Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Viuda Negra. La redacción opina
Dirección: Cate Shortland
Guion: Eric Pearson, Jac Schaeffer y Ned Benson basado en el personaje de Stan Lee, Don Rico y Don Heck
Música: Lorne Balfe
Fotografía: Gabriel Beristain
Reparto: Scarlett Johansson, Florence Pugh, Rachel Weisz, David Harbour, William Hurt, Ray Winstone, O.T. Fagbenle, Michelle Lee, Olivier Richters, Nanna Blondell, Joakim Skarli, Obie Matthew, Paul O’Kelly
Duración: 132 min
Productora: Marvel Studios, Zak Productions. Distribuidora: Walt Disney Pictures
Nacionalidad: Estados Unidos.
El universo cinematográfico de Marvel Studios ha vuelto a poner en marcha la maquinaria pesada en los últimos meses. Ya tenemos algunas pistas del futuro de la franquicia gracias a las series de Disney Plus que hemos estado viendo desde principios de este año, pero los espectadores y aficionados estaban pendientes del regreso de la compañía a los cines. Ya sabíamos hace tiempo que ese regreso lo marcaría Viuda Negra, aunque la película de Scarlett Johansson estuvo pendiente de un hilo de estrenarse únicamente en la plataforma en streaming de Disney Plus.
La que se supone despedida del personaje y al mismo tiempo precuela a los acontecimientos de producciones pasadas de la compañía, ha estado dirigida por Cate Shortland (SMILF) y ha contado en su reparto con nombres de la talla de Florence Pugh (Midsommar), Rachel Weisz (La Momia), David Harbour (Stranger Things), William Hurt (El Increíble Hulk), Ray Winstone (Indiana Jones y la Calavera de Cristal) y Olga Kurylenko (Oblivion). El guión corre a cargo de Eric Pearson (Thor Ragnarok) a partir de una idea de Jac Schaeffer (WandaVision) y Ned Benson (The Disappearance of Eleanor Rigby).
Para el estreno de la película nuestro compañero Juan Luis Daza ya nos ofreció sus primeras impresiones sobre esta producción vigésimo cuarta del universo cinematográfico de Marvel Studios. También tenéis un podcast dedicado a esta producción titulado Viuda Negra y el viaje de la superheroína en el que hacemos un breve repaso a las producciones relacionadas con el género y portagonizadas por personajes femeninos. Ahora es el turno de abrir el debate al resto de nuestros redactores en la web que han podido ya ver la película. ¿Qué les habrá parecido? ¿Y a ti? ¿Te ha gustado la primera y, posiblemente, última película de la Viuda Negra?
Esta película ya la había visto y me había gustado, por Igor Álvarez Muñiz
No soy un gran fan de las películas de Marvel, ejem, prefiero los cómics, obvio. Considero que esto son subproductos. Cogen los cómics, los aplastan y deforman para que entren en dos horas, con una visión actual y molona para que genere más dinero, nos ofrecen resúmenes adaptados para que los entienda un niño pequeño (véase el Thanos nihilista enamorado de la Dama Muerte versus el Thanos utilitarista) nos lo anuncian mucho por la tele con grandes explosiones y muchos efectos especiales mientras que lo más valiente que van a hacer son Huevos de Pascua como poner una rana en un frasco mientras la cámara pasa rápido. Los cómics son mucho más inteligentes, atrevidos e imaginativos que cualquier película (o serie) de Marvel (y de otras editoriales). Pero quizás porque considero estas como un simple subproducto sea por lo que me gustan.
La película de la Viuda Negra es, para mi, un ejemplo de todo esto. Me gustó bastante como película de acción con una gotita de drama, otra de comedia, un personaje gracioso y buenas coreografías. Es como una mezcla de John Wick con Fast & Furious más unas gotitas de Bond,y dices “guay” pero luego piensas “a eso se ha reducido la Viuda Negra”. Desde el punto de vista de la película palomitera eso es bueno. Desde el punto de vista del cómic no.
El cómic de la Viuda Negra acaba de ganar un premio Eisner a mejor serie nueva. Un magnífico guion de Kelly Thompson unido al enorme trabajo de Elena Casagrande al dibujo les han llevado a obtener el mayor galardón de la industria comiquera estadounidense. ¿Os imagináis esta película consiguiendo lo mismo? No, ¿verdad? Pues eso.
Esto que sirva de reivindicación pero también de comparativa. Y es que la película está bien, es una buena peli de acción. Las actrices protagonistas lo hacen muy bien, me encajan a la perfección en ambos papeles, y la trama, aunque algo manida, no deja de expresar una realidad trágica, por mucho que algunos vean agendas ocultas feministas o quieran mirar hacia otro lado, el tráfico de niñas está a la orden del día solo que por motivos peores que los que se relatan en esta película. Además muchas de las personas y organizaciones que ayudan y salvan a estas niñas están compuestas por mujeres, con lo que el símil es bueno y real, pero es muy ligero, demasiado limpito y claro, sin mojar y sin denunciar.
Que sí, que sí, que la película está muy bien y te lo pasas bien, pero ¿dónde está ese gran enemigo político como era la Rusia Comunista? Cierto que no puede ser el mismo pero no es difícil crear algo similar a día de hoy, a no ser que quieras ser un “bien queda” con el mercado internacional y no involucrar a países ricos o con mucha población por miedo a que no vayan a las salas (o a la app).
David Harbour ha sido un gran Guardián Rojo. Es posible que sobre algún chascarrillo en general, pero su papel le da un punto a la película que se contrapone muy bien a la seriedad de Yelena y Natasha. No me importaría volver a verlo en pantalla frente a otros de los conocidos personajes, aunque para ser sinceros su papel estaba más cerca de Salchicha de Amor (el gran superhéroe ruso) que del propio Guardián.
