Javier Vázquez Delgado recomienda: Rip, T1-Derrick, de Gaët’s y Julien Monier
Edición original: Rip T1-Derrick (Petit A Petit, 14 de septiembre del 2018)
Edición nacional/España: Rip T1-Derrick (Ponent Mon, 11 de Octubre del 2021)
Guion: Gaët’s
Dibujo: Julien Monier
Traducción: Fabián Rodríguez Piastri
Formato: Rústica. 111 páginas. 27€
El ser humano, es extraordinario
«Esta maravillosa vida quiso que tuviéramos dinero. Están los que lo tienen y los que les envidian»
Las historias truculentas tienen algo que nos atraen, no quiere decir que nos gustan, solo que nos seducen. El porqué de que lo hagan supongo que responde a un instinto muy humano: la curiosidad. Esta cualidad es una de las grandes virtudes, que si se usa con cabeza puede traer como lo ha hecho, toda clase de avances, y que ha sido la gran aliciente para que el mundo de la ficción se desarrollase hasta el punto que está hoy en día. Pero hay una pequeña parcela en esa curiosidad que queda relegada al conocido como morbo. Esto, pese a ser uno de los elementos que más masas pueden mover, se puede convertir en un arma de doble filo. Gracias a él, en gran medida, nos acercamos a estas historias siniestras, sin embargo, yo reformularía la famosa frase; el morbo mató al gato.
Gaët’s, seudónimo de Gaëtan Petit nació en 1986 en Rouen, una ciudad al noroeste de Francia. Con una marcada preferencia por el rock en cómics, adaptaciones de cuentos y thrillers, también es cuidador de animales en un zoológico con todas las especies animales pero más particularmente rinocerontes y elefantes. Su primera obra fue Les Chansons de Charlélie Couture, una colección de adaptaciones de canciones y poemas en tiras cómicas, publicada en 2007. A partir de ahí publicaría más de 20 álbumes, teniendo un parón entre los años 2012 y 2018, cuando comenzaría su serie Rip, que hasta ahora tiene 4 entregas, y de las cuales Ponent Mon ha publicado dos hasta el momento. Es el ganador de varios premios entre los que destacan el Premio Polar SNCF 2013, categoría cómic, por Un ligero ruido en el motor, adaptación al cómic de la novela homónima de Jean-Luc Luciani, así como el Premio Cómic Quais du Polar 2020 por el álbum Maurice – Las moscas siempre siguen la carroña, perteneciente a su serie Rip, el segundo capítulo en concreto, que pronto traeremos a nuestra casa.
Julien Monier nació en París en 1980. Estudió sociología y luego se dedicó a la música. No fue hasta 2010 que volvió a su primera pasión, el dibujo. Siempre atraído por los campos artísticos, es ante todo a la música que se dedica dentro de un grupo cantando y tocando el trombón. En 2020 el dibujo se convierte rápidamente en su primer interés. Así, comenzó a ilustrar libros para niños, en particular, Mnémo, el guardián de las palabras (Alphabook), o El circo de los animales salvajes (Éditions du bonhomme vert), para cambiar completamente de rumbo dibujando cómics con un universo más oscuro y atípico, como el Rip.
RIP – DEP
Derrick es un hombre de edad avanzada, estancado en una vida ruinosa y rutinaria, con una mujer incluso más desagradable que él y un trabajo que los supera a ambos en ese sentido. Su cometido es el de limpiar los hogares de quienes mueren en él de forma tan cruel como apática, olvidados o marginados. A cambio de una trabajo tan ingrato reciben un pago irrisorio, y pueden quedarse con los objetos que la empresa desecha, como las latas de comida. Pero un día Derrick toma una decisión que cambiará el devenir de él y de su grupo de trabajo.
Esta es una obra que destila rechazo por todas partes, desde la portada hasta la última página, estamos ante un trabajo que busca incomodarnos, y en gran parte lo consigue. Todo es sucio, desde el protagonista, un ser apático que no abre la boca y del que solo recibimos sus pensamientos nada alentadores, pasando por sus compañeros, unos especímenes a cada cual más molesto y una mujer tan desagradable como su vida, hasta el trabajo, para el que se atavían con trajes que les hacen parecer bolsas de basura entre un gran montón de desperdicios.
Pero no solo el aspecto es desagradable, no creo que haya ningún personaje con el que logremos empatizar, si acaso algún secundario con la mala pata de meterse entre toda esta jauría de seres, que terminan por devorarle. Hay personajes agresivos, los hay perversos, los hay codiciosos, y los hay inquietantes, de los que sabes que es mejor que no sepamos lo que esconden. Sin embargo, nuestro protagonista toma parte del baile que parece interpretar este repulsivo grupo, con una desidia que escala por todos los estadios de su vida, incluyendo su aspecto físico, sus relaciones humanas, llegando a la propia expectativa que tiene de su vida. Una indolencia que solo se verá revuelta ante un acto de pura avaricia.
Su apartado visual va muy en sintonía con la obra. El autor decide ofrecernos un trazo simple y claro, con formas esquinadas y deformadas, que hacen de los personajes elementos disruptivos, tanto como los sucesos que cometen. Pero sin duda el gran atractivo en este apartado es el color. Con unas acuarelas que se entrevén muy meditadas, logra una atmosfera asfixiante, un ambiente que emana un terrible hedor, y no solo el propio de los lugares, sino uno más visceral, más relacionado con los personajes y su esencia. En algunos momentos su aspecto me recordó tanto en lo sórdido de lo que se veía como en la manera de presentarlo cromáticamente a la película de Seven, algo que dice mucho de la obra en este sentido.
En conclusión estamos ante un trabajo desagradable, que nos muestra nuestras maldades, sin detenerse demasiado en nuestras bondades, pues solo hay un momento en el que el ser humano puede alcanzar el descanso, y es que el propio nombre de la obra nos lo explica. Descanse en paz.
Lo mejor
• Que pese a no empatizar con los personajes, se pueda lograr una gran empatía con la obra.
• Un apartado visual muy inmersivo, opresivo y sórdido.
Lo peor
• Solo se respira un esperanza lejana, ligada a la muerte.
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