Javier Vázquez Delgado recomienda: 100% Marvel HC. Los Exiliados 1 Por la madriguera del conejo

Edición original: Exiles 1-11 USA (Marvel Comics, 2001-2002)
Edición nacional/España: 100% Marvel HC. Los Exiliados 1: Por la madriguera del conejo (Panini Cómics, 2019)
Guion: Judd Winick
Dibujo: Mike McKone, Jim Calafiore
Entintado: Mike McKone, Eric Cannon, Jimmy Palmiotti, Mark McKenna, Walden Wong, Jon Holdredge
Color: Jung Choi, Transparency Digital
Traducción: Gonzalo Quesada
Realización Técnica: Rut Serrano – Fanhunter S.L.
Formato: Tapa dura. 304 páginas. 30,00€

El origen de los Exiliados

«Esto no es un sueño. Esto es real»

Si hablamos del terremoto que tuvo lugar en 2001 dentro de la franquicia mutante, la primera idea que se le viene a uno a la cabeza son los New X-Men de Grant Morrison y Frank Quitely. Tras el fracasado regreso de Chris Claremont a la colección el año anterior, un nuevo Editor en Jefe en Marvel, Joe Quesada, tenía clarísimo que los hombres X necesitaban un enfoque distinto. A partir de esta premisa, Quesada reestructuró las colecciones mutantes para tratar de insuflarles nueva vida. Morrison y Quitely se convirtieron en la cara más visible de esta revolución. Joe Casey e Ian Churchill intentaban seguir su propio camino en La Patrulla X, mientras que el patriarca Claremont recibía como compensación X-Treme X-Men, colección secundaria donde podría jugar con alguno de sus personajes fetiche como Tormenta o Pícara. Aún más, Quesada consiguió imponer parte del espíritu indie en la Oficina X gracias a la labor de Peter Milligan y Mike Allred. A priori, tanto el lector veterano como el neófito tenían cada uno incentivos para comprar alguno de estos cómics (o varios). No hacía falta una nueva serie mutante en el mercado. ¿O sí?

En la oficina mutante, los editores llevaban años dándole vueltas a una idea. Una de las consecuencias imprevistas del macro cross-over La Era del Apocalipsis fue el éxito de Destello, una mutante con poderes de teleportación. A pesar de una presencia secundaria en aquella historia, los fans la recordaban con cariño y preguntaban con insistencia en sus cartas (y primeros mails) cuándo volverían a leer algo del personaje. Aprovechando la llegada de Quesada a Marvel y este ambiente propicio a nuevas ideas, desde la editorial se invitó a algunos escritores a que presentaran ideas para un nuevo grupo mutante liderado por Destello. La propuesta que acabó convenciendo a Marvel fue la de un freelance llamado Judd Winick. Winick era, a principios de siglo, uno de los más deseados nuevos talentos del cómic. Convertido en un personaje mediático en 1994 tras sus apariciones en el reality de la MTV The Real World: San Francisco, Winick consiguió cierta notoriedad en el mundo del cómic gracias a Pedro y Yo, relato autobiográfico nominado a un Premio Eisner. Captado a continuación por DC, se encargaría de sustituir a Ron Marz en Green Lantern, todavía como freelance. Marvel, claro, también tenía interés en captar al nuevo talento.

La idea de Winick era, según sus propias palabras, una mezcla entre What If, A través del tiempo (Quantum Leap) y Salto al infinito (Sliders). Destello lideraría a un grupo de mutantes, sí, pero ni los integrantes de este grupo ni el contexto de sus aventuras serían algo ya conocidos por los lectores. Los Exiliados sería un grupo de versiones alternativas de mutantes más o menos conocidos que llevarían a cabo misiones en realidades alternativas, permitiendo a Winick jugar libremente con la rica historia no solo mutante sino del Universo Marvel en general.

La protagonista principal, Destello, contaría con una miniserie de 4 números previa al estreno de Los Exiliados, escrita por Winick y Scott Lobdell que Panini ha tenido el buen juicio de no incluir en este tomo puesto que, además de bastante floja, es irrelevante para la trama de la nueva serie regular. Imaginamos que Marvel lanzaría esta miniserie para recordar a los lectores más despistados la existencia de Destello, pero también para generar algo de hype entre los fans del personaje. Para aquellos no familiarizados con el personaje, Destello debutó en la continuidad Marvel normal en la saga La Alianza Falange, en plena época de depresión post-Claremont y post-Jim Lee. En esta historia, Destello moría sacrificándose heroicamente y hubiera sido rápidamente olvidada sino hubiera, a su vez, sido “reinventada” en La Era de Apocalipsis. Además de Destello, el resto de los miembros originales del grupo provienen de otras dimensiones distintas al Universo Marvel 616 y serían: un Ave de Trueno convertido en Guerra por Apocalipsis; Mímico, capaz de absorber e integrar hasta 5 poderes de mutantes distintos; Nocturna, hija de Rondador Nocturno y la Bruja Escarlata; Morfo, un cambiaformas; y Magnus, el hijo de Magneto y Pícara. Después de su primera aventura, se les unirá Fuego Solar (versión alternativa de Mariko Yashida).

