Javier Vázquez Delgado recomienda: ¡No te metas con el club de cine! Eizouken, de OOWARA Sumito
Edición original: Eizouken ni wa Te o Dasu na! (Shogakukan, 2016)
Edición nacional/España: ¡No te metas con el club de cine! – Eizouken (Editorial Ivrea, 2021)
Guion: OOWARA Sumito
Dibujo: OOWARA Sumito
Traducción: Pablo Andrés Nalogowski
Formato: Rústica con sobrecubiertas. 200 páginas
Precio: 8,50€
Los entresijos del cine de animación
«¡Los animadores también son actores, solo que no representan únicamente humanos!».
Probablemente, a muchos les suene ¡No te metas con el club de cine! Eizouken por la adaptación que hicieron YUASA Masaaki y Science Saru de esta historia tan peculiar. Sin duda, fue una de las propuestas más interesantes de la temporada de invierno de 2020, tanto por la magnífica animación del estudio como por el argumento, bastante inusual. Y es que el manga de OOWARA Sumito, que podemos disfrutar en español gracias a Ivrea, es una obra llamativa, sorprendente. No resulta extraño que diera el paso al anime —y más sabiendo de qué trata—, tampoco que sirviera como base para un live-action. Oowara ha sabido transmitir como nadie su amor por la animación.
El manga sigue a Midori Asakusa, cuyo sueño es hacer anime. Sus cuadernos están llenos de ideas, de historias, de mundos. Sin embargo, no es tan fácil darles vida a esas cosas que se le pasan por la cabeza. Todo cambia cuando la casualidad pone en su camino a Tsubame Mizusaki, una modelo amateur que desea dedicarse a la animación. Cuando Asakusa ve sus dibujos y sus personajes sabe que ha encontrado a la compañera ideal. Ambas, con la inestimable ayuda financiera de Sayaka Kanamori, pondrán en marcha su proyecto: crear un club de animación en su instituto. Lo que sucede es que ya existe uno dedicado al anime. Y ese no será el único problema al que tendrán que enfrentarse: presupuestos, supervisores y hasta el propio consejo escolar. Pero ninguna de las tres está dispuesta a rendirse.
¡No te metas con el club de cine! es un interesante manga en el que se nos descubren los secretos del mundo de la animación. A través de sus tres protagonistas, OOWARA Sumito pone sobre el papel muchos de los retos que deben afrontar quienes trabajan en este campo. La gran cantidad de esfuerzo que implica cada toma, por corta que sea. Las pruebas de ideas, personajes y argumentos para ver qué funciona y qué no. Las dificultades que entraña incluso la animación más simple en apariencia. Y lo hace de una manera entretenida, mediante las experiencias diarias de sus protagonistas. A medida que avanzamos en la lectura, queremos saber más.
Tampoco deja de lado, por supuesto, el campo de la producción. Es aquí donde entra Kanamori, que siempre tiene en cuenta el aspecto económico. Es ella quien se encarga de negociar con el instituto, de obtener fondos, de hacer sugerencias para simplificar el trabajo. Sin su labor, los experimentos de Asakusa y Mizusaki no serían posibles.
Poco a poco, OOWARA Sumito refleja los pasos que sus personajes van dando de una forma que nos hace sumergirnos de lleno en la historia. Combina con gran acierto el día a día de Asakusa, Misuzaki y Kanamori en el instituto y el club con sus aventuras en un mundo ficticio. En lugar de mostrarnos, por ejemplo, una reunión de trabajo con su correspondiente lluvia de ideas, traslada a las tres chicas a un mundo de imaginación. De pronto, pueden volar con extraños aparatos, navegar por ciudades imposibles o viajar al espacio exterior. Es en esas aventuras cuando surgen las historias de sus cortos, pues pueden probarlo todo, incluso lo más descabellado. Los lectores vivimos las ideas con los personajes, participamos en ellas de primera mano.
Tal vez lo único que desentona un poco son las notas que se intercalan en dichas aventuras. De vez en cuando, Oowara incluye un dibujo de alguno de los vehículos o máquinas que sus personajes quieren animar, con explicaciones sobre su funcionamiento. En ocasiones, ralentizan ligeramente la acción, algo que se nota sobre todo cuando nos encontramos en medio de una escena trepidante.
Otro de los puntos más destacables del manga son sus protagonistas. Tienen carisma y conectan con nosotros, cada una por sus particularidades. Asakusa y su personalidad soñadora, siempre tan centrada en sus animaciones. Mizusaki y su capacidad para luchar por lo que quiere, aunque tenga mucho en contra. Kanamori, su labia y esa obsesión con el dinero que nos saca una sonrisa —o una carcajada—. Además, la relación que se establece entre las tres es muy bonita: son un equipo que se emociona con cada logro y todas aportan su granito de arena al proyecto.
A ello se suma el dibujo de OOWARA Sumito. Su estilo tiene mucha personalidad y hace que el manga destaque también en este sentido. Dota a sus personajes de rasgos y expresiones características, los dibuja de forma más caricaturesca cuando quiere meter alguna nota de humor. Y, además, los inserta en un ambiente muy curioso: tanto la ciudad en la que viven como los mundos a los que dan forma son una muestra de la gran imaginación del autor.
¡No te metas con el club de cine! es una obra muy especial, tanto por su temática como por el dibujo de Oowara, y puede gustar a todo tipo de lectores. Los aficionados a la animación verán lo que sucede entre bambalinas antes de que una producción llegue a la pequeña o la gran pantalla. Quienes se dedican a esta profesión se reconocerán en muchas situaciones. Y los demás podrán descubrir mucho acerca de este mundo tan fascinante de la mano de Asakusa y sus amigas. El primer tomo deja con ganas de saber qué les deparará el futuro.
Lo mejor
• El grupo protagonista, con el que es muy fácil conectar.
• El amor por la animación que destila el manga de OOWARA Sumito.
Lo peor
• Las notas que se intercalan entre determinadas escenas pueden ralentizar un poco la acción.
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