Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de The Batman, de Matt Reeves

Dirección: Matt Reeves.
Guion: Matt Reeves, Peter Craig.
Música: Michael Giacchino.
Fotografía: Greig Fraser.
Reparto: Robert Pattinson, Zöe Kravitz, Paul Dano, Andy Serkis, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Peter Sarsgaard, John Turturro, Jayme Lawson, Con O’Neill, Barry Keoghan, Gil Perez-Abraham, Peter McDonald, Alex Ferns, Rupert Penry-Jones, Kosha Engler, Janine Harouni.
Duración: 175 minutos.
Productora: Warner Bros., DC Entertainment, 6th & Idaho Productions.
Nacionalidad: Estados Unidos.

Cuando aparece esa luz en el cielo, no solo es una llamada, es una advertencia

Tiene más de ochenta años, pero sigue estando en plena forma. El acertijo es sencillo. Hace mucho tiempo que Batman dejó de ser un simple personaje de cómic para trascender a uno de los iconos pop más importantes de siempre. Con permiso de las onomatopeyas de Adam West a mediados de los sesenta, Tim Burton revolucionó el cine de superhéroes cuando el Cruzado de la Capa cumplía cincuenta años. Desde entonces, cada nueva aparición del mejor detective del mundo en la gran pantalla se ha convertido en todo un acontecimiento. El director de Big Fish repitió con una secuela en la cual Michael Keaton volvía a encarnar a Bruce Wayne. Joel Schumacher se empeñó en ofrecernos una doble ración lisérgica protagonizada por Val Kilmer, primero, y George Clooney, después, que ahora recordamos entre escalofríos. Probablemente, ni en su larga trayectoria en el mundo de las viñetas, el Caballero Oscuro había recibido tal cantidad de palos como los que se llevó entonces. Tocaba resetear. En 2005 Christopher Nolan comenzó una trilogía con Batman Begins en la que la mitología del personaje se mostraba más realista que nunca. Christian Bale se enfrentó a Ra’s Al Ghul, Jonathan Crane, Bane y ese extraño elemento llamado Joker para salir victorioso. En medio de una gran polémica, Ben Affleck recogió su testigo. Aunque su aportación en Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia fue de lo mejor de la película, consiguiendo cerrar muchas bocas, el descalabro de Liga de la Justicia y el particular descenso a los infiernos del actor provocaron que se quedase sin liderar proyecto propio. Sin una brújula que fijase el rumbo, el tándem formado por Warner-DC llevaba un tiempo dando palos de ciego. Sin embargo, pequeños fogonazos como Wonder Woman o Aquaman dieron lugar a la esperanza. Entonces llegó Joker. La cinta dirigida por Todd Phillips consiguió once nominaciones a los Oscar, elevó a Joaquin Phoenix a los altares y recaudó más de mil millones de dólares en la taquilla mundial. No solo eso. Joker demostró que se podía triunfar sin la necesidad de continuidad o de formar parte de un universo compartido. De esta guisa, se fue fraguando The Batman, con una pandemia de por medio que se postuló como la mayor amenaza posible del hombre murciélago.

Para la dirección de la película se confío en el buen hacer de Matt Reeves. Sin una filmografía excesivamente prolífica, Reeves llamó la atención en 2008 con Monstruoso, cinta apadrinada por J.J. Abrams que sirvió como punto de partida de la franquicia Cloverfield. Dos años más tarde se encargaría del remake de Déjame entrar, estupendo filme de vampiros que, en su versión estadounidense, contó con los jovencísimos Kodi Smit-McPhee y Chloë Grace Moretz como pareja protagonista. Antes de abordar la figura del Caballero Oscuro, Reeves tomó el timón en el reinicio de una saga con mucho nombre. Tanto El amanecer del planeta de los simios como La guerra del planeta de los simios funcionaron a las mil maravillas posibilitando al cineasta mayores aspiraciones. De esta forma, en 2017 Reeves se metió de lleno en un proyecto que ha resultado ser un parto más largo de lo normal. Cambio de protagonista, de historia, comienzo de rodaje, aparición del coronavirus… una serie de obstáculos que podrían haberle hecho desistir. Afortunadamente, la película llegó a buen puerto y, a diferencia de producciones pretéritas en la Distinguida Competencia, el autor ha tenido barra libre para construir a su antojo.

The Batman no es una película de origen de personaje. El particular Año Dos del Señor de la noche arranca con el primero de una serie de asesinatos y la posterior voz en off del protagonista. Más taciturno que nunca, Bruce Wayne anota en un diario cada jornada de trabajo. Hace veinte años que mataron a sus padres. Desde que comenzó su carrera como vigilante, los crímenes no han hecho sino aumentar. Como si del reverso oscuro de Nueva York se tratase, Gotham en la gran manzana podrida. Así pues, Reeves apuesta por un noir que se cocina a fuego lento con aroma a cine de los años setenta. El personaje creado por Bob Kane y Bill Finger emprende una laberíntica investigación que tendrá como objetivo final The Riddler. En una peculiar yincana regada de cadáveres, Batman sigue las miguitas de pan dejadas por un villano que nada tiene que ver (afortunadamente) con el Jim Carrey de Batman Forever.

Robert Pattinson fue el elegido para tomar el testigo de Affleck generando gran controversia. El actor británico, marcado por su paso en la saga Crepúsculo, se empeñó en demostrar al mundo que no pretendía encasillarse en ese tipo de personaje. Alejado del circuito más comercial, su trabajo en cintas como High Life o El Faro le curtió. Pattinson fue reclutado por Christopher Nolan para Tenet, donde sorprendió por su carisma a propios y extraños. El eterno Edward Cullen se transforma en un héroe con poca experiencia, llevando consigo un mar de dudas. A ritmo del Something in the way de Nirvana, Bruce Wayne conecta con Kurt Cobain en apartados de adicción y pesadumbre. No es necesario que nos muestren la muerte de Thomas y Martha Wayne por enésima vez. Sin embargo, los progenitores de Bruce estarán presentes en una trama más detectivesca que nunca.

