Javier Vázquez Delgado recomienda: Kaijin Reijoh Nº 1, de TASHIRO Tetsuya

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Edición original: Kaijin Reijoh Nº 1 JAP (Gangan Joker / Square Enix, 2018 – Actualidad)
Edición nacional/España: Kaijin Reijoh Nº 1 (Norma Editorial, 2021)
Guion: TASHIRO Tetsuya.
Dibujo: TASHIRO Tetsuya.
Traducción: Gemma Tarrés Guash.
Realización técnica: Edu Di Costa y Vanessa Coronel.
Formato: Tomo manga rústica Nº 1 (de 6 y abierta). 296 páginas. 9,00€

Cuando el ecchi se convierte en el protagonista

«Con que me enseñéis las tetas ahora mismo…
¡…me esforzaré al máximo!»

Hay un recurso argumental que en los últimos años ha estado muy presente en muchas obras publicadas en el mercado japonés. Podríamos decir que está relacionado con el subgénero zombi, pero al poner el foco en la sociedad y la mentalidad niponas estas historias se convierten en algo diferente. Estamos hablando de propuestas en las que -por algún extraño motivo nunca del todo especificado- los ciudadanos japoneses se convierten en monstruos homicidas cuyo único instinto pasa por liberarse de todas las ataduras y convenciones sociales para entregarse de lleno a la violencia y sus más bajas pasiones. Nada que ver con hordas de muertos vivientes sedientos de carne humana que conducen inevitablemente a la extinción de la humanidad conocida y que hemos visto en miles de películas, series y cómics durante décadas.

La variante japonesa -como ya comentamos- tiene unos matices muy diferentes y esto se debe a su propia idiosincrasia y la de sus ciudadanos. El «monstruo homicida» lo podemos encontrar explotado -en mayor o menor medida- en mangas actuales como I am a hero de HANAZAWA Kengo, Jagaan de NISHIDA Kensuke y KANESHIRO Muneyuki, Chainsaw Man de FUJIMOTO Tatsuki y Tokyo Ghoul de ISHIDA Sui. Aunque no es un planteamiento nuevo y siempre ha estado muy ligado a las convenciones del shōnen y sus extrapolaciones al seinen, por ello es una dinámica que de manera u otra podemos encontrar también en clásicos como Parasyte de IWAAKI Hitoshi, Berserk de MIURA Kentaro y Devilman de NAGAI Gō, entre otras muchas.

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Lo curioso de todo esto es que las historias propiamente de zombis en el mercado japonés son una anécdota si buscamos los ya comentados patrones habituales de las historias occidentales, porque en Japón estos monstruos son un elemento subversivo que normalmente se revuelve contra la opresiva y coactiva sociedad nipona. El «monstruo homicida» no es un ser alienado ni una metáfora capitalista, es justamente lo contrario, una entidad que se opone frontalmente al sistema establecido y que reclama su individualidad con una ferocidad que no tenía en su anterior vida. En ocasiones, la propuesta es mucho más ambigua porque pese a hablar de un ser que no responde a los parametros racionales habituales y utiliza la violencia como lenguaje, sigue respetando las convenciones sociales de una manera perversa y retorcida. Esto se puede ver claramente en las mencionadas I am a hero y Jagaan, en las que la transformación de simples humanos en bestias no hace que estos dejen de buscar esa necesidad de encajar en la sociedad japonesa.

Esta premisa también es básica en una de las recientes obras publicadas en España por Norma Editorial: la «sugerente» Kaijin Reijoh de TASHIRO Tetsuya. El nombre de este autor recordará a muchos aficionados su trabajo más conocido hasta la fecha: Akame ga Kill!. Una obra co-creada junto al guionista Takahiro y que ha gozado de diversas secuelas y spin-offs. La editorial Square Enix le confío esta empresa en 2010 después de mostrar su talento a los lápices en el one-shot Ability Shop. Y ha sido de nuevo esta editorial la que ha ofrecido a este mangaka su primera oportunidad como autor completo teniendo el éxito de Akame ga kill! como principal aval. Esta obra se sitúa en un universo donde algunas personas se transforman en bestias «cuando el alma atormentada de los humanos alcanza su cúspide», dotándolos de una fuerza sobrehumana y un instinto asesino sin fin. De la misma manera que otras obras citadas, este planteamiento no deja de ser una metáfora del estrés y la presión que genera en muchas personas la necesidad de anteponer el colectivo a sus propias necesidades.