Salvando las distancias, la trama me ha recordado a ese tono que tiene la que es una de las mejores películas del UCM, Soldado de Invierno, y encaja muy bien con la serie de Sam y Bucky. De hecho tengo muchas ganas de ver a Florence Pugh como Yelena con ellos y con Ojo de Halcón. Un poco de espionaje, acción callejera, buenas peleas… entretenimiento puro y duro. Eso es lo que ha hecho que me gustase la película por encima de otras como la segunda de los Guardianes de la Galaxia o cualquiera de las últimas de Spiderman, por ejemplo. Pero le fallan cosas que o bien están hechas muy rápido o bien se profundiza muy poco. Y esta peor parte se la llevan los villanos, donde destaca el Supervisor por su poca presencia intimidatoria, su mente robótica y su identidad metida con calzador. Se ve que les costaba mucho introducir la brevísima historia del personaje en los cómics y al final se queda más cerca del Masacre de la película de Lobezno que de otra cosa.
En resumidas cuentas, la peli está bien, hace pasar un buen rato y seguro que la volveré a ver, pero llega tarde y podría haber estado infinitamente mejor teniendo en cuenta las actrices y el dinero que manejan. Pasé un buen rato, por lo menos hasta que el Eisner de Thompson y Casagrande me hizo pensar.
Lo mejor – Se paga una deuda con Scarlett Johanson y su interpretación, que se tiene desde hace demasiados años.
Lo peor – Los villanos, se podía sacar mucha más chicha a una historia como esta.
La escena – Salchicha de amor Guardián Rojo poniéndose el traje.
El personaje- El equipo que hacen Natasha y Yelena. Se complementan muy bien.
Cada cosa en su momento, y los nabos en el cesto, por Jordi T. Pardo
El momento siempre es importante. El momento en el que haces algo. En el que ves, lees, conoces, descubres… Ese momento exacto es determinante para que algo pase simplemente por nuestra vida o, por el contrario, deje una huella más o menos indeleble. Ser conscientes de esto nos puede abrir los ojos y apreciar ciertas cosas con una nueva perspectiva. Todo esto viene a colación de la construcción del universo cinematográfico de Marvel Studios. Una idea sustentada en la linealidad, en el relato episódico y en el continuará. Lo que nos lleva irremediablemente como espectadores a desear que cada entrega sea “un más grande todavía” que la anterior. Y cuando eso no se cumple, nos cerramos en banda. Ese es un conflicto adoptado directamente del cómic de superhéroes, cuya dinámica nos impide muchas veces apreciar historias más recientes porque -según nuestro criterio- no están a la altura de los estándares de los mejores cómics que leíamos en nuestros años mozos.
Esta relación autosaboteada también tiene mucho que ver con la presente película de Viuda Negra. Una producción postergada en diversas ocasiones y que incluso en tiempos pasados -pero cercanos- ni siquiera estaba sobre la mesa. Pero después del desenlace de Vengadores: Endgame estaba claro que el personaje interpretado por Scarlett Johansson merecía un final a la altura del que -sin ir más lejos- había tenido el Iron Man de Robert Downey Jr. en dicha película. Sin embargo, la pandemia y el ser una película que apenas está relacionada tangencialmente con el futuro de Marvel Studios, ha dejado una sensación agridulce entre los aficionados. Para algunos por ser una “película menor”, para otros por consabidas “agendas políticas” y para otros “porque la fórmula”. Pero “menor” no es “peor”, los que hablan de “agendas políticas” deberían revisar el cine que se hacía en décadas pasadas si creen que esto es algo nuevo y, por último, con tantas películas de Marvel Studios a las espaldas jugar la carta de “la fórmula” a estas alturas para desprestigiar una producción es esforzarse muy poco.
La realidad es que Viuda Negra no es ni mucho menos la peor película de Marvel Studios -como tampoco lo era Capitana Marvel, por cierto- y ni siquiera la podríamos condenar a la tabla media, sobre todo si venimos de ver las últimas series de Disney Plus. Y por eso comenzaba esta crítica hablando de la importancia del momento. Si esta producción se hubiese estrenado en la Fase 2 en lugar de Capitán América: El Soldado de Invierno, o incluso después, pero antes de la duología final de Vengadores, la valoración que hubiésemos hecho de ella sería más generosa. Porque el tono de Viuda Negra no es muy distinto de las valoradoras películas del Capitán América y, más allá de que aquella tenga algunas escenas más inspiradas e icónicas en lo que acción se refiere, la película de Cate Shortland tiene sus propias virtudes y en muchos aspectos no es inferior a lo que los Russo planearon para Steve Rogers.
Si acaso Viuda Negra es una cinta ligeramente más adulta y sobria, porque no trata simplemente de luchar contra la enésima organización terrorista de turno sino que su subtexto aborda cuestiones más reales que -pues sí- afectan en gran medida a las mujeres. Y eso no fastidia el entretenimiento, si acaso lo fustiga. Obviamente, Marvel Studios no nos ofrece una disección social en ese sentido, su implicación es más colateral que realmente reivindicativa y/o reflexiva, pero al menos trata temas relacionados con el mundo de la mujer y es lo menos que se puede esperar de una película cuya protagonista es una de ellas. Si eso es parte de una “agenda política”, también se debería meter en el saco Thelma & Louise, Persépolis o Mad Max, por decir solos algunas producciones cuyas historias hacían lo mismo que esta, pero de diferentes maneras, con contextos y personajes distintos. Puede que si no viviésemos en la sociedad del tweet y el clickbait ni siquiera la mayoría de espectadores se fijarían en estas cuestiones pues pasarían totalmente desapercibidas.
