Javier Vázquez Delgado recomienda: La Cosa del Pantano: Ramas gemelas
Edición original: Swamp Things: Twin Branches USA
Edición nacional/España: Editorial Hidra
Guion:Maggie Stiefvater.
Dibujo:Morgan Beem.
Color: Jeremy Lawson.
Traducción: Jaime Valero.
Formato: Tomo 15×23 cm.
Precio:14,95 €
La Cosa del Pantano puede ser distinta
«La muerte de una planta no es tan definitiva como la de un humano.»
La Cosa del Pantano: Ramas gemelas es una interesante novela gráfica del sello Young Adult de DC Comics, línea publicada en nuestro país por la Editorial Hidra. Una rama de cómics donde podemos encontrar títulos muy sugestivos como Harley Quinn: Cristales Rotos de Mariko Tamaki y Steve Pugh o Superman contra el Klan, con Gen Luen Yang y Gurihiru. Este cómic comparte con los mencionados ser miembro del selecto club de obras que trascienden más allá del público objetivo al que van dirigidas, sobresaliendo como una buena lectura para todo tipo de lectores.
Margaret Stiefvater publicó su primera novela, Lament, en 2008, desde entonces se ha convertido en una autora superventas de género adolescente conocida por sus series de novelas fantásticas Los lobos de Mercy Falls y The Raven Cycle. La escritora comparte su manera de trabajar en un blog titulado, “Como escribo” de interesante lectura. Este cómic es su primer acercamiento al medio (y por extensión a DC) adaptándose sin problemas a las características y procedimientos propios del noveno arte.
Morgan Beem es una dibujante que ha colaborado en Hora de aventuras, El planeta de los simios o Buffy, cazavampiros. Junto a Justin Jordan y Nikki Ryan es cocreadora de The Family Trade para Image Comics. La artista también ha colaborado con DC en Wonder Woman: Black and Gold.
Alec y Walker Holland son dos gemelos idénticos físicamente, pero muy distintos el uno del otro. Walker es sociable y seguro de sí mismo, Alec introvertido y atormentado. Ambos pasan el último verano antes de ir a la universidad en el campo con sus primos, una oportunidad para Walker de destacar en otro entorno y un martirio para Alec, que debe relacionarse con un nuevo grupo de extraños, alejándole de lo que realmente le importa, su preciado experimento. Hasta aquí la premisa de la historia, que no destaca por su originalidad, pero que en manos de sus autoras discurre hábilmente por lugares conocidos, al tiempo que explora la madre naturaleza y otorga visibilidad a la diabetes y a aquellos que la padecen.
Una dinámica familiar puede condicionar la trama a contar, haciendo inviable ciertos sucesos sin una suspensión de incredulidad necesaria por parte del lector. Además los progenitores deben contar con un mínimo de desarrollo e influencia en la historia. Stiefvater es inteligente al separar a los jóvenes de sus progenitores para la correcta ejecución del cómic. Lo hace definiendo la situación familiar con maestría (en apenas un par de páginas) provocando en los hermanos un fuerte impacto, al que aparentemente no se presta atención en el transcurso de la trama, pero que sin duda atormenta a los vástagos. Un matiz más a la cuidada caracterización de los protagonistas, especialmente de Alec.
El cómic, como es habitual en las obras del sello, se centra en la vida, inquietudes y sucesos propios de la adolescencia, dejando la trama científica/fantástica a un lado y siendo la superheroica inexistente, muy en la línea de Teen Titans: Chico Bestia de Kami García y Gabriel Picolo. Sin embargo, aquí las vicisitudes de la pubertad están mejor representadas, realizando un muy buen acercamiento a, probablemente, la edad más conflictiva del ser humano. No solo eso, a pesar de que la trama adolescente adquiere gran parte del protagonismo, la investigación de Alec resulta muy atractiva por las reflexiones que otorga sobre la vida vegetal, incluyendo datos que sirven como catálogo de las distintas especies de plantas. Stiefvater demuestra que ha hecho los deberes con un texto bien trabajado que, sin en apariencia pretenderlo, tan solo plasma la naturaleza, se descubre como ecologista y necesario.
El inevitable conflicto entre hermanos llega bien avanzado el libro, forzando la caracterización de Walker, que si bien continuamente se ha mostrado despreocupado y soberbio, siempre ha aceptado y apoyado a su diabético gemelo. Un cambio de actitud justificado (no convence el modo, pero se agradece el intento) al final del cómic. Resulta una conclusión precipitada, repentina, pero también impactante. El tono no es el mismo que el de las páginas anteriores, el contraste golpea duro al lector que advierte este Swamp Thing tan trágico como debe ser.
Morgan Beem destaca en la caracterización de personajes dibujando a los hermanos tan idénticos como distintos son el uno del otro. De trazo limpio, recrea bien los distintos escenarios y las criaturas monstruosas que aparecen en el libro. Su mayor debe lo encontramos cuando tiene que desvelar incógnitas con su dibujo sin un texto de apoyo, no lo consigue con la suficiente claridad pudiendo despistar al lector. Jeremy Lawson, colorista del cómic, utiliza una gran variedad de verdes (no podría ser de otra forma) como tonos predominantes, sin ser en absoluto los únicos del libro, no es el verde el color elegido para resaltar sobre un blanco y negro apagado de otros trabajos del sello. Beem y Lawson entregan un arte solvente y apropiado al guion.
La Cosa del Pantano: Ramas gemelas presenta un Alec Holland muy distinto del que conocemos, rasgo extensible a todos los protagonistas de las novelas YA, pero Stiefvater se muestra muy inspirada definiendo a sus protagonistas y avanzando la trama en base a ellos, entregando un vistazo certero a la adolescencia donde la poderosa naturaleza adquiere un importante papel, resultando trágica, conmovedora e inteligente. Una gran adicción a la línea joven adulto que tiene la capacidad de gustar a todo el que se acerque a sus páginas independientemente de su edad, la lecturas que cuente a sus espaldas o el conocimiento previo que se tenga del personaje, siempre y cuando se acepten versiones alternativas.
Lo mejor
• Los textos dedicados a la naturaleza.
Lo peor
• El final es contundente, pero precipitado.
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