Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Comics contra el acoso escolar

Marvel Cómics contra el acoso escolar

¿A qué obedece este peculiar artículo? Para el que suscribe dos son los motivos que traen causa del mismo. Uno de ellos mi experiencia, el segundo la necesidad de traer a colación esta lacra de nuestra sociedad de la mano de uno de los pilares fundamentales de mi niñez y adolescencia, Spiderman. Igualmente daré un pequeño repaso a aquellos comics que no siendo de Spidey también han tratado el tema en cuestión.

Lógicamente no solo nuestro trepamuros es o ha sido protagonista de viñetas denunciando esta reprochable conducta. Veremos con calma algunos cómics destacables que han tratado este tema social.

¿Qué es el bullying? Esta palabra se ha puesto de moda. Lamentablemente la moda en este caso es de mal gusto. Lo que antes se denominaba “cosas de críos” realmente se trata de una conducta que está ocasionando muchos problemas en colegios, institutos e incluso más allá, dentro de empresas (dentro de su propia tipología) y la propia universidad.

En nuestro país se le conoce como acoso escolar de forma genérica. Lo menciono puesto que se ha trasladado también este término al ámbito laboral cuando entre compañeros de trabajo se produce este acoso.

Centrados en lo que nos ocupa, se trata de un fenómeno de agresión intencional, incido en esta connotación, de uno o unos sobre otro u otros de forma reiterada y mantenida en el tiempo, en la que existe desequilibrio de poder entre quien agrede y es agredido, o víctima. Así ya viene reconocido, más o menos unánimemente, desde que el Dr. Dan Olweus allá por 1993 diese una definición de un concepto que hasta la fecha era desconocido.

Rosario Ortega incluyó la dimensión ética, en el sentido de considerar el acoso escolar como una conducta de transgresión moral, en la medida en que tanto el agresor como los observadores directos del fenómeno lo reconocen como una conducta inmoral e injusta.

Debemos incluir no solo al que ocasiona directamente la agresión o conducta acosadora sino además una diversidad de roles. Desde esta diversidad encontramos la participación de los espectadores que permiten de manera pasiva que se produzca esta conducta agresiva. Desde este ángulo el bullying adquiere dimensión grupal.

De hecho, muchas veces, se sabe que el bullying es un fenómeno grupal, puesto que una variedad de funciones concurre en los testigos o más bien espectadores, explicando el acoso de compañeros como un fenómeno de la microcultura escolar y juvenil. El testigo es un mero espectador de una conducta a todas luces contraria a la moral, injusta e ilegal, asumiéndola como “algo normal”.

Sin entrar en un estudio científico de lo que es esta conducta, puesto que no es mi intención aburrir, termino esta parte incidiendo en una cuestión sumamente importante. Junto con lo que es el bullying físico y verbal, por ejemplo, pegar o insultar, encontramos otros dos prototipos reconocibles, el bullying psicológico y el relacional. Junto a esto se ha producido en que últimamente está en auge, el bullying realizado a través de Internet y redes sociales, reconocido como cyberbullying o ciberacoso (Tokunaga ,2010).

Este último sistema de acoso es terrible, puesto que se puede atacar desde cualquier lugar, momento y de manera anónima, lo que a veces dificulta impedir la continuidad y el daño que se ocasiona que se potencia y multiplica de manera ilimitada por la red. Me refiero a difusión de información personal y privada, insultos, bulos, publicación de fotos indignas y varias otras conductas.

De acuerdo con diversos informes de fundaciones que se dedican a hacer frente a la violencia en menores de edad, una víctima de bullying físico puede permanecer en silencio durante 13 meses, mientras que en el ciberbullying tarda hasta 15 meses. Este silencio es terrible porque la víctima va regando un campo proclive a dar frutos como el suicidio.

Bien, dicho esto, debo recordar que dos son los motivos de redactar este artículo. El primero, el más importante. Yo fui víctima de acoso y fui participe de conductas acosadoras. Voy a explicarme de manera muy sencilla y clara.

