Javier Vázquez Delgado recomienda: Explotando a Batman

Cada vez hay más quejás y es más recurrente la cantinela sobre la presencia exagerada de Batman. ¿Es una idea agotada? ¿Ha entrado Batman en su fase crepuscular a base de repeteción y sobreexposición? Analicemos el porqué.

Batman y el manga en España

Cuando el manga llegó a España, muchos lectores habituales de cómics miraron con recelo y por encima del hombro a aquellos tebeos que venían de Japón. “Moda pasajera”, “solo son sexo y violencia” eran algunos de los tópicos con los que los reacios se autoengañaban respecto a la ola de títulos que aterrizaban en quioscos y librerías.

Declaraciones de Jordi Bernet sobre que los mangas le parecían repelentes o de Ramon de España despreciándolos se leen ahora como un ejercicio de ranciedad patético, pero entonces no tenían nada de raro e incluso se veían con cierta aura de intelectualidad.

Batmanga, una fórmula comercial infalible… o no

Poco a poco se vio que la moda no era tan pasajera. Prácticamente todas la editoriales empezaron a publicar cómics japoneses. Las ventas aumentaban. La parrilla televisiva incorporaba animes cada vez más exóticos y dispares. Se creó el Salón del Manga. El cómic japonés pasó de ser un producto marginal al gran revulsivo del mercado de tebeos en España.

El manga consiguió llegar a El Dorado de la editoriales, captar nuevos lectores.

Se llegó al punto de que las obras japoneses fueron el sostén de algunas editoriales, gracias al cual garantizaba no solo su supervivencia si no que daba a posibilidad de publicar otras obras comercialmente más complicadas.

El cómic japonés garantizaba ventas y por tanto mayores ingresos.

Todo el mercado del cómic en España se benefició del manga. Las editoriales facturaban más, tenían un gran catálogo de obras por explotar y muchos lectores diversificarían sus lecturas para ir a parar a cómic americano, europeo o nacional.

Algo parecido ocurre con Batman en DC

Batman, por diferentes razones, es el personaje de DC que atrae más lectores y que, junto con sus colecciones satélite, supone una fuente de ingresos importante para DC Comics.

Por este motivo, y a pesar de que el cruzado de la capa no posea superpoderes (si no consideramos que ser multimillonario sea un superpoder) es el personaje más poderoso del de DC porqué sobre sus espaldas recae el peso de todo su universo.

Batman
Una portada deliciosa

Solo hace falta ver la mayoría de publicaciones y noticias de DC. Batman, su familia, sus (ex)pupilos y sus enemigos protagonizan la mayoría de novedades.

Estos personajes satélite, no dejan de ser versiones del propio Batman. Alan Moore ya nos dejó claro en La Broma Asesina que el Joker se trata de la otra cara de la moneda (o del naipe) del hombre murciélago. Nightwing, es el hijo pródigo independizado de Batman. Los Robin no dejan de ser hijos biológicos o “adoptivos” de Bruce Wayne, una especie de Batboys. Y no hace falta que hablemos de Batgirl, Batwoman, porque en el nombre ya llevan implícita la intención.

DC no deja de repetir versiones del mismo producto ya que de esta manera garantizan un nivel de ventas que por muy mal que vaya no es nada desdeñable y supone un riesgo menor.

Batman y la Patrulla X

En los 80 y 90, Marvel vivió una situación parecida con los mutantes. El éxito a partir de los números de Claremont y Byrne, tuvo eco durante décadas. Sin embargo, y gracias a la repercusión de las películas del MCU, Los Vengadores han desbancado a los hombres y mujeres X como principal franquicia de Marvel. Y aunque parece que con Hickman están resurgiendo, habrá que ver con el paso de los años si la etapa actual tiene continuidad y marca una época.

El caso de DC es diferente. Los 80 fueron una gran década para Batman. En ella protagonizó algunos de los mejores cómics del medio. Los autores que aún hoy día son referentes de la industria le dedicaron trabajos que los convirtieron en leyendas. Además, la década cerró con la película de Tim Burton con todo lo que supuso.

