Javier Vázquez Delgado recomienda: Javi Guerrero. El hombre que se (des)hizo a sí mismo.
Javi Guerrero (1967-2020) puede optar con toda seriedad al título de “dibujante de cómic alternativo más importante de la España contemporánea”. Un artista de tal magnitud no crece, por supuesto, en el vacío. Guerrero fue el heredero de una tradición de humor gráfico asturiano, el último eslabón de un linaje que cuenta entre sus miembros con Chiqui de la Fuente o Néstor.
Su versatilidad gráfica, su imaginario, su evolución constante, su obsesión por retratar las esquinas más oscuras de la vida y su preocupación por la problemática de su gente y su tierra no pueden, simplemente, pasarse por alto. Lo irónico del caso es que, en efecto, Javi Guerrero es prácticamente un desconocido.
Los libros de Javi Guerrero (1967-2020) llegaron a mis manos por casualidad. En una pequeña celebración por motivos que no vienen a cuento, Víctor (el quiosquero de Navelgas, un pequeño pueblo del concejo de Tineo, Asturias) me preguntó si conocía a Javi Guerrero.
Respondí que no, aunque aquel nombre tenía para mí un lejano eco. Javi tenía un fuerte vínculo con Yerbo, pueblo del concejo a menos de media hora de distancia en coche de mi propia braña. Recuerdo visitar Yerbo de pequeño. Recuerdo a un paisano que se llamaba Héctor ofreciéndome un bocadillo de jamón más grande que mi cabeza. Recuerdo elegir Yerbo como localización idónea para uno de mis primeros (y fracasados) rodajes profesionales. Algo me une a Yerbo. Quizás sea el destino, o el agua, que nos vuelve a todos majaretas.
Víctor me contó que Javi, quien había muerto poco antes, trabajaba como peluquero y dibujaba cómics, los cuáles se autopublicaba. Movido en principio por la cortesía me interesé por la figura de Javi. Soy tan vulnerable al poder de las marcas como cualquiera, de modo que mi naturaleza frente a lo desconocido es la de un agnóstico. Además, en la era del wwww, ¿quién no ha publicado algo? Pero cuando Víctor me prestó dos de los libros de Javi (Mi Marisa es un ángel y Donde hay globos hay alegría) lo que vi me asaltó con la fuerza de una bomba atómica.
De algún modo, Javi Guerrero había conseguido sintetizar el expresionismo, el pictoricismo de Dave McKean, el BD intimista de Manu Larcenet y la estudiada vulgaridad de Kennedy Toole, Vázquez y El Jueves de los buenos tiempos.
“¿Cómo es posible?” me pregunté. “¿Cómo es posible que este hombre haya muerto siendo un total desconocido?”.
En serio, ¿cómo es posible?
Víctor me puso en contacto con José Manuel, el hermano mayor de Javi, y a los pocos días concertamos una entrevista telefónica muy reveladora.
José Manuel nació en Jugenheim (Alemania) en 1964, mientras que Javi vino al mundo en 1967. Sus padres decidieron volver a Asturias (de donde habían partido buscando un futuro mejor) en 1968. La infancia de los dos hermanos transcurrió en Gijón, con breves incursiones estivales (una semana o dos) en el occidente asturiano, en Yerbo. Su padre, Manolo, era taxista y su madre, Loli, ama de casa.
José Manuel y Javi leían mucho cómic. José Manuel recuerda que Javi ya dibujaba sus propias historietas de aventuras a la tierna edad de nueve años. Ningún miembro de su familia compartía las inclinaciones artísticas de Javi. Al respecto, su hermano comenta: “A veces la gente nace con ciertas inclinaciones. Su temperamento era muy independiente, y quizás eso le llevó por ahí. No le gustaba el deporte, ni nada que le gustara a otros chicos de su edad. Siempre tuvo su propio criterio. Era muy sociable, pero el camino a seguir lo marcaba él, tanto para bien como para mal”.
José Manuel me pasó el contacto de Isa Álvarez, una amiga del Javi adolescente. A través de unas notas de voz, Isa me hizo saber que Javi era el único recuerdo que conservaba de la adolescencia: el resto de recuerdos los había quemado u olvidado. “Conocí a Javi en septiembre del 81”, me contó Isa, “cuando ambos dimos el salto del colegio a 1º de BUP, en Gijón. No recuerdo que Javi pasará por clase. Lo recuerdo sobre todo entre horas, en los pasillos, dibujando a todas horas, libretas propias y ajenas. Hacía y decía muchas burradas. Llegaba y me llamaba virgen del condón al hombro, por ejemplo. Pero siempre de buen rollo. No había maldad en Javi”.
En sus audios, Isa también reflexiona sobre los tiempos que les tocaron en suerte a Javi y ella: “Eran los ochenta, éramos adolescentes y veníamos de familias tradicionales. Una combinación bastante fuerte. Supongo que nos tocó vivir lo que nos gustaba: no dar palo al agua, escuchar mucha música, estar todo el día en la calle, ver Porky`s una y otra vez, jugar a los dados. Éramos los insatisfechos, los disidentes, los contestatarios del abatimiento personal”.
La única educación formal que Javi recibió en materia de arte fueron los cursos de pintura de la Universidad Popular. Dejó BUP y se matriculó en una academia de peluquería. Marchó a Barcelona y completó un curso de especialización con Lluís Llongueras. Eligió esta profesión por desinterés en todo lo demás. Isa apunta: “Perdimos el contacto, por culpa de milis varias. Perseguimos el destrozo individual y al final lo encontramos, cada uno a su manera”.
El primer punto de inflexión en la vida de Javi llegó durante su estancia en Andorra. Javi se subió a uno de los muchos autobuses fletados por los andorranos para trasladar desde Asturias trabajadores de baja cualificación. En Mira qué tonto (p.23), el artista lo cuenta así: “Formé parte de una expedición de tres autobuses llenos de asturianos a los que un tipo listo había venido a contratar a Asturias porque ese año en el país de los Pirineos tenían problemas para encontrar trabajadores cualificados en el gremio de la hostelería. Se ve que cobró alguna comisión por parte de los empresarios y algo nos sisaría a nosotros en concepto de transporte. […] En el hotel cayeron en seguida en la cuenta de que no había trabajado en mi puta vida en cocina cuando hui despavorido al ver la reacción del aceite hirviendo. […] Al día siguiente me pusieron a fregar perolas.”
