Javier Vázquez Delgado recomienda: GO INDIE! Low, la esperanza en lo más profundo
Low: La publicación.
Low comenzaba su andadura en julio de 2014. La serie publicada por Image Cómics consta de veintiséis números, pero no llegó a su final hasta febrero de 2021. Aunque empezó con una cadencia bastante regular se fue retrasando hasta el punto de sacar a la venta solo tres números en un año, incluso dejando 2018 en blanco. Pero ya está, ya ha terminado y no solo en Estados Unidos sino que en España la tenemos recopilada en cinco tomos que ha ido publicando Norma Editorial según podía, lanzando el último el pasado mes de Julio.
Esta colección es obra de Rick Remender, al guion, y Greg Tocchini, que se ocupa del dibujo, incluyendo el color durante casi todo su recorrido. Al escritor lo conocemos sobradamente. Tras alcanzar cierta fama en Marvel, el autor formó su propio sello, Giant Generator, con el que publica en Image Comics series con bastante reconocimiento por parte del público y la crítica. Entre ellas están maravillas como Clase Letal, Ciencia Oscura, Siete para la Eternidad o a la que se dedica el Go Indie! de hoy, Low.
Por otra parte Tocchini es un artista brasileño que ha pasado por Marvel y DC, ilustrando series como Ion, Spiderman Unlimited o Los Poderosos Vengadores, pero en el cómic independiente se le conoce sobre todo por The Last Days Of American Crime, una miniserie de tres números, publicada por Radical Comics y reeditada luego por Image, que supone su primera colaboración con Rick Remender, bastante exitosa y que hace un año fue adaptada por Netflix. No será la única serie pues, antes de meterse en Low, unieron fuerzas en la casa de las ideas para contarnos las aventuras de Los Imposibles X-Force. Ya de por sí es un autor con un estilo muy peculiar, pero lo que hace en Low se sale de sus parámetros habituales.
El trabajo de ambos aquí es diferente a lo que nos presentaron en esos dos trabajos. Low nos lleva a un futuro muy distante, uno en el que la muerte del planeta está cerca y es inevitable, el sol está creciendo y va a tragarse el planeta. Desde hace siglos los humanos viven en ciudades bajo el agua, cada vez son menos y tienen menos recursos, pero una familia hará todo lo posible para que la humanidad siga existiendo aún cuando todo el mundo ha perdido…
La Esperanza.
La esperanza es lo último que se pierde, ¿o debería ser lo primero? ¿Es un don o una maldición?
En nuestra sociedad actual, con grandes vínculos a la religión católica, se suele entender la esperanza como algo positivo. De hecho las religiones monoteístas la ven como un motor, como lo que nos hace avanzar, como la base del optimismo, pero no siempre fue así y no es esta la única forma de verla. En el mito de Pandora, Hesíodo cantaba que los dioses enviaban un constructo con forma de mujer que portaba una jarra donde se encontraban grandes males, uno de ellos era la esperanza. Hay que tener en cuenta que el famoso aedo incluye este mito dentro de sus obras cuya pretensión era divulgar el esfuerzo y el trabajo hacia la tierra en una época de crisis absoluta para los que dedicaban su vida al campo, por lo que la esperanza equivaldría a esperar, a soñar con algo mejor. Una forma de optimismo que podría hacer que la gente se dejase llevar por ilusiones que los llevarían a morir de hambre. Este será el tema central de Low, la esperanza y el optimismo como guía de vida en un mundo que llega a su irremediable fin.
Pensándolo bien esto no nos resulta muy ajeno. Todos tenemos la esperanza de que la situación actual marcada por el coronavirus se acabe, todos tenemos en mente que el cambio climático revertirá, que llegará algún tipo de milagro, divino o científico, solucione todos esos problemas y alguno más mientras nos sentamos a observar sin hacer nada. La esperanza puede ser mala.
