Javier Vázquez Delgado recomienda: Superman Por el Mañana

Edición original: Superman núms. 204-215 USA (DC Comics, 2004-2005)
Edición nacional/España: Superman: Por el mañana. ECC Ediciones, 2021
Guion: Brian Azzarello
Dibujo: Jim Lee
Entintado: Scott Williams
Color: Alex Sinclair
Traducción: Francisco San Rafael Simó
Formato: DC Pocket (146×225 mm.), 288 págs. A color. 9,95€

Tras el cataclismo

Superman Por el Mañana es un cómic condicionado por la intrahistoria editorial de su tiempo. Era 2004, y el éxito incontestable de Silencio hacía que el dibujante Jim Lee se embarcara en una historia de fuerza similar en la que su arte gobernara la narración, con menor espacio para lucimiento del escritor. Ahora se reedita en España con DC Pocket, iniciativa que ya nos ha traído obras como El origen de Superman.

El planteamiento de la obra es sencillo. Como consecuencia de un fenómeno extraño, inexplicable, parte de la población se desvaneció de la Tierra, incluyendo a la familia de Clark. Un año después, el héroe vive en sus carnes el luto por los que se fueron, lamentándose por la aparente muerte de Lois Lane.

Superman Por el Mañana

Como segundo protagonista, tenemos al Padre Leone. Es el hilo conductor de la historia, que comienza in media res, y nos desarrolla, a través de un monólogo interno, el estado de la ciudad de Metropolis y sus habitantes, así como sus problemas personales a la hora de asimilar un hecho tan terrible como el que ha vivido el mundo, debiendo además ser un pastor y modelo de conducta para su comunidad.

Brian Azzarello plantea el cómic como un rompecabezas, conformado por distintos personajes a lo largo del globo. Acerca el género al misterio, con incógnitas en origen muy interesantes y con una amenaza latente bordeándolo todo.

A pesar de que el argumento sea estimulante en su sencillez y que el primer número, con la conversación entre Leone y Superman, funcione a la hora de presentarlo, tiñendo de trascendencia lo que se cuenta, su escritor yerra en el elemento fundamental: la caracterización de personajes y la voz de cada uno.

El estilo de su autor, plagado de frases cortadas y cotidianeidad en las conversaciones, termina por desgastar las situaciones, rompiendo la tensión y las intenciones de los encuentros.

En cuanto al problema con la definición de los personajes, disponemos de un caso paradigmático en el quinto número, momento central de la obra, con Superman reuniéndose con sus compañeros de la Liga de la Justicia para hablar de los sucesos que dan pie a la historia. Da perfecta cuenta de las carencias que Azzarello viene arrastrando desde el comienzo, con un desarrollo vacío y una caracterización cuestionable.

Superman Por el Mañana

Tenemos a Batman lanzando soflamas impostadas sobre los ricos y las guerras o a Wonder Woman, en un papel secundario que no se corresponde ni con su personalidad ni posición en el equipo, permanecer callada durante gran parte de la reunión. Es difícil identificar a los personajes teniendo en cuenta esta aproximación y la idea que su escritor tiene de cada uno.

Otra escena rota por los mismos motivos es la correspondiente a la visita de Kal-El a Gotham antes de emprender el viaje que le llevará al enfrentamiento final (Superman 210).

Una nueva conversación entre el Hombre de Acero y el Cruzado de la Capa se desarrolla bajo premisas cuestionables, sirviendo más para que el escritor disponga de su opinión personal sobre los héroes que para dibujar el pensamiento de los mismos sobre el otro.

Ni siquiera parece sentirse cómodo escribiendo a un personaje como Superman. En defensa del escritor, puede aducirse que la situación vital del héroe, con la pérdida de su gran amor y familia, modifica su comportamiento. No obstante, incluso tomando en consideración esto último, apenas dibuja un retrato certero del mismo, prefiriendo la caracterización a golpe de frases demoledoras que por auténticas respuestas a los pesares del de Smallville.

Superman Por el Mañana

El arte de Jim Lee, con tinta de Scott Williams, no está a la altura de lo presentado en Silencio, por la naturaleza de la relación con el guionista y su estilo. Jeph Loeb captaba mejor las necesidades del artista, dejando mayor espacio para su lucimiento en páginas de menor diálogo y profundidad. Silencio no triunfaba por su conflicto o la naturaleza de lo que se contaba, sino por la espectacularidad desplegada por el dibujo.

En esta ocasión, a pesar de sustentarse bajo parámetros iniciales similares, hay mayor intimidad en el desarrollo, con escenarios más reducidos (como la propia iglesia) o diálogos alargados en tiempo y de mayor extensión. En estos, las carencias del dibujante son más apreciables. Solo en el tramo final se acerca a su mejor nivel, precisamente cuando el misterio se resuelve y solo queda lugar para la acción y los enfrentamientos.

Es importante, en último lugar, señalar algo evidente de una lectura comparada. Las características de Batman no son extrapolables a las de Superman, lo cual requiere de una adaptación lógica por parte del artista al personaje, que en Por la Mañana no existe.

Jim Lee recoge lo que funcionó para Silencio y lo reproduce, en muchos casos con poco rigor y una falta de coherencia interna que perjudica el resultado de la obra.

Desde el guion, la principal virtud se halla en el Padre Leone y no en Superman. Una vez conocido el problema que padece, se debate internamente, con una exposición de nuevo muy propia de Azzarello sobre la naturaleza de los superhéroes y su acercamiento a Dios.

Superman Por el Mañana

En conclusión, nos encontramos ante una obra fallida. El escritor de 100 Balas no atina ni en lo correspondiente a la caracterización de su protagonista, sus valores e integridad, ni tampoco a la hora de construir una historia que sirva para el máximo rendimiento de su compañero al dibujo.

Lo mejor

• Las splash-pages de Jim Lee.

Lo peor

• Las sobreexplicaciones constantes de Brian Azzarello rompen el ritmo del tebeo y dificultad notablemente su desarrollo e interés.
• El arte de Jim Lee presenta carencias en determinados momentos.
• La caracterización de Superman es poco adecuada.



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