Javier Vázquez Delgado recomienda: Flash Núm. 5-6

Edición original: The Flash 772-773 USA (DC Comics, 2021)
Edición nacional/España: Marvel Young Adults. Ojo de Halcón 1 (ECC Cómics, 2022)
Guion: Jeremy Adams.
Dibujo: Will Conrad.
Entintado: Will Conrad.
Color: Alex Sinclair.
Traducción: Francisco San Rafael Simó.
Formato: grapa, color. 24 páginas. 2,25€

El regreso del héroe

«La vida no es ningún accidente, tiene propósito y significado, pero cuales sean… dependen de ti»

Tras cerrar el primer arco argumental con la exoneración de Wally West de los acontecimientos narrados en Héroes en Crisis, toca asentar al protagonista en la serie regular tras muchos años relegado a un segundo plano. Años en los que fue borrado de la existencia, años de uso circunstancial, años de tumbos a lo largo y ancho del Universo DC. Pero esos años han llegado a su fin y ahora vuelve a ser el protagonista de la serie regular de Flash y su guionista Jeremy Adams acude de lleno a la esencia que caracterizó a la serie del personaje en los años noventa y principio del siglo XXI, con el objetivo de volver a lo básico y más elemental y empezar a construir desde ese punto.

Hagamos antes un poco de matemáticas. Barry Allen se presentó ante le mundo en el mítico Showcase #04 de 1956 y murió en Crisis en Tierras Infinitas #08 de 1985. En total corrió 29 años. Wally asumió el manto de Flash tras la muerte de Barry en el citado número de Crisis y se mantuvo en el puesto hasta que regreso en Crisis Final #02 de 2008, lo que hace un total de 23 años como Flash. Aunque se podría decir que aún ostentaría el cargo un poco más, hasta la publicación de la miniserie de Flash Renacimiento en 2009. Sea como sea, ambos, tanto Wally como Barry, han corrido una cantidad de años similar, siendo el cada uno el Flash de una generación distinta de lectores.

Tras Flashpoint en 2011, Wally desapareció para no regresar de nuevo hasta el Especial Renacimiento de 2016. 5 años en el limbo editorial. Y fue un regreso lleno de emotividad que poco aportó al personaje que acabó incrustado en los Titanes, con un traje de dudoso estilo y sin señales de su familia. Apariciones esporádicas en la serie de Flash, enfrentamientos con Barry, que lo llevó a Héroes en Crisis, que llevó a Flash Porvenir… Y que, tras el cierre de la etapa de Joshua Williamson en Flash, parece que la renovación no viene por continuar con Barry como protagonista, sino en devolver a Wally a la serie de la que para muchos nunca se debió marchar.

Si nos centramos en este pequeño arco argumental no es difícil percatarse que en su ADN se encuentra mucho del tipo de historias que escribía Mark Waid en los años 90. Son historias aparentemente sencillas, pero llenas de simbolismo, que permiten acercar al personaje a los lectores, aportando una visión más mundana y terrenal de los mismos. Ver a Wally con su familia, disfrutando de sus hijos, afrontando el reto de buscar trabajo, hace que se despierten sensaciones muy intensas durante la lectura. No hace falta tener una enorme amenaza en Central City, ni que tengamos una nueva aparición de un velocista diabólico, no, es tan simple como mostrar una porción de la vida del héroe que permita sentir que tiene los pies en la tierra.

Llevamos muchos años sin tener una historia de este calibre. Con Williamson la ronda emocional giraba alrededor de una relación confusa con Iris West, sin apenas espacio para profundizar en ella, en la que Barry se las apañaba para demostrar su particular visión de la heroicidad, en un círculo vicioso del que apenas parecía haber escapatoria. Con Wally, en manos de Adams, estamos en el vértice opuesto, cuando en este arco importa más como Wally afronta el buscar trabajo, su relación con su familia y con las fuerzas de la ley y de extinción de incendios, así como la gestión del villano de turno, en este caso, Ola de Calor, para entender que todo ha cambiado en la serie.

Wally manifiesta disfrutar de la vida. Cree en ella. Y ese es su gran superpoder. Y cuando debe hacer frente a Ola de Calor, desesperado por una vida que se acaba, Wally es capaz de encontrar la forma de mostrar a un hombre que cree que ya no le queda nada que perder, que en realidad si tiene mucho que perder. Porque actuar como lo hace no es sino la manera de rendirse, cuando asumir el dolor, darle espacio para que se pueda sentir ese dolor, es el primer paso para poder superarlo. Vivir sin miedo.

Wally ha regresado para cambiarlo todo y Jeremy Adams lo ha sabido captar desde el primer momento.

El trabajo de este escritor se sustenta en la figura de Wally y su familia, lo que permite romper con más de 100 números de inmovilismo emocional y adentrarse en historias de corte menos ambicioso, pero mucho más perdurables y memorables. Es más probable que muchos lectores recuerden en el tiempo este mini arco argumental de dos números, que la larga etapa de la que venimos de la mano de Williamson, en la que hubo brillos intermitentes, pero su obsesión por hacer algo perdurable ha dado justo el resultado contrario. Y que así sea ya apunta claro que estamos ante un trabajo, el de Adams, que no es fruto de la casualidad.

Flash

En lo artístico el arco se sustenta sobre los lápices de Will Conrad, que aporta un toque clásico a la serie con su estilo de línea fina, limpia y detallista. No sorprende en su composición de página, pero si es el artista ideal para el tipo de historia que Adams desea contar. Se crece en las escenas de diálogos, con rostros muy expresivos, lo que dota de un extra de humanidad a la trama. Un buen artesano para el tono que tiene la serie.

Tenemos nueva serie de Flash y realmente se puede decir bien alto y en mayúsculas que los cambios son realmente satisfactorios. La sencillez se fusiona con la eficacia, para alumbrar una historia que es una radiografía perfecta de la vida de Wally West y su particular forma de ver, sentir y vivir la vida. Es el omento de regresar a la Fuerza de la Velocidad.

Lo mejor

• La extraordinaria eficacia de la ligereza de la historia.
• Recuperar el tono perdido.

Lo peor

• Cada entrega sabe a poco.



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