Pero la esperanza es la base del optimismo y vivir la vida de forma positiva nos puede llevar a luchar más fuerte por lo que queremos, con una sonrisa y afrontando los problemas de forma asertiva y responsable. Con ello tenemos dos caras de una misma moneda y ambas las explorarán aquí hasta las profundidades y, aunque Low es una historia apasionante, ya solo por esta reflexión que ofrece merece la pena leerla.
Lo cierto es que esto supone un punto de ruptura si lo comparamos con las otras obras de Rick Remender. Ciencia Oscura, Clase Letal o Siete para la eternidad, por poner algunos ejemplos, tienen protagonistas que están desesperados, que se caracterizan por avanzar sin ver claro que su barco llegue a buen puerto, por una mezcla de inercia o aferrarse a un clavo ardiendo, mientras que en Low siempre está presente esa fe en que las cosas acabarán por salir bien, con esfuerzo, eso sí, sin dejar las cosas al azar. Además es una idea que se contagia tanto al resto de personajes como al lector, ya que los autores consiguen imbuirnos esa sensación de que al final, por algún motivo, todo acabará bien. Y no será porque los autores tratan bien a los personajes, pero por mucho que los hundan en lo más profundo siempre seguimos viendo esa luz. Esto no solo es una idea presente en la obra sino algo que la hace diferente y especial durante todo su recorrido.
La Muerte.
Pero para construir la historia de Low Remender (y digo solo Remender porque estas ideas iniciales parten de él) no se basa solo en la idea de la esperanza sino en otro pensamiento, el irremediable final del planeta. Si bien en las obras antes mencionadas, y en la inmensa mayoría de las del guionista, pone a sus protagonistas en peligro siempre les ofrece una salida, algún punto desde el que avanzar, un cambio, el mundo es grande y se pueden mover en muchas direcciones. Aquí no, aquí el punto de partida es que el Sol está creciendo y va a consumir el planeta, lo cual, combinado con esa actitud optimista crea una mezcla muy curiosa. Más aún con un dibujante como Greg Tocchini, pero eso lo dejaremos para después.
La muerte es uno de los grandes temas en el arte. No es de extrañar, al fin y al cabo nos llega a todos, pero el tratamiento mayoritario se realiza desde un punto de vista personal, a saber, cómo la afrontamos, bien sea la nuestra o la de otra persona, y cómo nos afecta. Sin embargo la opción que toman aquí resulta una propuesta muy interesante pues, sin estar exenta de perspectivas personales, el tratamiento es más grupal. Incluso se podría decir que de rebaño. Así, ya desde el primer tomo, nos van presentando distintas comunidades, todas ellas controladas por líderes de diferente índole, que se dejan llevar por pasiones variadas, que bien podrían llevarnos a pensar en los siete pecados capitales.
La primera de ellas, y de donde son originarios los personajes, recuerda al Imperio Romano a nivel visual, pero también ideológico pues precisamente entre la madre, y protagonista, y los mandatarios de su ciudad hay esa diferencia conceptual en torno a la esperanza. Es más, su esperanza es tratada como una religión. Este contraste se verá con todos los grupos que se encuentre, ya sean asesinos, ladrones o meros ególatras. Todos ellos afrontan su fin a su manera, dejándose llevar por esos instintos más básicos, menos ella que se aferra a la esperanza ¿o acaso niega la muerte?
Sea como sea todas estas ideas están ligadas al grupo, incluso la esperanza, aunque luego veamos una historia muy personal.
La Familia.
Quienes sean lectores habituales de las obras de Rick Remender sabrán que una de sus temáticas habituales son las que afectan a familias desestructuradas y esta no es menos. El autor afirmó en numerosas ocasiones que su idea para esta obra era diferente precisamente por el concepto de esperanza con el que imbuye a los personajes y la idea de muerte absoluta, pero la familia sigue muy presente. Es cierto que Remender, aunque utilice siempre a la familia, lo hace de manera distinta en cada una de sus obras, con Low hace lo mismo, de hecho el principio nos puede sorprender pues no hay tal desestructuración.