Kaijin Reijoh se comenzó a publicar en 2018 en la revista Gangan Joker de Square Enix. La historia sigue abierta en la actualidad con seis tomos recopilatorios en el mercado japonés de los cuales Norma Editorial ha publicado solamente dos hasta la fecha. La premisa entremezcla este concepto del «monstruo homicida» que comentábamos en párrafos anteriores, pero con un enfoque sexual y sexualizado en un contexto que se hace eco de otro cliché muy habitual de las publicaciones manga: sus atípicos institutos en los que es más fácil que acabes muerto qué graduado. Assassination Classroom, Rosario + Vampire, Kakegurui… ¡los ejemplos son infinitos y de lo más diverso!

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El protagonista de Kaijin Reijoh es Asuma Sudô, un estudiante de primero de bachillerato obsesionado con el sexo. En sus propias palabras, las chicas son para él un objeto sexual y las valora en base a su erotismo. Por supuesto, todo esto cambia cuando se enamora y recibe una propuesta para ingresar al instituto para chicas Meidô. Pero el instituto Meidô solo es la tapadera de una organización especializada en la exterminación de bestias. Sus alumnas son auténticas guerreras que se enfrentan a criaturas diabólicas utilizando reliquias que les otorgan asombrosos poderes.

Hasta este punto tenemos un planteamiento limítrofe con mil y un shōnens similares. Pero lo llamativo (y peliagudo) de esta obra de TASHIRO Tetsuya es la motivación de su protagonista y su papel dentro de la trama. Y es que resulta que las guerreras del instituto Meidô, entre las que destacan el trío formado por Innami, Funabashi y Miumi, tienen un punto débil: el influjo de las reliquias que utilizan para combatir a las bestias de turno es tan fuerte que corren el riesgo de perder el control y convertirse ellas mismas en bestias. Es aquí donde entra en juego Sudô, pues gracias a su erotismo solo él es capaz de despertarlas y devolverlas a la realidad.

Estamos pues ante una obra llena de acción, violencia, romance y sobredosis de ecchi con un mensaje harto pueril y retrógrado en algunos aspectos. Para empezar, por unos personajes femeninos dibujados con escuadra y cartabón que pese a tener una psicología más o menos compleja, se deben en todo momento a su contrapartida masculina y sus deseos. En apariencia, ellas son el atractivo de la historia y las que llevan la batuta en términos de acción, pero en la práctica lo que plantea Tetsuya es una historia de corte harem apenas encubierta por sus elementos de terror, comedia y fantasía.

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Pero lo más problemático del asunto es la concepción de un personaje al que se reviste de cierto heroísmo, pero que se dedica a salvar el día besando, sobeteando y abusando tanto de las propias bestias -muchas de ellos también muestran un perfil de abusador o, por el contrario, son criaturas con forma femenina y sexualizada para favorecer esta dinámica- como de sus propias compañeras. Los personajes femeninos quedan así anulados, por mucho que su autor intente darles alguna pátina psicológica y su caracterización en las batallas nos puedan ofrecer grandes momentos en ese sentido. Al fin y al cabo, estamos ante una obra llena de acción, muy dinámica y ágil a nivel narrativo y en este punto el manga cumple con las expectativas.

También son simpáticos los guiños que hace Kaijin Reijoh a producciones del cine de terror slasher estadounidense como Pesadilla en Elm Street, La matanza de Texas y Viernes 13 y videojuegos como Silent Hill. Estos se pueden entrever especialmente en la indumentaria y las reliquias que utilizan sus protagonistas y también algunos de sus villanos. Por otro lado, esto también nos remite a un tipo de cine e historia en el cual el papel de la mujer siempre ha sido algo ambiguo -siendo generosos- y en el que con los años ha evolucionado de simple víctima y scream queen de turno a personajes más autónomos e independientes capaces de sacarse las castañas del fuego ellas mismas.

Parece que es esto mismo lo que Tetsuya busca retratar en Kaijin Reijoh, pero debido a una trama que pone el foco el sexo y el morbo el resultado acaba naufragando al intentar moverse entre dos aguas demasiado distantes. No se puede estar nadando y guardando la ropa al mismo tiempo y no se puede considerar a un personaje femenino fuerte e independiente cuando se la trata reiteradamente como un objeto. Por desgracia, si el aficionado llega a esta obra por el nombre de su autor y buscando algo parecido y/o de calidad similar a la de Akame ga Kill! no lo va a encontrar. Kaijin Reijoh convierte al elemento ecchi prácticamente en un personaje, ofreciéndonos una historia algo rancia para los tiempos que corren y que se torna en una ridícula perversión que no logra seducirnos por mucha cantidad de sexo y violencia que atesoren sus viñetas.

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Lo mejor

• El sentido de la acción que Tetsuya imprime a la historia.
• Los guiños al cine de terror slasher estadounidense.

Lo peor

• Un protagonista que hace del abuso una forma de heroismo.
• El punto de partida es tan rídiculo que condiciona el resto de la historia.



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