De pequeño, y de manera temprana, padecí fuertes ataques de asma debido a una, por entonces, desconocida alergia que no todo el mundo conocía. Mi asma que no era crónica si lo era de componente alérgico. Esta patología me impedía, bien por desconocimiento, bien por no existir los actuales tratamientos, poder jugar a futbol, baloncesto, o correr simplemente, puesto que me ahogaba.

Sumado a esto desde pequeño llevaba gafas y era un empollón. Mi situación supuso que solo podía jugar con niñas. Pongámonos en contexto. Años ochenta, las niñas jugaban a la comba y los niños al futbol. Como podéis ver yo era el “marica”, el cuatro ojos y el “aspático” (los muy gilipollas me llamaban así, en vez de asmático).

Puedo decir que tuve suerte, mucha suerte. Mi carácter fuerte, mi tendencia a ignorar el desprecio, me permitió salir adelante. Fue sencillo, mi madre me ayudó. No fue de la mejor manera posible, también debo decirlo. Su solución fue: “si vuelven a hacerlo pégales”. Así fue, al que más me acosaba le metí con ocho años semejante puñetazo que le reventé el labio. Se acabó el problema para siempre.

Esta no es la solución. Quiero decir que un problema tan grave no se soluciona con otro problema. La violencia no es la solución. En aquella época “esas cosas de chicos” eran desconocidas en cuanto a los verdaderos efectos nocivos que se ocasionan a los niños.

Realmente mi sufrimiento vino unos años después de la mano de una niña. Yo sentía ese enamoramiento infantil hacia ella. Tenía 12 años y para mí era una princesa. Ella sabedora de esta situación hizo uso de esos sentimientos para humillarme. Ella era la chica mona y yo el «cuatro ojos». Mi desazón fue tan grande que acabó con mi autoestima en una época en la iba camino de la adolescencia. El colegio no lo supo gestionar y recuerdo que la tutora llegó a responsabilizarme a mí de ser «condescendiente» con ella.

Nuevamente tuve que afrontar solo esta situación y me refugié en mi mundo de comics, libros y cine. Tengo el privilegio de se mentalmente fuerte, pero tengo esa sensación de que esa situación, que sí me hizo daño, dejó cicatriz.

Dicho esto, fui pasivamente, y a pesar de haber sido objeto de acoso, cómplice de esta conducta reprochable y contraria a cualquier buen hacer. Con los años, con la madurez siempre he vuelto a esa época y mi vergüenza es algo que debo asumir y llevar encima. No fui directamente el autor, el que ocasionaba el daño, pero con mi conducta tuve mi parte de responsabilidad. En concreto una compañera de clase fue sometida cruelmente a acoso mientras pasivamente el resto de compañeros eramos espectadores de ello. Lamentablemente esta situación sigue siendo experimentada por muchos alumnos.

Al modo y manera que Peter Parker ha aprendido a base de errores, yo comprendí que eso no estaba bien, y afortunadamente salí de ese entorno tóxico, pero lamentablemente no hice nada y las conductas continuaron hacia esa persona.

Con los años, como padre, solo he podido hacer algo para mitigar esa culpabilidad enseñando a mi hija que el acoso escolar es contrario al buen hacer y a la moral. Afortunadamente, ella ha sido capaz de conocer y aprender que el acoso escolar es malo. Se que en ocasiones se ha encarado ante situaciones que no se deben permitir, pero lamentablemente su voz es de las pocas que se alzan y esta actitud sigue enquistada en los colegios e institutos.

Una mirada desde los tebeos de Marvel Comics

Centrados en nuestro mundo, en este maravilloso noveno arte, me gustaría centra la atención en lo que me afecta, en Marvel Comics. Llevaba tiempo ya con esta inquietud en la cabeza, y la verdad es que las semillas estaban plantadas desde hacía años pero el origen de esta idea surgió en Image Cómics. Este es el segundo motivo que me ha impulsado a escribir estas líneas.