Dejando a un lado lo comentado hasta ahora Viuda Negra es una producción que vuela ante nuestros ojos, dentro del género es un producto realmente entretenido que tiene como principalmente baluarte un ritmo que -si bien no consigue llegar a rematar en su crescendo final- es bastante constante a lo largo de todo su metraje. Esto es una película de acción y eso es lo que tenemos, una película a la antigua usanza en algunos aspectos y con pirotecnia de última generación en otras. En ese punto, funciona realmente bien y aunque le falte algo de carisma a nivel visual su pragmatismo y relativa frialdad encaja muy bien con su personaje protagonista. Esto va en detrimento del thriller de espionaje que podría haber sido, pero que difícilmente hubiese cuajado sabiendo ya de antemano cual era el reto que enfrentaba el personaje de Scarlett Johansson en esta película y el tono de despedida que supuestamente debía tener la producción.
Es reseñable la sororidad y química que desprenden los personajes de la propia Johansson y Florence Pugh. Ellas son el corazón de una producción en la que también destacan Rachel Weisz y David Harbour con sus respectivos papeles de “falsos padres”. Una relación que deconstruye con humor lo visto en Los Increíbles, para posteriormente volverlo a ensamblar todo y dejar claro que la familia no es un concepto al que se le pueda poner una descripción prototípica. Y, en el lado contrario, las némesis de nuestras heroínas, un Ray Winstone profundamente inquietante que funciona como metáfora de la era Weinstein y un Supervisor que como es habitual es una reinvención de lo visto en los cómics. Este aspecto, el de los villanos, una asignatura pendiente para Marvel Studios, es posiblemente lo más flojo de la producción pero no desentona con el resto del planteamiento y con el tono general de la cinta.
En definitiva, Viuda Negra arrastra el lastre del momento en que se ha estrenado, el del propio mecanismo del que forma parte y la “agitada situación social” sobre ciertas cuestiones que en muchos casos no deberían ser objeto de debate. Todo esto hace que una película más que entretenida, con una química más que evidente entre sus personajes, con una acción muy bien llevada y unos efectos especiales de los que no se abusa en demasié… sea relegada a un espacio gris e indeterminado porque algunos (y cuando decimos algunos, no son todos) son incapaces de empatizar con lo que su subtexto aborda. Ya lo dice el refrán: “cada cosa en su momento, y los nabos en el cesto”. Estamos pues, ante una producción objeto de revisión y en la que muchos espectadores encontrarán en un futuro una película mucho mejor de lo que quizás ahora les haya parecido. Porque pese a ser una película de despedida, el hecho de apenas tener referencias al resto del universo cinematográfico y la propia dinámica de la producción, la convierten en una de las más autocontenidas del catálogo de Marvel Studios.
Lo mejor – La química entre los personajes Scarlett Johansson y Florence Pugh.
Lo peor – El escaso carisma de la némesis de la cinta. El apostar por un enemigo rollo “máquina de matar” solo funcionó en Terminator 2 y, casualmente, en la misma Capitán América: El Soldado de Invierno.
La escena – Natasha diciéndole a su hermana que para ella “también fue real”.
El personaje- Florence Pugh se roba la película.
Derribar el sistema, por Miguel Ángel Crespo
Cuando la Viuda Negra hizo su debut en el Universo Marvel Cinematográfico odié al personaje con todas mis fuerzas. Entonces me pareció poco más que una muñequita enfundada en un traje ajustado cuya única función era lucirse para alegría de cierto sector de espectadores. Sin embargo, su paso por las posteriores películas consiguió caracterizar a Natasha y llenar poco a poco esa carcasa vacía que era al principio; de tal manera lo hizo que, cuando llegó Vengadores: Endgame, su destino realmente me emocionó y me produjo un gran impacto. Al final, el viaje de la Viuda Negra había tenido sentido y su conclusión le había hecho justicia. En general, diría que Vengadores: Endgame me transmitió tal sensación de resolución que no me hubiese importado que el Universo Marvel Cinematográfico se hubiese cerrado para siempre en ese momento. La película tenía sus problemas –y el hecho de que la muerte de Natasha no fuese honrada como se merecía era el menor de ellos– pero está claro que supuso un antes y un después. Cualquier producción posterior está a su sombra y la cinta que ahora nos ocupa no es una excepción.
La película dedicada a la Viuda Negra se me antojaría innecesaria de no ser porque hace tiempo que el personaje demandaba algo más que un mero papel secundario en un conflicto que siempre tenía a otros en los roles centrales. Natasha merecía su espacio para brillar y al fin se la ha concedido. Más vale tarde que nunca, supongo. La propuesta que nos ofrece la directora Cate Shortland no es lo que se dice original y recurre a algunos lugares comunes demasiado manidos para mi gusto –como la familia de apariencia disfuncional cuyos miembros se quieren en el fondo–, pero el conjunto es lo suficientemente sólido como para perdonarle sus momentos menos inspirados. La cinta sigue a rajatabla la misma fórmula que cualquier otra producción de Marvel Studios, que consiste en mezclar en su justa proporción las adecuadas dosis de acción y comedia con una ligera pizca de drama y salpicar el resultado con los imprescindibles huevos de pascua para contentar a los más fieles. Lo que la diferencia de la mayoría es la forma en la que aúna el conflicto dramático de su protagonista con el mensaje que pretende transmitir.
En esta historia, la infame Sala Roja ha retomado el programa Viuda Negra con una inusitada crueldad y una escandalosa indiferencia hacia las vidas de sus agentes, pero aún hay esperanza para liberar a las jóvenes Viudas de su situación. Evidentemente, Natasha Romanoff acudirá al rescate, aunque para ello necesitará la inestimable ayuda de su peculiar “familia” y, muy especialmente, de su “hermana” Yelena Belova. La misión servirá a nuestra protagonista para enfrentarse contra sus viejos demonios y hacer las paces con su pasado. En ese sentido, la inclusión del Supervisor, me ha parecido un gran acierto. Esta encarnación del conocido mercenario es muy distinta a la de los cómics, además de menos divertida, pero esto es así porque tiene un papel que cumplir en el conflicto de la Viuda Negra. Este Supervisor no sólo es una consecuencia directa de las discutibles acciones que tuvo que llevar a cabo Natasha para conseguir liberarse en el pasado de la Sala Roja, sino que es un reflejo de lo que ella misma fue antaño: una mujer despojada de su voluntad, obligada a actuar de formas terribles y a hacer daño a otros siguiendo los caprichos de un hombre poderoso, corrupto, carente de empatía y acostumbrado a tratar a las mujeres como simples recursos. Y lo que es peor: este Supervisor es un reflejo de lo que podría volver a ser en cualquier momento, de lo que otras muchas mujeres son y lo que otras muchas serán si no hace algo para evitarlo.
