Javier Vázquez Delgado recomienda: Batman: Un Lugar Solitario para Morir
Edición original: Batman núms. 440-442 USA y The New Titans núms. 60-61 USA (DC Comics, 1989)
Edición nacional/España: Batman, la leyenda número 40 (ECC Ediciones, 2020)
Guion: Marv Wolfman y George Pérez.
Dibujo: George Pérez, Tom Grummett y Jim Aparo.
Entintado: Mike DeCarlos y Bob Mcleod.
Color: Adriene Roy.
Formato: Cartoné. 128 páginas. 12,99€
El Duelo del Caballero Oscuro
«Lo siento, pero desde que Jason murió, Batman se está comportando como un loco. Necesita ayuda… y creo que te necesita a ti»
No cabe duda alguna de que George Pérez es uno de los autores que más ha hecho por el cómic americano de superhéroes moderno. Sin sus dibujos, sin su experto trazo, el concepto de crossover superheroico que hoy tanto disfrutamos y que consideramos inherente al género no existiría de esta forma, si no de otra. El evento anual ya sea esta de Marvel o DC, no tendría tanta espectacularidad si no fuera por Pérez.
Es más, me atrevo a decir que las películas de superhéroes que tanto conquistan las salas hoy en día, y que tanto disfrutamos en su mayoría, no tendrían la misma puesta en escena si, años antes, George Pérez en grandes obras como Crisis en Tierras Infinitas o El Guantelete del Infinito no hubiera mostrado al mundo entero cuál era la manera más espectacular de poner a varios personajes repartidos por una página librando la batalla de sus vidas.
Qué narices, la batalla final de Vengadores: Endgame debe mucho más a George Pérez de lo que somos capaces de reconocer.
Por eso, saber que este autor que ya hace un par de años anunció que se retiraba del mundo del cómic por problemas de salud, está próximo a su fallecimiento hace que se tristemente, se anticipe una pérdida en el mundo del cómic muy grave, pues nunca podremos agradecer lo suficiente a George Pérez el legado que nos va a dejar.
Sin embargo, lo que sí podemos hacer es rendirle un justo homenaje en Zona Negativa antes de que nos diga adiós y no, como en otras ocasiones hacemos, esperando a que fallezca.
En mi caso, por una cuestión de gusto personal y porque no decirlo, porque otras obras ya habían sido seleccionadas por mis compañeros, me he decantado por Batman: Un Lugar Solitario para Morir, una obra en la que George Pérez una vez más, se une a Marv Wolfman con quien coguioniza esta historia, formando equipo con él como ya lo hiciera en Los Nuevos Titanes o en Crisis en Tierras Infinitas para arrojar un poco más de luz sobre la muerte de Jason Todd.
Al dibujo está el propio Pérez junto con Jim Aparo, otro grande de la viñeta que en Una Muerte en la Familia, con Jim Starlin ya había dibujado los últimos días del segundo Robin.
Sobre esta obra previa se ha hablado muchísimo, sobre como se trata de un obra clave para el cómic superheroico en general y para Batman en particular, así como sobre el hecho de que no deja de ser una obra de encargo fruto de una encuesta telefónica en la que DC Comics dejó en manos de sus lectores la decisión que en el fondo ya estaba tomada sobre prescindir de un Robin, el de Jason Todd, que no gustaba a nadie.
Sea como fuere, el resultado fue un cómic en el que la irreflexión y rebeldía de Todd esta vez sí que le pasaban factura, al derivar en su muerte a manos del Joker. Este momento perdía cierto impacto, puesto que los autores no tuvieron tiempo para desarrollar la parte de la historia que involucraba a Batman tras el duro golpe recibido, perdiendo su duelo no poco dramatismo al meter de lleno al Murciélago en la trama en la que el Joker compraba su inmunidad diplomática.
Una Muerte en la Familia no dio tiempo ni a Bruce Wayne ni a los lectores de reflexionar sobre lo ocurrido, sobre el significado que esto podía tener para todos ellos, que acababan de ver como un Robin nos decía adiós.
Tuvieron que ser otros autores aquellos que incidieran sobre estos aspectos, siendo muy recordable y reivindicable lo que Judd Winnick realizó con Capucha Roja muchos años después, haciendo regresar de entre los muertos a un Jason Todd que pese a quien pese respecto a su vuelta al mundo de los vivos, nunca ha sido tan interesante como desde entonces, tratándose ahora de uno de los aliados del murciélago con el que más cosas pueden hacerse, y que rompe con la tónica habitual de la Bat-familia.