Los autores nos presentan a la familia Caine, Stel, la madre, y Johl, el padre, viven con sus tres hijos, Marik, el mayor que parece querer seguir los pasos intelectuales de su madre, Della y Tajo, las pequeñas y a las que el padre quiere instruir en el manejo de un traje de Timonel, una poderosa arma que pertenece a su familia. Todos ellos viven en la ciudad sumergida de Salus, una de las pocas localizaciones donde quedan humanos vivos. Y son una familia feliz, o por lo menos todo lo feliz que se puede ser en un mundo moribundo, pero Salus es un buen lugar donde vivir, o no tan malo como otras ciudades. Pero esto solo dura un número, es solo la presentación, y todo cae en las últimas páginas, lo que nos devuelve al estilo habitual de Remender.
En realidad Low se sitúa años después, con el padre muerto, Stel y Marik han de buscar a sus hijas secuestradas y fuera de Salus. Ese primer número bien podría haber funcionado como flashback en otro momento de la historia, en realidad es el siguiente el que nos presenta de verdad la trama, los personajes con sus personalidades ya definidas y el mundo en que se desarrollan los hechos, pero los autores hacen una gran labor al conseguir trasladar al lector la desesperación que viven los protagonistas. Como si no fuera suficiente con ponernos en un mundo más muerto que vivo.
Por ello es más complicado hablar de familia desestructurada o incluso de conceptos diferentes de familia, algo que Remender también usa en sus obras, sino más bien son madre e hijo en la misión de buscar a las niñas, secuestradas años antes y las cuáles han tenido sus propias vidas. Y desde este punto es cuando Stel empezará a utilizar la esperanza casi como una religión, teniendo una fe absoluta en que todo le saldrá bien para su familia y para la humanidad, aunque se tendrá que esforzar para ello. Esto último es lo que le acerca al concepto de esperanza entendido desde las religiones monoteístas, desde La Biblia para ser más concretos, pero Remender y Tocchini consiguen ofrecernos diversos puntos de vista de tal manera que podamos posicionarnos donde queramos e incluso cambiar de opinión. ¿Stel es la salvación o una loca?
El Dibujo.
El apartado gráfico de Low es una de las cosas que más llaman la atención. Greg Tocchini ya había demostrado ser un gran dibujante, solo hay que ver sus X-Force por ejemplo, pero aquí se vuelve más personal. Casi se podría decir que parece desatado, sin trabas editoriales que le marquen, de tal forma que transmite mucha fuerza en cada página.
Aquí su trazo es mucho más sucio y difuso, poco definido en ocasiones, jugando con los fondos, tan pronto están llenos de detalles como se muestran vacíos. Todo ello sin perder lo más mínimo en la narrativa y jugando muy bien con los escenarios que maneja, que predominantemente se sitúan bajo el mar. Tocchini trabaja mucho las composiciones de las páginas, prácticamente no hay dos iguales, alterna fácilmente divisiones más clásicas con narraciones más modernas, donde una imagen central se rodea de pequeños cuadros que narran una escena desde distintos puntos de vista, o juega con los vehículos a la par que viñetas circulares enfocan a los pilotos. El hecho de que cada página sea un mundo aumenta la sensación de no saber qué nos vamos a encontrar al pasar la hoja y, aunque en algunos momentos pueda parecer confuso, hace que sea gratificante pararse a mirar cada una de ellas.
El color es muy importante. Tocchini se muestra en Low como autor completo durante gran parte de la obra y pone mucho empeño en hacer sus escenarios distinguibles, pero al mismo tiempo lo utiliza como una forma de ambientación importante para el lector. Se mueve por colores cálidos, para las partes más abiertas de las ciudades sumergidas o para las partes más privadas de los personajes, mientras que los colores fríos se van a las profundidades del mar o los viajes por estos, pero aún así procura establecer contrastes con los fondos en puntos determinantes en los que quiere que nos fijemos en las acciones de los protagonistas, mientras que en las conversaciones parece querer que se fundan con ellos. De la misma manera la acción tiene tendencia a ser más oscura, mientras que las pausas brillan por su luz.
