Javier Vázquez Delgado recomienda: Infectado, de David Muñoz y Manuel Meseguer

Edición original: Infectado (Astiberri, 2021)
Guion: David Muñoz
Dibujo: Manuel Meseguer
Realización técnica: Alba Diethelm
Formato: Cartoné. 136 páginas. 15€

La cara que nunca se ve de la enfermedad.

“Usted está infectado. IN-FEC-TA-DO.

Una señal evidente de que el cómic, como medio, ha madurado es que desde hace unos años podemos leer obras que abordan cualquier temática por extraña, dura o incomoda que pueda ser, sin necesidad de esconderla entre los clichés de una historia de género. Ahora cualquier tema puede ser el eje principal, lo que permite tratarlo de una manera mucho más realista, directa y cercana. Es la prueba fehaciente de que, en el cómic, como en cualquier medio, todo cabe y la temática y complejidad de las historias solamente deberían marcarlas el interés de los autores por contar su historia. Evidentemente esa libertad total es muy difícil encontrarla en las historias más comerciales de las grandes editoriales norteamericanas o europeas, sin embargo, hoy en día la oferta es tan grande que ya no es necesario tener que buscar ese tipo de historias en sus publicaciones ya que en las estanterías de las librerías cohabitan cómics, manga, novela gráfica, tebeo, BD, o como queremos llamarles, tan diversos y diferentes que cualquiera puede encontrar obras adecuadas a lo que busque, simplemente hay que dejar de lado los prejuicios y las ideas preconcebidas y sumergirse en las páginas de cientos de lecturas tan apasionantes como estimulantes. Y es justo eso lo que hay que hacer para leer Infectado, el último trabajo del guionista David Muñoz (Madrid, 1968) que cuenta con el dibujo de Manuel Meseguer (Murcia, 1960), un veterano ilustrador publicitario y diseñador gráfico que firma con este trabajo su primer cómic de larga duración.

Infectado nos relata el largo proceso que Nacho, un escritor que trabaja como editor especializado en pulir las novelas de todo tipo de autores hasta convertirlos en un bestsellers, que debe pasar para conseguir curarse de la hepatitis C. Por desgracia, el tratamiento le provoca todo tipo de efectos secundario que van desde los físicos y hasta cambios en su personalidad que ponen en peligro sus relaciones afectivas y laborales. Esos efectos secundarios han llevado a otros pacientes a abandonarlo, pero el protagonista está firmemente decidido a seguirlo hasta el final, cueste lo que cueste. Como David Muñoz nos dice en el prólogo, este trabajo está basado en su experiencia personal ya que él también se sometió al mismo tratamiento hace diez años, un tratamiento que, por suerte, ha sido sustituido por otro mucho mejor en todos los aspectos. Aunque la historia de Nacho no es la suya ya que está convenientemente ficcionada, el guionista sí sufrió en primera persona el mismo infierno que hace pasar a su protagonista y es algo que se nota en una obra que destila verdad y emoción.

A lo largo de novela gráfica los autores nos muestran cómo el tratamiento va haciendo mella en la vida del protagonista, causándole molestias físicas, fácilmente identificables, pero también psicológicas, más difíciles de identificar, ya que están bastante estigmatizadas en la sociedad. El mismo estigma que todavía hoy sufren los afectado por la hepatitis C, puesto que gran parte de la sociedad sigue pensando que únicamente afecta a los toxicómanos. Hay que señalar el magnífico trabajo de Meseguer a la hora de representar los diversos padecimientos de Nacho gracias recursos gráficos muy bien construidos e ideados. Destacan sobre todo dos escenas; una en las que nos muestra el agotamiento físico cuando Nacho tiene que subir unas escaleras en el metro y la otra en la que representa el síndrome de piernas inquietas que sufre. Sin duda, se trata de lo más destacada del apartado gráfico junto a la portada y lo bien que consigue que las caras de los personajes muestren sus sentimientos y emociones. Algo que no resulta nada fácil y menos con el estilo tan limpio y sencillo que emplea el dibujante murciano que en todo momento consigue hacer suya la historia demostrando en sus páginas todo el tiempo que ha invertido. La única pega que se le puede poner es que, por momentos, el estilo resulta algo impersonal y frio, pero en general es un muy buen debut.

Además de ser un notable ejemplo de medicina gráfica que pone el foco sobre la hepatitis C y la depresión, Infectado también nos nuestra una realidad incomoda que nadie quiere ver cómo es la difícil convivencia con alguien enfermo, puesto que, salvo contadas excepciones, la enfermedad y el dolor sacan lo peor de cada persona y termina por afectar a todos los que lo rodean. Pero cabe pensar que el principal problema de Nacho no es estar infectado de hepatitis C, sino que el sufrimiento y el tratamiento sacan a la luz lo peor que lleva dentro, convirtiéndose en alguien que no tiene ningún reparo en decir a la gente lo que realmente piensa comportándose de manera totalmente egoísta y egocéntrica. Ese egoísmo del que todas las personas estamos infectados, en mayor o menor medida, y que nos hace ser ciego a todos los que nos rodean, ignorando que los demás también sufren. Algo que los autores han tratado de reflejar con la inclusión de varias escenas de una novela de zombis que el protagonista estaba editando junto a Tomas, un conocido influencer, que nos nuestra que todos estamos infectados de alguna manera. Esa relación entre Nacho y Tomas tiene varios momentos que, aunque tienen una función clara para el desarrollo de la trama, resultan algo forzados y que restan verosimilitud a la historia.

La edición de Astiberri tiene la calidad que es habitual en ellos, con un diseño muy bonito y un tamaño que le va muy bien al trabajo de Meseguer. Como extras el volumen tiene varias páginas en las que David Muñoz explica el proceso de creación del libro y su colaboración con el dibujante.

Infectado, aunque sea una obra de ficción, nos muestra las consecuencias que tuvieron que sufrir las personas que siguieron el mismo tratamiento que el protagonista para curarse de la hepatitis C. Un retrato duro que no es nada complaciente, ni cae en el melodrama barato, pero que nos ofrece un final lleno de esperanzas. O tal vez no.

Lo mejor

• El retrato veraz de los efectos secundario del tratamiento.
• La brillante puesta en escena de algunas secuencias.
• Los autores se atreven a poder sobre la mesa temas tabús como la depresión, la hepatitis C o la manera de comportarse de los enfermos.

Lo peor

• Alguna escena con Tomas resulta algo impostada.



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