Javier Vázquez Delgado recomienda: Batman y Superman – Los Archivos de mundos Núm. 1-7

Edición original: Batman/Superman núm. 16-22 USA / Batman/Superman Annual núm. 1 USA (DC Comics, 2021)
Edición nacional/España: Batman y Superman: El archivo de mundos Núm. 1-7 (ECC Cómics, 2021)
Guion: Gene Luen Yang.
Dibujo: Ivan Reis, Darick Robertson, Emanuela Lupacchino, Kyle Hotz, Steve Lieber, Paul Pelletier, Francisco Francavilla.
Entintado: Francisco Francavilla, Danny Miki.
Color: Francisco Francavilla, HI-FI, Keith Champagne, Sabine Rich.
Traducción: Francisco San Rafael Simó.
Formato: Grapa, 24-64 págs. 2,25 / 4,95 euros.

A vueltas con el multiverso

Mirar al pasado con la intención de homenajear o de buscar inspiración es un ejercicio muy común en muchas facetas artísticas y su resultado suele ser satisfactorio. Sin embargo, cuando se mira al pasado con la intención de emularlo, lo que ocurre, normalmente, es que lo que se acaba logrando es un pequeño desastre que apenas posee voz propia y resulta anacrónico. Y esta miniserie, que no lo es en su edición USA, puesto que son los números regulares de la serie de Batman y Superman #16-22, se engloba en la segunda categoría.
Resulta toda una lástima, porque su primera entrega es tan prometedora con la propuesta que hace el guionista de Superman contra el Klan, que cuesta mucho creerse los serios problemas con lo que, número a número, la miniserie se va cargando.

Pero antes de hablar de los problemas de este trabajo, es mejor empezar detallando lo que se quiere narrar en esta serie.

Gene Luen Yang es el encargado de dar forma una historia de enormes proporciones que recorre el multiverso dimensional del universo DC. Y lo hace siguiendo las vidas paralelas de sus dos más reconocidos héroes, Batman y Superman. Unas vidas que en manos del guionista se ven alteradas por la presencia del villano conocido como Auteour.io, un bibliotecario dimensional cuya misión no es otra que lograr alcanzar la perfección en los distintos mundos que conforma desde su posición todopoderosa. Pero no estamos ante el Batman y el Superman de hoy en día, sino ante los de la Edad de Oro, que ven como acaban saltando entre mundos, mientras quedan a la merced del villano.

En la ya citada primera entrega de la miniserie, lo que se pone en marcha resulta abrumador para el lector. La propuesta visual por parte de Ivan Reis es fantástica, con un relato que recorre, como si de una película se tratara, las aventuras de los dos protagonistas, hasta desencadenar la catástrofe. Es tan poderoso este inicio que cuesta creer que luego la historia se hunda por su propio peso.

El trabajo de Yang peca de excesivo. Excesivo por los diálogos grandilocuentes que ralentizan la lectura sin aportar valor a la misma. Excesivo por tener a un villano desdibujado en todo momento. Excesivo por la redundancia de la información que se va suministrando. Excesivo por no saber parar a tiempo la historia y centrar los acontecimientos a fin de permitir poder ordenar correctamente las ideas. Excesivo por un final… en fin, mejor no decir nada por si alguien desea aventurarse en una lectura pesada, tediosa y aburrida.

Batman

En la trama los acontecimientos se limitan a ocurrir. Es toda una concatenación de circunstancias que se mueven porque así lo escribe su guionista, hasta quedar todo encallado en su propia idea. Una idea que muta para ser un folletín, un catálogo de personajes que se mueven dando tumbos a través de distintas dimensiones, buscando el efecto de historia de la Edad de Oro, con múltiples protagonistas que acaban en lugares y sitios muy distintos a sus entornos habituales.

Y es esa obsesión que muestra por ser lo que no es ni puede serlo, lo que juega en contra de la trama. Líneas y líneas de conversaciones que no hacen sino reiterar lo que ya se ha explicado y que gracias al dibujo se entiende a la perfección, acaban en los labios de los protagonistas al más viejo estilo de un cómic de superhéroes de los años 40 y 50.
Con la trama a pleno rendimiento se presenta un nuevo problema: el desinterés.

Superman

Y es que al llegar a la mitad de la obra todo se vuelve muy tortuoso y lento, aumentando todavía más sus defectos, con unos esforzados dibujantes que luchan contra todos estos impedimentos para lograr levantar, de alguna forma, una historia que hace aguas. Pero no hay dibujo que pueda sostener un cómic por si solo y con el guion de Yang perdido en algún sitio entre la primera entrega y la segunda, el trabajo de Iván Reis, Darick Robertson, Emanuela Lupacchino, Kyle Hotz, Steve Lieber, Paul Pelletier y Francisco Francavilla, acaba siendo una de las pocas cosas por las que el lector deseará seguir una página más.

Una decepción inesperada tras un inicio muy prometedor, que constata que es mejor inspirarse en el pasado que emularlo, pues lo resultados acaban siendo muy erráticos, confusos y aburridos. Una miniserie que se siente esconde algo mucho más interesante en su interior, pero que tropieza con un tosco desarrollo, lo que hace que acabe siendo irrelevante al lector.

Lo mejor

• Su apartado visual sobresaliente en muchas entregas, pero que no logra hacer interesante la historia.

Lo peor

• Reiterativa hasta el dolor.
• Excesiva hasta la saciedad.



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