor y me decía que estaban pendientes de aprobar. En tres meses se publicaba el primer número y me puse a dibujar y si había que cambiar algo ya lo cambiaria. Y así fue, tuve que cambiar muchas cosas. Y llegó el segundo número y la situación se repitió por lo que volví a hablar con el editor para ver si era algo que estaba pasando de forma generaliza a todas las series o la de Superman era la única. Y así era, solo se estaba viendo afectada Superman. Tanto que ya en el tercer número tuvo que entrar Nicola Scott a hacer ese número y el cuarto y yo el quinto. Y de ahí ya Perez se plantó y lo dejó. Entró Dan Jurgens, que como ya sabéis también es dibujante y aunque el editor me dijo que la dinámica iba a ser la misma, entregando los bocetos, la realidad fue muy distinta. Yo recibí las páginas a lápiz por lo que acabé siendo entintador hasta el número 11 momento en que ya lo dejé.
George quería modernizar al personaje de una manera clásica, la estilo Byrne. Y la idea era muy buena, introduciendo a los personajes en el Siglo XXI. Eso es lo que intentó. Por un lado, la resistencia de la parte de arriba que siempre veía un problema con algo que íbamos a hacer y parece que ya estaba desarrollando Grant Morrison, por lo que parecía que estábamos supeditados a su trabajo, lo que quemó mucho a George Perez y a mí mismo. Al final, dijimos vamos a hacerlo como nosotros creamos, pero el aficionado también mostró mucha resistencia. Una de las criticas que se le hacía desde los aficionados era que tenía demasiadas palabras y decía yo… pero para que quieres leer un tebeo si no es para leerlo. Uno de los fallos que cometimos fue no darle al personaje que ya tenía el traje nuevo, fue no darle la suficiente entidad propia, lanzándolo de forma directa a la historia, una historia muy apretada, teniendo que venir Jim Lee a hacer algunas portadas para llamar la atención de los aficionados.
9.- De todas las series en las que has trabajado ¿Con qué personajes te has sentido más cómodo?
De todos con los que he trabajado, y que lo he hecho muy poco, es Batman. Me siento realmente cómodo con él. De hecho, ahora estoy haciendo unas páginas para Infinite Frontier y me doy cuenta de que trabajar con Batman, Superman y Wonder Woman, me resulta muy sencillo. La trinidad de DC. Es con ellos con los que mejor me siento.
Abernacy , el nuevo editor de Batman, residente en Los Angeles, ya le he dando un par de toques para ver si hay alguna cosilla para poder trabajar más con Batman. Veremos, pero como tengo dos proyectos entre manos, espero a que haya una oportunidad.
10.- Los cómics tratan continuamente de promocionarse, muchas veces con eventos o maniobras cuestionables, siempre con el fin de aumentar unas ventas cada vez más a la baja ¿Hacia dónde crees que evoluciona el medio?
No evoluciona y ese es el problema. Seguimos en el mismo formato y lo único que ha evolucionado son los medios de producción, el ordenador e internet es lo que ha cambiado mucho las cosas, pero sigue siendo el mismo formato de 24 páginas, grapa, todos los meses, y se tendría que cambiar la fórmula que esta muy enfocada a la tienda especializada que cada vez hay menos. El tebeo en general se está restringiendo en menos sitios, menos visibles. Hace nada he pasado por el quiosco y se ha perdido ese punto de visibilidad para el lector de a pie. Con las películas ha ganado la imagen de la película, pero no la del tebeo. Es lo que les digo cuando me comentan esto. El tebeo tiene su propio código de imágenes y eso lo entienden los lectores habituales, para el resto son tebeos, solo eso que está al lado y no lo relacionan con los personajes de las películas. Hay muchos carteles y anuncios, pero no hay correlación entre la LJ de Snyder y la de los tebeos. Eso es lo que hay que cambiar. El tebeo debe tener entidad propia, hablando desde mi pequeño mundo de los tebeos de DC. En Estados Unidos las que tiran de mercado son Marvel y DC y lo que publican esas dos son lo que influye en el mercado. Si esas dos son capaces de tirar del mercado hacia el cómic, no hacia todo lo demás, se salvará parte del mercado.
RACIÓN DE VENTAS
Para este mes nos centramos en la figura de Catwoman, enfrentado la serie en solitario que tuvo en los noventa, con la presencia de Jo Duffy, Chuck Dixon y la estrella Jim Balent a bordo, contra la propuesta de Ed Brubaker, Genevieve Valentine y Will Pfeiffer, con un inmenso David Lopez a los lápices. Un duelo que os resumimos en la gráfica entre 1999 y 2008. Dos propuestas muy distintas con resultados muy curiosos.
ES LA HORA DE LA ENCUESTA…
Nota: hay una encuesta incluida en esta entrada, por favor, visita el sitio para participar en la encuesta de esta entrada.Y esto ha sido todo por este mes. Buen verano y disfrutar de las vacaciones.
Ver Fuente
Comentarios
Publicar un comentario