Javier Vázquez Delgado recomienda: Astérix 39 Tras las huellas del Grifo, de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad
Edición original: Astérix et le Griffon FRA (Les Éditions Albert René, 2021)
Edición nacional/España: Astérix tras las huellas del Grifo (Salvat, 2021)
Guion: Jean-Yves Ferri
Dibujo: Didier Conrad
Color: Thierry Mébarki
Traducción: Xavier Senín, Isabel Soto y Alejandro Tobar
Formato: Cartoné. 48 páginas. 9,95€
Ferri sigue sin encontrar la huella de Goscinny.
“Es nuestro animal sagrado. Nadie puede capturarlo. ”
René Goscinny fue uno de los mejores guionistas que ha dado el cómic gracias a un talento increíble para el humor que le permitía manejar perfectamente todos sus resortes para hacer reír a sus lectores, en sus obras se podían encontrar juegos de palabras divertidísimos (aunque no en su etapa de Lucky Luke, puesto que a Morris no le gustaban), los gags puramente físicos (gracias a la inestimable colaboración de sus compañeros dibujantes) y una enorme capacidad para la satirizar y criticar diversos aspectos de la actualidad del momento atreviéndose a diseccionar cualquier tema en profundidad. Además, era capaz de crear tramas de aventuras sencillas y ligeras, pero llenas de giros de guion que podían a sus héroes en dificultades inesperadas y sorprendían a sus lectores. Todas estas cualidades del guionista alcanzaron su cenit en Astérix, quizás por ser la única serie donde las mezcla todas, donde firmó algunos de los mejores álbumes de humor que se ha realizado en el medio. Por desgracia para Jean-Yves Ferri (1959) y Didier Conrad (1959) eso es lo que seguimos esperando encontrar en un álbum de la serie, y hasta la fecha ellos, al igual que Uderzo cuando ejerció de autor completo, no nos lo han podido o sabido ofrecer. Algo que tampoco sucede en Astérix tras las huellas del grifo, trigésimo noveno álbum de la serie y quinto de la pareja, que es algo mejor que La Hija de Vercingetórix, sobre todo por el trabajo de Conrad, pero sigue siendo mediocre y olvidable.
Esta nueva etapa de Astérix ejemplifica uno de los grandes males que azotan a las grandes series del mercado francófono cuando caen en manos de otros autores que siguen copando los primeros puestos en las listas de ventas, pero con aventuras simplemente correctas o mediocres, salvo alguna excepción. En el caso de Astérix es difícil saber si la floja calidad de estos cinco álbumes es culpa de las presiones editoriales, el respecto reverencial al personaje de los autores actuales o que simplemente Jean-Yves Ferri no se atreve a escribir historias más atrevidas y arriesgadas, pero el resultado es francamente decepcionante y es imposible no pensar en que harían con el personaje otros autores como Yann o Munuera que sí han sabido modernizar los cómics francobelgas humorísticos de aventuras. Quizás la única posibilidad de leer buenas historias nuevas de los personajes pase por la aparición de una colección similar a Spirou por… que tan buenos resultados ha dado al personaje y ha provocado que se esté exportando el modelo a otros personajes conocidos como Valerian o Lucky Luke.
Como siempre sucede en la serie tras una aventura que se desarrolla en la aldea en la siguiente toca coger el petate para viajar y en esta ocasión nuestros héroes se van hasta los nevados parajes de las estepas centroasiáticas donde viven los sármatas. Acuden allí respondiendo a la petición de ayuda de Sakaeljamonov, el chamán de la tribu amigo de Panóramix, alarmado ante el peligro que supone para la zona la expedición en busca de dar caza a un Grifo, la mítica criatura protectora del pueblo sármata, que Julio César ha encomendado a una centuria. Los legionarios están comandados por Ensujugus y los encargados de dar con la criatura son Terrignotus, geógrafo romano, y Sabiondus, venator romano (un luchador especializado en combates con animales). Cuando los galos llegan al asentamiento sármata descubren para su sorpresa que, en esa cultura, los roles patriarcales tradicionales están invertidos con las mujeres encargadas de la guerra y los hombres de las tareas del hogar. Algo que dejara a los galos realmente descolocados, pero que no dudaran en ayudar al pueblo sármata en todo lo que puedan.