La serie se estructura, en este primer tomo, en arcos cortos (2-3 números) y números autoconclusivos. La excusa para reunirlos es explicada por un enigmático personaje llamado el Corredor del Tiempo, quien les insta a reparar problemas en realidades alternativas los cuales pueden provocar un efecto dominó que acabe con todos los universos. Gracias al Tallus, una especie de brújula interdimensional, Destello puede viajar a esas realidades para solucionar dichos problemas. ¿Qué dimensiones visita el grupo en este primer grupo? En primer lugar, una en la que la Operación: Tolerancia Cero triunfó y los mutantes (y otros héroes también) están en prisión y son torturados con regularidad. A continuación, en los #3 y 4, los héroes aparecerán de improviso en el juicio de Fenix, en una versión alterada de la saga de Fenix Oscura. En los #5 y 6 los Exiliados tienen que ayudar a Alpha Flight a detener a Hulk. Winick se saca de la manga en los #8-10 una realidad en la que los Skrulls conquistaron la tierra en el siglo XIX y utilizan la tierra como un coliseo en el que hacer pelear a humanos y metahumanos. Al final de esta última historia, el grupo sufrirá otra pérdida y dará la bienvenida a un nuevo miembro: Sasquatch.

En la parte gráfica, el dibujante principal del título sería Mike McKone, quien por aquel entonces saltaba entre Marvel y DC ilustrando números sueltos en distintas colecciones como JLA y Punisher: Warzone. Con un estilo limpio y claro, McKone destaca no solo por su notable narrativa sino por su facilidad a la hora de dibujar un amplio registro de expresiones faciales que facilitan las transiciones de lo dramático a lo humorístico y viceversa. La capacidad expresiva en el trazo de McKone queda patente en el #7, perteneciente al mes mudo que Marvel se sacó de la manga a finales de 2001 y en el que los cómics de aquel mes no podían incluir ningún texto y toda la historia tenía que contarse en imágenes. Ayudando a McKone, tenemos a Jim Calafiore que hace un trabajo correcto, más anguloso y exagerado, que no desentona pero tampoco mejora al dibujante titular de la serie.

Lo mejor y lo peor de esta serie se resume en su premisa. La posibilidad de jugar libremente con personajes y conceptos de todo el Universo Marvel es un regalo para cualquier guionista. Winick plantea la serie como una en la que no haya (casi) un respiro. Con mucha acción y en la que los héroes se ven envueltos en aventuras de ritmo frenético y resultado impredecible. Exiliados tiene un aire también al Escuadrón Suicida ya que, salvo Destello, el lector siente que cualquier personaje puede ser sustituido en cualquier momento. Los héroes pueden morir, las apuestas son altas. El problema, claro, es si estás muertes llegan a tocar la fibra del lector ya que, si un personaje muere en el segundo número de la colección, ¿nos ha dado tiempo a interesarnos por él? Winick hace un trabajo notable en la construcción de los personajes en el caso de Mímico, Destello y Morfo; es también muy hábil con sus diálogos, demostrando mucha soltura a la hora de crear situaciones cómicas. El carácter episódico de la colección, por muy atrayente que fuera para un sector del público, no hubiera conseguido soportar por si mismo los 100 números que llegó a alcanzar el volumen 1. Los personajes desarrollados por Winick, algunos al menos, consiguieron ganarse el corazoncito de los aficionados.

El guionista todavía necesitaría depurar su fórmula. Hay historias dentro de este primer tomo que no acaban de funcionar bien (el juicio de Fenix), la inclusión de otro grupo de Exiliados, en este caso malvados, es demasiado apresurado. Y aún así, Winick (y Marvel con él) triunfó en su intento de crear una serie que pudiera ser disfrutada por toda clase de lectores y que podía empezar a leerse casi en cualquier número. Es lo que tienen las series episódicas o procedimentales en televisión (CSI, Expediente X, etc.) o en cómic, quizás no sean consideradas las mejores de la historia, pero hay mucho público que las adoran.

Lo mejor

• El concepto. Sin ser original fue un soplo de aire fresco en la época

Lo peor

• Lo desperdiciado que está el personaje de Magnus



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