Javier Vázquez Delgado recomienda: El taxidermista y otras histerias macabras, de Santipérez
Edición original: Creepy Segunda Época y Comix Internacional ESP (Toutain Editor, 1990 – 1993)
Edición nacional/España: El taxidermista y otras histerias macabras (Isla de Nabumbu, 2021)
Guion: Santipérez
Dibujo: Santipérez
Realización técnica: Antonio Moreno
Formato: Cartoné. 84 páginas. 20€
Un terrorífico paseo por la obra de Santipérez.
Durante los últimos años las editoriales españolas han ido publicando en tomo algunas de las historias más destacadas que se produjeron en nuestro país durante los años del llamado Boom del cómic de autor, gracias a estas iniciativas hoy en día podemos leer algunos de los mejores trabajos de autores indispensables como Josep María Beà, Fernando Fernández, Nazario, Enrique Sánchez Abulí, Jordi Bernet, Enric Sió, Miguel Calatayud y un larguísimo etcétera. Sin embargo, todavía quedan muchos autores por recuperar, algunos menos conocidos que los antes citados, pero que son parte de la historia de nuestro cómic. Una de las editoriales que mejor trabajo está haciendo en esa labor de recuperar el patrimonio del cómic patrio es Isla de Nabumbu, una editorial que desde su modestia ha apostado por recuperar a autores menos conocidos hoy en día como el desaparecido Auraleón, del que ha publicado Caos y Viaje al Infierno, o la imprescindible Marika Vila, de la que han recuperado la fantástica Mata-Hari. Una labor que continúan durante este 2021 con el lanzamiento de El taxidermista y otras histerias macabras de Santipérez, que está desde hace una semana disponible en las mejores librerías, y que seguirá a finales de año con la aparición de Las mil caras de Jack el Destripador de Antonio Segura y José Ortiz. Siempre en ediciones muy cuidadas y plagadas de extras de lo más interesantes.
Santipérez, seudónimo de Santiago Pérez Domínguez, es un historietista e ilustrador nacido en Madrid en 1970. De formación autodidacta creó sus primeras historias durante los años ochenta para presentarlas en diversos concursos de cómic como el de Getafe o los que organizaba la editorial Toutain. Es gracias a una historia presentada para esa editorial cuando se produce su debut en las revistas de la época, ya que su historia El taxidermista gano el concurso de 1990 y apareció editada en el especial Totem/Zona 84 en el que se publicaron los trabajos galardonados. A partir de ese momento comienza a publicar historias cortas en la segunda época de la renacida Creepy hasta su desaparición. Volvió a colaborar con Toutain en la revista Comix Internacional que editó Zinco entre 1992-1993. Después del cierre de esta última cabecera, se alejó del cómic centrándose en la ilustración y en la publicidad. Tras casi veinte años alejado del medio en 2011 vuelve al cómic gracias a la revista Cthulhu, en donde ha publicado varias historias cortas en los últimos años, además de encargarse de ilustrar varias portadas que Diábolo recopilo en el tomo Various horror visions. Historias de terror cotidiano. Gracias a estos trabajos ha comenzado a colaborar con la editorial estadounidense IDW para la que ha dibujado portadas de las series Mask, GIJoe y Road Of The Dead Highway To Hell, además de encargarse de la serie limitada de cuatro números Diablo House en la que ilustra guiones de Ted Adams que publicó en España Norma en 2019.
El tomo recopila todas las historias que Santipérez realizó a finales de los ochenta y principios de los noventa. Es un trabajo muy exhaustivo que incluye todos los cómics que el autor madrileño realizó en su primera etapa como historietista, ya que además de incluir las que publicó en las diversas cabeceras de Toutain también aparecen las primeras historias que presentó a diversos concursos, ordenadas cronológicamente. Algo que nos permite vislumbrar la evolución del autor madrileño y poder observar cómo va mejorando y experimentando con las herramientas, tanto narrativas como artísticas, del medio. Se trata de doce historias autoconclusivas de una extensión que varía entre una y ocho páginas, todas en blanco y negro, salvo dos que son en color. Las historias tienen como denominador común su pertenencia al género de terror, además de seguir los esquemas de las series habituales de aquella época, donde primaban los finales con un giro de guion que cogiera por sorpresa al lector, algo que no siempre consigue y que a veces lastra algunas de las historias.
Como siempre sucede con este tipo de recopilaciones se puede ver una cierta irregularidad entre las historias incluidas en el tomo, algo normal cuando se trata de los primeros trabajos de cualquier autor en proceso de aprendizaje. Pero en todas ellas vemos un sentido del humor muy negro mezclado con gran una ironía con la que el autor se cuestiona la naturaleza humana. En las historias contenidas en el tomo el miedo no solo nos lo provocan las criaturas sobrenaturales, ya que también comprobamos que los que más miedo nos deberían dar son los seres humanos, puesto que en las historias el horror a veces proviene de situaciones triviales y cotidianas como discusiones entre amigos, los oscuros secretos de un matrimonio o familias disfuncionales, etc… Un compendio de narraciones que nos permite observar la maldad y violencia de la que es capaz el ser humano. Los guiones de las primeras historias resultan algo predecibles y llenos de tópicos, pero según van transcurriendo las páginas vemos cómo van mejorando. Las historias más destacadas son Amigos hasta la muerte, Accidente Doméstico y Merrie Melodies, además de la que da título al álbum, que harán las delicias de cualquier aficionado al género que disfrute de las historias que solían aparecen en las revistas de los años setenta y ochenta.
El mismo proceso de evolución que vemos en los guiones también lo podemos observar en el dibujo que va mejorando historia a historia. Una evolución que no solo se produce en el trazo o en la forma de dibujar los diferentes elementos, sino que también se produce en la forma de narrar y en la composición de las páginas. En las historias se aprecia la enorme influencia que Bernie Wrightson ha supuesto en su estilo, en particular esa maravillosa y mítica historia que es Jenniffer, aunque también se puede apreciar la influencia de otros autores como Corben, pero vemos como, desde esas influencias, va evolucionado hacia un estilo más personal, aunque sin dejar de lado a su “maestro”. En estas historias destaca, sobre todo, el buen uso de las masas de negro que le permiten crear las atmósferas lúgubres y tenebrosas que tan bien van a este tipo de historias.
Como en todas las obras que ha editado hasta ahora, la edición es de alta calidad, con muy buena reproducción y hay que señalas que algunas páginas han sido retocados por el autor para la edición que también cuenta con un nuevo rotulado, además de una espectacular portada. Como material extra el tomo incluye bocetos y dibujos de la época y un prólogo de Javier Alcázar, editor de Isla de Nabumbu, sobre la trayectoria profesional de Santipérez, el mismo que firma un epilogo escribiendo sobre cada una de las historias.
El taxidermista y otras histerias macabras es un álbum que nos permite ver los primeros pasos en el cómic de Santipérez. Unas historias en las que el terror es más cotidiano que sobrenatural, y que, a pesar de visitar lugares bastante comunes en el género, todavía son más que capaces de producirnos algún que otro escalofrió.
Lo mejor
• Poder ver la evolución del autor, con sus distintos registros gráficos.
• La edición.
Lo peor
• La irregularidad de las historias que, además, son muy hijas de su tiempo y pueden chirriarles a los lectores no acostumbrados a ese tipo de narración.
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