Javier Vázquez Delgado recomienda: El inmortal, de Carlos Giménez

Edición original: El Inmortal (Reservoir Books, 2021)
Guion: Carlos Giménez
Dibujo: Carlos Giménez
Formato: Cartoné. 80 páginas. 17,90€

Pese a todo Giménez sigue siendo un autor inmortal

“La inmortalidad es mucho tiempo.”

Aprovechando que Carlos Giménez cumplía ochenta años hace unos meses decidimos dedicarle un más merecido ZNDay en el además de diversas reseñas de algunas de sus obras más destacadas le dedicamos dos artículos; uno dedicado a su biografía y una guía de lectura de sus obras. Teníamos clarísimo que ambos se iban a quedar obsoletos este mismo año por la enorme creatividad de la que el maestro hace gala en los últimos años, así que no fue ninguna sorpresa saber que a la vuelta de vacaciones Reservoir Books publicaría un nuevo trabajo suyo que llevaría por título El inmortal. Lo hemos estado esperando con ganas ya que el autor madrileño es una garantía de buen hacer a los lápices, además de una de las voces más lúcidas de cómic español. Se trata de alguien a quien hay que leer siempre, aunque no se esté de acuerdo ni con sus ideas ni con planteamientos porque siempre te hace pensar y ver las cosas desde otro punto de vista, algo que siempre resulta enriquecedor.

El inmortal es un álbum unitario en que conocemos la historia de Homobono Santos Casas, un médico jubilado tremendamente preocupado por su mortalidad, que le cuenta a un amigo dibujante y a su sobrina anécdotas de los más increíbles que le sucedieron cuando ejercía su profesión. Algunas les parecen casi increíbles, más fruto de su imaginación que de la realidad, pero palidecen cuando les cuenta lo último que le ha sucedido ya que ha conocido y ayudado a unos alienígenas que le han ofrecido como pago por su amabilidad la posibilidad de convertirlo en inmortal, algo que le tienta enormemente por su miedo a la muerte. Antes de hacerlo le han invitado a pasar una semana en el futuro, en concreto dentro de 100 años, para que sea consciente de lo que le espera si le conceden su deseo.

La obra comienza con una presentación centrada en darnos a conocer al protagonista y sus muchas peculiaridades, como su hipocondría y su pavor a la muerte, algo de lo que el autor madrileño ya se ha ocupado en su Trilogía del Crepúsculo, su gran obra de los últimos años. Aunque en esta ocasión no sean los temas principales ni tienen tanto peso en la trama, puesto que el tono de la obra es menos tremendista y más satírico.

Como en sus últimos trabajos en la obra no hay espacio para la sutileza, ya que nos transporta a un futuro donde algunos de los problemas actuales se han agrandado como el cambio climático que ha provocado una enorme carestía del agua, al igual que las diferencias económicas que han generado muchos más pobres, la privatización de recursos básicos como la sanidad o la justicia, la reducción de la privacidad de los ciudadanos o los problemas territoriales que han generado los nacionalísimos. Además, trata de hacer una sátira del machismo que vivimos en la actualidad haciendo que las mujeres ocupen el lugar que ahora tienen los hombres en la sociedad, pero, creemos que no acaba de funcionar del todo bien. Carlos Giménez trata de situarnos ante un espejo deformante que nos muestre los problemas socio-económicos actuales, pero como simplemente da pinceladas de cada uno de ellos se queda algo coja ya que no profundiza en ninguno de esos temas tan interesantes. Gran parte del problema es debido a que la obra tarde bastante en trasladarnos a ese futuro, esperemos que distópico, porque la introducción y las anécdotas que cuenta el protagonista ocupan demasiado dejando solamente el último tercio de la obra para la visión del futuro.

Ese futuro al que se ve transportado Homobono tiene una estética retrofuturista similar a la de otras obras del madrileño como Dani Futuro, lo que le aporta un toque naif al conjunto que no acaba de mostrar lo mal que esta la situación, algo similar a lo que vemos en los medios a diario donde los barrios del extrarradio no suelen aparecer. Quizás no es igual de acertado el diseño de los alienígenas que, aunque muy del estilo del autor, no acaba de funcionar del todo resultando demasiado infantiles. Tal vez sea la parte menos afortunada de la obra junto al uso de una serie de expresiones que usan en el futuro, que no aportan nada a la obra.

Gráficamente la obra está muy bien narrada como es habitual en Giménez, aunque como en sus últimos trabajos la composición de sus páginas es demasiado rígida abusando en exceso de las tres tiras de dos viñetas.

Reservoir Books hace una buena edición con un diseño similar al de todas las obras que han publicado de Carlos Giménez. Como en sus últimas obras el volumen tiene un prólogo escrito por el autor madrileño, aunque en esta ocasión no está centrado en la génesis de la obra, sino en relatarnos el momento en el que la realizó en lo peor de la pandemia y el confinamiento lo que le lleva a hacer una lúcida reflexión sobre ese infausto periodo. Ojalá en sus próximos trabajos se decida a abordarlo.

En este nuevo trabajo Carlos Giménez vuelve sobre los temas que más ha tratado en sus últimos trabajos: la muerte, la vejez y la preocupación por el destino de la humanidad. Estamos ante una obra de ciencia-ficción satírica en la que el veterano autor no nuestra la misma amargura que en otros trabajos, pero que constituye una crítica despiada a la sociedad actual y el futuro al que nos encaminamos.

Lo mejor

• Ver como Carlos Giménez sigue tan combativo como siempre.
• El prólogo que acompaña a la obra.
• Narrativamente es impecable como siempre.

Lo peor

• El diseño de los alienígenas y el lenguaje coloquial que ha creado Giménez para el futuro.



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