Darkclaw, Batman + Lobezno, otra idea imbatible

Nadie tomó el relevo del murciélago y sus películas realizadas por Christopher Nolan volvieron a ser las más destacadas del universo cinematográfico DC. Más gasolina para la franquicia. No solo eso, el film protagonizado por su enemigo más reconocible y famoso más allá del mundillo (el Joker) ha sido la película de superhéroes (vale, con un personaje de cómics de superhéroes) de mayor impacto hasta el momento.

Guste o no, Joker marca un hito en ese pequeño mundo que son los universos superheróicos cinematográficos.

En el caso de Marvel, han sido los buenos resultados artísticos de determinadas etapas lo que ha marcado que el eje de la editorial se moviera.

¿y en el caso de DC?

Como hemos dicho fue en los 80 donde dos (Moore y Miller) de los que seguramente se encuentran entres los cinco mejores autores de cómic, trabajaron en Batman y dejaron su huella. Como se dijo en un comentario de la web, Batman es el personaje más mimado de la editorial. No solo Frank Miller y Alan Moore han firmado grandes trabajos, también Morrison, Byrne, Dini, Mignola, Busiek, Johns, Frank, Davis, etcétera.

Sin embargo, Superman, por poner el ejemplo del otro grande de DC, ha contado con grandes nombres también entre los autores que han dado su versión, de hecho, prácticamente podríamos hacer una lista con los mismos e incluso añadir alguno más.

A nivel de ventas Batman le da una buena … zurra al Supes

¿Entonces porqué con Batman los resultados tienen mayor calidad e impacto? ¿Qué tiene Batman?

Batman y el Glam Metal

En enero de 1981 Ronald Reagan llegó a la Casablanca e inauguró una época de consumismo (casi) sin control, que llevó a la sociedad americana un poco más lejos en su loca carrera por conquistar el hedonismo. Una época de materialismo y superficialidad se avecinaba. El movimiento cultural por excelencia y que mejor ejemplifica que fueron los ochenta fue el Glam Metal. Un estilo “musical” que evolucionó el rock exagerando y llevando casi hasta la caricatura los aspectos más superficiales del Heavy Metal de los setenta.

Batman
El Reagan de Miller no sale muy bien parado

Sin embargo, los alegres y coloridos cómics dieron un giro. Hicieron de contrapunto. Se adelantaron una década, anticipando el escepticismo y realismo de los noventa. El mundo del cómic se oscureció a partir de tres obras capitales, Watchmen, Dark Knight Returns y Batman Año Uno.

No es que el impacto de estos cómics dure hasta ahora, es que cambiaron la industria. El volumen de obras destacadas que se publicaron a partir de ahí, como continuación o contraposición dio un enorme impulso al sector. Los comics maduraron y se oscurecieron, y el personajes que salió más beneficiado fue Batman, ya que fue el único personaje de los grandes (de Marvel o DC) que estuvo en el kilometro cero de esa revolución.

Peinados como hongos atómicos

Desde entonces a Batman se le consideró el protagonista de cómics más adultos y realistas. Ha sido el prototipo del héroe oscuro. Sus rivales eran personajes que tan bien representaban la incomprensión del mundo y la crueldad, villanos enloquecidos y obsesivos, capaces de matanzas masivas.

Gotham es una ciudad oscura y peligrosa, no es que se parezca a las ciudades en las que vivimos pero sí que es campo abonado para crímenes morbosos. Es como un angustioso subconsciente en el que subyacen los peores impulsos.

Batman tiene un contexto, unas ramificaciones y una “familia” con una personalidad muy marcada, un sabor especial.

¿Con cuántos adjetivos podríamos describir a Metropolis y con cuantos a Gotham? Y eso que ambas son dos proyecciones de la misma ciudad, Nueva York.

Lejos de limitar a los autores, el “subuniverso” de Batman, quizás por su concreción y definición tan clara, ha facilitado tantas obras y de tanta calidad. Batman permite proyectar muchas cosas.