En Andorra, el joven artista trabajó como camarero y pinche de cocina. “Fue una etapa muy poco productiva, artísticamente hablando”, señaló su hermano.
Javi sufrió su primer ictus lejos de casa. Fue un ataque leve, tan leve que Javi no lo identificó como un problema cerebrovascular. Con la perspectiva del tiempo, Javi supo que aquello fue el primer aviso que le daba su arteria deformada.
El artista volvió a casa. Se instaló en Navelgas y comenzó a trabajar como peluquero. En 1995, nos encontramos con su primer trabajo publicado. Se trata de chistes gráficos publicados entre los números #13 y #15 de El llapiceru, un fanzine publicado por el Conceyu Bable-Xixón. En el año 2000, Javi comenzó una colaboración con Ediciones Mono gráfico que se prolongaría hasta 2014.
Javi Guerrero poseía el talante de un artista todoterreno. Su hermano me comentó que “era muy polifacético. Construía casitas con cartones de leche que pintaba y vendía. También pintaba vinilos. Un todoterreno, como Picasso, que dibujaba sobre todas las cosas”. Al fin y al cabo, no solo de cómics vive el hombre.
En 2005, Javi ilustró Los viaxes d`Ulises, un cuento infantil escrito por Irene Riera para la editorial Llibros del pexe. En 2006, Javi volvió a colaborar con Llibros del pexe, en este caso ilustrando Curiosu alcuentro de Don Quixote y la princesa del arbeyu, cuento infantil escrito por Carlos González Espina.
Nordés (editado por el Museo del Bosque de Muñalen, 2007) se constituye como un ensayo etnográfico sobre el concejo de Tineo escrito por Jesús Pérez e ilustrado por Javi Guerrero (firmando como Javier López). En una reseña de la Nueva España de la época podemos leer: “Un hilo conductor teje el mosaico de personajes reales que sobrevivieron en la mente de dos escolares, unas cuantas décadas después de haber salido de las escuelas de Navelgas, Muñalén o Naraval, en tierras tinetenses. Entre los protagonistas del libro figuran personajes reales como Bebino el Badagueyo, Xuaco el Carretero, Bastián el Buhonero, Pachón el de Busmente, El Manegueiro o El Cavador. No falta la figura del emigrante, Pin el de Benita, que se aleja camino de ultramar”.
Encontraremos muchos de estos personajes, distorsionados por espejos esperpénticos, en obras posteriores de Javi.
José Manuel animó a su hermano a seguir por la senda de Nordés (una ilustración más seria y realista, menos esperpéntica), pero Javi no mostró interés alguno por continuar por esa vía. En lugar de hacer caso a su hermano, en 2007 Javi alumbró Como los sapos ciegos, el comienzo de su magisterio.
Como los sapos ciegos tuvo una vida de siete años bajo la forma de fanzine digital. En 2012, Javi reflexionó sobre los comienzos de su obra personal: “El primer chiste lo hice hace casi cinco años y, como veis (los que estéis familiarizados con los tipos del bar), el personaje de Agustín no lo he vuelto a re-dibujar desde entonces. La razón de que apareciera el enano Manolo, al que no se ve detrás de la barra, es que si dibujaba a los personajes desde el otro lado para que se vieran los dos me parecía que tendría que hacer al camarero y las botellas de la estantería y no tenía ni putas ganas de dibujar tanto. Eso me hizo pensar que el hecho de que no se le viera añadía un punto de cinismo (no sé muy bien por qué) al personaje”.
Javi también añadía: “La idea del interfono era también para no tener que dibujar, y sigue pareciéndome más divertido que si se vieran todos los personajes”. Durante siete años, Javi presentó a una serie de personajes, cada uno más estrafalario que el anterior: Dangerous Man (psicólogo psicópata), Comosellame (tonto-listo) y erizos pollones, entre otros.
En 2014, a punto de cerrar la serie, Javi sacó a la luz una faceta de su personalidad que no resultaba evidente a simple vista: un agudo sentido de la autocrítica. Apuntó lo siguiente: “Algunas cosas me hacían mucha gracia cuando las hice y ahora no tanta. Algunos dibujos preferiría que no los viera nadie y algunas historietas y chistes también, mientras que otras me parecen perfectas. El uso y abuso de fondos y filtros de photoshop que hace unos años me parecía cojonudo ahora me rechina. La navegación primitiva y desagradable a la vista. En fin, que me lo pasé muy bien haciéndolos y ahora toca dejarlos reposar y revisarlos con calma y seguramente hacer un recopilatorio para papel en algún momento ajustando fuentes, tamaños de letra, redibujando si es necesario”.
Volviendo al comienzo de Como los sapos ciegos, por aquella época Javi también intentó reencontrarse con Isa. Su antigua amiga se mostraba reticente, y Javi tuvo que acercarse hasta la Semana Negra de Gijón y visitar el puesto de Radio Kraus, donde trabajaba Isa. Allí le regaló el libro XXIV Concurso de relatos ciudad de Zaragoza. Javi había ganado un accésit por el cuento breve Me dio por sonreír.
A partir de entonces, Isa y Javi empezaron a quedar con cierta asiduidad. Javi era y no era a la vez la misma persona que Isa había conocido diez años atrás. Seguía siendo tan jovial y gamberro como siempre, pero había comenzado a disfrutar de la notoriedad que otorga ser un artista en una comunidad pequeña.
De esta época datan también las colaboraciones de Javi con varios fanzines. Para Le Potage Ediciones, Javi dibujó chistes gráficos en la revista Le Potage, entre los números #25-#41 (2009-2011). Para la Asociación Cultural Trazos, dibujó chistes para la revista Trazos entre los números #0-#13 (2007-2008). Para la Asociación Cultural Rockpublica, dibujó chistes para la revista Rockpublica en los números #1-#2 (2009). Pero sin duda, la colaboración más importante de Javi fue con la revista TMEO.