Leyendo un episodio de un tomo de Black Hammer de Jeff Lemire, encontré una historia curiosa donde la hija de una entidad “Lovecraftiana” era objeto de burlas hasta que su aguante cedía convirtiendo al personaje en una suerte de criatura vengativa. Me refiero a Cthu-Louise, en un especial maravilloso Black Hammer – Cthu-Louise #1 (2018). Es un comic perfecto en lo que pretende denunciar. Una niña diferente, fea quizá, es objeto de burla incesante en el colegio, llegando incluso a situaciones completamente fuera de lugar. La verdad es que lo que cuenta es duro, puesto que la reacción de la niña será una masacre. No es la primera vez que tenemos noticias de un jovencito que la emprende a tiros en su instituto en venganza del acoso al que es sometido. Castigamos al autor, pero no analizamos lo que hay detrás. No podemos permitir que se llegue a este extremo.

Ya como puntilla, un episodio de la serie de Stargirl, en el que una de las protagonistas es víctima de ciber acoso, me dejó con la “mosca detrás de la oreja”. Se trató de una situación tan humillante para la protagonista que sinceramente me pareció que algo debía escribir sobre lo que para mí es una realidad social que debe ser tratada y solventada por padres y madres y por las instituciones apartes iguales. Quizá el peso debe recaer en nuestras casas sobre la educación que damos a nuestros pequeños.

Recientemente he leído de tirón varias grapas de Miles Morales. Uno de los episodios, pasa de soslayo esta situación, pero lo hace con tal intensidad que ya dije: “no puedo dejar de pasar esta oportunidad”. Me refiero a ese encantador personaje, Kenneth. Se trata de un alumno que es acosado (así se infiere del cómic) en el colegio por su manera de vestir y ser. Lleva pendientes, una especie de falda y ropa que no es como la que todo el mundo lleva. Su pasión es el diseño (será el creador del nuevo traje de Miles) y ello le lleva ser el objeto de las burlas de sus compañeros.

Ese número es maravilloso y hace uso de la figura de Spiderman como ese faro ante el acoso. Esta vez no es Peter, pero Miles es ese toque de atención a los jóvenes, para que no hagan la vista gorda y ayuden a aquellos que sufren el acoso en los colegios e institutos.

Curiosamente, uno de los peores enemigos de Spiderman, ahora ya si siendo Peter Parker, no fue un fantoche vestido de tela que diese por saco al personaje. No, fue un tal Flash Thompson. Este personaje fue uno de los pocos personajes secundarios del trepamuros que incluso tuvo un nombre completo en Amazing Fantasy #15.

Stan Lee y Steve Ditko inicialmente pretendían que ese chaval con ese traje tan peculiar fuese una historia única. Pero la creación tuvo semejante éxito que hubo que seguir adelante y crearon un elenco de personajes a cuál más interesante (incluso tía May y el tío Ben fueron reciclados de una historia anterior que hicieron en Strange Tales).

En el caso de Flash Thompson, esto lo llevó a convertirse en un personaje inesperadamente gracioso mientras idolatraba a Spiderman, teniendo su propio club de fans, pero para sorpresa del lector era un abusón o matón (bully) que intimidaba a Peter Parker. El número 5 establece el concepto básico del personaje. Flash es un matón para Peter Parker, pero es un gran admirador de Spiderman. Las primeras actitudes de este abusón son más cercanas al insulto en su vertiente psicológica. Será en Amazing Spider-Man vol. 1 #8 cuando apreciamos un notable aumento en la agresividad de Flash que convierte ese acoso en su variante física.

Más tarde descubriríamos que Flash admitió que tenía un padre que había abusado de él y era alcohólico. Era una época en la que se inició un camino que llevaría que Peter acabase considerándolo como uno de sus mejores amigos.

Muchos años después, tras la evolución y madurez de ambos personajes, nos damos cuenta de algo que es muy típico en los casos de acoso escolar. Me refiero a que el agresor bien no asume su conducta como algo incorrecto, bien tiene un concepto distorsionado de lo que es acosar o no a una persona o compañero de clase.

Ya he comentado que poco a poco Peter y Flash se hicieron amigos. En Web of Spider-Man vol.1 #1 (por Danny Fingeroth, Bill Mantlo y Bob McLeod) Peter acude a Flash en busca de ayuda. El tema en cuestión se centra en el consejo que Flash puede darle sobre unos niños que Peter considera matones. Lo sorprendente es que Flash se queda sorprendido porque él no se considera un abusón, es más le recrimina a Peter que realmente nuestro héroe era un tipo asocial e introvertido.