La maduración de los lectores

En España la generación Forum-Zinco la formaban, entonces, como mucho adolescentes. Esos lectores crecieron, maduraron y de la misma manera que sus vidas se complicaron con trabajos, precariedad, hijos y/hipotecas, valoraron más positivamente lecturas más adultas, más realistas y complejas.

Un porcentaje muy importante de los lectores actuales se aficionaron a los tebeos en esa época y por tanto la maduración y el crecimiento de los personajes le ha ido acompañando a lo largo de su vida. Estos lectores han encontrado acomodo en las historias protagonizadas por el hombre murciélago. Unas historias que conjugan una mayor madurez y “seriedad” sin acabar de desconectar con el niño que empapaba su imaginación de tebeos.

Batman en pesetas, una época mágica

Dentro de la oferta cada vez más diversa de productos, dentro de DC, ha sido Batman quien mejor ha llevado este equilibrio.

Con Superman, por ejemplo, DC ha hecho muchos esfuerzos para adaptar el personaje a los nuevos tiempos. Miquel Barceló, el recientemente fallecido especialista y divulgador de Ciencia Ficción, decía que los autores cada vez ofrecían especulaciones futuristas más cercanas al presente. Con Superman y Batman pasa algo parecido, por muy lejanos que nos sintamos a un multimillonario como Batman, siempre será más cercano a nosotros que un alienígena superpoderoso.

Batman y el capitalismo

DC Comics no deja de ser una empresa que se mueve por una mentalidad capitalista. Aumentar facturación y beneficios, evitar pérdidas. Que más de un 40% de sus colecciones actuales tengan relación con la franquicia Batman o que más de un 50% tenga como protagonista a, como mínimo, un miembro de la Bat-familia, solo es una muestra del impacto comercial del murciélago y de su importancia para la sostenibilidad de la compañía.

La lógica capitalista nos rodea y la vemos reflejada en series televisivas alargadas, secuelas cinematográficas sin sentido, remakes de productos que buscan explotar la nostalgia, etcétera.

Esta sobreexplotación muestra como DC cada vez es más deudora del cruzado de la capa y como su presencia influye en las ventas.

Pero…¿es esta sobreexposición sostenible? ¿cuánto durará?

Batman no es un personaje tan versátil como indica la riqueza de su mundo. Se le puede describir en tres o cuatro líneas fijas y eso hace que pueda ser dado a la repetición. ¿Cuántas veces nos hemos leído su origen? ¿Cuántas discusiones hemos visto con Robin por si está preparado o no?

Una situación parecida se vivió con el western. El género cinamatográfico del oeste es (además de típicamente norteamericano, como los superhéroes) un género con unas pautas muy rígidas. Sin embargo dominó el cine durante décadas. Un género casi minimalista pero que permitía multiples variaciones con pequeñas modificaciones de base. A Batman le ocurre un poco lo mismo, sin embargo, el western sufrió una larga decadencia después de su etapa crepuscular (posiblemente la que dio mejores cintas). Las producciones de las películas del oeste ahora son claramente minoritarias y aunque algunos westerns de esta época de casi extinción son productos de una enorme calidad (Sin Perdón, Slow West, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford o Comancheria), es un tipo de cine que no atrae al público juvenil. Ha quedado como un género puntual y anecdótico.

Batman como Barbie, tiene un disfraz para cada ocasión

¿Puede pasarle lo mismo a Batman? ¿Puede pasar a un segundo plano como los mutantes en Marvel con el advenimiento del MCU? ¿Puede reducir su presencia como los westerns en la cartelera? ¿Resistiría DC que su “jugador franquicia” se sentara en el banquillo y pasara a jugar los minutos de la basura? ¿Puede Batman adoptar un rol secundario y pasar a ser un personaje minoritario?

