Javier Vázquez Delgado recomienda: Estado Futuro – Flash

Estado Futuro

Edición original: Future State: The Flash núms. 1-2 USA (DC Comics, 2021)
Edición nacional/España: Estado Futuro: Flash (ECC Comics)
Guion: Brandon Vietti.
Dibujo: Brandon Peterson, Dale Eaglesham, Will Conrad.
Entintado: Brandon Peterson, Dale Eaglesham, Will Conrad.
Color: Mike Atiyeh
Traducción: Francisco San Rafael Simó.
Formato: Rústica, 56 págs. A color. 7,50 €

Velocidad desconcertante

Continuando con las reseñas de Estado Futuro, ahora toca centrar la atención en el tomo unitario que ha recopilado los dos números que Flash. Un tomo que condensa una historia del futuro de Flash escrita por Brandon Vietti y dibujada por Dale Eaglesham, Will Conrad y Brandon Peterson.

Vietti, animador, director y productor de varios proyectos de animación para DC Comics y Warner, entre los que se encuentra el desarrollo y la coproducción de Young Justice con Greg Weisman, se hace cargo de escribir un relato opresivo, cargado de oscuridad, distópico incluso, con el que acercarse a un futuro incierto de Barry Allen, en el que confluyen no solo el Velocista Escarlata, sino toda la familia de corredores, con Gay Garrick Max Mercury, Bart Allen y Nora, que batallan contra un Wally West que está matando de manera genocida a todos los héroes y heroínas del Universo DC.

Estado Futuro

Estamos ante una propuesta muy irregular en su planteamiento, pues juega con múltiples elementos para saciar a aficionado, pero a los que Vietti apenas sabe sacar partido. Su uso y abuso resulta apelotonado, errático, acudiendo con demasiada frecuencia al drama facilón. Tan facilón que la historia pierde fuerza apenas acaba de ser planteada. El discurso de Vietti se vuelve empalagosos, denso sin razón ni necesidad, con largos monólogos internos de Barry que redundan una y otra vez sobre lo mismo, sin hacer aportación real a la trama. Tal reiteración de pensamientos rompe el ritmo, ralentizan sin necesidad una historia que podría haberse contando de manera amucho más solvente dejando que todo fluyera más rápidamente, centrándose en el mensaje al principio y que la trama tomara fuerza gracias a la acción pura y dura. Querer darle tanto trasfondo acaba por castigar en exceso a la historia.

Vietti, parece que no acaba de entender que el papel impreso necesita de otro tempo para narrar. Más diálogo y más viñetas ralentizan y menos diálogo y menos viñetas aceleran, pero al final es el propio lector el que se marca el ritmo con su lectura. El vicio del medio audiovisual, entendiendo vicio como deformación profesional, no aporta nada, en este caso, al noveno arte.

Y es toda una lástima porque hay potencial para poder contar algo con carácter, pero la oportunidad se le escapa al escritor entre las manos al querer montar un escenario mucho más grande del que necesita y todo se le acaba desmoronando.

En lo gráfico, la propuesta de los tres dibujantes implicados es desigual. Eaglesham se muestra fiel a su estilo, pero no deslumbra, aportando poco a la historia que pueda resultar reseñable. Su trabajo cumple, sin más. Conrad se hace cargo de algunas de las páginas de estos especiales y su trabajo destila más fuerza que el de Eaglesham, pero sin llegar a despeinar al lector.

Estado Futuro

El que sí parece estar más centrado con la propuesta es Brandon Peterson. Su trabajo se armoniza con los monólogos y realiza un elegante ejercicio de diseño alrededor de la figura de Barry. Su estilo, limpio, crea la atmosfera adecuada para lo que Vietti quiere contar, por lo que el dibujante consigue reconciliar, en parte, al lector con la obra.

En definitiva, estamos frente a un trabajo muy poco inspirado, que busca impactar mediante una propuesta ya muy castigada, en la que Vietti no se mueve con soltura. Los monólogos internos rompen el ritmo de la obra, en la que sobra drama y falta alma, para que el lector pueda empatizar con una situación que mira a un futuro incierto en el que los velocistas ven llegar su final. Una encrucijada salvaje que queda descafeinada, sin apenas trasfondo al que poder sustentarse. Una oportunidad perdida, como dicen, más cuando juegas con todo el potencial de los velocistas, quedando un trabajo que apenas se puede catalogar como alimenticio. Y es por ello por lo que de nuevo se confirma que esta iniciativa de Estado Futuro no tiene sentido estructural, ni espacio real dentro del Universo DC, ni vaya a ser trascendente de alguna forma para los personajes y sus historias rio. Lo dicho, oportunidad perdida.

Lo mejor

• Los diseños de Peterson.
• El potencial oculto en la historia.

Lo peor

• El exceso de drama y la falta de alma.
• La abuso de los monólogos interiores.
• La inconsistencia argumental.



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