Pero no solo destaca por la belleza de su dibujo o por su narrativa, sino por sus diseños. La parte marítima es la más llamativa en este sentido. Los trajes tienen mucha importancia, en especial el de Timonel, y para ello a Tocchini se le ven referencias a las escafandras más clásicas mezcladas con trajes modernos, con reminiscencias a los de astronautas más usados en la ciencia-ficción, y con adornos que se asemejan a criaturas marítimas, picos que simulan aletas o espinas, tentáculos, colas de pez como si fueran sirenas metálicas… es un trabajo que, sin perder la esencia de la ciencia-ficción está muy bien adaptado al medio acuático.
Lo mismo ocurre con vehículos y criaturas, la modernización/evolución está muy bien llevada. Tocchini consigue tener elementos reconocibles pero a la vez ser innovador para darles un aire único, algo que no pasa tanto en el interior de las ciudades, pero es normal porque se nota que es buscado. Sigue habiendo elementos marítimos, los arpones están a la orden del día, pero tira más de culturas muy reconocibles, como el medievo japonés, la Rusia de los zares o la Roma clásica, con tecnología muy avanzada. Todo ello sin despreciar las criaturas de la superficie, que se nota que están trabajadas y ofrecen un buen contraste, pero quizás no sean tan llamativas.
En definitiva, Low destaca por varias cosas y una de ellas es el dibujo de Greg Tocchini.
El viaje.
Dicho todo esto ¿por dónde nos lleva Low? Como decía al principio la colección tuvo una importante serie de retrasos, los cuáles llevaron a Norma a publicar el cuarto tomo en 2018, una diferencia de tres años con respecto al final, que podemos leer en castellano desde hace unos meses. Así que para analizar el final de la serie merece la pena echar un vistazo a los anteriores.
Hasta ahora había hablado de la serie en general y del primer número en particular. Pero vamos más allá. La historia no podía destrozar más a los personajes, en especial a Stel. Años obsesionada con la muerte de su marido, el secuestro de sus hijas y la incapacidad para alcanzar la sonda que puede (o no) contener las respuestas para salvar a la humanidad son solo el principio. El primer tomo está lleno de oscuridad y solo brilla la esperanza de Stel, de manera incomprensible por momentos, de ahí esa cercanía a la creencia religiosa, pero sobre todo el primer tomo nos plantea una aventura de corte bastante clásico. Madre e hijo se infiltran en la ciudad de los asesinos del padre y en el que tienen secuestradas a sus hijas, ahora mayores.
Remender tiene la costumbre de maltratar a sus personajes, pero aquí quiere sumirlos en la profundidad. Así hay dos grandes temas, la maldad en el punto más bajo de la humanidad y las distopías. El primer gran antagonista es un megalómano de manual, crea una especie de Roma bajo el agua, poco pan y mucho circo que nos lleva a pensar en la decadencia del ser humano cuando la caída ya parece inevitable. En este sentido da gusto ver como los autores nos ponen como diferente algo que no lo es tanto, es decir, buenas ideas y un mundo nuevo ocultan una aventura en la que habrá persecuciones, luchas y traiciones. Digamos que si no fuese por los personajes y el mundo creado podríamos estar ante una historia de corte pulp muy apegada a su género, solo que los autores son muy hábiles y se separan de muchas de las concepciones previas. Pero detalles como la muerte del final del tomo es un giro que no se espera. Si los autores ya sorprenden porque con el primer número nos vendían al padre como uno de los protagonistas y no dura nada, repiten maniobra consiguiendo sorpresa.
Tras Malik, el único que parece cuerdo, Tajo es otro personaje a tener en cuenta. Si a Stel la queremos por su afán de avanzar con esperanza y conseguir ser optimista aún con las desgracias que le ocurren, Tajo gana por su imprevisibilidad.
Una idea manida pero que queda muy bien insertada es la del “supertraje”. La figura del Timonel y la herencia genética para poder controlarlo es algo que ya hemos leído, pero está enmascarado de una manera tan maravillosa que nos atrae como pocas cosas en esta obra. Así, el primer tomo consigue ser original y emocionante pero manteniendo un aire clásico.
