Javier Vázquez Delgado recomienda: The Banks, de Roxane Gay y Ming Doyle
Edición original: The Banks USA (TKO Studios)
Edición nacional/España: The Banks (Panini Cómics, 2021)
Guion: Roxane Gay
Dibujo: Ming Doyle
Color: Jordie Bellaire
Editor: Sebastian Girner
Traducción: Santiago García
Realización y rotulación: Gasp!
Formato: Tapa dura. 152 páginas. 24€
The Banks, una familia de ladronas
Cuando Panini anunció que iba a publicar las obras de la editorial TKO en España todos fijamos la vista en dos obras de autores bien conocidos que cuentan con un importante número de seguidores. Ahí quedaron Sara, de Garth Ennis y Steve Epting, y Sentient, de Jeff Lemire y Garbriel Hernández Walta, pero TKO es más que grandes nombres y Panini siguió adelante con la publicación de la magnífica Libra por libra y, ahora, The Banks.
Las historias de robos siempre han triunfado de forma constante, véase el cine o la literatura, son historias que dan pie a que el público entre en el juego, se empape de esa atmósfera de picardía, y en el cómic estadounidense de los últimos años o bien se han plagado de acción superheroica o nos tenemos que ir al noir, un género con el que el noveno arte ha tenido sus más y sus menos pero que nunca ha desaparecido gracias a algunas grandes figuras. Hablar de The Banks es hablar de noir, un noir moderno que mezcla temas como el feminismo, el racismo, la sexualidad o el clasismo, de forma que deja cierto poso en el lector. Un poso de carácter social. Por resumir esta reseña en una frase, y con una comparación obvia en estos tiempos, quien disfrute de las obras de Brubaker y Phillips encontrará en The Banks un nuevo filón.
Al igual que en las historias de los mencionados autores, Roxane Gay, Ming Doyle y Jordie Bellaire nos meten en un mundo de criminales, en este caso protagonizado por un linaje familiar de ladronas que se encuentran con la posibilidad de hacerse con un buen botín. Pero lo importante, y donde gana esta historia, reside más en lo personal, en sus vidas y en cómo sus actos las condicionan.
Como suele ser habitual en las historias editadas por TKO, estamos ante un tomo unitario dividido en seis capítulos, una división que se nota bastante, pues los cuatro primeros son absolutamente brillantes.
Las autoras nos narran una historia en tres tiempos. Por un lado tenemos a Clara, la que será la abuela, cuya trama se desarrolla partiendo de los años setenta, cuando conoce a su marido del cual aprenderá la profesión de ladrona. Esta es la parte de mayor carga dramática al contarnos la vida de una mujer negra y sus dificultades para sobrevivir en dicha época, más aún teniendo una hija y con su marido entrando y saliendo de la cárcel. Luego está la madre, Cora, cuya historia se mezcla con la anterior pero su punto fuerte ocurre en la década de los noventa. Es la que menos páginas tiene y es bastante más tierna que las otras, ya que es una historia de amor, pero está marcada por su condición sexual y sigue mostrando los problemas familiares de una ladrona criando a una hija para que no siga sus pasos, aunque aquí se centra más en sus choques con esta. Por último está Celia, la hija, una agente de banca en la actualidad y cuya historia es la que tiene mayor peso. Celia es discriminada en su trabajo, aún siendo muy buena siempre estará por debajo de hombres blancos. En esta última parte también hay un trasfondo interesante, al acercarse al mundo de la banca, sobre quién es más ladrón. Solo dan unas pinceladas pero son las suficientes como para que ese pensamiento quede en el lector.
Pero aunque esta última sea la principal todas ellas son igual de importantes por dos motivos, el primero por contextualizar a cada uno de los personajes, con historias diferentes que las lleva a convertirse en ladronas, y el segundo porque las tramas acaban por unirse pero no de una manera clásica en la que todo se ve forzado a juntarse en un punto, sino conduciendo de manera pausada al lector y con narraciones intercaladas destinadas a contar el porqué de cada situación.
Si bien se presenta una historia de robos bastante clásica tiene una estructura muy interesante que resulta muy agradable al ir dando pinceladas de cada una de las tramas, pero sobre todo se desmarca de otras historias de este género por la variedad de temas que trata y la naturalidad con la que lo hace. Y hay más, hay un motivo para el robo que trasciende lo económico dándole una motivación más interesante para quien lo lea, pero dejemos esa parte para que la descubra quien se quiera acercar a este tomo.
Entre las autoras tenemos un poco de todo, una desconocida en el mundo del cómic, otra con trabajos ya asentados y una de la que hablamos casi todos los meses.
Roxane Gay apenas hizo un trabajo para Marvel con Pantera Negra, pero es una columnista del New York Times que tiene en su haber varios libros superventas como Hambre o Mujeres difíciles. Por otro lado Ming Doyle ha pasado por Marvel (con grupos como Los 4 Fantásticos o Los Vengadores), DC (dando vida a The Kitchen, Constantine o Batgirl), Image (en la sensacional Mara) o Valiant (Quantum & Woody) entre otras. Su trabajo aquí es muy directo, con poco fondo y una buena narrativa, así como un estilo que hace que The Banks tenga identidad propia a base de dar mucha fuerza a los personajes, pero es cierto que alguna perspectiva le queda rara. El color es de la multipremiada Jordie Bellaire, artista que ha demostrado su buen hacer en cientos de cómics y en este no es menos.
La única pega real que le pondría a este tomo es que la recta final es demasiado apresurada. Si bien los cuatro primeros capítulos narran estas historias de forma muy pausada, se nota que las autoras van pisando el acelerador en el quinto para ir a toda velocidad en el sexto, omitiendo algunas de esas partes más personales que dan a la obra su propia personalidad frente a otras del estilo.
Aún con eso, The Banks se alza como una buena lectura, que consigue ser diferente en un género bastante trillado. Con muy buenas ideas y mucho que decir.
Lo mejor
• Los personajes y sus vidas.
• La cantidad de temas que trata y lo bien que lo hace.
• La trama del robo funciona muy bien.
Lo peor
• La resolución apresurada.
• Alguna perspectiva del dibujo.
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