Pues bien, antes, mucho antes, de que Winnick decidiera darle renovada popularidad a Una Muerte en la Familia, Marv Wolfman, George Pérez y Jim Aparo decidieron a caballo entre los números 440 a 442 de Batman, y los números 60 y 61 de Nuevos Titanes, contarnos como Bruce Wayne por un lado y Dick Grayson por el otro, lidiaban con la muerte de Todd.
Esto se hace en Un Lugar Solitario para Morir (reseñado previamente por mi compañero Nacho Pena para su edición por ECC Cómics del coleccionable de Batman La Leyenda en un tomo que ya está descatalogado), un cómic que, aunque hoy día tenga menor impacto que Una Muerte en la Familia, está escrito y dibujado con mucho más oficio que éste, resultando en síntesis un cómic de mayor calidad que su predecesor, que consigue en el fondo dignificarlo en aquello en lo que Una Muerte en la Familia fallaba.
Y es que, si se me permite decirlo, Una Muerte en la Familia destaca más por lo que ocurre en dicha obra que por cómo ocurre o cómo es contado, puesto que no es que sea un gran cómic de Batman, ni tampoco un gran cómic de Starlin o Aparo.
Un Lugar Solitario para Morir por el contrario, sin ser tampoco lo mejor de Wolfman, Perez o Aparo, es en conjunto mucho mejor obra que su predecesora, y pretendo explicaros por qué.
En primer lugar, Un Lugar Solitario para Morir, invierte tiempo, bastante tiempo y no pocas viñetas en radiografiar al Batman que acaba de sufrir la pérdida de Jason Todd. No veremos a Wayne llorando, ni jurando nada frente a una tumba, pero sí que veremos a un Batman más brutal y duro con los villanos que decide refugiarse en su trabajo más que nunca para lidiar con el dolor que lo atenaza.
Batman regresa de las peleas con cortes, magullado, fruto todo ello de una labor como vigilante que es ahora más implacable que en otras ocasiones, pero no por ello resulta más certera.
Por su parte, Dick Grayson, que llevaba unos pocos años siendo Nightwing en lo que a cronología ficcional del personaje se refiere, y que, por tanto, todavía no había curado las heridas abiertas que tenía con Batman y que le habían empujado a identificarse con el Murciélago, acude a Gotham para reprochar a su antiguo mentor que éste no le haya contado nada sobre la muerte de Todd.
Batman, lejos de pedir disculpas a su antiguo pupilo, que estaba en el espacio exterior con los Titanes cuando todo sucedió, se revuelve contra él espetándole que nada tiene que contarle.
La muerte de Jason Todd, en lugar de unir a un Bruce y un Dick que nunca terminaron de decirse todo lo que tenían que expresar para arreglar una bonita relación que se había truncado de la peor manera posible, casi sirve para separar aún más a ambos personajes, que tienen maneras muy distintas de lidiar con la pérdida, tan distintos, como diferentes entre sí que siempre han sido los dos.
Por otro lado, Tim Drake, el tercer Robin, aquel que en este caso sustituía, no al Robin que voluntariamente se había marchado, si no al que desgraciadamente ha fallecido, es quien hace las veces de puente de unión entre un Dick y un Bruce que todavía no han solucionado sus problemas previos.
En el telón de fondo, tenemos a Dos Caras, quien está preparando una gran ofensiva contra Batman en la que tanto Dick como el Murciélago intervendrán para pararle uniéndose más como compañeros a través de la lucha contra el crimen que de esas palabras que nunca se dicen, que jamás se pronunciarán y que siempre han sido tan necesarias entre Bruce y Dick.
El dibujo por su parte, se trata no de los mejores trabajos de Pérez o Aparo, pero sí de uno de los más solventes. Pocas veces hemos visto un rosto en los personajes tan expresivo como aquí, un dibujo en el que sus emociones trascienden la página como no lo hicieron en Una Muerte en la Familia, para dejarnos claro que, aunque en muchas ocasiones no lo exterioricen, Batman y Robin sufren, sufren por la pérdida de un discípulo y amigo.
Y nosotros sufrimos, y lloramos, la futura pérdida de George Pérez.
Lo mejor
• La dignificación y mejora que se realiza respecto de Una Muerte en la Familia.
• Las distintas formas de sobrellevar la pérdida que quedan representadas a través de Dick y Bruce.
Lo peor
• La trama de Dos Caras hace que la muerte de Jason pierda un poco del peso necesario.
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