La apertura del segundo tomo cambia de tercio y nos traslada a otra de las ciudades sumergidas, cuyo aspecto parece acercarnos a Rusia y trata el tema de la censura en el arte por parte del gobierno, haciendo que las similitudes no sean solo estéticas. Además muestran la visión de la esperanza más cercana a Hesíodo, como un mal que puede traer problemas a la sociedad. Hay un buen juego con las protagonistas al no decir nombres y termina por presentarnos a Dell de manera algo desesperada, finalizando así con la introducción de los personajes que veíamos al principio. Además se profundiza más en el tema de las distopías, si las dos ciudades anteriores nos enseñaban dos formas de afrontar la muerte del planeta aquí tenemos otra opción más.
Pero el cambio en el segundo tomo de Low no va solo en la dirección de mostrarnos más partes de este mundo sino que parten la historia en dos, dividiendo a las protagonistas. Por un lado están las dudas de Stel, que avanzan mientras ella se mete en lo que parece una historia secundaria, junto a otros personajes, que le darán un aire de space opera pero sin espacio, y decidiendo qué rumbo va a tomar su futuro. Es una buena forma de afrontar una crisis de creencias en el personaje, dándole tonos más grises y haciendo pensar al lector que se puede alejar de ese fanatismo a la esperanza. A la vez esos otros personajes son muy duales y enriquecen la obra.
Por otra parte con Dell y Tajo los autores abren otro camino. Low no dice nada por decir, pero tampoco es una obra que vaya en línea recta. La división de la historia es algo que alcanza hasta el tercer tomo, alternando el viaje de Stel hacia la superficie y la reunión de las hermanas así como la vuelta a Salus, también con el objetivo de ayudar a su madre. Pero todo está lleno de detalles. Va cobrando importancia el tema de los híbridos y nuevos modos de evolución humana. Es verdad que en este punto los autores se meten un poco más en la fantasía, solo hay que ver esa mezcla entre sirena y vampiro, pero certifica que el segundo tomo tiene como objetivo enriquecer Low y el tercero profundizar en los mundos creados.
Las dos historias que nos van contando tienen cualidades similares, son muy personales, se basan en sobrevivir en un entorno hostil, que pondrá a sus protagonistas muchas veces contra las cuerdas, y tienen ese elemento distópico, todas las sociedades que se encuentran son terribles, pero se diferencian en que la parte de Stel va más hacia la reflexión personal y su relación con la esperanza, mientras que la de Dell y Tajo, junto a otros personajes, van más hacia las relaciones familiares de gente rota y separada. Pero sobre todo es una serie con muchos giros y cliffhangers que nos pillan desprevenidos, a veces por su brutalidad y a veces por su imprevisibilidad.
Es muy curioso la manera en la que los autores describen su pasado, es decir, nuestro futuro, el fin del planeta, porque aquí parecen presentar una utopía en la que los humanos habíamos solucionado todos los problemas (guerras, hambre, cambio climático…) mientras que lo que hizo cambiar el mundo es algo ajeno a los humanos. Es un contraste fuerte y bastante interesante con las ciudades que hemos visto en los anteriores capítulos de Low, las distopías, del que se puede sacar lo frágil que es lo bueno y lo rápido que lo podemos perder si no lo cuidamos. La fácil que es pasar de una utopía a una distopía.
Sin despreciar la parte de Tajo y Dell, que es muy interesante y es la que realmente tiene los giros más emocionantes, el viaje de Stel gana con una maniobra arriesgada, la de mostrar sociedades con cierto nivel de tecnología en la superficie de la Tierra. Es un movimiento arriesgado porque además tiran de animales evolucionados que casi lo hacen parecer una fábula, pero hay frases para la posteridad: “es como si nunca hubiéramos existido”. Da qué pensar.
Lo bueno que tiene es que ambas historias funcionan y se complementan muy bien durante los tomos dos y tres de Low porque saben volverse emocionantes de forma distinta, una tonteando con los asesinatos (incluso alguna parte cercana el terror) mientras que la otra va a la supervivencia y el descubrimiento, pero sobre todo porque saben aprovechar los tiempos de cada una de ellas.
