Javier Vázquez Delgado recomienda: 100% HC. Academia-X 2: X-Puestos

Edición original: New X-Men Academy X 12-19, Hellions 1-4 y Yearbook Special USA (Marvel Comics, 2005)
Edición nacional/España: 100% Marvel HC. Academia-X 2: X-Puestos(Panini Cómics, 2021)
Guion: Nunzio DeFilippis y Christina Weir.
Dibujo: Michael Ryan, Paco Medina, Georges Jeanty, Clayton Henry y Aaron Lopresti.
Entintado: Rick Ketcham, Juan Vlasco, Don Hillsman, Mark Morales, Greg Adams, Jay Leisten y Brad Vancata.
Color: Pete Pantazis, Tom Chu y Wil Quintana.
Formato: Tomo en tapa dura. 320 páginas. 32€

Espíritu de Mutantesdencia

El cómic superheroico es un género de géneros que, sin embargo, a pesar de la variedad que es capaz de abarcar, muchas veces incide en lo anodino y repetitivo. Historias de acción que no aportan nada nuevo y que nos recuerdan a otras que hemos leído otras tantas veces en nuestras vidas. Cuando como lectores, ya llevamos mucho leído a nuestras espaldas, resulta verdaderamente difícil que se nos sorprenda.

Por otro lado, si hablamos de Marvel o DC a veces da la impresión de que a sus personajes siempre les tienen que ocurrir grandes tragedias, de que las colecciones a leer deben estar llenas de murciélagos, hombres de acero, adamantium o vengativos grupos de superhéroes más poderosos que nadie.
Sin embargo, de vez en cuando, y con menor cadencia de la que nos gustaría, surgen historias más humanas, protagonizadas por personajes en los que nadie se ha fijado que no solo sorprenden, si no que ponen el foco en otro tipo de tramas y aspectos.

Sin duda, Academia X es, respecto de la primera década del Siglo XXI, una de esas historias. Como ya indicamos en las reseñas sobre el debut de estos personajes que podéis encontrar aquí, y el comienzo de su colección que podéis consultar aquí, Academia X de Nunzio DeFilippis y Christina Weir, trataba de recoger el testigo de los Nuevos Mutantes de Chris Claremont, Bob McLeod y Bill Sienkiewicz pero sin tratar de imitar a los más grandes, o al menos no a sus argumentos, si no a su espíritu.

Si los Nuevos Mutantes de Claremont, McLeod y Sienkiewicz son geniales entre otras muchas razones, la principal es porque supieron captar a la perfección el espíritu de la adolescencia de la década de los ochenta. Esto es, sus autores parecían adolescentes en sí mismos que comprendían perfectamente como pensaban los jóvenes que comenzaban su carrera a la adultez en aquella época, que les gustaba y qué temían, y lo volcaban todo en una olla en la que había superhéroes y mutantes, o lo que es lo mismo, seres inadaptados que eran despreciados por el resto de la sociedad.

Siguiendo esa lección, Weir y DeFilippis se olvidan del Oso Místico, de Warlock, Bala de Cañón, y del resto de personajes e historias que hicieron grandes a los Nuevos Mutantes como esa segunda generación de adolescentes que pisaba el Instituto Xavier, y afrontan la adolescencia de su tercera y nueva generación fijándose en los adolescentes de comienzos del año 2000 y haciendo una serie protagonizada por y para ellos.

Salvando las enormes distancias y para que se me entienda, Academia X está más cerca de Skins o de Misfits, dos hitos de la televisión adolescente británica, que de sus predecesores en cómic, y es correcto y deseable que así sea.

Por ello este tomo continúa lo que construyeron los dos anteriores, incrementándolo para afrontar su gran final. Los distintos amoríos que han ido existiendo durante la etapa terminan por florecer o culminar de forma dramática en estas páginas, al igual que las rivalidades entre los personajes llegan a su crescendo definitivo.

Estas rivalidades son pura y simplemente luchas de popularidad en un instituto en el que por muchos mutantes que existan, no deja de ser un lugar lleno de adolescentes con las hormonas a flor de piel que consideran un desengaño amoroso o ganar la competición de fin de curso el problema más importante de sus vidas.

Por otro lado, estos Nuevos Mutantes si por algo se caracterizan es porque creen saber como afrontar todos los problemas que les rodean, creen que son más inteligentes que los adultos que resultan ser sus profesores y en algunos casos, tutores legales, y en lugar de pedir ayuda, prefieren dárselas de listos y tan solo acudir a los adultos cuando ya no les quedan más opciones.
En ese sentido, resulta muy interesante el verano que los Infernales pasan en casa de Julián y lo que allí descubren y en lo que se convierten, un problema que podía haber causado serios problemas a la raza mutante y que no habría tenido lugar de haber avisado los protagonistas a tiempo a los adultos.

En otro orden de cosas, este tomo afronta una especie de tie in con la famosa saga de Mark Millar y John Romita Jr. Lobezno: Enemigo del Estado, que aquí resulta orgánico y que no necesita que leamos la aventura a la que hace referencia, teniendo lugar simplemente para que los protagonistas afronten la pérdida por primera vez en sus vidas.

El dibujo es llevado a cabo por un amplio elenco de ilustradores entre los que destacan Michael Ryan y Paco Medina que se adaptan perfectamente a la historia que quieren contar los guionistas construyendo entre todos ellos un tomo que no deberíamos dejar pasar si nos gustan las historias de corte teenager.
Un imprescindible para los amantes de los mutantes y de los enredos de instituto.

Lo mejor

• La forma en la que se entiende la adolescencia.

Lo peor

• Que no haya más series así en el mercado actual y que esta no continuara unos números más.



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