Javier Vázquez Delgado recomienda: Coronel Weird: Cosmagogo, de Jeff Lemire y Tyler Crook
Edición original: Coronel Weird: Cosmagog #1-4 USA (Dark Horse, 2020-2021)
Edición nacional/España: Astiberri, 2021
Guion: Jeff Lemire
Arte: Tyler Crook
Traducción: Santiago García
Realización técnica:
Formato: Cartoné. 112 páginas, color. 15,00€
Un último paseo por la parazona
“¿Dónde estoy? ¿Cuándo estoy?”
Quién nos iba a decir lo lejos que se iban a extender las ramas de esa obra llamada Black Hammer. Desde el estreno de su primer número allá por 2016 de la mano de Dark Horse, el mundo creado por Jeff Lemire y Dean Ormston ha logrado lo impensable: convertirse en un universo superheroico vasto e independiente, guionizado por completo por el autor canadiense. Cualquiera podría haber pensado que, tras la conclusión de Age of Doom y el núcleo principal de la historia que los autores nos presentaron, sus historias irían cerrándose poco a poco. Pero nada más lejos de la realidad: Black Hammer sigue vivo, las calles de Spiral City siguen acogiendo incontables aventuras entre sus callejones y parece que la mente de Lemire aún no ha encontrado motivos para dejar de extender sus ya vastos límites hasta que el cuerpo aguante.
Para poner este avance en perspectiva, tenemos que hablar de fases. Así es, al más puro estilo marvelita, Lemire ha establecido ya los márgenes de lo que ha definido como la Fase 1 y la Fase 2 del Hammerverso. En concreto, la primera es la que encuadra todo lo relativo al arco principal de la serie más todas las historias adicionales publicadas hasta Black Hammer ‘45 (esto es, todo lo publicado por Astiberri hasta la fecha). Resulta fácil, pues, darse cuenta de la ambición y las ganas que parece haber detrás del universo, al tener en cuenta que todo ese grueso de publicaciones no es más que un gran capítulo, y que otro nuevo ha comenzado. La llamada Fase II dio el pistoletazo de salida con Skulldigger + Skeleton Boy, y suma hasta la fecha cinco series estrenadas en Estados Unidos. Sin embargo, la diferente cadencia de números y, por consiguiente, el tiempo de espera para el tomo recopilatorio, ha hecho que la primera historia de la Fase II en llegarnos a España haya sido el cómic del que hablaremos hoy, Coronel Weird: Cosmagogo, dibujado por Tyler Crook y escrito, claro, por Jeff Lemire.
Cosmagogo es una miniserie de cuatro números de la que es imposible hablar sin retomar el final de Black Hammer: La Edad Sombría, así que ¡cuidado, spoilers! Tras descubrir que toda la vida en la granja de Rockwood no era más que un engaño por parte del Coronel Weird y Madame Libélula, el grupo de superhéroes trata de recuperar sus vidas en Spiral City. Sin embargo, su presencia provoca lo que Weird y Libélula trataban de evitar: que la presencia de los superhéroes desestabilizara el equilibrio de fuerzas en el universo y causara la reaparición del Anti-Dios. Así, finalmente el grupo se sacrifica y regresa a la realidad ficticia creada por la bruja, con el fin de salvar el mundo. En las últimas páginas, presenciábamos cómo todos ellos se adentraban de nuevo en el portal a la parazona, pero al contemplar sus vidas en la granja, no encontrábamos al aventurero espacial. ¿Qué había sido de Randall Weird tras el fin de la Edad Sombría? Cosmagogo es la respuesta a esa pregunta.
Lo que nos encontramos en esta obra es un epílogo para el personaje de Randall Weird, uno de los favoritos de Jeff Lemire, según declaraciones del autor. Lemire escribe una pequeña historia en la que el espacio y el tiempo se cruzan y se confunden. Cosmagogo nos lleva a lo largo de toda la vida del personaje, desde su niñez hasta el presente, en la búsqueda de “algo importante que ha olvidado”, algo que hace que sus paseos temporales estén incompletos.
Lemire escribe aquí una historia breve, con una narración tan compleja como nos tiene acostumbrados a la hora de enfrentarse a este personaje. Con el Coronel Weird, todo es onírico y recurrente, una especie de laberinto en espiral en el que nunca sabes dónde estás, pero a la vez todo resulta familiar. Es mediante esa narrativa como Lemire consigue introducirnos en la confusión del personaje y hacernos flotar en la parazona, sin saber hacia dónde vamos. Cosmagogo funciona como capítulo final de Weird, un capítulo que más que avanzar en su historia, ejerce como introspección y recapitulación del aventurero espacial. Su gran handicap es que es una historia completamente dependiente de lo narrado en la serie principal. De hecho, no solo me parece imprescindible para poder disfrutar de ella, sino que considero recomendable pegarle un pequeño repaso al final de La Edad Sombría para refrescar un poco el statu quo del personaje.
A nivel artístico puede que nos encontremos ante uno de los mejores trabajos de todo el Hammerverso. No voy a esconder que soy un ferviente admirador de Tyler Crook: el artista estadounidense me conquistó por completo con Harrow County, con ese estilo suyo que se puede ubicar como uno de los más personales del mercado yanqui. En Cosmagogo vemos precisamente muchas de las señas de identidad que forjó en Harrow County, gracias a los viajes temporales a la infancia de Weird, ubicada en la América rural de los años 40. Sin embargo, también tenemos hueco para descubrir al artista en una faceta diferente, realizando un diseño maravilloso de los pasajes más sci-fi de la obra, inspirándose en los mundos mágicos de Steve Ditko. Con su habitual trabajo artesanal, realizando el color de la obra a acuarela y su propia rotulación como suele acostumbrar, Crook consigue dejar una impronta inconfundible en una obra que luce con más fuerza gracias a su trabajo. Sabiendo ya que repetirá en el universo con The Unbelievable Unteens, no podemos más que celebrar seguir disfrutando de este pedazo de artista.
Coronel Weird: Cosmagogo es un cómic introspectivo y surrealista que funciona como epílogo para uno de los personajes más especiales del universo de Black Hammer. No es una obra imprescindible, y de hecho será difícil de disfrutar si no somos seguidores de la serie principal, pero su magnífico dibujo bien merece que nos adentremos una vez más en la parazona.
Lo mejor
• El arte de Tyler Crook, maravilloso como siempre.
• Bonito epílogo para uno de los personajes más peculiares de Black Hammer.
Lo peor
• No funciona como obra independiente, es imprescindible haber seguido la serie principal.
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