Las acciones de Natasha en esta película se perciben, por tanto, como una suerte de justicia o retribución. La Sala Roja debe caer no sólo porque está dominada por un hombre malvado, sino por lo que representa en el mundo más allá de la pantalla: toda una sociedad construida en base a la desigualdad de género y el abuso sistemático hacia la mujer. Puede que los villanos del mundo real no usen olvidados programas soviéticos de lavado de cerebro ni feromonas capaces de alterar la conducta, pero el daño que generan es el mismo. Basta pensar en las empresas en las que las mujeres reciben un salario sustancialmente menor en comparación al que reciben los hombres en puestos similares o las que han normalizado la cultura del abuso a lo largo de las décadas hasta tal punto que que ya la perciben como una situación normal, inevitable e inherente a toda interacción humana, amparando así a depredadores sexuales y maltratadores psicológicos y elevándolos hasta sus puestos directivos. Empresas gigantescas cercanas a nuestro mundillo como Ubisoft o Activision Blizzard se encuentran ahora mismo bajo el punto de mira por este motivo y no me sorprendería que tarde o temprano descubramos que ni siquiera Marvel Studios se libra de esta cultura tóxica; una cultura que debe caer, que debe ser derribada. Y para tal fin es necesario que nos unamos.
Para derribar la Sala Roja, Natasha se une con su antigua “familia” y al hacerlo descubre que esta es mucho más extensa de lo que pensaba. En última instancia, todas las Viudas Negras son su familia. Ahí está la clave de la película y quizá por eso el hecho de que el foco de atención permanezca durante tanto tiempo sobre la familia disfuncional formada por la propia Natasha, Yelena, Melina y Alexei no me parezca la mejor decisión. Esta pequeña familia, por muy graciosa que resulte, no deja de ser un ejemplo del concepto de familia tradicional, con sus inevitables dejes patriarcales y heteronormativos. Es, por tanto, una reliquia del pasado que debemos dejar atrás cuanto antes si queremos derribar esa cultura tóxica de la que antes hablábamos. En esta película Marvel Studios insinúa una crítica al sistema desde dentro de la comodidad del propio sistema, mientras convierte el pilar fundacional de dicho sistema en uno de sus puntos centrales: está apelando a la revolución mientras abraza uno de los factores que nos impide alcanzarla y lo presenta al público de forma atractiva. Creo que habría sido necesario subvertir aún más esa pequeña familia disfuncional para ser coherentes con el mensaje, quizá eliminando a la figura del Guardián Rojo y sustituyéndola por otra Viuda, dejando los roles de “padre” y “madre” a dos mujeres y alejándose de la tradición patriarcal.
Aún así, pese a sus medias tintas, el suyo es un mensaje valiente que merece ser aplaudido. Es mucho más de lo que esperaba, sin duda, ya que mis expectativas iniciales dibujaban una película de acción competente, con un buen derroche de peleas, saltos y efectos especiales… y nada más que eso. En efecto, las escenas de acción están estupendamente bien coreografiadas y queda claro que toda pelea mejora cuando cada salto y cada golpe acaban con una pose. Esta es una interesante historia de espías que cumple bien su cometido de reservarse un par de giros para su último tramo, aunque no sorprenda demasiado ni resulte novedosa en comparación con otras. Es una película cumplidora, en definitiva, pero lanza un mensaje muy potente; de una forma un tanto tímida y conservadora, sí, pero ya es más de lo que esperaba de Disney o de su Universo Marvel Cinematográfico, al que ya hace tiempo que di por concluido aunque la evidencia diga lo contrario.
Lo mejor – El conflicto de Natasha, que en el fondo es el conflicto de toda mujer actual.
Lo peor – La escena postcréditos, demasiado similar a otra que vimos en Falcon y el Soldado de Invierno y de escasa relevancia para esta película. Su única función es mantener en marcha la maquinaria del hype de Marvel Studios.
La escena – Las Viudas Negras ayudan al Supervisor, ya libre de su condicionamiento. Libertad y sororidad, al fin.
El personaje- La carismática Yelena Belova compite con Natasha por el protagonismo a lo largo de la película y consigue robarlo en más de una ocasión.
Las viudas blancas, por Mònica Rex
Cuando uno decide escribir un texto de opinión, muchas veces apuesta por no enseñar sus cartas a la primera oportunidad. Es mucho más inteligente ir sembrando el texto con argumentos y circunloquios que conduzcan al lector por tu argumento para que, cuando llegue a la conclusión, no pueda renunciar a ella. Si el escritor lo hace bien, cuando el lector llega al punto y final, la conclusión se enreda en su pensamiento como una pegajosa tela de araña. Quizás, una mujer que habla sobre Viuda Negra para un público mayoritariamente masculino, debería hacer esto. Intentar conducir al lector poco a poco desde los elementos positivos básicos de la película como lo maravillosas que son Scarlett Johansson y Florence Pugh pasando por lo divertido, entrañable e –incluso- misterioso que es el personaje interpretado por David Harbour hasta lo ágil de la acción. Y luego, poco a poco, introducir las cuestiones más espinosas como la evolución del personaje de Viuda Negra a lo largo de las películas Marvel, la metáfora de la Sala Roja, el repugnante personaje de Dreykov (interpretado por Ray Winstone) incluso hablar de feminismo y sororidad.