La editorial Ezten Kultur Taldea comenzó a publicar TMEO en Vitoria, en 1987. Con el paso de los años, la revista fundada por Iñaki Larrimbe se ha convertido en el fanzine más conocido de España, en gran parte debido a su humor extremadamente ácido y corrosivo. Larrimbe define el TMEO como “la única revista de tebeos asamblearia sin ánimo de lucro del mundo editorial”. Mauro Entrialgo (cuyo personaje Herminio es el único que ha aparecido en todos y cada uno de los números del TMEO) define así la revista: “Un fanzine de humor de organización asamblearia y tendencia al gamberrismo”.
Los autores que han colaborado o colaboran en la publicación (de forma desinteresada) forman una banda bastante interesante: Mauro Entrialgo, Furillo, Bernardo Vergara y Mamen Moreu, entre otros. Entre esos “otros” se encontraba Javi Guerrero.
Javi mandó sus páginas al mail del TMEO, para que sus páginas fueran valoradas. Nuestro artista nunca contó con serie propia en el TMEO, pero dibujó chistes gráficos para la publicación en dos etapas: entre los números #105-121 (2009-2013) y los números #140-#141 (2017). Iñaki Larrimbe opina lo siguiente del trabajo de Javi: “Muy personal, salvaje con un humor muy peculiar. Un estilo también de dibujo muy suyo, incluso la manera de disponer las viñetas sobre el papel no es habitual…”
En 2010, Javi comenzó a recopilar Como los sapos ciegos en volúmenes auto-editados. Visto en perspectiva, era un momento propicio para hacer recopilatorio y balance. Su vida estaba a punto de cambiar en todos los aspectos y de forma decisiva.
Javi compartía piso con Dioni Urbina, fotógrafo que contaba entre sus amistades con Lucía Nosti. Lucía y Javi se conocieron, primero, a través de Facebook, y luego quedaron en persona. Lucía le regaló a Javi El derecho a una respuesta de Anthony Burgess, y Javi le regaló a Lucía un número de Como los sapos ciegos protagonizado por Skizo y Quinze (padre e hija que hablaban sin tapujos acerca de sexo, guarradas y sexo guarro). Empezaron a salir.
Imparable (en todos los sentidos del término), Javi pronto convirtió su relación con Lucía en una serie memorable protagonizada por dos seres entrañables: Marisa y Mariano.
Para los rasgos físicos de Marisa, Javi se inspiró en el rostro de la ilustradora Nélida Alhambra (sin comunicárselo a la susodicha, por supuesto). Con las adecuadas dosis de exageración y anabolización, Marisa (sensata, madura, racional) y Mariano (depravado, borracho, extraño, sociópata) representan a la perfección la dinámica de la relación Lucía/Javi.
Dice Lucía Nosti: “Javi cogió esa parte grotesca suya y la convirtió en el personaje de Mariano. Marisa le traía a tierra. Era más serena y realista”. Y añade: “Javi utilizaba lo real para poner marco a sus historias. Recogía conversaciones de amistades o que escuchaba por ahí”.
Las situaciones protagonizadas por Marisa y Mariano remiten a experiencias reales (esa desastrosa primera cita, esa desastrosa primera noche juntos, ese desastroso primer amanecer lleno de condones) y no evaden los aspectos más escatológicos y escandalosos (para algunos) de la vida.
Javi llegó incluso a crear perfiles falsos de Mariano y Marisa en Facebook, dónde les hacía protagonizar diálogos irreverentes y delirantes. Algunas de esas conversaciones pueden encontrarse (captura mediante) en Mi Marisa es un ángel y Donde hay globos hay alegría.
Al hablar con Lucía, una de las cosas que más me asustaba preguntar (y a la vez más me asustaba saber) era hasta qué punto Lucía se sentía cómoda con su identidad expuesta y abierta en canal en los cómics de Javi. Lucía se transformó por un momento en Marisa y respondió: “Me daba vergüenza que me gustara tanto. Me reía y me hacía pensar. Esto tiene mucho que ver con el problema de Javi y los límites del humor. Mejor dicho, con el problema inexistente de Javi, porque para él esos límites no existían”.
Por supuesto, en la vida real las cosas fueron, en principio, mucho más apacibles. Dice Lucía: “Éramos muy amigos, además de pareja. Javi era bueno, cariñoso, afectuoso, noble. Y terco. Se enfadaba consigo mismo y se frustraba si no podía dibujar. La convivencia resultaba muy sencilla. Javi se portaba como un niño grande, calladín en su escritorio”.
Sus amigos comparaban con frecuencia a Javi con Bukowsky, pero él prefería a John Fante (Fante fue el maestro y la principal influencia de Bukowsky). Leía con fruición a Peter Bagge, Robert Crumb, Manu Larcenet y Philippe Vuillemin.
Todas estas influencias están presentes en Mi Marisa es un ángel, el primer libro largo que Javi auto-publicó. Mi Marisa es un ángel contiene historias cortas ya publicadas protagonizadas por Marisa y Mariano; pero es mucho más que un mero recopilatorio: es la catarsis que Javi eligió para poder superar el trauma de su segundo ictus.
En 2011, Javi sufrió un ataque cerebrovascular que paralizó el lado derecho de su cuerpo. La experiencia fue transformada en cómic en las páginas finales de Mi Marisa es un ángel y en las primeras páginas de Dolce pensare niente (Isa considera esas páginas de Dolce pensare niente como lo mejor que jamás dibujó Javi).
Obligado a caminar con bastón e incapacitado para trabajar o dibujar, Javi se fue a vivir con Lucía. Aprendió a dibujar con la mano izquierda. ¿Sería este esfuerzo sobrehumano, esta mutación a la asturiana de las funciones cerebrales, el origen de la espectacular versatilidad artística que Javi empezó a desplegar en Mi Marisa es un ángel? ¿O quizás estemos hablando, después de todo, de una cualidad del alma?
