Javier Vázquez Delgado recomienda: Venom (2021) #1

Venom Bryan Hitch cover

Edición original: Venom (2021) #1 USA (legacy #201).
Guion: Al Ewing y Ram V.
Dibujo: Bryan Hitch.
Entintado: Andrew Currie.
Color: Alex Sinclair.
Realización técnica: Clayton Cowles.
Formato: Comic-book. 42 páginas.
Precio: 5,99 dólares.

Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación trata información de actualidad en Estados Unidos, por lo que puede desvelar detalles argumentales que todavía no han sido abordados en la edición española.

Unidos por la sangre, unidos por Veneno

«Escucho su voz fluyendo por mis venas: «justo así, Dylan, justo así. Juntos podemos conquistar el mundo entero, persona a persona». Estoy furioso. Soy imparable. Y aunque aún no entiendo las repercusiones de todo esto, sé que… sé que así es como empieza todo». – Dylan Brock

Venom, la cabecera protagonizada por el simbionte más famoso de la Casa de las Ideas, viene de pasar por una etapa de gran popularidad en la que Donny Cates y Ryan Stegman introdujeron cambios sustanciales tanto en la mitología de los simbiontes como en la situación del propio Veneno. La serie, que giró durante largo tiempo alrededor de la figura de Knull, el dios de los simbiontes, propició la salida de dos eventos que acabaron arrastrando consigo a buena parte del Universo Marvel, Absolute Carnage y King in Black, demostrando así que Veneno había dejado de ser un personaje marginal y que podía desempeñar un papel central en este cosmos de ficción. La nueva etapa que ahora comienza, con un equipo creativo formado por Al Ewing, Ram V y Bryan Hitch, abraza los cambios introducidos por la anterior y retoma ese empeño por demostrar que Eddie Brock puede ser uno de los grandes espadas de Marvel si se le da la oportunidad. No obstante, mientras que la etapa de Cates y Stegman se caracterizó en gran medida por la acción desenfrenada, la fantasía oscura y el tono hiperbólico, lo que podemos intuir en este Venom #1 que vamos a comentar a continuación es que se avecina una etapa muy influida por la ciencia ficción en la que, si bien la acción tampoco estará ausente, el foco se colocará sobre todo en la caracterización de los dos personajes principales y en el desarrollo de sus mundos interiores.

La primera cuestión que deberíamos abordar es si Venom #1 es un buen punto de entrada para nuevos lectores, en especial si esos lectores no están familiarizados con lo que nos ofrecieron Cates y Stegman. Hay que reconocer que el número hace un trabajo notable al resumir la compleja situación actual de Eddie Brock y de su hijo Dylan tras el pasado Venom #200, entrega con la que se cerró la anterior etapa, pero aún así es posible que los lectores recién llegados a la colección se sientan perdidos. El statu quo de nuestros protagonistas bebe directamente de lo mostrado por los autores anteriores y recurre a conceptos muy presentes en sus historias, como es el rol del Rey de Negro y su poder sobre cualquier simbionte. Nos encontramos pues con una visión continuista más que con una renovación de la cabecera. Por tanto, puede que Venom #1 no sea el mejor punto de entrada para nuevos lectores, aunque sí que es lo suficientemente accesible como para que no suponga demasiado esfuerzo entender lo que está pasando en sus páginas sin haber leído lo anterior.

Venom Eddie Brock Bryan Hitch

Este número, además, nos ofrece un pequeño adelanto de la dinámica que caracterizará a la colección durante los próximos meses: cada guionista se encargará de uno de los protagonistas, narrando dos líneas argumentales paralelas que se irán interconectando en distintos momentos. Mientras que Al Ewing se centrará en mostrarnos el nuevo papel de Eddie como Rey de Negro y los peligros derivados de él, Ram V lo hará en Dylan y en su relación con el simbionte Veneno. Una de esas líneas será de corte cósmico, con Eddie viajando por el espacio mientras su consciencia salta de simbionte en simbionte, pero la otra será una especie de road trip, con Dylan huyendo a través de Estados Unidos mientras va descubriendo que Veneno no es una mascota inofensiva por mucho que haya adoptado la forma de un perro. En realidad, el simbionte es un alienígena peligroso, violento y, con frecuencia, sediento de sangre.