Pero la verdad es que no tengo ganas. No me apetece tener que convencer a nadie de la necesidad de hacer una buena película de acción donde se denuncie la abominación de la trata de blancas, las esclavas sexuales y la prostitución. Estoy cansada de tener que hacer piruetas argumentales para que mis interlocutores se den cuenta que no pasa nada por hablar de feminismo y sororidad en un producto de ficción para las masas. Y si encima tengo que subrayar que la productora, Disney, ha sido sumamente conservadora en el tratamiento de esta temática, que yo le exijo más. Más valentía, más literalidad y menos metáforas. Acabo exhausta.
Así que esta vez voy a ir al grano. Mi género cinematográfico favorito son los thrillers y, si encima es una película de espías, estoy en mi salsa. Así que una película sobre células durmientes que revive el cliché de la guerra fría tiene absolutamente todos los elementos para fliparme. Las últimas películas de este género y con muchos elementos en común con Viuda Negra que hemos podido ver han sido Gorrión Rojo (Francis Lawrence, 2018) y Atómica (David Leitch, 2017). En concreto, cuando salí de la sala de cine después de ver a Jennifer Lawrence en la película de 2018 pensé “está es la historia de Viuda Negra” y ahora que ya tenemos la película Viuda Negra no puedo sino sorprenderme de la cantidad de elementos que las dos películas tienen en común.
Quizás la mayor diferencia es el tono. La película de Francis Lawrence estaba clasificada como no recomendada para mayores de 18 años, de manera que podía abordar cuestiones de índole sexual y violenta de frente. Era una película cruda que hablaba con claridad acerca de lo que significa ser una mujer reclutada en contra de tu voluntad por un gobierno para convertirte en una espía. ¿Y qué más da que sea mujer? Pues que en casi toda la ficción de espías que se ha hecho hasta la fecha, cuando el espía es una mujer, las artes de seducción y el sexo son una parte fundamental de su trabajo. Por eso en sus Salas Rojas las castran. Porque una espía preñada no sirve de nada. Y cuando en esas ficciones se pone el objetivo en el engaño y la traición a través de la sexualidad, básicamente están convirtiendo a esos personajes en prostitutas. Las Salas rojas, los centros de adoctrinamiento, los países u organizaciones que sostienen su formación no son más que prostíbulos, proxenetas y eso en Viuda Negra se ve intuye muy bien. Se intuye porque en una película para todos los públicos no se puede hablar claramente y de forma frontal de que sí, en el mundo existen mujeres que son vendidas como prostitutas. Pero, en la película, el personaje de Dreykov consigue transmitir una repulsión, un asco, impresionante. Tanto hombres como mujeres lo han expresado así en redes sociales. La interpretación realizada por Ray Winstone ha tenido que ser auténticamente complicada. Respecto a esto, algunos de mis compañeros ya han hablado del parecido entre este personaje –y la Sala Roja- con el caso de Harvey Weinstein, así que no entraré más en ello.
El hecho de que en la película de Viuda Negra no haya intereses románticos entre los personajes ayuda a romper esa asociación entre LA espía y la femme fatale. Un ejercicio muy interesante y necesario. El único momento donde su intimidad es citada es cuando Guardián Rojo mete la pata en un chiste rancio sobre la menstruación. Un diálogo en que Yelena describe con todo lujo de detalles y de forma harto desagradable como las castraron en contra de su voluntad. Una escena que, bajo mi punto de vista, constituye una colleja a la infame escena de La Era de Ultrón donde Viuda Negra le dice a Hulk que ella es un monstruo por no poder tener hijos.
Desde mi punto de vista, la temática central de Viuda Negra es la sororidad. A medida que la película avanza y los diferentes personajes femeninos se encuentran y establecen vínculos, nace un sentimiento de hermandad que culmina en una de las escenas finales. Cuando el avión en el cual habían huido todas las viudas aterriza, Yelena se acerca a ellas y la cámara capta como las manos de las viudas y del personaje interpretado por Florence Pugh van cogiéndose. Reforzando esa idea de empatía, comprensión, ayuda mutua, en definitiva, sororidad.
Lo mejor – La relación entre Natasha y Yelena.
Lo peor – Algunas escenas de acción pecan de excesivo CGI.
La escena – Cuando el avión con todas las viudas aterriza, Yelena se acerca a ellas y la cámara capta como las manos de las viudas van cogiéndose.
El personaje- Esta es la película de Natasha.
La Picadura de la Viuda (y los picajosos a los que enfurece), por Raúl Gutiérrez
Esta pequeña crítica no va a ser una crítica al uso. Quien quiera conocer la película desde un punto de vista puramente cinematográfico puede acudir a las acertadas palabras de mis compañeros de redacción, y sobre todo a la crítica que se hizo el mismo día del estreno por la sección de cine. Considero que estas entradas grupales son más una oportunidad que se nos da a todos (redactores y usuarios) para divagar acerca de distintos aspectos de la película, que una crítica cinematográfica como tal.
Y es que de lo que quiero hablar no es tanto de la película (que lo haré), o del personaje de Viuda Negra, si no de feminismo. Exacto, feminismo. La palabra maldita, la innombrable, la responsable de hacer que orangutanes enfurecidos bramen y se golpeen el pecho con rabia cada vez que un producto protagonizado por una mujer empoderada asalta la gran pantalla, por supuesto, siguiendo los dictados de un agenda SJW que en el futuro nos convertirá a todos en mujeres homosexuales de raza negra (me acabo de vacunar y ya estoy notando los cambios en mi organismo).
Natasha Romanoff, todo un icono de los cómics Marvel, ha sufrido en el cine una evolución radical que comienza, como desgraciadamente suele ocurrir con este tipo de producciones, con un innegable machismo que solo busca tener un juguete sexual enfundado en cuero negro y no un personaje interesante.
