Javier Vázquez Delgado recomienda: Monstress 5: Hija de la guerra, de Marjorie Liu y Sana Takeda
Edición original: Monstress 25-30 USA (Image Comics, 2020)
Edición nacional/España: Monstress 5: Hija de la guerra (Norma Editorial, 2021)
Guion: Marjorie Liu
Dibujo: Sana Takeda
Color: Sana Takeda
Editora: Jennifer M. Smith
Traducción: Gema Moraleda
Realización técnica: Vanessa Cabrera y Juan Pacheco
Formato: Rústica. 176 páginas. 19,50€
Monstress o la continua crueldad de la guerra
Hace unos meses, sí, pero ¡no podíamos dejar de hablar de ella! Y es que el pasado julio Norma Editorial nos deleitaba con el quinto tomo de Monstress, una de las grandes e imprescindibles series de la actualidad USA. ¿Qué tiene de interesante? Lo cierto es que Monstress es una colección única, como comenté en anteriores reseñas, tiene una serie de cualidades que la distingue de otras series de… bueno, de todos los mercados, no solo del norteamericano. Un poquito de las historias estadounidenses, una pizca de china y unas gotas de Japón, e incluso alguna influencia de Europa, todo ello dado por la mezcla cultural de sus autoras, Marjorie Liu y Sana Takeda, se unen en esta serie para crear un mundo inmenso, plagado de criaturas distintas, que no cuesta calificar como alta fantasía.
A pesar de que su imaginación es inmensa, tanto en conceptos como en diseños, Monstress nos gana con sus diálogos, su narrativa y la definición de sus personajes, con una historia que apasiona en sus momentos de acción y nos deja pegados en sus pausas. Si alguien no se ha metido aún en este maravilloso mundo, merece la pena comentar que Norma acaba de sacar a la venta, el pasado mes de septiembre, una edición de lujo a gran tamaño que contiene los tres primeros volúmenes. Algo muy positivo para los nuevos lectores y lectoras pues Monstress tenía una cualidad extraña, a saber, que su primer arco no era el más atractivo. Tiene tal cantidad de conceptos y personajes que pueden abrumar, no en vano ganaba sus cinco premios Eisner en 2018, cuando ya hacía dos años de su inicio, porque, y esto lo he repetido en numerosas ocasiones, Monstress va a mejor. En cuanto las autoras nos despejan esa confusión inicial, cuando nos muestran cómo es de verdad su gran mundo, despegamos con ellas como un cohete.
Dicho esto, hay que comenzar alabando las grandísimas capacidades de Sana Takeda. En el anterior número destacaba por la tranquilidad y la tensión que conseguía reflejar en escenas cercanas. Era un tomo muy centrado en la política, con diálogos muy bien hilados que se dedicaban a presentarnos los diferentes bandos, y Takeda usaba mucho el lenguaje corporal para transmitirnos los diversos movimientos de cada facción, pero todo ello se acababa con un tremendo cliffhanger que emulaba una de las famosas escenas de Akira. ¿Qué es este tomo? Pues en cierta medida todo lo contrario, ¿y qué es lo contrario a la política? La guerra.
Sana Takeda sigue con sus mismos diseños, e incluso la misma paleta de colores, pero cambia los movimientos y los escenarios. Algunos los destruye mientras que otros los oscurece, de manera que nos consigue meter perfectamente en la guerra. Ya lo había demostrado con anterioridad pero aquí vemos una vez más la capacidad que tiene para ser brutal cuando la historia lo pide. Y brutal no solo por la sangre o la muerte sino por la miseria que todo ello conlleva, algo que ya estaba presente en Monstress desde el principio. Y todo ello contando que es un tomo que sigue posando su fuerza en las conversaciones más que en las acciones. Diálogos que Liu sigue demostrando que domina a la perfección.
De hecho las autoras no pasan de cero a cien. A la gran explosión del final del anterior tomo no le sigue una guerra inmediata y encarnizada sino que van poco a poco haciendo crecer la tensión, poniendo a los diferentes gobiernos en su lugar y con nuevas conspiraciones para encaminar al enfrentamiento definitivo a los diferentes bandos. Es más, todos los números abren con un flashback de la anterior guerra y lo que hacía Maika en ella, dándonos más información sobre el misterioso pasado de la protagonista, en concreto nos hace sentir mejor las emociones que ella siente, precisamente en un momento muy delicado. Esto nos lleva al ritmo de la serie, que puede parecer complejo en ocasiones pero está medido al milímetro.
Aunque es cierto que la historia enfoca a muchos personajes distintos, mostrando un pedazo de cada bando y cómo se va moviendo la guerra, Maika Mediolobo y Kippa se llevan el absoluto protagonismo. A diferencia del anterior tomo, en el que se habían separado, aquí las dos vuelven a su misión aunque ahora, y debido al aprendizaje, han evolucionado, no piensan igual y ambas tienen una actitud diferente, lo cual es algo que se agradece mucho, sobre todo si está bien justificado, como es el caso. Y es que, aunque no llegan a chocar del todo y se mantienen fieles la una a la otra, ahora su visión es diferente y es lo que marcará este tomo, diferentes visiones de un conflicto, diferentes prioridades y diferentes formas de abordar los problemas, precisamente por ese crecimiento personal que han tenido en su viaje.
La temática de fondo es un poco la misma que se venía dando desde que vimos a los refugiados en el primer tomo, cómo afecta la guerra a las diferentes personas. El asedio a la ciudad de Ravenna, por parte de la Federación, y la defensa del bando de Maika, es el tema principal de este quinto tomo, pero nada de grandes batallas épicas de esas que se suelen dar en las obras de este tipo, o casi nada, que alguna migaja hay. Pero es que el quinto capítulo bebe mucho más de las historias bélicas que de las de espada y brujería. Las luchas son muy personales y el punto de vista general se acerca más a las víctimas que toda guerra tiene, los ciudadanos de a pie, solo hay que ver la parte que se centra en Kippa en ese mismo capítulo, apenas un par de páginas, lo cual sigue dotando a la serie de esa perspectiva original, alejándose un poco de esas historias de grandes guerreros. Que los tiene, ahí está Maika Mediolobo, su compañero Corvin y otros personajes de menor recorrido como los Jinetes Grises o las brujas, con unos diseños muy deudores de Japón y magníficos, como es costumbre en Takeda.
En definitiva se puede decir que es un tomo muy diferente al anterior, por ir a lo bélico frente a lo aventuresco, y nos cuenta un arco argumental muy variado, tanto por las distintas perspectivas que utiliza como por la capacidad para moverse desde lo personal hasta lo social. Además responde la gran pregunta sobre Maika a base de flashbacks y nos deja un final con un cliffhanger de esos que a Liu y Takeda se les dan tan bien.
En cuanto a su cadencia, las autoras siguen presentándonos un tomo al año. En Estados Unidos ya ha salido el sexto, que incluye además la serie limitada de dos números Talk Stories, y ya está en las solicits de enero su continuación en grapa, con lo que tenemos asegurado el futuro próximo de Monstress.
Lo mejor
• Todo el apartado gráfico de Sana Takeda.
• Los diálogos y el sentimiento que consiguen transmitir.
• El crecimiento de Kippa.
Lo peor
• Quienes quieran una obra ágil y rápida que se alejen. Igual su densidad se les hace bola, pero eso se soluciona con paciencia.
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