Javier Vázquez Delgado recomienda: Los apuntes de Vanitas, de MOCHIZUKI Jun

Edición original: Vanitas no carte (Square Enix, 2015)
Edición nacional/España: Los apuntes de Vanitas (Norma Editorial, 2019)
Guion: MOCHIZUKI Jun
Dibujo: MOCHIZUKI Jun
Traducción: Olinda Cordukes
Formato: Rústica con sobrecubiertas. 240 páginas
Precio: 9€

El París de los vampiros

«Yo soy Vanitas. ¡Y soy un hombre corriente!».

Fue en 2012 cuando MOCHIZUKI Jun aterrizó en el mercado español, de la mano de Norma Editorial. Entonces se publicó Pandora hearts, obra de fantasía y misterio repleta de referencias a obras tan importantes de la literatura como Alicia en el País de las Maravillas o El mago de Oz, que la autora utilizó para entretejer una historia de fantasía y misterio con la que atrajo la atención de los lectores. Unos años después de que terminara su publicación en España, Norma decidió apostar por su nueva obra larga, Los apuntes de Vanitas, que, además, ha sido adaptada recientemente al anime. En ella, Mochizuki vuelve a ofrecernos un título de trasfondo fantástico, con sus buenas dosis de intriga, esta vez centrándose en una figura fundamental en las obras de terror: los vampiros.

En el París del siglo XIX, humanos y vampiros conviven en una calma bastante relativa. Sin embargo, entre los segundos se está extendiendo una terrible maldición que los vuelve extremadamente agresivos. Noé Archiviste viaja hacia la ciudad en busca del Libro de Vanitas, un grimorio mecanizado que, según la leyenda, está vinculado con la maldición y sus efectos. Lo que no espera es encontrarse con él durante su travesía… y, mucho menos, que su dueño sea un humano: Vanitas, quien se define a sí mismo como un médico encargado de curar a los vampiros. El propio Noé es testigo de lo que puede hacer con ayuda del grimorio: restaura el nombre verdadero de los afectados, corrompido por la maldición, y los devuelve a su estado normal. A partir de entonces, ambos deciden colaborar para averiguar más sobre la amenaza que se cierne sobre los vampiros, sin saber que tendrán que enfrentarse a muchos obstáculos.

MOCHIZUKI Jun parte de premisas que se han empleado en otras obras de fantasía —la capacidad de manipular a alguien a partir de su nombre verdadero, por ejemplo— y le aporta su toque personal para conformar un mundo cuya base resulta interesante. En ese sentido, el escenario donde se desarrolla el argumento de Los apuntes de Vanitas está bien planteado. También son sugerentes las explicaciones que ofrece para muchos de los elementos constitutivos de ese trasfondo: por qué humanos y vampiros son diferentes, qué cualidades tiene cada uno, qué fuentes de energía se utilizan en ese París con toques steampunk…

La historia en sí misma también atrapa, sobre todo cuando se avanza en la lectura y, poco a poco, se van descubriendo algunos de los secretos que rodean a los vampiros y su maldición. MOCHIZUKI Jun combina bien los momentos de acción con escenas cotidianas más relajadas, muchas veces con toques cómicos, que nos sirven para conocer mejor a los personajes y ver cómo se comportan en un ambiente distinto al de las aventuras o las misiones. Sin embargo, hay que reconocer que los primeros tomos pueden resultarles demasiado lentos a algunos lectores, ya que la autora los emplea para presentar a los personajes principales —tanto a los protagonistas como a algunos secundarios relevantes para la trama— y ofrecernos algunas explicaciones sobre los fundamentos de la historia. En ellos también encontramos escenas dinámicas, peleas llenas de acción, pero es cierto que el ritmo narrativo está mejor equilibrado a medida que se desarrolla la obra.

Lo que hay que destacar en Los apuntes de Vanitas son, sin duda, los personajes, especialmente el dúo protagonista. Hay mucha química entre Vanitas y Noé precisamente por el contraste que se aprecia en su manera de ser: el primero es cínico, insolente en ocasiones, y parece que disfruta jugando con los demás; el segundo, por su parte, es amable, noble e inocente, a veces demasiado. Los momentos en los que chocan generan tensiones que le confieren dinamismo a la trama. Aun así, cada uno de ellos es el mejor compañero que el otro podría esperar: lo demuestran en varias ocasiones, cuando tienen que enfrentarse a los peligros que les salen al paso —y no son pocos—. Además, MOCHIZUKI Jun les da una mayor profundidad a partir de su pasado: ambos cargan con sus respectivos recuerdos y vivencias, que explican a la perfección por qué son como son, de qué manera han llegado hasta donde están, cuáles son sus motivos y por qué se dejan guiar por unos objetivos u otros.

Pero, como adelantábamos antes, también los secundarios destacan: Jeanne, lord Ruthven, Dominique y su familia, los medio vampiros compañeros de Vanitas… Todos ellos son también carismáticos y le aportan diferentes matices a la historia: actúan como contrapunto cómico en algunos momentos, se convierten en pilares fundamentales para el desarrollo de los misterios que esconde la maldición…

MOCHIZUKI Jun complementa su historia con un dibujo bastante detallado. Los planos de París, los trajes de los personajes… El manga está bastante bien ambientado. Las ilustraciones a color que abren muchos de los capítulos y adornan las portadas son, además, muy bonitas. Estos trazos preciosistas no le impiden, sin embargo, jugar con un estilo más caricaturesco en las escenas humorísticas, que refuerza su carácter sin desentonar demasiado en el manga. Por último, sobresale el dibujo que la autora emplea para ilustrar todo aquello que se relaciona con la maldición: transmite muy bien la locura que se esconde tras ella.
En definitiva, pese a un inicio algo lento, puede decirse, en general, que Los apuntes de Vanitas es un buen manga de fantasía y aventuras. MOCHIZUKI Jun aún tiene mucho que mostrarnos sobre su mundo de vampiros. Queda por ver cómo se sigue desarrollando la historia.

Lo mejor

• La pareja protagonista, tan carismática, y los buenos momentos que da a los lectores.
• Muchos de los detalles con los que MOCHIZUKI Jun ambienta su historia.

Lo peor

• Al principio, el manga puede resultar un poco lento.

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