Mi Marisa es un ángel comienza y termina con ese “marco real” al que Lucía hacía mención: el propio Javi se nos aparece para hablar sobre el ictus. En una preciosa secuencia onírica, Javi se encuentra en un parque con Mariano y Marisa. La diferencia es notable entre esas páginas y las andanzas de Mariano y Marisa publicadas con anterioridad. Javi no perderá nunca ese toque grotesco que caracteriza su humor gráfico, pero sus guiones y sus páginas dejarán de lado de forma progresiva esa provocación sin preocupación que hasta entonces habían sido marca de fábrica.
Sirvan como muestra la introducción comentada y las ilustraciones finales de Mi Marisa es un ángel, donde se aprecia claramente la influencia de Otto Dix, Vicent Van Gogh y Edvard Munch.
El segundo ictus de Javi trajo un segundo cambio en las obras del artista. Mi Marisa es un ángel cuenta con varias historias que combinan el relato narrativo con el cómic o la ilustración. Como escritor, Javi tenía una evidente influencia de Fante y Bukowsky, pero también de Kennedy Toole y Salinger. La simbiosis de estas influencias literarias con la sordidez de Crumb en un contexto asturiano producirá resultados cuanto menos interesantes. Quizás por dificultades psicomotrices, Javi dejará progresivamente el peso de sus historias en recursos literarios.
A finales de 2011, Javi se incorporó a la Fundición Princesa de Astucias. Los miembros fundidores de este peculiar grupo fueron Toño Velasco (uno de los artistas visuales con más proyección de Asturias; su proyecto Ensayo sobre la burla es internacionalmente conocido), Ángel Gallota (dibujante y diseñador gráfico) y el propio Javi. Con el tiempo, otros miembros se incorporaron a la Fundición: Alejandro Nafría (fotógrafo y gran amigo de Javi), Goyo Rodríguez (ilustrador de talento), Sofía Castañón (diputada por Asturias en el grupo parlamentario de Podemos), Aitana Castaño (posteriormente escritora del libro Los niños de humo, ilustrado por Alfonzo Zapico), la diseñadora gráfica Señora Milton, el escritor Jaime Poncela. Y así hasta treinta miembros.
Gracias (una vez más) al hermano de Javi, pude ponerme en contacto con Ángel Gallota. Este me describió a qué se dedicaba la Fundición: “Es evidente ya solo por el nombre que teníamos ideas de izquierdas y antimonárquicas. Queríamos hacer un canal de comunicación algo aparte de los medios oficiales. Utilizar una plataforma para lanzar humor crítico”.
También añade: “En la Fundición todos, sobre todo el núcleo duro, nos queríamos (nos queremos) mucho”. Aunque muchos de ellos no se conocían antes personalmente, Javi, Ángel y el resto del núcleo duro forjaron (si me permiten el chiste) una amistad que perdura.
Javi se encargó del humor gráfico de la plataforma, con sus chistes cáusticos marca de la casa. Poco a poco, fue animándose a escribir cada vez más. También hacía videos caseros muy malos, montando imágenes de actualidad con música yodel (canto tirolés)».
La colaboración de Javi con la Fundición fue muy buena. El artista era muy productivo y Gallota lo describe como “muy ingenioso, muy mordaz, una bella persona”.
A la pregunta “¿por qué crees que Javi no logró publicar profesionalmente en vida?”, Gallota respondió lo siguiente: “Su material es muy bestia, pero sin embargo hay otros autores igual de bestias. Era muy dejado para la promoción y le daba bastante igual la maquetación. La verdad es que la respuesta a esa pregunta es la interioridad que desconozco. No hay vez que coja un libro suyo y no vea el genio de su obra. ¿Cómo puede haber gente tan buena y tan pobre? Es una muestra de cómo está el mundo y la cultura. Me recuerda un poco a lo que pasó con aquel grupo de música, Los locos de Gijón”.
Ángel ayudó a Javi a maquetar su segundo libro: Donde hay globos hay alegría, secuela directa de Mi Marisa es un ángel. Ángel matizó: “En realidad, yo no ayudé a Javi a maquetar. Solo estuve un par de tardes en su casa explicándole trucos de InDesign y algunos principios básicos de maquetación que se saltaba siempre a la torera sin ningún remordimiento”.
Otros dibujantes amigos de Javi, como Furillo, realizaron ilustraciones con Mariano y Marisa como tema para el libro (Javi recopiló estas ilustraciones en un pequeño fanzine titulado Visiones Marianas). Sobre el arte de Javi Guerrero, Furillo apunta lo siguiente: “Lo conocí en la comida que celebramos para el 2012 por el 25 aniversario del TMEO. Me pareció un tipo simpático, además creo recordar que llevaba una camisa de bolera, que siempre ayuda. Sus historietas tenían un estilo crudo y visceral bajo el cual podía intuirse la sensibilidad de un poeta. En cualquier caso, la obra de Javi es la obra de alguien que se expresó con un estilo personal y que se labró su propio camino, dejando un rastro… algo que yo identifico, desde el punto de vista humano y creativo, con alcanzar el éxito».
Donde hay globos retoma las vidas de Mariano y Marisa donde las dejó Mi Marisa: con Mariano/Javi ingresado en el hospital después de sufrir un ictus y fantaseando con las enfermeras. No obstante, Donde hay globos muestra una significativa evolución en el arte de Javi, para bien y para mal.
En el aspecto narrativo, Donde hay globos cargas las tintas en el relato, la ilustración y el híbrido entre ambos (sin que, por supuesto, el cómic desaparezca: en este formato nos encontramos con la peculiar saga del vecino de Mariano, probablemente una de las cumbres del humor de Javi). Las influencias de Van Gogh y los expresionistas en la ilustración de Javi dejan espacio a un grotesco menos humano, y por lo tanto más triste.
El título del libro proviene del nombre de uno de los relatos contenidos en el mismo. Donde hay globos hay alegría (relato) es uno de los experimentos más logrados de Javi Guerrero. Fotografías de Yerbo etalonadas de forma efectiva con Photoshop (Donde hay globos, libro, también muestra los avances de Javi con la pintura digital) y con un fuerte aroma a nostalgia se combinan con un diálogo de Manolo y Marisa acerca de las lánguidas masturbaciones del primero.