Así, en Iron Man 2, película en la que John Favreau nos la presentaba con un Tony Stark que decia “quiero una” como si de un pollo de corral de oferta en el supermercado se tratara, pasamos a una fantástica Vengadores, en la que el personaje, secundario, incrementaba su protagonismo y su figura como mujer empoderada, pero que aún así, se veía denigrado con innecesarias escenas como aquella en la que en una conversación con el Dios del Engaño de contenido muy dramático, la cámara tan solo era capaz de enfocar al trasero de Scarlett Johanson.
Por supuesto que este redactor, de orientación hetero, no es de piedra, y por supuesto que Scarlett Johansson le parece una mujer preciosa, pero soy de los que pienso (qué cosas) que una actriz debería ser valorada por algo más que su físico, y es muy duro que esto no se consiga cuando el talento, que existe, y está presente en la película, queda enmascarado por escenas en las que solo se busca encandilar a una parte de los espectadores (la masculina heterosexual) más allá del guión.
Está claro, y jamás me atreveré a negarlo, que el resto de Vengadores son en su gran mayoría, hombres apuestos y musculados. Pero no podemos negar que ellos son el ideal al que el resto de los hombres aspiramos y ellas, en el mejor de los casos, solían ser las mujeres que nos queríamos llevar a la cama. Por eso no podemos hablar de igualdad cuando el Capitán América levanta un helicóptero con una mano marcando bíceps, o cuando Thor sale de la ducha.
Continuando con el recorrido de la Viuda Negra, nos vamos a una Era de Ultrón que le dio más protagonismo y profundidad, pero en la que Joss Whedon (no terminamos de entender realmente por qué) restaba más que sumaba con escenas tan estúpidas e insulsas como esa en la que Bruce Banner se protege del ataque de Ultron cayendo como por descuido sobre los pechos escotados de Natasha, la cual había flirteado previamente con el alter ego del Goliath Esmeralda de una forma artificial que recordaba al peor porno.
Previamente a la Era de Ultron, tuvimos una película, el Soldado de Invierno, en la que Natasha hacía muy bien de side kick del centinela de la libertad, pero en la que los hermanos Russo no podían evitar ponerla en situaciones en las que solo sus armas de mujer conseguían salvar la situación. En ese sentido, existen escenas entre Rogers y Romanoff en las que se ejecuta un flirteo por parte de Natasha que no se corresponde con lo que sabemos del personaje y que está ahí tan solo para excitar a la parcela masculino-heterosexual del fandom.
Ya en Civil War, siguiente cinta de los Russo dentro del MCU, y en Infinity War y Vengadores Endgame, tenemos por fin, a una Natasha que se muestra como lo que es durante toda la cinta: Una superespía letal y mortífera, no exenta por ello de sentimientos que hace lo que tiene que hacer tan bien o mejor que sus compañeros masculinos, en los que ha encontrado una familia a la que sin duda pertenece. Se acabaron los juegos con su físico o las insinuaciones innecesarias. Natasha es quien es por sus capacidades y su pasado, y no porque su cuerpo o una sexualidad impostada y mal disimulada la hagan más válida.
Y llegamos así a su primera película en solitario. Una película que lo tenía todo en contra, empezando por un Isaac Perlmutter que se negaba no solo a que la Viuda Negra tuviera película propia, si no a que tuviera muñeco de acción. Porque ya se sabe, los niños no querrán jugar con una muñeca, y las niñas no juegan a Marvel (¿Por qué lo harían pudiendo jugar a las cocinitas?. Afortunadamente y como bien sabemos, Perlmutter fue expulsado del proyecto y en Kevin Feige recayó la máxima responsabilidad de llevar a este universo a buen puerto, y tras la gran acogida de Capitana Marvel (a pesar de las idiotizadas voces de muchos machistas) estaba claro que el momento de la viuda había llegado.
Viuda Negra no es una gran película. Tampoco es desde luego una mala película del MCU, ni de acción. Es una película que, siguiendo la estela de Soldado de Invierno, introduce muy bien el cine de espionaje dentro del género, más amplio, de superhéroes. Sus fallos nada tienen que ver con que sus protagonistas sean dos tres mujeres con una química brutal en pantalla, y un hombre un tanto tontorrón que nos saca de nuestras casillas más de una vez, ni con que tras la máscara del Supervisor se esconda una mujer (¡Ay madre! ¡¿Cómo se han atrevido?! ¡¿Se ha enterado Biden de esto?! ¿¡Y C.B. Cebulski!? Espero que sí, ya que he leído todos los cómics del personaje y por tanto tengo más derechos que el espectador de la película, que claramente han hecho para mí y no para un publico generalista), sino con que existen elementos en la película en los que la suspensión de la incredulidad que tiene que ejercer el espectador es más grande de lo deseable incluso para este tipo de productos.
Me refiero por ejemplo a esa Sala Roja que vuela por los cielos y que ningún superhéroe antes ha visto, a ese bloqueo feromonal para acabar con el villano de la función que resulta un poco demasiado conveniente a la trama.
Sin embargo, hablamos de dos detalles insulsos que apenas si restan calidad a la película, y que si los menciono, es porque considero que le afectan negativamente, no porque busque excusas para atacar un producto que no me gusta simplemente porque su protagonista sea mujer.
Por otro lado, considero un gran acierto tanto el momento elegido para ambientar la película, como los personajes completamente nuevos que se nos presentan en ella. En cuanto al primer aspecto, que la película se ambiente justo después de la Civil War, esta tercera película del Capitán América, que en realidad era más bien, un epílogo a La Era de Ultrón, y es que es justo en ese momento en el que Natasha, agente de una SHIELD que ya no existe, más problemas puede tener, pues tanto el gobierno ruso como el estadounidense la consideran enemiga.
