Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNCine – Crítica de Morbius, de Daniel Espinosa

Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación es una crítica de Morbius, la última producción de Sony enfocada en su universo arácnido. El texto está libre de spoilers -y los que hay están convenientemente marcados- pero sí se comentan detalles argumentales y de estructura, así que si por alguna extraña razón piensas ir al cine a ver la película y crees que esos apuntes podrían fastidiarte la experiencia te recomendamos precaución.
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Dirección: Daniel Espinosa.
Guion: Matt Sazama y Burk Sharpless.
Música: Jon Ekstrand.
Fotografía: Oliver Wood.
Reparto: Jared Leto, Matt Smith, Joseph Esson, Adria Arjona, Jared Harris, Tyrese Gibson, Corey Johnson, Michael Keaton, Bentley Kalu, Charlie Shotwell, Archie Renaux, Tom Forbes, Clara Rosager, Al Madrigal, Ruth Horrocks, Amanda Perez, Dave Simon, Abraham Popoola, Kadrolsha Ona Carole.
Duración: 109 minutos.
Productora: Marvel Entertainment y Sony Pictures Entertainment.
Nacionalidad: Estados Unidos.

El primer recuerdo que tengo de Morbius fue en Spider-Man: La serie animada. Era de hecho, uno de mis villanos favoritos de la cabecera porque me fascinaba por entonces todo lo que tenía que ver con vampiros y el caso del Dr. Michael Morbius me pareció peculiar. Esos primeros episodios en los que el personaje se veía la caras con Spider-Man, y por los que también se dejaban caer El Castigador y Blade, me daban la vida en una época donde apenas había estrenos comiqueros en la gran pantalla. No fue mucho tiempo después cuando conocí el origen de todo en las viñetas, con la primera aparición de Morbius en el The Amazing Spiderman #101 de octubre de 1971 y, al mismo tiempo, con alguna de sus versiones de finales de los noventa, justo después de la finalización de la Saga del Clon.

No obstante, cuando Sam Raimi estrenó sus primeras películas de Spider-man, y cuando posteriormente Marc Webb tomó su testigo, nunca pensé en Morbius como uno de los principales villanos arácnidos que me gustaría ver en la gran pantalla. Y entonces llegamos a esta época en la que casi podríamos decir que todo lo que podamos imaginar en relación a las adaptaciones superheroicas a la gran pantalla, nunca será del todo descabellado. Estamos en un momento de diversificación, de multiversos y posibilidades que ya vivimos con anterioridad en los cómics y que ahora vemos cómo se van trasladando paulatinamente a la gran pantalla. En ese sentido, la difícil simbiosis entre Marvel Studios y Sony es un auténtico portal que se puede utilizar para hacer tanto el Bien como el Mal.

Lo digo por este universo Spider-Man que Sony está obstinada en llevar a buen puerto y que nos está dejando no pocos momentos de incertidumbre. En lo positivo, esto nos ha permitido disfrutar de un evento tan especial como Spider-Man: No Way Home, pero en lo negativo, y esto resta lo suyo, tenemos la propia construcción de este universo sustentada por ahora en sus villanos y en una visión muy de principios de este siglo de lo que debería ser una película de superhéroes. Esto queda claro al ver las dos producciones previas protagonizadas por Venom, desligadas totalmente de la mitología arácnida, en una suerte de precuela demasiado apegada a hitos (in)olvidables y/o superados del género, «clásicos fumados como Daredevil, Elektra, Los 4 Fantásticos, El Motorista Fantasma y algunas de las entregas de X-Men.

Es la visión de un Avi Arad que ha seguido reproduciendo los mismos «éxitos» durante las dos últimas dos décadas. No es casual que Marvel Studios comenzase a despegar después de la salida de Arad de la productora, dejando a Kevin Feige al mando como responsable de la dirección de las adaptaciones. Lo malo es que en Sony sigue teniendo un peso destacado y el tira afloja entre ambas empresas -aunque cordial- sigue de alguna manera muy vivo. Sony es para Marvel Studios como ese amigo incómodo y pesado que se cree más guay que tú y siempre te intenta dejar en ridículo, pero al que tienes que soportar porque trabajas con él. Y es por eso que seguimos teniendo productos como Morbius que ya nacen con una fecha de caducidad que en muchos casos no sobrevive ni al mismo estreno de la película.