Las composiciones fotográficas, por un lado, habrían resultado bastante horteras; el diálogo, por otro lado, no destacaría entre los escritos de Javi. Pero al unir fotografía onanista y diálogo lúbrico, Javi consigue hacernos entender que se está riendo de algo, aunque no sepamos muy bien de qué.
Durante la pandemia de Covid-19, Alejandro Nafría tuvo que dejar apartada su labor como fotógrafo para trabajar como limpiador. Al ser un trabajador esencial, podía moverse con libertad por la ciudad de Gijón. Recogió estampas de la ciudad desolada en La estrategia del caracol (Orpheus Ediciones Clandestinas, 2021). El libro está dedicado a Javi, y sus fotografías muestran una clara influencia de su amigo (el prólogo del libro está escrito por Lucia Nosti).
Los relatos de Mariano y Marisa resultan bastante menos acertados y frescos (en general) que los contenidos en Mi Marisa es un ángel. Quizás Javi sintiera cierto cansancio o cierta necesidad de hacer cosas nuevas (recordemos que cerrará Como los sapos ciegos un año después, en 2014, año en el que también se producirá una nueva metamorfosis estilística).
Sin embargo, lo cierto es que de este impulso surgen nuevas facetas y aristas en el peculiar universo de Javi. Se le da voz por fin al personaje de Marisa y se deja un tanto de lado la estructura capitular para hablar de uno de los momentos más importantes en la vida de toda pareja: la llegada de una nueva criatura a este mundo. Ante tal tesitura, Marisa aborta, arranca un cartel antiabortista y lo pega en su habitación (nadie se sorprende).
La escritura de El baile de las moscas Silvia coincide en el tiempo con el cerrojazo de la Fundición Princesa de Astucias.
Como no podía ser de otra manera, la Fundición tuvo problemas con su nombre desde sus mismísimos comienzos. La Casa Real secuestró el dominio de la página web. El proveedor de hosting solucionó la papeleta, pero el Principado se negó a dar el título oficial de asociación a la Fundición. En cualquier caso, fueron las dinámicas internas las que acabaron con la Fundición.
Si se tuvieran ciertas pretensiones, podría argumentarse que con El baile de las moscas Silvia se abre el período sintético y objetivo de Javi Guerrero, por oposición a la época barroca y expresionista de Mi Marisa es un ángel y Donde hay globos hay alegría.
Esta nueva época sintética se caracterizará por el uso recurrente del tema de los niños grotescos (una versión estilizada de los monstruos vistos más arriba) y un empleo del blanco y negro heredero de la nueva BD francesa.
El baile de las moscas Silvia es una novela corta de cuarenta y cuatro páginas. El título, tal y como nos explica Jaime Poncela en el prólogo, proviene de las “moscas machadianas y familiares […] seres de apariencia vulgar y sucia que le bailan la mierda al mundo porque saben que nada es lo que parece y que lo que no mata engorda”.
En palabras de Javi Guerrero: “El baile de las moscas Silvia podría ser uno de esos relatos de iniciación de un adolescente a la vida adulta, pero el protagonista es demasiado hijo de puta como para hacernos brindar por la cándida adolescencia”.
El protagonista sin nombre del libro (heredero de Holden Caulfield, Ignatius Reilly y Jim Hawkins) pertenece a la galería de sociópatas de Javi Guerrero. De hecho, la relación incestuosa del protagonista con su madre recuerda sobremanera a la relación de Marisa y Mariano. No obstante, a este chico le falta la dulce inocencia de Mariano y está mucho menos perfilado psicológicamente que aquel.
En estas cuarenta y cuatro páginas (por las que desfilan reflexiones neurocientíficas a lo José Antonio Marina, una obsesión con Facebook, indigentes, entomólogos y el propio Javi Guerrero) recorremos la vida (triste) y la obra (exigua) del protagonista. La idea estructural es buena (recuerda un tanto a El extranjero o a Malone muere), pero quizás demasiado ambiciosa para un escritor novel que hubiera necesitado más páginas para que su relato tuviera peso.
Javi Guerrero definió así Mira qué tonto: “El libro reverso de El baile de las moscas Silvia es una recopilación aleatoria de trocitos de vida que recuerdo como pequeñas performances surrealistas que enriquecen mi existencia sin haber hecho mella en ella, al igual que la visión de una gaviota despedazando una paloma o de una obra de arte bella y estúpida pueden grabarse en la memoria sin ir acompañados de conclusión alguna. Todo ello salpicado de esas encantadoras estupideces inventadas, destinadas a que el lector no acabe ensalivando las páginas mientras reposa su cabeza sobre el libro, sumido en un irremediable sopor”.
Con Mira qué tonto, desaparecen los alter-egos y comienza la autobiografía directa (estrategia que se prolongará en los cuatro volúmenes de Dolce Pensare Niente). Las noventa páginas del libro constituyen una serie ordenada cronológicamente (más o menos) de anécdotas sórdidas a lo Bukowsky. En general, Mira qué tonto está mejor construido que El baile de las moscas Silvia, y constituye un vivo retrato del Javi andorrano, del Javi peluquero y del Javi dibujante de tebeos.
En la contraportada de Dolce Pensare Niente 1, Javi explica la génesis de su período sintético: “La idea de hacer un cómic autobiográfico me rondaba por la cabeza desde que caí en la cuenta de la náusea que me producía no ser conde ni tener criados y saber que jamás iba a alcanzar ese estatus, justo al poco de ponérseme los huevos negros durante la cándida adolescencia. […] La cosa es que nunca tuve demasiada paciencia para dibujar mis tonterías con el detalle que (pensaba) requerían y no encontraba el momento ni las herramientas. Ya había hecho un primer amago en una serie de relatos titulada Mira qué tonto, publicado en 2014, pero el nivel de estupidez del personaje no era todavía redondo y no sabía por qué hasta que hace un año me invitaron a un mercadillo animándome a que preparara un fanzine nuevo. Como no tenía material y solo me faltaba una semana, improvisé un cómic de trazo descuidado y esquemático que relataba mi reciente experiencia en el verano de 2015 en un vía crucis de consultas médicas que derivaron en una colonoscopia que terminó en final feliz (sin lefas). El resultado era gracioso, el muñeco que me protagonizaba añadía dosis delirantes de memez al personaje y podía dibujar una página en media hora sin despeinarme. A veces bastaba con dibujar el garabato en tres posturas y un solo bar para que los recuerdos brotaran convertidos en autoparodia. El proyecto para el que me había convertido en el hombre que se deshizo a sí mismo ya podía materializarse y descubrí que todas aquellas historias eran muy divertidas si eras capaz de disociarte del imbécil que las protagonizó”.