El hecho de haber optado por esa estructura narrativa en la que cada personaje sigue su propia historia no es casualidad, pues Venom #1 nos muestra que la relación entre Eddie y Dylan se ha deteriorado mucho en los últimos meses, encontrándose cercana al punto de ruptura. Eddie se ha convertido en el nuevo Rey de Negro, el nuevo dios de los simbiontes, y eso le proporciona la habilidad de enviar su consciencia a cualquier lugar del universo en el que se encuentre uno de estos seres. Sabiendo que el ataque de Knull durante King in Black y la reciente invasión de Dormammu en The Last Annihilation han dejado la galaxia necesitada de ayuda, Eddie cree que debe hacer lo posible por corregir la situación aunque eso suponga descuidar las demás facetas de su vida. Por otro lado, siente que es su responsabilidad demostrar que los simbiontes pueden ser una fuerza del bien cuando no están controlados por una maligna deidad ancestral. Así pues, pasa cada vez más y más tiempo dormido en una habitación de motel mientras su mente viaja por el espacio desplazándose de simbionte en simbionte y llevando a cabo misiones de rescate. Sin embargo, aunque su objetivo sea loable, ya desde el principio se intuye que algo no va del todo bien. Los viajes de Eddie son cada vez más prolongados, hasta el extremo de hacer que pierda la noción del tiempo, y siempre están acompañados por una sensación de euforia que refuerza su idea de que está haciendo lo correcto y de que su lugar está ahí fuera, en lugar de en la Tierra. Eddie está embriagado por el poder del Rey de Negro y todo lo demás ha quedado en segundo plano… incluso su hijo Dylan.

Venom Eddie Brock Bryan Hitch

Dylan, por su parte, está entrando en la adolescencia, una etapa que ya de por sí es bastante complicada sin todos los inconvenientes que supone relacionarse con alienígenas peligrosos. Aunque sabe que las intenciones de su padre son buenas, se siente abandonado por él y está furioso. La ira que acumula en su interior se manifiesta de forma explosiva en sus continuas peleas en el instituto, donde le han llamado la atención varias veces por estos arrebatos violentos y están a punto de expulsarle. Su casa es un desastre, apenas habla con su padre y, por si esto fuera poco, el simbionte Veneno, al que vimos por última vez a su lado adoptando la forma de un perro, se ha marchado por su cuenta. Todo parece indicar que tanto Veneno como Dylan tienen que descubrir cuál es su papel en el mundo cuando Eddie no está presente y ambos están llevando muy mal el sentimiento de abandono.

Uno de los puntos fuertes del número es precisamente su capacidad para mostrar la realidad interior de los personajes. La nueva situación de Eddie está presentada con el suficiente grado de ambigüedad como para hacer pensar al lector que sus poderes como Rey de Negro le resultan adictivos. Por supuesto que es maravilloso poder desplazarse a cualquier rincón de la galaxia con un pensamiento y desde luego que al universo le vendría bien tener un cuerpo de simbiontes ayudando en estos momentos de crisis, pero Eddie es un simple ser humano y no una divinidad. Sus poderes le resultan demasiado tentadores y la Tierra parece más insignificante con cada salto. Los viajes se prolongan cada vez más y Eddie ha descuidado sus obligaciones hacia su hijo. Está claro que está perdiendo el control. Se ha convertido en un adicto; la divinidad es su droga. ¿Y cómo culparle? De estar en su situación, ¿acaso optaríamos nosotros por rechazar la divinidad en favor de lo mundano de nuestras vidas? El acertado punto de partida que nos ofrece Venom #1 consiste en que, justo en el momento en que más necesita estar cerca de casa, Eddie se va a encontrar incapaz de regresar, perdido y más lejos que nunca.