No estamos hablando de recaudaciones, porque las citadas producciones de Venom protagonizadas por Tom Hardy han sido más que rentables para Sony. El problema -y ya sin entrar en valoraciones estéticas y de calidad audiovisual- es el boca a boca que generan entre el público y esa sensación que dejan de ser meros productos de relleno entre la próxima película de Marvel Studios y la siguiente serie de Disney Plus. También me pregunto muchas veces la confusión que puedan generar entre los aficionados que no están tan al día ni de los cómics ni de los tejemanejes de derechos cinematográficos y simplemente se quedan con que en la pantalla aparezca el logo de Marvel Studios. Y luego está una pregunta más que lícita, ¿hacia dónde va este universo Spider-Man de Sony? Pues puede que con la presente Morbius nos podamos acabar de hacer una idea sobre ello por mucho que -como avanzaban las primeras críticas- estamos ante una película montonera y predecible que tristemente no dejará mucha huella en los espectadores.

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Puede que incluso haya hoy ya un tipo de aficionado que solo pase por caja con este tipo de propuestas para poder echar un vistazo a sus escenas postcréditos. Por lo tanto, y como puede ser lo que algunos sea lo que estáis esperando, vamos a empezar en este caso la casa por el tejado y diremos que Morbius cuenta con dos escenas postcréditos. Para más detalles están «durante los créditos», así que no hace falta que os quedéis hasta que el personal de sala os mire con mala cara porque no abandonáis la sala ni les dejáis limpiarla de cara a la próxima sesión. Estas escenas postcréditos son relativamente importantes y además ejemplifican a la perfección la dinámica que seguramente determinará la relación entre Marvel Studios y Sony en los próximos años (ya entraremos en más detalles en el trascurso de esta crítica). Por ahora, no diremos nada más por el bien del espectáculo y porque ya va tocando compartir impresiones generales sobre Morbius que es para lo que habéis venido.

Lo cierto es que se ha hecho mucha coña con esta película ya que estaba protagonizada por Jared Leto del que aparentemente nadie quiere recordar su participación en el Escuadrón Suicida interpretando al Joker. Pero después de ver el presente filme el titular está muy claro: no es tan mala como la pintaban. Es una propuesta montonera y predecible como ya hemos dicho, insustancial incluso si queremos ponernos exquisitos, pero con algunos puntos destacables que la salvan de incluirla entre los peores filmes del género. Eso sí, es una historia de origen en piloto autóamico con una estructura que no favorece ningún tipo de sorpresa: protagonista con una limitación que a base de superación acaba accidentalmente obteniendo poderes asombrosos, relación de amor-odio con un familiar/amigo cercano que obtiene sus mismos poderes pero no es capaz de controlarlos y un interés romántico al cual el protagonista deberá salvar en un momento dado de la trama. La misma película que Avi Arad lleva produciendo toda su vida.

En términos generales, podemos decir que este origen se apega y/o nos recuerda en gran medida al que conocemos de los cómics con la salvedad que este Morbius es más héroe que villano o antihéroe y que no hay enfrentamiento con Spider-Man. La ausencia del trepamuros en la ecuación hace que esto sea así y que la historia se convierta en un relato de vampiros convencional, con muchos de sus habituales clichés pero sin momentos de vergüenza ajena tan marcados como los de la saga Crespúsculo. Tampoco es el Drácula de Francis Ford Coppola, obviamente. Es más un remake afortunado de ese esperpento protagonizado por Gerard Butler que se hizo llamar Drácula 2000. Morbius hace su trabajo y cuenta con las referencias de rigor al Drácula de Bram Stoker y el Nosferatu de Murnau y con una influencia -no queda del todo claro si premeditada- de Buffy Cazavampiros. Esto en lo que tiene que ver especialmente con la estética y maquillaje del personaje interpretado por Matt Smith que parece sacado de los descartes de la famosa serie de Joss Whedon. Por lo demás, los efectos especiales cumplen e incluso tienen algún interesante acierto como es la representación que hace del poder de ecolocalización de Morbius.