Por supuesto, Javi hace un esfuerzo consciente por minusvalorarse a sí mismo. Es difícil no ver la conexión entre los “garabatos” de Javi y el sincretismo de Bastien Vivés. De Vivés, Javi recoge el el uso del blanco y negro puro como mecanismo humoristíco. Javi descubre que la sencillez y la limpieza del trazo son un vía más refinada y cómoda para el viaje del chiste. En este mismo sentido, Javi (al igual que Vivés) renuncia a que sus personajes tengan rasgos o rostros definidos.
En Dolce pensare niente nos encontramos al Javi Guerrero más maduro. La influencia de Bukowsky, Salinger y Toole se agota. Paradójicamente, al comenzar a hablar sobre sí mismo en términos más sinceros, la mirada de Javi se posa sobre los demás, sobre el otro. El punto de vista se da la vuelta y Javi descubre los matices de una acerada compasión.
En palabras del autor (Dolce pensare niente, p.16): “Mientras cagaba me quedé mirando melancólico el amanecer en la ventana. Cuando estás recluido en un hospital las lucecitas lejanas, las personas y los coches te parecen parte de una realidad a la que ya no perteneces y si no puedes moverte y no sabes cuánto va a durar ni cómo va a acabar te planteas incluso que la ventana es una pantalla a la realidad y tu día a día una ficción rara de cojones, con personas que cobran por manipularte y deciden si cagas en horizontal o sentado. Un cuatro latas rojo llamó mi atención, viejo y oxidado y renqueante como aquel que usaba veinte años atrás, cuando vivía en Navelgas, y me arrepentí un poco de no haber hecho algo con aquellas historias que en su momento fueron sucias y turbulentas y con los años han pasado a ser recuerdos divertidos y hasta infantiles”.
En 2016, Lucía y Javi pusieron fin a su relación. Javi se mudó. Ninguno de los dos comenzó una nueva relación.
Durante dos años, Javi se dedicó a publicar volúmenes de Dolce pensare niente y a escribir Niños listos como serpientes. La editorial Pez de plata decidió publicar esta nueva incursión de Javi en la narrativa. Hernán Migoya escribió el prólogo y la contraportada del volumen describe así el contenido: “Los niños son unos canallas imprevisibles y vengativos. Siempre, desde que el mundo es mundo, se han vestido con la piel de mercenarios, psicópatas y traficantes de armas. En sus vidas anteriores bebieron hasta el amanecer en tugurios infectos donde curtieron sus almas de bucaneros. Fueron millonarios envilecidos y habitaron el cuerpo de los más terribles dictadores. Hubo un tiempo, sí, en el que los niños se convirtieron en los mayores embaucadores del mundo. Y ese tiempo ha llegado hasta hoy. ¿Por qué sonríen los niños? Los niños sonríen porque son listos como serpientes. Y los adultos también son niños. Niños ajados y disfuncionales que se arrepienten de haber crecido o se han inventado un mundo paralelo para asombrarse de sus propios desvaríos.”
En 2017, Javi colaboró en dos números del TMEO (#141-#142). A la pregunta de si conoció personalmente a Javi, Iñaki Larrimbe respondió: “Sí, en varias ocasiones. En dos comidas que hicimos del TMEO de esas multitudinarias. Creo que una fue las del 25 aniversario y otra la de 30, aquí en Gasteiz. También fuimos en una ocasión a Grado, pueblo de Asturias, pues dimos ahí una charla del TMEO Mauro y yo. Llevamos también una expo del TMEO. Y estuvimos con Javi ahí. Recuerdo que nos timbró en la pensión que estábamos diciéndonos alguna barbaridad de las suyas. Tomamos unas cuantas cervezas con él ese fin de semana. Se puso con una mesita a vender sus tebeos en la entrada de la expo del TMEO…”
Sobre el mismo tema, Xavier Águeda (artista detrás de El Listo) escribió: “Pero yo qué sé, en persona le conocí poco, fuimos amigos más que nada epistolares, de estos del siglo XXI que apenas llegan a conocerse en persona pero intercambian correos electrónicos y tebeos, él me regaló alguno de los suyos y yo le regalé alguno de los míos y le compré algún otro de los suyos porque sacaba un montón y tampoco era plan de esperar que me los regalase todos. Y a él le hacían mucha gracia algunos de mis chistes y tenía el bonito gesto de decírmelo y a mí me hacían mucha gracia algunos los suyos y reciprocaba encantado. El tío se llegó a colgar un garabato del Listo en una pared de la peluquería, yo no colgué nada suyo en ningún sitio pero atesoro alguno de sus originales en un cajón y sus historias me arrancaron varias carcajadas, quizá sus historias en prosa incluso más que sus historias dibujadas, porque lo mismo te hacía cómic que prosa que te mezclaba ambas cosas, y hacía libros como quien hace churros, la mayoría creo que los editaba él mismo, y muchos de ellos estaban narrados en primera persona y ojalá fuese un recurso retórico y no estuviese contando su vida de verdad porque lo divertido se mezclaba con lo sórdido y, de hecho, lo divertido solía ser lo exageradamente sórdido que era todo”.
Javi se dedicó a comprar, ilustrar y vender agendas, objetos cotidianos y fabricados en serie convertidos por arte de magia (o por la magia del arte) en objetos especiales y únicos. Por lo demás, lo que Javi hizo o dejó de hacer en su vida personal durante este período permanece en el más absoluto de los misterios.
