Javier Vázquez Delgado recomienda: Shock Anthology, volumen 2
Edición original: Shock Anthology volume 2 USA (Aftershock)
Edición nacional/España: Shock Anthology, volumen 2 (Planeta Cómic, 2022)
Guion: Varios artistas
Dibujo: Varios artistas
Color: Varios artistas
Editor: Joe Pruett
Traducción: Víctor Manuel García de Isusi
Formato: Tapa dura. 168 páginas. 14,95€
18 historias para dejarnos en shock
Hay ocasiones en las que cierto tipo de cómics se ven tan tratados desde el cariño que no deja de ser agradable que las editoriales apuesten por ellos. Aún sabiendo que no van a triunfar. Aún rezando para que por lo menos no generen pérdidas. Sí, el propio Joe Pruett, actualmente uno de las grandes cabezas pensantes de Aftershock, admitía que Shock Anthology era más un deseo propio dado por su amor a las antologías que una maniobra editorial. Una gota en un mar de papel que no va a llegar a ningún sitio, más allá de satisfacernos con un modelo muy aplicado en décadas pasadas pero bastante difícil de encontrar hoy en día. Eso sí, si lees esto y eres amante de las historias cortas aquí encontrarás un tomo bastante majo. Pero hay que avisar, prepárense porque algunas saben qué teclas tocar.
De todo esto hablaba hace más de dos años, en la reseña del primer tomo, y, sinceramente, no pensaba que iba a ver la luz en nuestro país el segundo y último. En Estados Unidos la diferencia entre uno y otro fue de apenas unos meses. Cuando ves que pasa un año y no llega el segundo volumen, sobre todo teniendo en cuenta el tipo de producto del que hablamos, ya uno se imagina que las ventas no han acompañado. Pero no, no ha sido así y el pasado enero pudimos disfrutar de otra ración de historias cortas made in Aftershock gracias a la publicación de Planeta.
Lo cierto es que no deja de ser un reto. La mayoría de los artistas que aparecen en este nuevo volumen de Shock Anthology son gente que tiene tendencia a realizar series más largas. Como digo, es un reto ver cómo se enfrentan a crear y solucionar tramas en una media de ocho o nueve páginas. Evidentemente algunas funcionan mejor que otras, no todas tienen la misma calidad, pero el resultado general es bastante interesante. Y, hoy me repito, es algo que puede resultar satisfactorio en general para quienes gusten de este formato.
Todas ellas son autoconclusivas y se leen sin necesidad de acudir a ningún otro cómic, sí, pero llaman la atención dos en particular. Frank Tieri y Oleg Okunev firman Pestilence: Undead is dead, una historia de zombies y humor ambientada en su serie Pestilence que ciertamente se disfruta mucho más después de haber leído los dos tomos que la componen, y que está en perfecta sintonía con el tono de la obra. Por otro lado está Bob Burden, que recupera a su personaje Flaming Carrot, creado en los ochenta, por primera vez en más de una década.
También, abriendo el tomo, está el escritor de terror R. L. Stine (Pesadillas, La Calle del terror…) que, junto a Antonio Fuso, realizan un trabajo con aire clásico y un regusto crítico. No es el único, Steve Rasnic Tem es otro escritor estadounidense apreciado, aunque sí que en este caso hablamos de un autor más especializado en relatos cortos. Con la compañía de Cliff Richards ambos se abalanzan más sobre el metaleguaje que sobre el terror en sí.
Y si nos vamos a clásicos, pero del cómic, tenemos nombres muy interesantes. Además de Joe Pruett, que repite junto a Szymon Kudranski (ya habían hecho Black Eyed Kids en Aftershock) en una desgarradora historia que es de lo mejor del tomo; tenemos a Jill Thompson, muy en su línea; Ron Marz, que cierra con Mirko Colak dejando el listón alto; o Garth Ennis, con la compañía de su ya habitual Russ Braun en una historia de guerra de las que el irlandés sabe hacer sobradamente, por cierto, uno de los dos relatos más largos del tomo. Mención especial para el peculiar relato con olor a revista de ciencia-ficción ochentera la que nos dejan Jim Starlin y Larry Stroman.
Quizás son los autores más veteranos los que mejor salen parados. Son precisamente los más pegados a Aftershock, gente como Cullen Bunn, Marguerite Bennett o Juan Doe los que firman las piezas más funcionales. No están mal pero tampoco nos sorprenden como las de los antes mencionados. Igual que Ray Fawkes y Phil Hester, por mucho que nos pueda gustar el dibujo de este último no han derrochado imaginación precisamente y el resultado parece algo sacado de Family Tree, la serie de Hester con Lemire. Lo antes dicho, la calidad es variada.
El otro relato largo del tomo, doce páginas exactamente, resulta a su vez uno de los mejores, Ultimus, de Darko Macan y Milan Jovanovic, que rompen con el tono de terror predominante para dar una historia de fantasía heroica de esas que dejan un regusto sobre el que pensar.
Cuando uno se enfrenta a un tomo de estas características ya sabe lo que hay. Historias de calidad muy distinta y para gustos variados, ello lleva a que sea tan difícil recomendar esta obra como valorarla en su conjunto. Pero lo cierto es que deja un regusto bastante satisfactorio, de la misma forma que lo dejó su primer volumen. Las mejores historias pesan sobre las más simplonas. Lo que está claro es que el apartado gráfico en general es bastante bueno, siendo más de uno el que deja el peso en él, prescindiendo de mucho texto y saliendo muy bien parados.
Lo mejor
• Historias como las de Pruett y Kudranski, Ennis y Braun, Macan y Jovanovic o Starlin y Stroman hacen que las antologías merezcan la pena.
• La diferencia que supone leer una obra de este tipo con respecto a lo que nos suele ofrecer el mercado.
Lo peor
• Se anuncia a Sam Kieth y solo hace la contraportada.
• Se echa de menos un texto introductorio.
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