La otra cara de la moneda lleva el inquietante rostro de Paul Dano (Pozos de ambición). El Acertijo resulta ser un serial killer más propio del cine de David Fincher. Como si John Doe se fusionara con El Asesino del Zodiaco y acabase apareciendo en Mindhunter. Dano construye un personaje complejo, un adversario a la altura capaz de manipular a Batman para conseguir alcanzar sus fines. Gotham es una ciudad corrupta y llena de crimen, sí. Pero lo es porque sus altas esferas lo permiten y se lucran con ello. Riddler no se conforma con impartir su particular justicia, sino que quiere liberar conciencias y hacer participar a Batman en su enorme rompecabezas.

Tras el asesinato del alcalde Mitchell, llegarán otros. Batman deberá viajar a los bajos fondos para empezar desde cero. El club Iceberg no es solo la punta de la investigación, sino un lugar de encuentro entre criminales reconocidos como Carmine Falcone o El Pingúino y otros que ostentan cargos importantes en la alta sociedad. John Turturro y un irreconocible Colin Farrell son los responsables de dar vida a estos mafiosos que bien nos podríamos haber encontrado en Los Soprano. The Batman es una película con una gran atmósfera, por momentos sórdida, que se aleja de lo cartoon pero no del mundo de las viñetas. El largo Halloween o El tribunal de los búhos influyen directamente sobre una trama que tiene alma propia. Reeves, junto a Peter Craig, se toma las licencias necesarias para presentarnos su propia versión del Cruzado de la Capa.

En esa búsqueda de información, Batman se topa con Selina Kyle con quien forma equipo de aquella manera. Zöe Kravitz da vida a la gata en una versión menos sexualizada de lo que acostumbramos y con un background que promete dejarnos con la boca abierta. Un acierto en toda regla. En este punto solo podemos recordar el excelente tratamiento de la relación entre ambos guionizado por Tom King y el no menos estupendo artículo de nuestro compañero Ángel García refiriéndose a ello. Cuanto más avance con las pistas que encuentra, Batman irá desvelando partes del pasado que permanecían ocultas. Reeves, con gran coherencia, opta por los grises en una cinta oscura per se. Si Bruce Wayne nunca ha destacado por su don de gentes, en The Batman ni se molesta por aparentar en sus encuentros sociales. Pattinson encaja como un guante en esta versión introvertida y atormentada del personaje que hasta parece costarle estrechar lazos con un Alfred (menos mayordomo que nunca) interpretado por Andy Serkis.

The Batman no sigue la corriente del cine superheroíco. Robert Pattinson se esconde tras la máscara la mayor parte del metraje y sin necesidad de presentación previa, iremos descubriendo las distintas funcionalidades de su equipo. Mención especial a cierto elemento planeador y a un batmovil que se asemeja más al V8 de Mad Max: Fury Road que a las tanquetas utilizadas por sus predecesores. Nos quedamos con ganas de más. Salvo una trepidante persecución, lo cierto es que el murciélago parece sentirse más cómodo sobre dos ruedas que sobre cuatro. Decir que Gotham se comporta como un personaje más de la película es una perogrullada, pero no deja de ser verdad. A medio camino entre el estilo gótico de Burton y el tremendamente impersonal de Nolan, reconocemos la ciudad desde el primer momento.

No podemos olvidarnos del teniente Gordon. Jeffrey Wright hereda el rol que en su día hicieron suyo Gary Oldman y J. K. Simmons. Honrado y de fiar, Gordon es el único valedor del justiciero ante un cuerpo de policía que observa con recelo. Reeves decide que esta relación ya viniera de atrás, sin necesidad de presentaciones. Completando el plantel aparecen los nombres de Peter Sarsgaard, interpretando a un fiscal sin integridad alguna, y un Barry Keoghan al que apenas atisbamos, pero ya sabemos cómo gustan las reapariciones al gran público…

A pesar de que buena parte de la trama transcurre de noche, las secuencias de acción son seguidas con facilidad. Batman es rotundo en el cuerpo a cuerpo y sus distintos movimientos recuerdan a las peleas en las que nos vimos inmersos en la fantástica saga Arkham. No solo del cómic vive el cine. Los videojuegos están gozando de un gran protagonismo en la actualidad merced a la gran calidad de sus productos punteros.

Acompañando a la noche lluviosa de Gotham, Michael Giacchino es el responsable de componer una partitura que ayude a crear la atmósfera que la película precisa. Alejado de la fanfarria de Danny Elfman y la epicidad de Hans Zimmer, Giacchino da en la diana con una poderosa banda sonora que se adapta a la perfección con lo que vemos en pantalla.

Alejado de asuntos metahumanos, The Batman no solo es la película que necesitaba el personaje, sino también la que necesitaban las salas de cines, tras dos años de restricciones, añorando normalidad. Reeves explora la faceta más detectivesca del personaje en su versión más grunge. Salvo un pequeño deus ex machina en el tercer acto, el guion está muy bien hilvanado. Aunque identifiquemos diversas influencias, lo cierto es que The Batman no resulta ser un Frankenstein compuesto de distintas partes. De tempo lento y amplio metraje, Matt Reeves nos ofrece una versión del hombre murciélago con mucha personalidad y, probablemente, la mejor historia sobre el personaje que hayamos visto, hasta ahora, en la gran pantalla.

Aviso de Spoiler

Si ya has visto la película, continúa con la experiencia aquí.



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