Javier Vázquez Delgado recomienda: Reseña DC USA – Batman. The Imposter #1

Edición original: Batman. The Imposter #1(DC Comics, 2021)
Guion: Mattson Tomlin
Dibujo: Andrea Sorrentino
Entintado: Andrea Sorrentino
Color: Jordie Bellaire
Formato: Grapa. 48 páginas. 5,99$

Black Label sube el listón y nos ofrece (una vez más) un Batman como nunca hemos visto

“I’m making the difference”

Ahora que la pandemia parece remitir y nos acercamos a la normalidad la salud mental se está convirtiendo en un tema informativo de moda. Los deportistas de élite exponiendo sus problemas mentales y las consecuencias psicológicas de la pandemia y el confinamiento, han expuesto a la salud mental a la luz pública.

Como no podía ser de otra manera, los medios de comunicación han consultado y entrevistado expertos para saciar el hambre informativa. Acudir a voces autorizadas no exime de las interpretaciones simples y sensacionalistas en algunos casos de los periodistas. Actitudes, que en un tema tan delicado y frágil, pueden ser más perjudiciales que beneficiosas.

Los aficionados a los cómics sabemos muy bien lo fácil que es caer en el error y la simplificación por parte de los medios generalistas. La inolvidable por vergonzosa entrevista de Ruben Amon a Frank Miller, Stan Lee acreditado como dibujante o Gotham presentada como ciudad del universo Marvel, son algunos de los ejemplos que recuerdo.

Las dos grandes editoriales USA, muy sensibles a los vientos de cambio, cada vez se profundizan más en los perfiles psicológicos y profesionales de la salud mental adquieren más relevancia en los cómics, como es el caso de Jocasta Joy en Arkham City y el caso que no ocupa.

Batman, The Imposter se mueve entre dos tramas. Por una parte, tenemos a Bruce Wayne en el “diván” de la psicóloga y por otra una aventura de misterio más convencional.

Respecto a la primera, Batman cae desmayado y herido en la casa de Leslie Thompkins, la psicoterapeuta que trató a Bruce Wayne tras el asesinato de sus padres. La doctora desenmascara al héroe inconsciente y resiste su obligación moral de llamar a la policía. Cura las heridas físicas de Bruce y le ofrece un trato/chantaje (violando todo código deontológico) para no delatarlo, que cada día, al acabar su jornada como hombre murciélago vaya a su consulta y se someta a terapia.

Por otro lado, tenemos a un hombre disfrazado como Batman que se dedica asesinar delincuentes.

Este segunda trama que aparentemente da título a la serie, será el McGuffin que dinamizará la historia, siendo menos interesante que la primera, ya que allí Bruce Wayne debe responder a la preguntas que le plantea la psicoterapeuta de manera abierta y a la cara.

Wayne se abre y responde de manera madura, directa, sincera. Podemos ver (por fin) un héroe reconocible dar respuestas honestas que no supongan un juego de equilibrismo por parte del guionista o una excusa para criticar el género. Se trata además, de un Batman más falible, realista y humano. Las heridas que sufre en el inicio de la historia se las infringe un simple atracador y no Bane o Dos Caras.

El escritor de esta nueva serie del sello Black Label es el guionista y director cinematográfico, Mattson Tomlin (Project Power). En este trabajo destaca por crear las circunstancias que ponen a Batman ante cuestiones y dilemas que bordean las costuras del genero. El guion desarrolla una trama urbana y oscura, donde, además de profundizar en los rincones de Gotham, lo hace en el alma de Bruce Wayne.

La fragilidad de Batman viene multiplicada por el dibujo realista y crudo del artista italiano Andrea Sorrentino que puede que aquí ofrezca su mejor trabajo. La atmosfera opresiva, oscura pero real, de la historia encajan como nunca en su estilo de dibujo, muy deudor de la fotografía y el calco pero que aquí supone una virtud. Como es habitual, nos ofrece una composición de página experimental pero que huye de la confusión y potencia la narrativa. El dibujo asimétrico y oscuro, expresa la gravedad de la historia ante el Batman más real.

Sorrentino despliega su capacidad para reproducir elementos realistas de manera que la historia en algunos momentos puede parecer la versión documental del comic. El trabajo del dibujante encaja como un molde perfecto con Tomlin y con la Gotham más gris.

No nos olvidemos de la colorista Jordie Bellaire que da el toque justo sin llegar a “tapar” el dibujo. Un trabajo que exige discreción y no desentonar.

Tenemos, en definitiva, un cómic que se ha marcado el difícil trabajo de ofrecer una versión más sincera y verosímil de Batman y Gotham, y no se trata tan solo de mostrar ese realismo en la traslación gráfica de los personajes, la ciudad o en la falibilidad del héroe, en este caso es muy destacado el esfuerzo por parte de Tomlin de dar una dimensión madura y coherente al ser humano que se encuentra debajo de la máscara.

Lo mejor

• Un guion sincero y honesto que trata a los lectores como adultos.
• La exhibición de recursos gráficos y narrativos de Andrea Sorrentino.
• El sello Black Label parece que estar cumpliendo la promesa de historias adultas y de calidad.

Lo peor

• Siempre que se habla de profesionales de la salud mental se caen en errores e incoherencias como el chantaje al que la doctora Thomkins somete a Bruce Wayne.



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