Este es uno de los grandes errores en esta lacra social. La víctima no es culpable de nada. Puede ser que la víctima sea introvertida, que no le guste salir, que no le guste fumar, que no le gusten los videojuegos, tenga una condición sexual diferente que no por ello excluyente, o que simplemente sea como a él le gusta ser. Eso supone que sin ser como la mayoría de los compañeros de clase deba ser acosado. Para más inri esta absurda justificación se verá reforzada en Amazing Spider-Man vol.1 #278 (por Tom DeFalco).

Podemos decir que Marvel ha tratado en el pasado con este importante problema en diversos cómics, que traigo ahora a colación haciendo un ejercicio de investigación y memoria. Muy probablemente no serán todos, pero destaco los relevantes, al margen de la trayectoria inicial de Peter Parker en esos años en los que estuvo en el Instituto.

Siguiendo las telarañas de nuestro querido y amistoso vecino Spiderman encontramos en la etapa de Joseph Michael Straczynski un episodio en el que Peter ya como profesor vive de primera mano lo que le ocurre a un alumno víctima del acoso escolar, en Amazing Spider-Man vol. 2 #31. El dolor que podemos llegar a causar a otro ser humano es tan íntenso que no somos cosncientes del daño psicológico que se produce. Cada persona lo puede gestionar de una manera diferentes pero, ¿quién nos dice que la persona en cuestión no pueda reaccionar de manera violenta causando un daño multiplicado? Este cómic fue potente en su momento y viene bien de vez en cuando recordarlo.

También podemos recordar un pequeña mención en Thor vol.1 #356. En este número con guion de Bob Harras y dibujos de Jason Guice tenemos a Hércules en una situación en la que un chico es víctima de burlas. En concreto Matthew Linden es un crio que dibuja de miedo y los típicos abusones le quitan su cuaderno de ilustraciones. Lógicamente el cómic en cuestión introduce combates entre Hércules y Thor (héroe favorito de Matthew) hasta que finalmente el héroe griego que no es muy avispado se da cuenta de la situación y advierte a los que hostigan al crío que eso no son formas de tratar a un amigo de Hércules. Es una historia chula, muy infantil, pero que puede llegar a nuestros corazones con esa lagrimita que el pequeño echa en un momento determinado cuando su héroe es vapuleado por el hijo de Zeus.

Daredevil, más recientemente en la etapa de Mark Waid incluye en su número 28 del volumen 3 una situación de acoso escolar. En este caso la situación es curiosa. Matt debe tratar con un abusón. Este acosador hizo la vida imposible a un jovencito Murdock de tal forma que en un momento determinado ambos se encuentran, ya de mayores, y la vida les pone a cada uno en el lugar que merecen o deben estar. Es muy interesante como comprendemos que el abusón realmente es una persona débil, y llena de inseguridades. Esas deficiencias en su vida las compensa haciendo daño a los que tienen una vida mejor, tienen éxito, son extrovertidos, inteligentes, incluso exitosos con las niñas. La envidia, el odio, la inquina les convierte en monstruos que envenenan la vida de los demás. Gran número, gran historia de manos de un portentoso Mark Waid.

Actualmente La Casa de las Ideas es consciente de esta problemática en los institutos y por ello ha llevado dos campañas diferentes. Para mi gusto insuficientes. Por un lado, en el año 2014 como apoyo a la lucha contra el acoso en los colegios e institutos se publicaron una serie de portadas variantes con los héroes en distintas situaciones.

En un caso, el Capitán América está impidiendo que un matón golpee a su compañero de clase, en otro, el Increíble Hulk anima a un niño mientras sus compañeros se burlan de él en el campo. En otros casos, los superhéroes están allí para acompañar a los niños sentados solos en la cafetería o durante el recreo. Son importantes las referencias, puesto que Steve fue objeto por su inicial condición física de exclusión social, y Hulk ha sido excluido por la comunidad super heroica en más de una ocasión.

Avengers: no more bullying es la aportación más intensa de la Casa de las Ideas hasta la fecha. Se trata de un one-shot, publicado en marzo de 2015, orientado principalmente hacia el público infantil y juvenil. En su interior encontraremos cuatro historias cortas realizadas por distintos equipos creativos.