De los trailers que se iban viendo, parecía adivinarse que la película se ambientaría antes de la unión de Viuda Negra a los Vengadores, cuando ésta todavía estaba al servicio del gobierno ruso, pero finalmente no resultó ser así, y lo que podría haber sido una trama en ese aspecto, demasiado convencional, termina por dar una vuelta de tuerca en cuanto al periodo elegido para ambientar la historia que es muy de agradecer.
En ese sentido, no podemos dejar de decir que resulta un acierto que el MCU haya podido crecer tanto en los trece años que ya tiene de andadura, porque al tener ya una cantidad de periodos temporales, personajes y localizaciones, bastante cercana a la de los cómics (y lo que vendrá) al menos en cuanto a lo principal, existe un vasto campo para jugar en el que los distintos equipos creativos pueden hacer prácticamente lo que quieran.
En cuanto a los personajes, evidentemente, quien más triunfa en la película es Natasha, como era de esperar, por cuanto es su protagonista, y porque además la película no era si no una deuda que Marvel Studios tenía con ella. Scarlett Johansson lleva ya once años interpretando al personaje, y se nota que sabe perfectamente lo que se hace, que conoce a Viuda Negra, que disfruta interpretándola, y que el personaje ha crecido mucho desde su origen (brutales las referencias a sus posturas de aterrizaje superheroico como sátira hacia lo mal que se trataba a Nat al princpio).
Rachel Weisz por otro lado, diseñada como esa versión de Natasha más mayor que está de vuelta de todo es simplemente, un acierto enorme. Lo mismo podemos decir del Guardián Rojo de David Harbour, malhablado, desacertado y torpón, pero leal hasta la médula a esa familia que el gobierno le construyó y que ha aprendido a querer que nos regalará los momentos más descacharrantes de la película.
Por supuesto, en cuanto a nuevas incorporaciones, el premio se lo lleva la Viuda Negra II, la Yelena Belova de Florence Pugh, divertida, bien interpretada y una gran incorporación a este universo que explora así, una vez más (tras el Capitán América de Anthony Mackie que ya hemos podido conocer) la idea de legado que hasta este momento le era tan esquiva al MCU, quizás porque en ese aspecto se encontraba todavía en una fase temprana.
Pasemos ahora a la siguiente parte de mi texto. Resulta extenuante, y asqueroso, leer críticas o comentarios por internet que enmascaran un mal disimulado machismo, sacando punta a aspectos muy tontos de la película, como vehículo para justificar su opinión, una opinión que al margen de la cinta en sí, solo busca atacar la producción por quién es su protagonista. Puede parecer exagerado, pero cuando ves que este tipo de críticas se hacen siempre desde los mismos sectores del fandom hacía Wonder Woman, Capitana Marvel, Cazafantasmas 2016 o incluso la reciente Masters of the Universe: Revelation (a quién se le ocurre que He-Man no sea el protagonista, que ataque a mi debil masculinidad), está claro que todas ellas siguen un patrón y que poco les importa a estas voces que la película sea buena o no.
“La Capitana Marvel correo mal”. “Scarlett Johansson está sobreactuada y no pone bien el acento ruso”. Al margen de que estos dos ejemplos (reales, lo prometo) fueran ciertos… ¿cuántas veces se hacen las mismas críticas o comentarios en las películas protagonizadas por hombres? No he oído a nadie decir que Thor no sujeta bien su martillo, o que el Capitán América sonríe de forma forzada, pero sí tengo que oír estas tonterías cada día.
En el apartado positivo, tengo que destacar la idea de legado, que tras Falcon y el Soldado de Invierno se ejecuta por segunda vez en el MCU, con una Viuda que encuentra a su sucesora, en un universo, el cinematográfico que ha conseguido hacer madurar a estos personajes más de lo que nunca lo hicieron las viñetas, al menos en su universo principal.
Espero y deseo que existan más películas como Viuda Negra, películas en las que mujeres de verdad (y no mujeres disfrazadas de hombre como Sarah Connor o Ripley, con todo el respeto a lo que esas películas hicieron por el feminismo en su época) como Scarlett Johansson, Alison Brie, Jedet o Lola Rodríguez nos enseñen que la representatividad femenina es necesaria, que las mujeres necesitan referentes en la cultura popular y que están aquí para quedarse ya sea delante de una cámara, tras ella, o sobre la mesa de un escritorio en el que se está escribiendo un guión. Espero que el colectivo LGBTI+ consiga lo mismo con Los Eternos, aunque desgraciadamente veo esto más difícil (ejem, Rusia y China, ejem).
Dejo paso a mis compañeros, y a los comentarios a la entrada, en los que desearía que no tuviera que entrar moderación y que existiera respeto, un respeto (la tolerancia a lo intolerante no es admisible y analizado mi texto con objetividad el mismo no está exento de respeto hacia mujeres y hombres) que se que por desgracia, no voy a encontrar en todos los comentarios.
Lo mejor – Por fin una película protagonizada por la Viuda Negra.
Lo peor – Algunos detalles son demasiado inverosímiles hasta para una película de esta clase.
La escena – La reunión familiar tras años de no hablarse de Guardián Rojo y las tres viudas.
El personaje- Guardián Rojo, sin duda alguna.
Calor Rojo, por Samuel Secades
Parece un argumento bastante común el decir que no tenía especialmente ganas de ver la película de Viuda Negra. Si bien cualquier producción Marvel es a priori apetecible, el hecho de que el personaje interpretado por Scarlett Johansson haya podido brillar tan poco en las cintas en las que ha aparecido y que la trama de esta nueva película se sitúe en un punto ya irrelevante para el devenir del MCU actual no aumentó precisamente mis ganas de ver Black Widow. Pero, como se suele decir, aquello de que ir con bajas expectativas termina siendo mucho mejor, y es algo que se ha demostrado con este caso: Viuda Negra ha terminado siendo un producto que, de tan correcto y cumplidor en casi todos sus apartados, es difícil tanto de criticar como de halagar sobremanera. En ningún momento pretende ser ni más trascendente ni más importante que una cinta de acción y relaciones familiares, y esa humildad es algo que se agradece, aunque con sus peros.
