Javier Vázquez Delgado recomienda: Barbalien: Planeta Rojo, de Tate Brombal, Jeff Lemire y Gabriel Hernández Walta

Barbalien - Portada

Edición original: Barbalien: Red Planet #1-5 USA (Dark Horse, 2020-2021)
Edición nacional/España: Astiberri, 2021
Guion: Tate Brombal, Jeff Lemire
Dibujo: Gabriel Hernández Walta
Color: Jordie Bellaire
Traducción: Santiago García
Rotulación: Ana González de la Peña
Maquetación: Ana Diethelm
Formato: Cartoné. 136 páginas, color. 16,00€

Una vergüenza que no es de otro planeta

«Y nunca dejaremos de luchar.»

Desde su aparición en 2016, Black Hammer ha sido uno de los nombres propios del cómic independiente USA. La serie imaginada desde muchos años antes por Jeff Lemire y co-creada finalmente junto a Dean Ormston tuvo una llegada espectacular al panorama comiquero, con los consecuentes premios y alabanzas de crítica y público ante lo que suponía un homenaje sensacional a las historias clásicas de superhéroes, con ese toque intimista tan de Lemire. Y, si bien su historia principal finalizó tras cuatro tomos, no fue el final de su universo. Cualquier podría decir con acidez que Dark Horse es incapaz de dejar descansar a la gallina de los huevos de oro sin exprimirla antes, pero el caso es que estamos hablando de Jeff Lemire. Y eso significa creatividad. Una insaciable e imparable creatividad.

Así es, si de algo ha disfrutado el blackhammerverso es de una vida larga y continua bajo el liderazgo de su guionista. Su nivel de calidad ha podido variar más o menos en sus distintos proyectos, pero lo que es indiscutible es que Lemire mima su universo y tiene mucho mucho que contar. Además de continuar con la cabecera principal con la actual Black Hammer Reborn, hemos visto surgir una gran cantidad de historias sobre nuevos y viejos personajes. Y sigue habiendo mucho que reivindicar entre ellas, solo hay que echarle un vistazo a la última que ha visto la luz en nuestro país.

Barbalien Planeta Rojo - página

Hablamos de Barbalien: Planeta Rojo, una miniserie de cinco números estrenada en diciembre de 2020 por Dark Horse y traída a España el pasado noviembre por Astiberri en la que Lemire vuelve a dejar jugar con sus juguetes a otros escritores. Y la ocasión bien lo merecía. Tate Brombal, guionista al mando de la recién estrenada House of Slaughter, fue la semilla del proyecto al proponerle el planteamiento a Lemire, inspirado por el origen del personaje y su exploración de la identidad queer. El resultado fue un rotundo sí por parte del creador de Sweet Tooth y la incorporación de un equipo artístico de enorme categoría: el sensacional Gabriel Hernández Walta (que ya colaboró hace poco con Lemire en Sentient) y la afamada colorista Jordie Bellaire.

La serie nos lleva a los inicios superheroicos de Mark Markz, el guerrero marciano proscrito que aprovecha sus habilidades metamorfas para vivir una doble vida en la Tierra, entre su yo original y su alter-ego suplantando a un policía de Spiral City. Sin embargo, el vacío que siente el héroe debido a su homosexualidad reprimida se ve sacudido al conocer de cerca los movimientos reivindicativos homosexuales que, en plena crisis del VIH, se manifiestan por un trato justo, la búsqueda de una cura y el fin de su demonización.

Barbalien Planeta Rojo - página

El gran atractivo de Planeta Rojo es, sin duda, que por desgracia lo que narra está lejos de ser ficticio. Brombal quiere hablar de la crisis del VIH de los años 80, cuando la funesta enfermedad comenzó a extenderse hasta descontrolarse por completo y alcanzar el nivel de pandemia. Así, si bien el escenario de la historia es la ficticia Spiral City, lo que narra es muy real. En sus comienzos, en plena liberación sexual y desconocimiento total sobre ese nuevo virus, los ojos acusadores de la sociedad más retrógrada se volcaron sobre el colectivo homosexual, culpándolo de la enfermedad (recordemos que originalmente la enfermedad se designó como GRID, Gay Related Inmune Deficiency) y estigmatizándolo.

No estamos, sin embargo, frente a un cómic de carácter histórico o divulgativo con el que conocer en detalle los eventos de la crisis. Brombal prefiere centrarse en la parte más íntima y emocional de la realidad homosexual desde dos perspectivas. Por un lado, la de Miguel, que sirve para personalizar el sufrimiento de aquella época de salvaje discriminación e ignorancia. Por el otro, el propio Barbalien sirve además como retrato del proceso de descubrimiento personal de la sexualidad. A lo largo de sus páginas, Planeta Rojo nos lleva desde el Mark Markz solitario y reprimido, que siente que hay algo roto dentro de él, al empoderado y reafirmado que, gracias al conocimiento de otros como él decide dejar de negar su identidad.

Barbalien Planeta Rojo - página

En el apartado artístico nos encontramos con una garantía tan infalible como es nuestro querido compatriota Gabriel Hernández Walta. El autor de Visión realiza un trabajo en su línea, con ese estilo tan personal que mezcla pocas viñetas de gran amplitud y presencia cinematográfica con un trazo rústico, que encaja a la perfección con el tono rural e íntimo del universo creado por Lemire y Ormston. Walta sabe hacer suyo al personaje, y cuenta por si fuera poco con el talento de Jordie Bellaire, que al igual que ya le viéramos hacer en Visión, adapta su estilo de coloreado al del propio Walta. La artista realiza un trabajo magnífico, con una paleta que saca especial provecho de la escala de colores de la bandera arcoiris en varios momentos del volumen.

En definitiva, Barbalien: Planeta Rojo es el tipo de cómic que hace falta. La historia de Brombal y Walta es puro mainstream, una historia de superhéroes de una de las franquicias más populares del cómic USA, pero también es una historia de representación y visibilidad. Una que no solo nos recuerda un episodio bochornoso de nuestro pasado, sino también lo importante que es conocer a los demás para aprender a conocernos a nosotros mismos. Aprender que ser diferente no significa estar roto.

Lo mejor

• Brombal aprovecha el origen de Barbalien para repasar un vergonzoso episodio histórico con una sensibilidad exquisita.
• Walta hace suyo el personaje y realiza un trabajo excelente junto a Bellaire.

Lo peor

• El dolor del episodio que nos narra.
• Si bien no es imprescindible, es conveniente haber leído el primer tomo de Black Hammer.



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