Javier Vázquez Delgado recomienda: Killadelphia Volumen 1, de Rodney Barnes, Jason Shawn Alexander y Luis NCT

Killadelphia

Edición original: Killadelphia 1-5 USA (Image Comics)
Edición nacional/España: Killadelphia Volumen 1: Los pecados del padre (Norma Editorial, 2021)
Guion: Rodney Barnes
Dibujo: Jason Shawn Alexander
Color: Luis NCT
Rotulación original: Marshall Dillon
Editor: Greg Tumbarello
Traducción: David Domínguez
Realización técnica: Gaizka Medrano
Formato: Rústica. 176 páginas. 20€

Luchar por la libertad chupando sangre

«-¿Qué piensa la policía de gente como yo?
-Que sois el enemigo»

Las historias de vampiros nos llevan acompañando mucho tiempo. Ya existían antes, pero desde que Bram Stoker escribiera Drácula a finales del Siglo XIX todo explotó alcanzando los diferentes medios artísticos que van desde la pintura hasta el cine y, como no, el cómic. Estas temibles criaturas de la noche han protagonizado desde grandes obras de terror como Nosferatu a dramas de adolescentes como Crepúsculo, literatura gótica como la saga de Anne Rice, comedias actuales como Lo que hacemos en las sombras… hasta Chiquito de la Calzada tuvo su Brácula. Eso sin contar obras juveniles, ahí está Hotel Transylvania, o incluso infantiles, véase la Vampirina de Disney.

En el cómic no podíamos ser menos y nos ha dado un buen puñado de obras a destacar. Ahí quedarán La Tumba de Drácula, 30 días de noche o la magnífica adaptación de Mike Mignola del clásico de Stoker, por lo que decir que Killadelphia es una obra de vampiros es decir poco.

Lo primero que se debe destacar es que estamos ante un cómic serio, alejado de interpretaciones humorísticas, donde el terror se mueve rápidamente hacia el thriller y se mezcla con elementos como la política, la sociedad e incluso el género policiaco, llegando a tontear con el noir.

Killadelphia es una historia que comenzó su andadura en Image Comics a finales de 2019, lo suficientemente ajustada como para llevarse una nominación a los premios Eisner en la categoría de mejor serie nueva en la gala de 2021. Actualmente han salido a la venta dieciocho números, recopilados en tres tomos por sus arcos argumentales, de cadencia bastante regular y con un buen puñado anunciados ya para los siguientes meses.

Para la ocasión tenemos un guionista que no es muy conocido en el medio pero que más de uno ha tenido contacto con trabajos suyos, pues Rodney Barnes es productor y guionista de televisión que ha participado en series tan dispares como Vinyl, Todo el mundo odia a Chris o la adaptación de los Runaways de Marvel, aunque ya ha trabajado en colecciones como las de El Halcón, alguna historia de Imperio Secreto y Star Wars, todo para la casa de las ideas. Killadelphia sin embargo se separa mucho de todo ello y se alza como una obra mucho más personal.

Lo que se refiere al apartado gráfico ya sí que tiene dos nombres que nos pueden sonar más, ya que Jason Shawn Alexander ya había trabajado para Image, pero también en Vertigo, Oni Press o Dark Horse, contando en su haber series tan importantes como Queen & Country o Abe Sapien y, como no, el superventas Spawn. Precisamente en esta última ya coincidió con su compañero de viaje para Killadelphia, Luis Núñez de Castro Torres, más conocido como Luís NCT. El guionista y dibujante español, con varias obras propias publicadas (Sleepers, Wahcommo) ejerce en Killadelphia de colorista, como ya hiciera en Spawn, de Alexander y se nota que ya han trabajado juntos porque empastan muy bien.

Efectivamente, en cuanto abrimos Killadelphia lo primero que nos llama la atención es el apartado gráfico. El realismo de Jason Shawn Alexander nos golpea en la cara metiéndonos de lleno en el terror y la investigación que la obra nos propone, mucho de ello gracias a la ambientación en la que Luís NCT nos inyecta, con atmósferas oscuras y tonos apagados pero sabiendo resaltar los momentos más sangrientos y con un uso de la luz maravilloso, consiguiendo momentos de gran contraste en los que parece que las luces nos deslumbran.

Killadelphia nos lleva a Philadelphia en los años noventa para seguir a un policía que investiga una serie de desapariciones. Pero antes de meternos en la trama merece la pena comentar un poco la diferencia entre el primer capítulo y el resto del tomo. Y es que el primer número tiene dos cualidades, una gran cantidad de texto en forma de cuadros de texto y un dibujo muy detallista en todas sus viñetas.

El estilo de Jason Shawn Alexander es muy realista e impactante pero se ve que lleva mucho tiempo y, para conseguir una cadencia tan regular, se nota que en los siguientes números hay algunas viñetas, en especial las más pequeñas, donde se rebaja el nivel de detalle. Por un lado esto es un punto negativo, porque el dibujo no es tan hermoso, pero también tiene algo positivo. Los dibujantes que se acercan tanto a la fotografía (y esto se explica bien en los extras del tomo, cosa que se agradece de la edición) es que tienden a ser muy estáticos, el minimizar el detalle logra que la obra tenga una mayor sensación de movimiento. Esto es bueno sobre todo porque el guion hace lo mismo, la cantidad de texto del principio va desapareciendo paulatinamente, solo se recupera con la explicación de la historia del antagonista en el tercer número, con lo que la acción y la tensión se captan mejor en las siguientes entregas, favoreciendo el ritmo de la obra. El color no, se mantiene el mismo nivel durante todo el tomo.

La historia es curiosa. Si hubiera que buscar similitud con otras obras sobre vampiros quizás la más cercana pueda ser The Strain, la novela y luego serie de televisión que escribieron Guillermo del Toro y Chuck Hogan, aunque hay muchas diferencias obvias, sobre todo en lo que a temática social se refiere. Killadelphia habla, como no podía ser de otra manera, de la ciudad de Philadelphia en los noventa. La pobreza, el racismo o la gentrificación son temas muy claros, mientras que la política o la relación de los cuerpos policiales con los ciudadanos están presentes desde el principio, pero también la historia de Estados Unidos.

La sinopsis lo deja claro, quizás demasiado pues cuenta cosas que pasan más allá del primer capítulo. Aquí no quiero pisar ese jardín, pero voy a aprovechar las vistas para alabar las buenas ideas que surgen a la hora de tratar parte de la historia de Estados Unidos y personajes de gran relevancia desde su nacimiento, sin miedo y haciendo recordar o aprender a los lectores desde un punto de vista interesante. Dejando para nosotros el trabajo de separar realidad de fantasía.

El vampirismo como motor de movimiento social es sin duda una propuesta interesante, quien lo lea lo entenderá, aunque es cierto que el misterio y el género policíaco se diluyen bastante en los primeros capítulos y acaban por no tener tanto peso como parecía. Pero lo cierto es que los autores saben poner una carga emocional importante en los personajes, desde los antagonistas vampiros hasta la familia Sangster, que consigue enganchar por encima del planteamiento inicial.

Killadelphia es una historia que evoluciona de manera curiosa. Una especie de drama social y familiar con chupópteros y mucha sangre que consigue importantes apuntes de originalidad por tirar de la historia del país y de su realidad de hace pocas décadas, y eso la hace muy interesante.

Lo mejor

• El apartado gráfico.
• La relación entre los Sangster.
• Tiene muy buenas ideas a la hora de afrontar el vampirismo.

Lo peor

• Las decisiones de algunos personajes y una parte de la trama no está del todo explicada, pero ¡eh! estamos solo ante el primer tomo.



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