En 2018, Javi sufrió un tercer ictus, el más devastador de su vida. Quedó en silla de ruedas, sin poder comunicarse. Se convirtió en el “niño pequeñín” que siempre había sido. Ángel Gallota era el contacto de Javi con Jorge Salvador Galindo (editor de Pez de Plata), además de maquetador y diseñador de la portada de Niños listos como serpientes.
Tres meses después de que Javi sufriera su tercer ictus, Ángel se acercó por el HUCA (Hospital Universitario Central de Oviedo) con un ejemplar de Niños listos como serpientes recién salido de la imprenta, el primer libro profesional de Javi Guerrero.
Se lo mostró a Javi, y aún a día de hoy nadie sabe si el artista fue consciente de que su libro había logrado ver la luz, aunque a Lucía le gusta pensarlo.
El extraño caso de Javi Guerrero linda con cuestiones esenciales de nuestra vida y nuestro pensamiento. ¿Qué impulsa a las personas a crear? ¿Cómo influye el entorno en la obra de un artista? ¿Cuál es el criterio de verdad en el arte? ¿Qué significa el éxito y la fama, o la ausencia de ambos?
Quizás la única respuesta es que no hay respuesta, o quizás la única respuesta posible nos la pueda dar Lucía Nosti: “Javi sabía que tenía una espada de Damocles encima. Era muy consciente de lo que le iba a pasar. Tenía una arteria deformada. Para evadirse, Javi empezó a beber más. Eso empeoró sus problemas cardiovasculares. Fue una especie de profecía autocumplida”.
La familia y los amigos de Javi lo ingresaron en una residencia. Su situación era tan extrema que impedía que pudiera estar atendido en un domicilio. Lucía, Alejandro y su hermano lo visitaban a diario. Algunas veces los compañeros de Javi en la residencia preguntaban a Lucía si era su novia. Cuando esta respondía que solo era su amiga, Javi se enfadaba y gruñía. En plena fase de regresión, Javi parecía haber olvidado u obviado los dos últimos años de su vida. Para no alterarlo, Lucía decidió decir que era su novia cuando Javi estaba presente.
¿Podemos imaginarlo? ¿Nos atrevemos a imaginarlo? El artista sentado en una silla de ruedas, solo, frente a una ventana por la que pasan el invierno, la primavera, el verano, el otoño y otra vez el invierno. El genio y la pasión de vivir marchitándose en un cuerpo ajado y ajeno.
Los amigos del TMEO siguieron en contacto con el círculo de Javi a través de Mauro Entrialgo. Isa veía a Javi cuando Lucía o José Manuel lo sacaban a pasear o lo llevaban a algún bar. Los médicos habían prohibido a Javi el consumo de alcohol; pero cuando Isa, Lucía, José Manuel o Ángel le ponían delante una cerveza sin alcohol, Javi gruñía y apartaba la cabeza. “Siguió dibujando hasta el final” apunta Isa. “Pollas, mayormente”.
Lucía y Juan Manuel también llevaban a Javi a alguna que otra firma de libros. El artista se ponía muy contento, y era prácticamente imposible arrastrarlo de vuelta a la residencia.
La situación se mantuvo más o menos estable durante dos años. En marzo de 2020 el gobierno de España decretó el Estado de Alarma ante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19. Durante la primera semana de confinamiento, Javi sufrió otro ataque. Empeoró aún más, si cabe. Enfermó de neumonía. Incapaz de realizar funciones básicas como la deglución de alimentos, tuvo que ser ingresado en un hospital de la Cruz Roja. Sus amigos y familiares tuvieron que dejar de verle. Javi quedó muy triste y desconcertado, incapaz de entender la nueva situación. La soledad aceleró su muerte.
Lo sedaron a finales de marzo. Lucía y José Manuel pudieron acompañarle en los últimos momentos. Lucía acariciaba la cabeza de Javi mientras le susurraba la promesa de que pronto irían a tomar vinos a La Revoltosa.
Javi Guerrero murió en la madrugada del 29 al 30 de marzo de 2020.
Mauro Entrialgo escribió este largo texto al enterarse de la muerte de Javi:
«Javi Guerrero, nuestro temeolari asturiano. Se tiende a creer que la esencia del humor gráfico del TMEO es, sin más, lo burro. Quizás lo escatológico, lo incorrecto, lo ácrata, lo desmadrado. Pero existen historietistas que producen tebeos burros, escatólogicos, incorrectos, ácratas y desmadrados cuyas páginas no encajarían del todo en nuestra publicación. Porque un temeolari de pro, además de tener algo o todo de eso, también posee otra cualidad imprescindible: una marcadísima
identidad autoral. Incluso avistando un solo chiste por unos instantes, es imposible confundir el trazo de Piñata con el de Furillo, el de Ata con el de Mamen, el de Roger con el de Abarrots o el de El Listo con el de Álvaro Ortega. Y no solo en lo gráfico.Sus recursos para narrar siempre destilan una identidad característica personalísima. Porque el verdadero estilo del temeolari de pro es el estilo propio.
Javi Guerrero fue, sin duda alguna, un temeolari de pro. A lo largo de casi una década, regaló a esta longeva obra grupal que es el TMEO alrededor de 200 páginas de inconfundible estilo. Rayajos que configuraban figuras esperpénticas en lo visual junto a sobradas dialécticas y conceptuales en lo narrativo, casi siempre emitidas por personajes solitarios, borrachos, desquiciados y feos que, paradójicamente, a menudo daban más penica que miedo. Cuando se atrevió a abordar de forma autobiográfica su primer ictus, después del cual tuvo que aprender a dibujar con la mano izquierda, comencé la lectura de su novela gráfica expectante por ver cómo había podido encontrar el tono del relato de semejante experiencia sin caer en la cursilería, el dramatismo o el distanciamiento cínico impostado. Me descojoné cuando, a las pocas páginas, la voz del narrador abandona el objetivo anunciado y se desvía hacia ficciones que introducen un alivio cómico pero, por supuesto, sin alejarse de su atracción por lo sórdido y, al mismo tiempo, tierno.