En cuanto a nuestro segundo protagonista, el papel de adolescente resentido le sienta como un guante a Dylan. Por mucho que quiera a su padre y por mucho que comprenda lo que está haciendo como Rey de Negro, Dylan está enfadado. Ya sufrió bastante a causa de las maquinaciones de Knull como para acabar separado de su padre de esta forma y ahora no soporta la soledad. Eso no quiere decir que esté realmente solo, pues cuenta con el apoyo de Durmiente, el simbionte introducido en la miniserie Venom: First Host, que sigue ejerciendo el papel de compañero y protector en su forma de gato. Aunque no es nuevo, este es un emparejamiento curioso, pues Durmiente es uno de los simbiontes más jóvenes; también un adolescente, a su modo, aunque uno con algo más de conocimiento que Dylan. No obstante, los lectores de Extreme Carnage se preguntarán por qué motivo Durmiente aparece aún en su forma de gato en Venom #1 cuando en aquel evento se mostró que se había unido a un nuevo huésped y estaba colaborando con Flash Thompson en su lucha contra el retornado Matanza. ¿Se trata de un error de continuidad? ¿Los guionistas han elegido ignorar Extreme Carnage? ¿O puede que el vínculo con su huésped más reciente se haya roto entre bambalinas? Quizá lo sepamos más adelante, dependiendo de la importancia que pueda tener Durmiente en el devenir de la colección, pero todo apunta a que es un simple error de continuidad. Si bien no es nada grave, inaugurar una nueva y flamante colección cometiendo este tipo de fallos no ofrece una imagen muy positiva.

Venom Dylan Brock Sleeper Bryan Hitch

Cerrando el triunvirato de personajes centrales cabe mencionar también al simbionte Veneno, que se deja ver poco en esta primera entrega para mantener la intriga. El simbionte ha decidido apartarse de Dylan, aunque sigue vigilando al muchacho desde la distancia. Parece que Veneno también se siente solo y abandonado, aunque puede que haya algo más en todo esto y que lo vayamos descubriendo en los próximos números. Lo que está claro es que Venom #1 acaba de la manera esperada, con Veneno uniéndose de nuevo a Dylan y sumando su ira a la suya. En cierta manera es lo más apropiado, pues ambos se necesitan el uno al otro… aunque eso no quiere decir que unirse sea lo mejor para ellos. Su vínculo es demasiado emocional, demasiado primario, y ambos están demasiado enfadados. El nuevo Veneno resultante de su unión puede ser peligroso. Perseguido sin motivo aparente, furioso con el mundo y con claras tendencias violentas, este Veneno se aproxima de nuevo a la figura del antihéroe que tanto caracterizó al personaje en el pasado.

En cuanto a la construcción del guion, el riesgo de usar una estructura formada por dos líneas argumentales, cada una escrita por un guionista, parece obvio: que el salto de una a otra se perciba como algo abrupto. Esto no sucede en Venom #1, pues el paso de las escenas de ciencia ficción escritas por Ewing a los momentos más terrenales escritos por Ram V resulta natural y fluido. Los dos guionistas parecen estar bien coordinados y sus historias tienen el mismo tema compartido, que no es otro que la incapacidad de volver al hogar: igual que Eddie acaba perdido en el espacio, Dylan acaba siendo perseguido y se ve obligado a huir. Será interesante comprobar cómo evolucionan sus caminos a lo largo de la serie.

De lo que no cabe duda es de que la nueva etapa cuenta con un acabado gráfico espectacular. Bryan Hitch, apoyado por las tintas de Andrew Currie y el color de Alex Sinclair, nos ofrece unas páginas ricas en detalles que aún así no resultan empalagosas en ningún momento. La lectura de Venom #1 es ágil, aunque conviene pararse a disfrutar de las páginas dobles que salpican el número. Hitch se desenvuelve igual de bien ilustrando naves espaciales varadas en mitad del vacío como lluviosos entornos urbanos y sus escenas de acción poseen la contundencia que se espera de ellas. Por descontado, el artista sabe diferenciar bien el diseño de los dos Venenos que podemos encontrar en la historia. Por un lado, los simbiontes a los que habita la consciencia de Eddie en el espacio son estilizados y acrobáticos. Por otro, la unión entre Dylan y su simbionte presenta a un Veneno mucho más robusto y feral, reminiscente del Veneno que dibujaban Todd McFarlane y, sobre todo, Erik Larsen. Este segundo Veneno cuenta también con el añadido de las cadenas, que tienen que ver con la forma canina que ha tomado el simbionte, pero que también resultan un elemento estético que retrotrae al lector inmediatamente a los diseños de personaje propios de los años noventa.

