Javier Vázquez Delgado recomienda: Animosity 5, de Marguerite Bennett y Rafael de Latorre

Edición original: Animosity 19-24 y Animosity Tales(AfterShock)
Edición nacional/España: Animosity 5 (Planeta Cómic, 2021)
Guion: Marguerite Bennett
Dibujo: Rafael de Latorre y Elton Thomasi
Color: Rob Schwager y Marco Lesko
Traducción: Marina Borras Ferra
Editor: Mike Marts
Formato: Cartoné. 168 páginas. 14,95 €

Serpientes y escaleras

Volvemos al mundo de Animosity, una de las series más laureadas de Aftershock, para ver cómo avanza la colección de Marguerite Bennet y Rafael De LaTorre ya en su quinto tomo. Este año hemos visto como Planeta finalizaba su mayor spin-off titulado Animosity Evolution, con la historia del hermano de nuestra protagonista, donde los autores daban un pequeño giro hacia la ciencia-ficción, y el pasado mes de abril seguían con la serie principal en este tomo, de extensión algo mayor de lo habitual ya que contiene seis números y un especial. Pero además este tomo se complementa muy bien con el del citado spin-off, pues se mueve en la dirección contraria, un camino inexplorado en la serie hasta el momento, el de la magia. Pero no es un cambio brusco, los autores manejan muy bien su historia y hacen que todo sea muy orgánico, que encaje a la perfección, sabiendo cuándo entrar en el tema y cómo salir de él.

El inicio de este nuevo tomo es prácticamente un epílogo del anterior, donde se establecen las nuevas alianzas tras la caída de la ciudad amurallada, que a su vez es el inicio del nuevo camino a recorrer. Esta parte recuerda mucho a otra famosa serie postapocalíptica, The Walking Dead. Las comparaciones son inevitables, los personajes se desarrollan en un nuevo mundo, muy peligroso, donde las personas pueden resultar el mayor de los problemas. En esta parte van un poco más allá al poner a Jesse en una posición de poder pero el paralelismo con Rick Grimes empieza a ser mayor, hasta ahora cada vez que pasan cerca de un grupo que ha establecido su propia sociedad, de moral dudosa, acaban destruidos por las acciones del equipo de la joven Jesse, lo cual no deja de tener su gracia, aunque en este caso los discursos suele darlos su perro Sandor.

Este principio tiene dos partes destacables, una es las pequeñas historias que los autores van metiendo por medio, haciendo crecer al resto de personajes de manera que cada vez nos vemos más cercanos a ellos. Son historias que siguen mucho la línea marcada por la principal, es decir, saben ser bonitas y crueles al mismo tiempo.

La otra es una mezcla entre los derechos de los animales, que viene reivindicando esta obra desde su inicio, con el feminismo, que ya estaba también presente por aquí, pero los autores toman un rumbo más similar al que la propia Marguerite Bennett seguía en Insexts. De hecho hay un aire al filósofo francés Auguste Comte en varios de los diálogos, con un tema que sigue estando muy de moda a día de hoy, a saber, si los movimientos sociales deben unirse para tomar fuerza en sus reivindicaciones, aunque estas sean diferentes y dirigidas a distintos colectivos, o si es mejor que vayan por separado, dejando clara cada postura. Comte era defensor de lo primero, de hecho él mismo pidió a los movimientos socialistas de su época que incorporasen el feminismo al movimiento obrero, cosa que rechazaron, y aunque Bennett trata de dar una diversidad de posturas sobre este tema, que la causa de los animales y la de las mujeres vayan o no unidas, lo cierto es que sus protagonistas siempre lo tienen claro.

Después de estas interesantes reflexiones los autores se mueven a ese otro terreno, al de la magia, el cual unen con la religión, quedándoles unos capítulos muy metafísicos, de base existencialistas, en los que despliegan sus mejores armas: la quietud, el pensamiento y la tristeza. El bien, el mal, los prejuicios y la razón última del ser son el hilo conductor del núcleo principal de este tomo, de nuevo intentando no tomar partido aunque acaba por hacerlo, con una resolución magnífica sobre la esperanza y el crecimiento de cada uno a su manera, fundamentada en el respeto absoluto a las decisiones de las personas. Sin duda son estas cosas las que diferencian Animosity de otras series.

La última parte del tomo nos devuelve a la historia principal para desviarnos una vez más de la meta de Jesse y Sando de ir a California. El secuestro de uno de los animales da lugar a una nueva misión que nos deja un buen cliffhanger final, pero hace que esta parte de la historia sea algo repetitiva. Evidentemente hay que esperar, porque esto solo es la previa al siguiente tomo, y Animosity tiene la virtud de cambiar de tema en cada tomo, pasando por diversas sociedades de humanos y animales que nos ofrecen reflexiones diferentes, pero sí que se vuelve a hacer hincapié en lo poco que les queda a Jesse y Sandor juntos, un tema del que se empieza a abusar.

Animosity sigue siendo una serie apasionante con un apartado gráfico maravilloso, solo estos dos últimos números que abren un nuevo arco argumental flojean un poco en ambos aspectos. Además se incluye Animosity Tales, un especial hecho para el Free Comic Book Day de 2019, escrito por Bennett y dibujado por el que suele ser el entintador de Rafael De Latorre, Elton Thomasi, que hace un trabajo estupendo, mejor que lo que vemos al final del dibujante principal, lo cual es bueno, pues se encargará de números de la serie principal en la siguiente entrega. La historia es simple, sencilla, pero una de esas que se leen con gracia, sobre un pez y su dueña en este nuevo mundo.

Lo mejor

• El giro metafísico le sienta muy bien a la serie, demostrando variedad en cada tomo que se publica.
• Jesse y Sandor, su relación es una maravilla.

Lo peor

• El final del tomo cambia de registro y se hace algo repetitivo.



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