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El problema es que Morbius -y pese a las grandes dosis de acción que tiene y que hacen bastante llevadero su visionado- no es propiamente una película de superhéroes y tampoco es una historia de terror, por lo que se queda en un incómodo espacio de nadie en la que se pierde cualquier tipo de personalidad que pudiese tener. Jared Leto interpreta a un Michael Morbius realmente comedido y atormentado que se aleja de las estridencias de algunos de sus últimos papeles en la gran pantalla. Es tanto física como espiritualmente perfecto para un rol de este tipo y esto queda claro cuando vemos su cara más vampírica que realmente nos retrotrae a una imagen moderna del personaje que conocemos de los cómics. La réplica se la da un Matt Smith que parece disfrutar con su papel y que bordea inteligentemente la sobreactuación. Aunque tampoco es un paso adelante en su carrera ni un villano memorable, para qué engañarnos.

El resto del reparto es tan cumplidor como accesorio, destacando la presencia de Adria Arjona que interpreta a la doctora Martine Bancroft, Jared Harris que hace lo propio con el doctor Emil Nicholas, mentor de Morbius, y la pareja formada por Al Madrigal y Tyrese Gibson que encarnan a un par de agentes del FBI dando sus primeros pasos como cazavampiros. Los roles que cada uno desempeñan son tan previsibles como la estructura de la película que comentábamos con anterioridad y eso no permite que haya espacio para el lucimiento de los actores. Por otro lado, no esperéis una película llena de humor como podrían ser otras producciones de Marvel Studios, ni una propuesta llena de excesos como los que hemos visto en las películas de Venom. Morbius es sobria en ese aspecto y aunque tiene los chistes de rigor, pesa más la acción y el componente trágico de la cinta.

El guion funciona a un nivel primitivo, en el sentido de que pasan cosas y estas generan sus consecuencias. Pero lo demás es tan rutinario y precipitado que ni siquiera nos genera inquietud por desmenuzarlo a la búsqueda de contradicciones y puntos ciegos. En consonancia, la dirección de Daniel Espinosa -curiosamente el responsable de Life, la “precuela” de Venom– no aporta gran cosa a estos ingredientes y nos deja una propuesta tan correcta como plana en lo que a puesta en escena se refiere. Ess cierto, tampoco es el género superheroico actual el mejor campo para exhibir tu personalidad como autor y se nota que Sony está intentando encontrar una imagen de marca -oscura pero liviana- para su universo arácnido lo que también va en detrimento de esto. En eso se están tomando su tiempo y están aprendiendo bastante de Marvel Studios. Para lo demás, os vuelvo a remitir a las escenas postcréditos de Morbius en la que se dan más pistas. Aunque si me preguntáis, y por jugar a las teorías, para mí el futuro de este universo pasa por…

Aviso de Spoiler

… construir un universo arácnido en el que después de los sucesos vistos en Spider-Man: No Way Home, Sony recuperaría a Andrew Garfield como Spider-Man de su universo y, en contraste, a lo que Marvel Studios haga en un futuro con Tom Holland. Compartiendo juguetes como buenos amigos -como queda bien claro con la llegada del Adrian Toomes de Michael Keaton a este universo para unir fuerzas a Morbius- y sin renunciar en algún momento a un nuevo crossover y/o evento cósmico que ponga todo de nuevo en orden. ¿Puede que vemos en el universo de Sony a un Spider-Man más adulto que ceda el testigo a Miles Morales y que en un momento dado este salte al universo de Marvel Studios? No descartemos nada.

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En definitiva, Morbius es un producto resultado de la sobreexplotación de un género que hoy domina las salas de cine y que parece que lo seguirá haciendo mientras estas sobrevivan y la realidad sea tan demencial que sigamos necesitando refugiarnos en nuestros héroes de ficción. Una película cuyo mayor mérito es existir y cuyo único aliciente es ser una pequeña pieza de un engranaje mucho mayor sobre el que en algún momento Marvel Studios, y en un segundo plano Sony, pueden volver y seguir haciendo worldbuilding de cara a futuras producciones. Es también un nuevo recuerdo de hasta dónde hemos llegado en estos años, en lo que este género se ha convertido que incluso podemos decidir si ir o no a ver una película que adapta a un personaje como Morbius, el vampiro viviente. Siempre hemos podido decidir, pero en los noventa, y como aficionados, no nos lo hubiésemos planteado: la habríamos ido a ver por mala que fuese porque no había más a lo que agarrarse. Finalmente, Morbius no es una gran producción, pero tampoco es la aberración que temíamos. Simplemente, es.



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