Venom Dylan Brock Bryan Hitch

Por desgracia, el diseño del personaje que parece ejercer el papel de antagonista resulta mucho menos estimulante en lo visual. Este villano, que dice llamarse Meridius, es una nueva incorporación al plantel de malvados de la Casa de las Ideas y parece liderar una organización llamada The Absent Throne, “el Trono Vacío”. ¿Quizá tenga algo que ver con el trono del Rey de Negro? Desconocemos los motivos por los que este grupo persigue a Eddie y a Dylan, pero su amenaza queda clara en este primer número cuando sus fuerzas acaban con la vida del primero de ellos. Eso no quiere decir que Eddie haya muerto de forma definitiva, desde luego, pues gracias a sus poderes como Rey de Negro puede trasladar su consciencia no sólo de un lugar a otro del espacio… sino también del tiempo.

Explorando esta habilidad recién descubierta tras un preocupante incidente en el espacio (incidente que, por cierto, juguetea con los temores del lector ante un posible regreso de Knull, personaje al que ya hemos visto demasiado en tiempos recientes), Eddie acaba inmiscuyéndose en su propia línea temporal y creando una suerte de paradoja que supone el primer misterio de la nueva etapa de la serie y en el que se intuye con claridad la mano de Ewing. La intervención de Eddie, en lugar de evitar que Dylan se aleje del peligro, produce el efecto contrario, propiciando que su hijo se una con Veneno y desate la ira que tiene acumulada. Mientras tanto, su cuerpo es destruido y su consciencia salta hacia un futuro lejano, donde logra generar un nuevo cuerpo sólo para encontrarse cara a cara con el responsable de sus vicisitudes. ¿Quién es Meridius? ¿Cuáles son sus habilidades? ¿Qué es lo que pretende? Esas son algunas de las preguntas que quedan en al aire después del arranque de esta nueva era para Venom.

Aunque quien escribe estas líneas no encuentra especialmente interesante al villano, sí que siente gran curiosidad por el misterio presentado y por la inclusión de esa paradoja temporal antes mencionada. Es más, parece que la línea argumental centrada en Eddie va a consistir en el personaje viajando a través del tiempo en un intento desesperado por regresar a casa, lo cual tiene mucho potencial. Podríamos decir que esa será la vertiente más experimental de la colección, mientras que los lectores que busquen algo más cercano al Veneno “clásico” disponen de la historia de Dylan, convertido en un fugitivo que tiene que lidiar con sus tendencias violentas; un joven Protector Letal que aún tiene mucho que aprender. Parece una buena combinación, pues nos devuelve a un Veneno más cercano al antihéroe en busca de redención que fue un vez al mismo tiempo que continúa explorando el legado del Rey de Negro heredado de Cates y Stegman. Si a esto se le suma el fantástico apartado gráfico, el resultado es una colección que puede ofrecernos grandes sorpresas a lo largo de los próximos meses. Tendremos que seguirla de cerca.

Venom Eddie Brock Meridius Bryan Hitch

Lo mejor

• La estructura narrativa formada por dos líneas argumentales paralelas, cada una escrita por un guionista distinto, funciona estupendamente.
• La caracterización de Eddie y Dylan Brock está muy cuidada, mostrándonos la realidad interior de cada personaje y haciendo que el papel de ambos resulte atractivo.
• El trabajo de Bryan Hitch al dibujo es fantástico.

Lo peor

• No es el mejor punto de inicio para nuevos lectores, pues el legado de la etapa anterior sigue estando muy presente.
• La inclusión de Durmiente contradice lo mostrado en Extreme Carnage. ¿Se trata de un error de continuidad?
• Al diseño del nuevo villano le falta gancho.



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