El tercer tomo de Low nos dejó un cliffhanger enorme y desesperante, quizás el mayor de toda la serie, lo que no esperaba nadie era que la resolución tardaría años en llegar pues a los retrasos hay que sumar que el siguiente arco se va por otro camino, la historia de Tajo en Salus.
De nuevo es una maniobra arriesgada e inesperada, pero quizás no tan efectiva como las anteriores. En realidad es un tomo pequeño, cuatro números de Low donde uno se va al pasado, pero quizás sea la parte más prescindible de la obra, no es mala y seguramente si esto se hiciera en otra colección la valoraríamos más, pero es el momento en que los autores se dispersan un poco.
Tiene sus cosas buenas porque Tajo es uno de los personajes más interesantes y no se le había dedicado tanto a su historia, también porque es uno de los personajes que más evoluciona. Además trata un tema que se había dejado algo colgado, la ciudad de Salus y, por tanto, las distopías acuáticas. Que tiene su miga por cómo tratan el tema de las clases sociales en el fin del mundo, pero se nota que pisaron el freno ya que es una parte que se basa más en persecuciones, incluso con un tono policiaco, y revueltas nada originales. Además desde aquí el color ya no es de Tocchini, ahora se ocupa Dave McCaig, que lo hace bien pero le quita ese tono especial que tenía el dibujante y la serie ya no luce tanto como al principio.
Eso sí, el camino para salvar la vida es muy duro, cuando parece que las cosas no pueden salir peor los autores machacan más a sus personajes. Para tan noble propósito es increíble la cantidad de gente que muere, incluso llegados a este punto da la impresión que el final de la historia es la muerte absoluta de forma irremediable… ¿o hay esperanza?
El final.
Edición original: Low 20-26 USA (Image Comics)
Edición nacional/España: Low 5: La luz trae luz (Norma Editorial, 2021)
Guion: Rick Remender
Dibujo: Greg Tocchini
Color: Dave McCaig
Traducción: Sergio Colomino
Realización técnica: Joan Moreno
Formato: Rústica. 200 páginas. 20,50€
Quizás lo más maravilloso que consiguen los autores sea causarnos ese efecto. No paran de contarnos que todo está muriendo, pero aún así consiguen imprimirnos un poco de esa esperanza de Stel.
Tras la desviación del anterior tomo y con unos años de diferencia, vamos a por ese final y, por desgracia, lo primero que nos encontramos es el mismo problema que en el anterior: el color. Se fue definitivamente Tocchini como colorista y McCaig toma el papel en los siete números que quedan de la colección. Pasa igual que en la anterior historia, esto hace que el apartado gráfico decaiga. Es más, hay partes en las que Tocchini no parece estar al cien por cien, o por lo menos no tan grande como al principio de Low. Ya no tiene ese halo especial que la distinguía, pero eso no quiere decir que el apartado gráfico sea malo, Tocchini y McCaig hacen muy buen trabajo, los diseños tanto de página como de personajes siguen siendo maravillosos y su narrativa te llena de emoción, pero la distancia con lo anterior es grande, ya no da la impresión de estar ante una obra única e irrepetible, o al menos no en todo momento ya que sigue teniendo páginas preciosas. Concretamente las splash pages siguen siendo asombrosas, pero no lo de antes.
No se puede decir que los autores no arriesguen, y eso es digno de alabanzas, ya que el tomo comienza con una escena de corte onírico que puede parecer una especie de diálogo interior de Stel pero en realidad acaba resolviendo el cliffhanger del tercer tomo y contando una parte importante del pasado, la evacuación del planeta al fondo del mar. Una maniobra que les sale bien, jugando al despiste con el lector al hacernos parecer que se van a ir por las ramas, como en el anterior tomo.
Este tomo comprende siete números americanos, es con diferencia el mayor de los publicados por Norma y su comienzo nos devuelve a lo mejor de Low, la reflexión y la emoción, poniendo a Stel al límite. Ofrece la otra cara de la esperanza, la que nos demuestra que en realidad está supeditada a las metas de cada uno, dándole una nueva dimensión, a saber, que no es buena ni mala sino que depende del resto de ideales con los que se asocie.