Tras su último ictus, ya no podía casi hablar ni andar, no nos podía entregar historietas y era difícil comunicarse con él. Podía dibujar, sin embargo, en uno de sus cuadernos, de manera salvaje y más espontánea que nunca, criaturas oscuras y retratos raros. También podía decir sí, no y, pese a todo, seguía siendo capaz de soltar, de vez en cuando, alguna palabrota burra. Más del TMEO no se podía ser».
La Fundición Princesa de Astucias abrió excepcionalmente sus puertas de Facebook para despedir a Javi con el siguiente mensaje, redactado por Alejandro Nafría: «Fundidores y fundidoras. Esta madrugada el puto cabrón de Javi Guerrero nos ha dejado. Así. Sin una espicha ni un mal vino de despedida. Me pide que os comunique que no fue coronarivus. Que él pasa de mierdas mainstream y que se muere de lo que le sale a él de los cojones. Descansa, amigo. Ya veis, todo puede ir a peor.»
José Manuel publicó una esquela escrita por el propio Javi unos años antes: “En fin, tampoco me veía yo envejeciendo. La escribo yo para que no me pongan pijadas. Que mira, que estuvo relativamente bien. Casi mejor a partir de 2010, con mi Lucía, mis amigos nuevos, mi jubilación por ictus, mi intensa actividad creativa. Además, de guaje me apetecía ser famoso y casi conseguí ser famoso de pueblo y cantamañanas de red social. Así que ahí os dejo, amiguitos. Acordaros de vez en cuando de mí, leyendo alguna cosa mía en el váter o cuando alguien diga una brutalidad que os haga pensar en el provecho que le sacaría…”.
–EL llapiceru #13-#15 (Conceyu Bable-Xixón, 1995). Humor gráfico.
–Mono gráfico #67-#182 (Ediciones Mono gráfico, 2000-2014). Humor gráfico.
–Los viaxes d`Ulises (Llibros del pexe, 2005). Libro infantil escrito por Irene Riera. Javi Guerrero se encargó de las ilustraciones.
–Curiosu alcuentro de Don Quixote y la princesa del arbeyu (Llibros del pexe, 2006). Libro infantil escrito por Carlos González Espina. Javi Guerrero se encargó de las ilustraciones.
–Me dio por sonreír (XXIV Concurso relatos ciudad de Zaragoza). Relato breve.
–Trazos #0-#13 (Asociación cultural Trazos, 2007-2008). Humor gráfico.
–Nordés (Museo del Bosque de Muñalen, 2007). Libro etnográfico sobre el concejo de Tineo escrito por Jesús Pérez. Javi Guerrero (firmando como Javier López) se encargó de las ilustraciones.
–Como los sapos ciegos #1-#74 (Autopublicación, 2007-2014). Autor completo.
–Le Potage #25-#41 (Le Potage Ediciones, 2009-2011). Humor gráfico.
–TMEO #105-#121 (Ezten Kultur Taldea, 2009-2013). Humor gráfico.
–La rockpublica #1-#2 (Asociación cultural Rockpublica, 2009). Humor gráfico.
–Como los sapos ciegos #0-#3 (Autopublicación, segunda época, 2010-2011). Autor completo.
–Cretino #22-#36 (Ediciones cretinas, 2010-2014). Humor gráfico.
–Zócalo #18-#23 (Abejita butanera, 2011-2016). Humor gráfico.
–Suru: el camino de la introspección (Derroch-arte, 2011). Autor completo.
–Dangerous man y el sexo: Esos pies mezquinos (Autopublicación, 2011). Autor completo.
–Amor puxarra (Autopublicación, 2011). Autor completo.
–Sr. Esquizo y Kinze, la niña bonita (Autopublicación, 2011). Autor completo.
–La empatía según Dangerous Man (Autopublicación, 2012). Autor completo.
–Mi Marisa es un ángel (Autopublicación, 2012). Autor completo.
–Donde hay globos hay alegría (Autopublicación, 2013). Autor completo. Secuela de Mi Marisa es un ángel.
–El baile de las moscas Silvia/Mira qué tonto (Autopublicación, 2014). Escritor. Dos conjuntos de relatos publicados en el mismo libro.
–Vale, pero que no se entere tu madre (Autopublicación, 2014). Autor completo.
–Contigo pan y la polla (Autopublicación, 2014). Autor completo.
–Dios está en el BOE (Autopublicación, 2015). Autor completo.
–Sam (Autopublicación, 2015). Autor completo.
–Púber (Autopublicación, 2015). Autor completo.
–Dolce pensare niente (Autopublicación, abril de 2016). Autor completo.
–Dolce pensare niente 2: El beso (Autopublicación, junio de 2016). Autor completo.
–Dolce pensare niente 3: Los bichos peludos (Autopublicación, noviembre de 2016). Autor completo.
–Dolce pensare niente 4: Mujeres muertas (Autopublicación, junio de 2017). Autor completo.
–TMEO #141-#142 (Ezten Kultur Taldea, 2017). Humor gráfico.
–Deja que te arranque una sonrisa (Autopublicación, 2017). Autor completo.
–Niños listos como serpientes (Editorial Pez de Plata, 2018). Narrativa.
Sobre las influencias de Javi Guerrero:
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Sobre la escena punk del Gijón de los años 80:
Grupos Nacionales Nuevaola80: Los Locos (no80s-gruposnacionales.blogspot.com)
Sobre Nordés:
Pérez: «Podemos aprender mucho de los antiguos habitantes del campo» – La Nueva España (lne.es)
Museo del Bosque. Muñalén. Nordés: Jesús Pérez, Javier López, Mª Dolores Pedrote, Ana Gutiérrez (xuliocs.com)
Entrevista a Javi Guerrero en el programa Pieces de TPA:
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Javi Guerrero: El bluesman del cómic
Sobre Alejandro Nafría y La estrategia del caracol:
La insólita mirada fotográfica de Alejandro Nafría | Nortes | Centradas en la periferia
Texto de Xavier Águeda (El Listo) sobre Javi Guerrero:
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El autor de este artículo desea dar las gracias por su apoyo e implicación a la redacción del TMEO, a Víctor, José Manuel, Isa, Ángel y Lucía. Y, por supuesto, a Javi.
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