Cada narrativa cuenta un aspecto diferente del acoso escolar con líneas de actuación para poder afrontarlo. Por un lado «Straight Shooter», de Sean Ryan y Carlo Barbieri, protagonizado por Los Vengadores. «Quotient», de Jody Houser y Tana Ford, nos muestra una aventura de los Guardianes de la Galaxia.

«Friends on the web», está protagonizado por el trepamuros y a los guiones Gerry Duggan con lápices de Marcio Takara. Finalmente «Weird», de Jeff Loveness y Gustavo Duarte. Se trata de una historia sin “supers” pero es contado a modo de ensayo emotivo en viñetas.

Panini Cómics publicó este especial y fue gratuito en el día dedicado a esta lacra social. Además, se puede descargar en formato digital también gratuitamente. Raúl López ya reseñó este cómic en su momento aquí.

Disney ha lanzado una campaña no hace mucho para hacer frente al bullying. La estrategia, lanzada junto a la fundación madrileña Mutua, tiene como protagonistas a personajes de la nueva película de Marvel Eternals. Los personajes de la cinta animan a los niños y adolescentes a pedir ayuda cuando sus emociones e integridad física se vean violentadas. Fijaros si ésta situación está siendo tan peligrosa y en auge en nuestro mundo educativo que la campaña es divulgada en diversas partes del mundo. No pinta nada es el título de la campaña.

Conclusiones

No dejemos que estas actitudes continúen. Los que somos padres no debemos permitir que nuestros hijos actúen así, ni directa ni indirectamente, ni activa ni pasivamente. Mi vergüenza no debe ser la de mi hija.

Mi niña fue sometida a principios de curso a conductas que afortunadamente quedaron en nada gracias a la intervención de sus madre y equipo del colegio. Yendo al comedor fue sometida a burlas, escupitajos y estornudos en su cara por llevar la mascarilla (lo que si nos damos cuenta es lo normal). Lloraba cada vez que salía del colegio, su abuelo y un tío suyo habían muerto de Covid, llevando grabado en su mente el temor al “bicho”. Esto no puede tolerarse, y no es el karma, sino que socialmente estamos inmersos en conductas tóxicas que demos apartar.

Recientemente, fuera de la Casa de las ideas y del mundo de los super héroes se ha publicado un cómic interesante, que tengo pendiente de leer. Me refiero a Subnormal de Iñaki Zubizarreta. El autor (ex jugador de baloncesto) cuenta que cuando estudiaba en el instituto fue el blanco de burlas en su clase. Sufrió mucho, hasta el punto que se planteó el quitarse la vida como única escapatoria. Imaginaros hasta qué punto puede el ser humano hacer daño a otras personas. Es terrible.

No podemos permitir que un niño por su forma de ser, pensar, por su condición sexual, sus gustos, su pelo, sus ojos, sus gafas, su ropa, su enfermedad, su olor, su timidez, su espontaneidad, su inteligencia, su manera de hablar, su raza, su religión y así hasta el infinito, tenga una vida que se convierta en un infierno que lo lleve a acabar o intentar acabar con su vida. No todo el mundo es tan fuerte como pude ser yo, y eso nos lleva a empatizar con el resto de seres humanos. Os facilito este genial video que de verdad, merece la pena escuchar y ver.

No seamos autores por omisión. No seamos espectadores del acoso. No hagamos como hice yo, engañado y sumiso en su sistema que normalizaba esta actitud. No permitamos que por vivir en nuestras carnes una situación así, sea normal, y se convierta en “es cosa de niños”.

No normalicemos lo que es anormal. Tratar mal a una persona es terrible, puesto que el ser humano que se esconde detrás puede estar sufriendo con tanta intensidad que podemos estar haciendo de su vida un verdadero horror.

Os recomiendo también como colofón, y ya fuera de Marvel Comics este estupendo artículo de Mónica Rex, lógicamente y como no podía ser menos centrado en el Manga.

Desde la educación, desde nuestros hogares podemos hacer una gran labor. Seamos ese Ben Parker, esa Tia May, esa referencia para nuestros hijos para que podamos, aunque sea poco a poco, cambiar el mundo de dentro afuera.



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