Ahora mismo con las publicaciones de Batman The Imposter, Batman & Robin, I am Batman y el protagonismo central de algunos títulos corales, hacen pensar que esta posibilidad es muy lejana. Pero si algo está claro es que la sobreexposición lleva a quemar productos y personajes. No es un cambio lento, el paso de un personaje que vende mucho solo por su nombre a que precisamente genere rechazo por hartazgo.

¿Esta DC preparada para el cambio de paradigma? ¿Qué superhéroe/s podría/n soportar esa carga?¿Superman? ¿Wonder Woman? ¿Flash?

Para saberlo DC debería saber cuales son las claves del éxito de Batman, de su eterna juventud y vigencia.

Batman supone una apuesta por el conservadurismo, por repetir una fórmula que funciona y que mantiene la maquinaria en marcha. DC y Batman son víctimas del capitalismo. O más bien, yonquis del capitalismo. Su fuerza y relevancia están en la oferta y la demanda.

DC está realizando una apuesta por la diversidad. Pero lo hace de una forma tímida. Apuesta por vincular a las minorías a personajes secundarios o acompañantes de personajes de primera línea. Busca mostrar una cara moderna, amable y flexible para las nuevas generaciones, para captar nuevos lectores. Esta apuesta no es realmente arriesgada si no afecta a los personajes principales, como por ejemplo Batman.

Parece que la editorial de Burbank busca la manera de encontrar un personaje, una línea o una tendencia que pueda ser el relevo del murciélago para sostener las ventas de la editorial. Diversificar la oferta para llegar a púbicos diferentes que permitan una variabilidad de lectores. Pero si debemos analizar la tendencia en función de las publicaciones de la editorial, Batman es el central de la compañía y no parece que vaya a cambiar teniendo en cuenta las novedades que próximamente habrá en Black Label o el estreno de una nueva película.

La duda es ¿qué llegará primero? ¿el ocaso de Batman o un relevo para liderar las ventas?

Esperemos que lo segundo, aunque no esté garantizado. Si DC no encuentra ese sustituto, esa fórmula que le permita proyectarse en el futuro, sufrirá un ocaso parecido al western. Porqué una cosa que podemos dar por segura es que Batman sufrirá un deterioro por hartazgo de los fans y dejará de ser el personaje casi omnipresente que “disfrutamos” hoy en día.

Batman y el consumo de la telebasura

En los noventa (todo nos lleva a los noventa) entró de lleno el fenómeno de la telebasura en España (la televisión anterior tampoco es que fuera telecaviar, pero esa es otra historia). Las audiencias se dispararon y el contenido alcanzó las más altas cotas de la miseria. El tratamiento del caso de Alcàsser o Javier Cárdenas burlándose de discapacitados fueron algunos de los hitos de las cadenas.
Las quejas parecían unánimes. Tanto en la prensa como en la calle era muy generalizada de estar viendo la peor televisión de nuestra historia. Sin embargo, los programadores se defendían diciendo “es lo que quiere ver la gente”. Las audiencias les daban la razón. La telebasura era un modelo televisivo de éxito y por lo que podemos ver, vino para quedarse.

Surgió el debate sobre si que tuviera audiencia justificaba el mal gusto, etcétera. Ya sabemos como acabó.
No se trata de comparar a Batman con Gran Hermano o Sálvame, pero sí la manera que tenemos de comportarnos los usuarios, consumidores, lectores o telespectadores.

Los lectores y fans cada vez nos quejamos más del hartazgo que sufrimos con la sobreproducción de bat-productos sin embargo, mediante nuestros hábitos de consumo alimentamos a la bestia. Se trata de un efecto bola de nieve. Y no podemos decir que DC no intente renovar o diversificar sus productos (de lo que también hay quejas). Los esfuerzos de la editorial para rejuvenecer, modernizar y dignificar personajes con ochenta años de historia son innegables pero solemos mirar con recelo algunas de estas innovaciones y experimentos. Hay series regulares de un nivel superior a las de Batman, sin embargo las ventas, la repercusión y el impacto son menores. De alguna manera más directa de lo que parece contribuimos a alimentar esta maquinaria de consumo y repetición a la que parece condenado el murciélago.



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