La familia, como en la saga de derrapes y alerones de Toretto y compañía, es algo vital en esta Viuda Negra, que traza su columna vertebral en la disfuncional familia formada al estilo de The Americans (salvando las distancias) con un emocionante prólogo que es de lo mejor de la película: es un gran mérito convertir un punto de partida tan desgarrador en una lenta curación de unas relaciones imposibles entre una familia que nunca ha sido tal, pero que lo intenta porque es lo único a lo que anclarse. Ahí es donde la química entre una Scarlett Johansson de vuelta de todo y una Florence Pugh que ha venido a comerse el MCU da vida a la película, con una relación entre hermanas que buscan no sólo terminar con Derykov y su Habitación Roja, sino también averiguar si aquellos momentos de felicidad infantil fueron (o pueden ser) reales.
Aunque claro, esto no deja de ser una película de acción, y Marvel sigue empeñada en que sus terceros actos sean epatantes y excesivos: al fin y al cabo, no era necesaria tanta persecución ni tanta caída irreal, ni tanta explosión ni tanta pose (sí, aunque se critique en la propia película) para contarnos algo mucho más sencillo y que hubiera requerido un toque más “Bourne” y menos Michael Bay. Pero tampoco estamos aquí para decidir qué le hubiera sentado mejor a la película, sino lo que ha sido realmente, y no podemos decir otra cosa que Black Widow ha cumplido su papel de calmar nuestra sed en este interminable entreacto de la pandemia, aunque sea con una precuela a priori innecesaria. Y ha sido también tremendamente apropiada una historia sobre sororidad y afecto más allá de la familia tradicional en tiempos tan duros emocionalmente como los que nos ha tocado vivir. Por eso, quizás, nos emocionan tanto unos versos tan nostálgicos como los de American Pie cantados por un padre que no es padre a su hija que no es su hija, y es en esos pequeños momentos donde Viuda Negra consigue conquistarnos. No le ha tocado el mejor papel en esta obra, pero qué demonios, se ha trabajado ser algo más que un figurante.
Lo mejor – El superar su intrascendencia a base de pequeños momentos.
Lo peor – El ruido marca de la casa del tercer acto.
La escena –Esa conversación en torno a una mesa sobre lo que fue real.
El personaje- Team Yelena Belova.
Desde Rusia con amor, por Sergio Fernández
Incomprensiblemente, el único personaje femenino del team original de Vengadores carecía de película propia que mostrara el origen del personaje. Bien es cierto que en Era de Ultrón se aprovechó para rescatar algún flashback que, además de interesante, reflejaba el traumático pasado de Natacha Romanoff. Vengadores: Endgame sirvió para poner punto final a su trayectoria en la gran pantalla y se hizo de manera heroica, en un mano a mano con Ojo de Halcón para ver quien se sacrificaba en pos de la mitad universal que Thanos borró de un chasquido.
Con Wonder Woman triunfando en carteleras y Capitana Marvel gozando de total protagonismo parecía de recibo que Marvel Studios se redimiera con Scarlett Johansson haciéndole un largometraje a medida. Tras los hechos comentados anteriormente, solo había un camino posible: el de la precuela. Famélicos de grandes estrenos por culpa de la pandemia, el MCU retorna a salas de cine después de que varios de sus personajes hayan encontrado acomodo en la plataforma de Disney +. Una vez alcanzado el pico del Everest es difícil conseguir proezas en montes de menor categoría. Viuda Negra es una película entretenida, pero que apenas aporta material relevante al universo compartido. Llega lo suficientemente tarde como para que su visionado corra el riesgo de caer en el olvido.
Viuda Negra arranca con un prólogo potente que abraza sin rubor productos como The Americans. El team-up formado por David Harbour y Rachel Weisz funciona a las mil maravillas en un arranque que promete emociones fuertes. Sin embargo, como ocurriera en Falcon y el Soldado de Invierno, la potencial complejidad de la trama es sustituida por algo más sencillo de digerir. La familia es la viga maestra sobre la que se sustenta este filme dirigido por la cineasta australiana Cate Shortland de manera solvente, disfrutable por todo tipo de público.
La acción predomina en el conjunto del metraje y hay unas cuantas escenas realmente conseguidas aunque por debajo de la excelencia que pudimos ver en algunas de las cintas dirigidas por los hermanos Russo. Florence Pugh se lleva la palma en su debut superheroico que pone en bandeja el testigo dejado por Johansson. La actriz británica ya había llamado la atención de propios y extraños gracias a trabajos como La chica del tambor y Midsommar y ahora le toca engordar la excelsa nómina de estrellas que conforman el MCU. Hawkeye es la siguiente parada de Yelena tal y como se encargó de subrayar Valentina Allegra de Fontaine en una de las escenas post-crédito.
Por desgracia, no todo el monte es orégano. Más allá de las incursiones de “la familia” el apartado antagonista resulta bastante descafeinado. A pesar de los años y la consolidación del MCU, los villanos suelen pinchar en hueso salvo honrosas excepciones. Loki y Thanos fueron la excepción que confirman la regla. Todo aquello que se atisbaba en la comentada Era de ultrón quedó en agua de borrajas en las partes más fallidas. Los guiños y homenajes (ese chaleco) suplen estos puntos que sirven para hacernos sonreír recordándonos que la continuidad ya no es algo exclusivo del mundo de las viñetas.
Lo mejor – Florence Pugh y su confirmación de que ha llegado para quedarse.
Lo peor – Que no se atrevieran a realizar la película en su momento.
La escena – El prólogo con un arranque de lo más poderoso.
El personaje- Natasha, la vamos a echar mucho de menos.
¡Es la hora de la encuesta!
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