Javier Vázquez Delgado recomienda: El color que cayó del cielo, de TANABE Gou

El color que cayó del cielo

Edición original: Isekai no Shikisai (Enterbrain-Kadokawa Shoten, 2015)
Edición nacional/España: El color que cayó del cielo (Planeta Cómic, 2021)
Guion: TANABE Gou
Dibujo: TANABE Gou
Traducción: Maite Madinabeitia
Formato: Tapa dura. 192 páginas
Precio: 14,95€

La fútil lucha contra el horror

«Mira qué color. Voy a necesitar barriles nuevos para guardar todo esto»

A pesar de que ya estemos cerca del centenario de la muerte de Howard Phillips Lovecraft, este autor de terror está más vivo que nunca gracias a su legado y a su imborrable influencia sobre autores de todas las disciplinas artísticas. Aunque su prosa no resulte del agrado de todos los lectores y algunos valores de sus obras estén muy arraigados a su contexto y se identifiquen como negativos y erróneos en la actualidad, es innegable que fue un creador de conceptos innovadores y atractivos para los amantes del género del terror, que conformaron una mitología propia, conocida como los Mitos de Cthulhu. Este ciclo literario, desarrollado entre 1921 y 1935, supuso una renovación del horror gótico que desvelaba la existencia de criaturas monstruosas que amenazan la vida humana desde planos de existencia largo tiempo ocultos.

La obra de Lovecraft ha despertado fascinación en autores posteriores de todas las disciplinas y, al igual que el resto de medios culturales, el cómic no ha permanecido impermeable a sus creaciones. Así, podemos disfrutar de grandes obras del medio influenciadas por este escritor, como la portentosa concepción visual de Alberto Breccia en Los mitos de Cthulhu, el titánico trabajo referencial de Alan Moore y Jacen Burrows en Neonomicon y Providence, la experimentación gráfica de Josep Mª Beà en Peter Hipnos, las salvajes reminiscencias que imprimió MIURA Kentaro a su trabajo durante décadas en Berserk o el profundo estudio y la asimilación de conceptos de TANABE Gou Las montañas de la locura.

El color que cayó del cielo

Planeta Cómic dio comienzo el año pasado a una colección destinada a recoger las magníficas adaptaciones de los relatos de Lovecraft realizadas por este mangaka. A la publicación de Las montañas de la locura la siguió meses después el volumen que hoy nos ocupa, en el que Tanabe realiza una impecable adaptación, publicada originalmente en 2015 en las páginas de la revista Comic Beam de la editorial Enterbrain, de El color que cayó del cielo, relato publicado por primera vez en noviembre de 1927 en la revista Amazing Stories. La buena acogida de estos títulos ha propiciado que la veterana editorial anunciase en el pasado Manga Barcelona la próxima publicación de otras cinco adaptaciones lovecraftianas realizadas por este autor.

Uno de los relatos que conforman el ciclo de horror cósmico mencionado con anterioridad es El color que cayó del cielo, publicado originalmente por Lovecraft en las páginas de la revista Amazing Stories en el año 1927. Como gran parte de los escritos de este autor, está narrado en primera persona y tiene como elemento central una entidad procedente del espacio, aunque en esta ocasión no se trata de una criatura, como ocurre en la mayoría de relatos de los Mitos de Cthulhu, sino que será el color venido del espacio el que sembrará el terror entre los personajes.

El relato comienza con la inspección de unos terrenos por parte de un ingeniero, en los cuales se planea construir un embalse, situados en una región en la que antaño la caza de brujas había sido intensa. Intrigado por un viejo y ruinoso pozo, que constituye el único vestigio de actividad humana en esa gran extensión cubierta por polvo gris y rodeada por gruesos árboles, se dirige a la casa del viejo Ammi Pierce, quien vivía en los límites de esa extensión, para entrevistarlo y conocer más detalles de la zona, haciendo que el anciano rememore el terror que él y el resto de habitantes de la zona experimentaron a partir de la caída de un meteorito junto al pozo décadas atrás.

El color que cayó del cielo

El anteriormente mencionado Beà, pionero a la hora de ilustrar el bestiario de Lovecraft, señalaba acerca de este escritor en una entrevista que «no puede interpretarse gráficamente, es un ejemplo de subjetivismo literario, los seres que yo dibujé corresponden a mis temores pero no pueden extrapolarse a una colectividad. La mente de cada lector generará su propio monstruo en relación a los contenidos psíquicos que por su cultura y vivencias pueda barajar. La interpretación del universo lovecraftiano es personal e intransferible».

A pesar de que, inevitablemente,Tanabe se ampara en el trabajo previo de los ilustradores que lo precedieron y elabora representaciones gráficas reconocibles para aquellos lectores familiarizados con el universo lovecraftiano, realiza un espectacular trabajo en el apartado artístico de este manga, demostrando una impronta propia y consiguiendo transmitir el horror que desencadena el fulgurante y fosforescente color que emana del lugar donde impactó el meteorito, en una obra que prescinde precisamente del color. El autor suple esta carencia a través de una barroca ambientación, dominada por la presencia de la tinta en los instantes en que desea acentuar la opresión, y los mecanismos gráficos que indican a los lectores las consecuencias de todo aquello que entra en contacto con esa entidad cósmica, como la vegetación marchita, las mutaciones experimentadas por los animales o los cambios físicos y la pérdida del juicio a la que se ven sometidos los seres humanos.

El guion desarrollado por Tanabe resulta tan sobrio como efectivo, recurriendo a una meditada combinación de diálogos y cuadros de texto explicativos que son utilizados solo en caso de necesidad, cediendo todo el peso narrativo al abrumador dibujo con el que retrata el terror experimentado por los habitantes de las granjas próximas a la zona de impacto del meteorito.

El color que cayó del cielo

Planeta Cómic ha publicado este título siguiendo los parámetros de la edición de Las Montañas de la Locura, manteniendo un diseño homogéneo para todas las adaptaciones de relatos de Lovecraft de este autor. De esta manera, encontramos un volumen similar a los de la Biblioteca Tezuka, con un tamaño de 15×23 cm, que permite apreciar con todo detalle el dibujo de Tanabe, encuadernado en tapa dura con un sobrio diseño de cubierta, en la que las letras doradas del título se superponen a una detallada ilustración en blanco y negro, con un papel de buena calidad que evita incómodas transparencias, páginas iniciales a color, índice y una breve biografía de Lovecraft al final del tomo.

Lo mejor

• La transformación de un concepto visual en uno abstracto, manteniendo su función en la historia.
• El intenso retrato psicológico de los personajes.
• La capacidad para generar tensión durante la lectura.

Lo peor

• La ausencia de algún texto que contextualice la obra.



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