Javier Vázquez Delgado recomienda: La Sociedad de los Dragones de Té, de Katie O’Neill
Edición original: The Tea Dragon Society (Oni Press, 2017)
Edición nacional/España: La Sociedad de los Dragones de Té (Ediciones La Cúpula, 2018)
Guion: Katie O’Neill
Dibujo: Katie O’Neill
Color: Katie O’Neill
Traducción: Natalia Mosquera
Formato: Cartoné. 80 páginas. 16,90 €
Una sociedad para conquistar-té
Greta es una joven aprendiz de herrera que, tras rescatar a un dragón del té que se ha perdido en el mercado, descubre el casi desaparecido arte del cuidado de dichos dragones con el fin de obtener un té de elaboración tan lenta como exquisita. Lo hará de la mano de Hesekiel y Erik, los dueños de la única tienda que elabora té de dragón en el pueblo. Ellos, además de mostrarle los secretos del mundillo, le revelarán a Greta algunos eventos impactantes del pasado y, junto a todo ello, una nueva forma de contemplar la vida.
La Sociedad de los Dragones de Té es una obra creada por Katie O’Neill, una autora de Nueva Zelanda que ha publicado otras laureadas obras como Érase una vez dos princesas o Bahía Acuicornio. Publicada originalmente en 2017 de la mano de Oni Press, La Sociedad de los Dragones de Té hizo a O’Neill merecedora de dos premios Eisner en las categorías de Mejor publicación infantil y Mejor webcómic en el año 2018. En septiembre de ese mismo año, el cómic fue publicado en España por La Cúpula.
Esta obra está catalogada como literatura infantil. Sin embargo, eso no implica que su autora renuncie en ella a tratar temas o mostrar escenas de notable interés y complejidad. Según O’Neill, La Sociedad de los Dragones de Té nació como una celebración de los momentos mágicos del día a día; de la magia de la amistad, de sentir que se pertenece a un grupo, de la artesanía o incluso de preparar una taza de té.
Sus poco más de 70 páginas se dividen en pequeños capítulos, cada uno con el nombre de una estación del año, cada uno de brevísima —casi efímera— lectura. La Sociedad de los Dragon de Té es una lectura de duración conveniente similar a lo que podríamos tardar en tomarnos, precisamente, una taza de té. Gracias a esta duración y a su división en pequeños capítulos, sumado esto a su tono amable y relajado, la obra parece resonar con fuerza en contra del mundo acelerado en el que vivimos; como si fuera una invitación a relajarnos un rato, a sentarnos y disfrutar de una buena bebida mientras ordenamos nuestras ideas.
Considero, de hecho, que ese es uno de los mensajes principales del cómic: que aprendamos a frenar y a disfrutar a fuego lento de los detalles más cotidianos. Más que utilizar su historia para exponer una defensa de las tradiciones y las costumbres, O’Neill nos anima a reflexionar sobre los valores positivos que pueden subyacer en ellas; valores que quizá no se estén perdiendo debido al progreso natural del mundo, sino a que los efectos secundarios de dicho progreso los han vuelto incompatibles con nuestro estilo de vida.
A veces parece que, en una sociedad en la que todos estamos conectados, o sigues el endiablado ritmo que marca la mayoría o estás condenado a que el mundo entero te pase por encima como un rodillo. La Sociedad de los Dragones de Té es consciente de este sentimiento y, a lo largo de sus páginas, anima al lector a que se haga a un lado, deje un poco de masa por el camino y aproveche el paso del rodillo para hacerse una pizza.
Las tradiciones también se relacionan directamente con otro de los temas centrales de la obra: los recuerdos. Más concretamente, con su importancia y capacidad para definirnos. La mejor representación de este tema en la obra se ve reflejada en el personaje de Minette, quien comenzó a experimentar dificultades para conservar sus recuerdos a partir de cierto suceso. Conforme avanza la trama, se va profundizando en las consecuencias que implica esta circunstancia para ella y, sobre todo, en cómo puede aprender a lidiar con ello. ¿Puedes definirte a ti mismo y definir tus relaciones interpersonales aun cuando no dejas de olvidarlo prácticamente todo?
Estrechamente relacionado con el tema de los recuerdos está el tratamiento de los objetos que realiza la obra. Aquí, los objetos pueden ser contenedores de recuerdos y transmisores de un legado. Lejos de proponer ideas que resten importancia a lo material, La Sociedad de los Dragones de Té apuesta por un enfoque en el que los objetos pueden representar una extensión de nosotros mismos que persista más allá de nuestra propia vida. Se admira la magia que hay detrás de un colgante que nos transporta hasta una tarde de verano o la mística que implica crear un objeto que se transmita de generación en generación, la posibilidad de que algún día ese objeto sea usado por alguien que ni siquiera sepa quién lo hizo, pero que, aun así, conserve una pizca del alma de su creador.
Todos los conceptos previamente mencionados, pese a poseer sin duda profundidad y complejidad de sobra como para abrumar a cualquiera, se presentan con mucha suavidad a lo largo de la obra. Resulta evidente que están ahí y que son una parte importante de la historia, pero, al mismo tiempo, la lectura puede disfrutarse perfectamente sin prestarles demasiada atención. Con esto quiero decir que, efectivamente, se trata de un cómic apto para los lectores más jóvenes, quienes seguramente lo sigan encontrando accesible gracias a que la narración siempre responde a las directrices de un marcado hincapié en sus aspectos más emocionales.
En conclusión, leer La Sociedad de los dragones de Té es como sumergirse en un terapéutico ratito de felicidad. Tanto es así que, personalmente, recomendaría que se leyera cuando se esté teniendo un día especialmente estresante o truncado por cualquier motivo. Se trata de una obra de ritmo muy ligero que, no obstante, posee la capacidad de dejarnos con un interesante poso al acabarla gracias a los temas que resuenan en ella. Una combinación ideal de accesibilidad y profundidad.
Lo mejor
• El apartado artístico, especialmente el color.
• Accesible a la vez que profunda.
• Capaz de alegrarnos una mala tarde.
Lo peor
• Se lee en un suspiro que sabe a demasiado poco, sobre todo si tenemos en cuenta su precio.
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