Javier Vázquez Delgado recomienda: El espíritu del bosque, de Axelle Lenoir

El espíritu del bosque

Edición original: L’esprit du camp #1-2 (Lounak Editions/Top Self)
Edición nacional/España: El espíritu del bosque (Ediciones La Cúpula, 2021)
Guion: Axelle Lenoir
Dibujo: Axelle Lenoir
Color: Cab
Traducción: Inés Sánchez Mesonero
Rotulación: Iris Bernárdez
Formato: Rústica con solapas. 212 páginas. 21€

Un verano, un campamento, espíritus y algo de Black Sabbath

“”Pacifista”, como el océano”

En el mundo del cómic hay de todo. Es un medio artístico tan rico como cualquier otro, capaz de transmitirnos un cúmulo de sensaciones, las que cada obra considere, pero hay algo que pocas consiguen, a saber, que desde la primera hasta la última página se lea esbozando una sonrisa en nuestras bocas. El espíritu del bosque es una de estas y solo por eso ya merece la pena acercarse a ella, para que haga que nuestro día sea un poquito mejor.

La Cúpula editó el pasado mes de septiembre esta obra de Axelle Lenoir cuya publicación se inició originalmente en 2017, en dos tomos y bajo la editorial canadiense Lounak Editions, en francés, y después como Camp Spirit en un solo volumen por Top Self. Esto es importante porque, aunque la obra parece que nos acerca a una parte de la cultura estadounidense, se nota que no es de allí primero porque su forma de entender el entorno natural nos sonará a lo que hacen otros autores de Canadá (donde quizás el ejemplo más fácil sea Jeff Lemire) y segundo porque sus personajes son extrapolables a diversos países occidentales, incluido, más o menos, el nuestro.

El espíritu del bosque nos devuelve a la década de los noventa, concretamente a 1994, un año marcado a nivel musical por la muerte de Kurt Cobain, algo que quizás se notó menos en la juventud general de España debido a ese retraso musical del que hacíamos gala en aquellas décadas. Y es que la música va a ser importante en esta obra, pero no solo por las canciones o grupos que se citan, eso son detalles, muy bien contextualizados por cierto, sino más por la manera de entenderla, descubrirla y compartirla.

Axelle Lenoir

Élodie es una chica algo tímida, recelosa de su intimidad y sin un buen concepto de la sociedad en general, de apariencia triste pero con carácter parece encajar bastante bien en el estereotipo de “grunge”, entiéndase esto como la moda que explotó a nivel casi global en 1992, con el estilo de música llegado de Seattle encabezado por Nirvana y Pearl Jam, aunque ya llevaba unos cuantos años rompiendo la escena underground del país. Pero aunque Élodie empiece como un estereotipo la intención de Lenoir es romperlo, y no solo ese sino el de todos los personajes que nos presenta en la obra, lo cual la lleva a hacer una presentación de la juventud, sus problemas, su crecimiento y sus cambios, mucho mejor que la de la mayoría de obras de este estilo.

Los jóvenes, variados e inteligentes, curiosos y con un punto de locura aún sin dejar de lado sus responsabilidades, están perfectamente retratados, desde el machito hasta la hippie, pasando por la chica competitiva, todos ellos tienen un viaje de aprendizaje, aunque sobre todo es Élodie la figura en torno a la que gira la historia. La absoluta protagonista junto a una interesantísima Catherine, la chica guapa y encantadora que Élodie podría odiar si no fuera porque el roce hace el cariño. Y Lenoir demuestra muy buenas capacidades para los personajes, las pocas apariciones de los mayores, también diferentes entre ellos, rezuman cariño y autoridad, así como los más pequeños, los niños y niñas que acuden al campamento, muy bien matizados y con escenas que nos hacen reír o asombrarnos. No los trata como adultos tontos, el gran error de muchas historias con niños, sino que son perfectamente identificables para quien conviva o trabaje con ellos. El grupo de Élodie, concretamente, tiene un nivel de definición para cada una de esas diablillas pelirrojas que es encomiable. Esto la hace una obra que puede encajar muy bien en la categoría “young-adult”, pero la fuerza de sus personajes la hacen agradable para cualquier edad.

En cierta medida es la típica historia de un verano. No es que sea especialmente original, como tampoco lo es la grandísima Piruetas de Tillie Walden, por poner un ejemplo, pero derrocha personalidad y alegría como pocas lo hacen, y está llena de detalles que la engrandecen, como la música.

La magia y los espíritus es un tema que está muy presente, pero según avanza la obra se ve que es un tema secundario. La investigación de Élodie sobre lo que pasa realmente es algo que engancha, pero lo hace más por ver sus reacciones que por el misterio en sí. Aquí hay dos características a distinguir, una es que su tratamiento es muy canadiense, muy cercano a la idea de estar en comunión con la naturaleza más que el hecho de irse hacia las religiones, la otra es el tema del satanismo. Lenoir da buena cuenta de cómo la sociedad ha identificado ciertos estilos de música con el diablo, hasta el punto de que a la propia Élodie, conocedora del entorno musical, le llega a asustar que Black Sabbath, la canción del grupo de mismo nombre, sea el himno del campamento y eso haga enfocar sus sospechas hacia el amable y simpático, aunque algo excéntrico, director. Es solo uno de los muchos detalles que plagan esta obra y que le dan esa personalidad que la diferencia.

Hay algo que me dejo en el tintero, una temática interna de El espíritu del bosque, importante en todo momento (y que se ha anunciado como tal en algunos sitios) pero que considero que, aunque me gustaría hablar por lo bien que está tratada, es mejor dejar fuera de la reseña para que sean aquellas personas que se acerquen a ella quienes descubran si sí o si no.

Por ello me quedaré con otras dos cosas que me hicieron especial ilusión, el tratamiento del bullying, en unas pocas viñetas, y la forma en la que cuenta cómo Catherine va descubriendo el mundo de la música, citando al final a bandas como los conocidísimos Faith no more y a Helmet, una de las mejores bandas de los noventa y que no han sido tan bien tratados por la historia como deberían.

Con respecto al apartado gráfico solo se puede decir que es magnífico. La narrativa es bastante clásica pero nos sabe llevar perfectamente de un lado a otro y nos hace sentir cada una de las emociones de sus personajes. Personajes muy bien diseñados, identificables y con una importancia muy grande de la estética personal de cada uno de ellos, independientemente de su edad. Si a esto añadimos que el color de Cab es maravilloso, queda un conjunto que encaja muy bien con la historia amable y agradable que se está contando.

El espíritu del bosque ha sido todo un descubrimiento, tanto por la obra como por Axelle Lenoir. Esperemos ver por aquí algunas de sus obras posteriores, Si on était…, What If We Were… o la más reciente Secret Passages.

Lo mejor

• Los personajes y su evolución.
• La capacidad del dibujo y el color para transmitir los sentimientos de cada uno de ellos.
• La ambientación musical.

Lo peor

• Tener que compartir el baño con tanta gente.



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