Podemos decir que este nuevo álbum es más divertido que La Hija de Vercingetórix, gracias a varios chistes bastante inspirado que se suceden a lo largo de lo largo de la obra como las discusiones entre Terrignotus y Sabiondus, los padecimientos del pobre caballo de Obélix y, sobre todo, algunos de los diálogos entre los legionarios que son realmente brillantes satirizando las fake news y las teorías de la conspiración que abundan hoy en día, aunque esta crítica a la superstición no llega a ser tan mordaz como la que hicieron Goscinny y Uderzo en El adivino, porque ellos no se quedaron únicamente en los chistes, ya que también nos mostraron todo el daño que puede hacer en la sociedad. Sin embargo, el guion presenta exactamente los mismos problemas que el álbum anterior, con una trama plana y lineal en la que no vemos ningún giro sorprendente que complique la misión de los protagonistas y que se cierra con un final anticlimático. Aunque hay algunas ideas novedosas en el guion como que Astérix no puede usar la poción mágica, realmente es algo que no tiene ninguna importancia en el resultado final de la trama. Además, el desarrollo de las historias nos vuelve a dejar la misma sensación de cobardía en el tratamiento de los personajes femeninos como ya sucedió con Adrenalina en el álbum anterior. Con este ya son dos álbumes tratando de vendernos que van a crear personajes femeninos fuertes y actuales con peso en la trama, algo que parece suceder con las sármatas en este álbum que son presentadas como unas guerreras fieras y valerosas, pero a la hora de la verdad, son Astérix y Obélix quienes resuelven los problemas y ellas quedan en un segundo plano con una endeble escusa argumental. Si Ferri se hubiera atrevido a crear unas guerreras que acompañaran a los protagonistas hasta el final hubiera modernizado y expandido el horizonte de la serie, pero el miedo a generar alguna polémica con los lectores más rancios y la consiguiente pérdida de ventas hacen que se quede en un intento fútil que lastra por completo la historia y deja la sensación de una nueva ocasión desperdiciada por falta de osadía.
Sin duda lo mejor del álbum es el trabajo de Conrad, al igual que ya sucedía en los cuatro anteriores de la pareja. A diferencia de Ferri él sí que consigue que no encontremos a faltar al mejor Uderzo, puesto que mimetiza por completo su estilo, aunque es cierto que no brilla tanto en lo narrativo como sucedía en las mejores secuencias de Uderzo, pero hay que tener en cuenta que Conrad tiene que trabajar con unos guiones netamente inferiores. El álbum está plagado de viñetas repletas de detalles, tanto en las que vemos los paisajes nevados como en las que se libran las batallas, un trabajo minucioso que revela el esfuerzo invertido por su parte. Los diseños de los nuevos personajes siguen a la perfección la tónica marcada por Uderzo y consigue darles el mismo dinamismo que él, incluso sigue con la tradición de usar la caricatura de una persona real, en esta ocasión el escritor Michel Houllebecq, para dar vida a alguno de los personajes principales. Conrad firma un trabajo al que solo se le puede echar en cara que no deja ver nada su propio estilo que pudimos disfrutar en Los Innombrables.
Como viene sucediendo con los últimos álbumes, Salvat-Bruño han editado el álbum coincidiendo con su salida mundial en castellano, catalán, asturiano, gallego y euskera con un precio realmente asequible para este tipo de productos. La edición es correcta: bien reproducido y con buen tamaño. Ojalá que algún día se decidan a retomar La Gran Colección, para tener una edición de lujo de la serie.
Astérix tras las huellas del grifo sigue la senda marcada por el resto de álbumes firmados por Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, sin que se vea ninguna mejora en los múltiples defectos que acompañan a esta nueva etapa. Una pena porque los personajes siguen muy vivos y se merecen mejor fortuna. Por suerte nos quedan aventuras como Obélix y compañía, Astérix legionario, La vuelta a la Galia o La Residencia de los Dioses que nos recuerdan las posibilidades de los personajes.
Lo mejor
• Conrad hace un trabajo brillante replicando el estilo de Uderzo.
• Algunos gags.
Lo peor
• Un guion lineal sin ningún giro argumental ni sorpresa.
• Ferri plantea temas interesantes, pero no se atreve a desarrollar ninguno en profundidad.
• Tras cinco álbumes, la nueva etapa se puede calificar como una decepción mayúscula.
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