No deja de ser arriesgado también que durante los tres primeros capítulos sigan presentando personajes nuevos. Es cierto que ya se ve que serán de corta duración y encaja con el estilo de la serie, siguen mostrando distopías, posibilidades, opiniones diferentes bajo una misma situación… pero hay algún tema que parece un poco forzado, en especial el enamoramiento de Stel con Zem y el trato que le dan a ellos en la nueva ciudad, como si fueran parte de un zoo.
Quizás ese sea el problema de Low, tras un inicio muy rompedor que duró más de la mitad de la colección, el peso final, del escenario al menos, cae sobre una idea presentada en el cuarto tomo, la de Io, y una ciudad presentada en el quinto, la de la superficie. Sí, ambos salían antes pero sin importancia, con lo que realmente se presentan en esas partes. Luego el final da importancia a la relación entre Zem y Stel, y no está bien creada, es forzada y no se entiende bien, dado el pasado de ambos, que hayan acabado juntos. Por lo menos se debería haber explicado mejor, de manera más orgánica.
Voldin, Salus y la Legión Quemada, tres bandos cuyo enfrentamiento es inevitable, pero dado el tono que siguen las dos primeras, las ciudades que llevamos viendo desde casi el principio, parece que el tercer bando sobraba un poco. Vuelven a partir la historia en dos: Tajo y Stel, la superficie y el fondo, solo que en este caso todo es más predecible. Las sirenas, la llegada de Dell, el regreso de la traidora… Remender y Tocchini siguen una estructura de choque más habitual en todas sus partes, pero lo cierto es que consiguen que sea emocionante.
No está exento de giros, pero no todos son buenos. Tajo se alza como el personaje que mejor evoluciona, Stel parece algo estática, aunque en realidad de eso va la serie, mientras que Dell parece un personaje muy desaprovechado y la trama de Io sobra, ya parecía metida con calzador y al final no era necesaria.
Aún así sigue tratando buenos temas. ¿Cuál es la meta final de la humanidad? ¿Colaboración o conflicto? ¿Podremos sobrevivir juntos o estamos condenados a anteponer nuestro egoísmo? ¿Cederemos para ganar o impondremos nuestro pensamiento aún sabiendo que eso nos traerá el fin definitivo? Plantea dudas plausibles nada alejadas de nuestra realidad social y que se pueden relacionar fácilmente con el ecologismo, o la falta de él, un símil sencillo de lucha versus comodidad.
No es un arco final perfecto, da la impresión de que falta desarrollar alguna parte mientras que hay elementos que sobran, pero tampoco es malo. Es emocionante en cada página, eso no se puede negar.
Con respecto a la resolución es lo que se espera desde el principio. No engaña, estaba claro que la serie se encaminaba a esto, eso la hace un poco menos interesante. No tiene la garra de los finales de Ciencia Oscura o Death or Glory, pero también es cierto que solo había dos opciones, la muerte de todo o la salvación de la humanidad. Teniendo en cuenta la temática y las ideas de fondo, que eran las que realmente movían la colección, estaba claro por cual se iban a decantar.
A título personal he de decir que no soy de los que valoran el viaje por encima del final. Una buena historia debe tener bien expuestas las tres partes, presentación, nudo y desenlace. Ser equilibrada aunque sea la del medio en la que más tiempo nos pasamos. Así que las dos primeras funcionan muy bien, eso nos da un gozo enorme y nos puede hacer disfrutar de Low, pero es innegable que la última parte baja el nivel de calidad, por previsible y por esos elementos metidos a última hora que no acaban por aportar mucho. No me atrevería a decir que es un mal final, no me cansaré de repetir lo emocionantes que son sus batallas, pero hay que ser conscientes que no es tan carismático como los tres primeros tomos. Aún así no me cuesta nada recomendar sumergirse en Low. Merece la pena.
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