Javier Vázquez Delgado recomienda: Proctor Valley Road, de Grant Morrison, Alex Child y Naomi Franquiz

Proctor Valley Road

Edición original: Proctor Valley Road #1-5 USA (BOOM! Studios, 2021)
Edición nacional/España: Panini Cómics, 2022
Guion: Alex Child y Grant Morrison
Dibujo: Naomi Franquiz
Color: Tamra Bonvillain
Traducción: Eduardo López Lafuente
Realización: Gasp!
Formato: Cartoné. 136 páginas, color. 20,00€

Cuatro chicas, una carretera y muchos monstruos

El cómic joven-adulto (young-adult o de 13 en adelante, para entendernos) ha subido como la espuma en los últimos años. Cada vez vende más, mayor cantidad de artistas se atreven con él y más editoriales están interesadas en publicar obras de este tipo. Pero no solo las dos grandes, esto viene de antes y precisamente BOOM! Studios ya lleva años con el ojo puesto en este target de público. Ahí es donde encaja Proctor Valley Road.

Ver el nombre de Grant Morrison ya hace que nuestra mente se mueva a lugares determinados. Hay quien lo ama por encima de todas las cosas, hay quien no soporta sus obras, hay quien solo se siente atraído por sus trabajos más superheroicos y quien huye de estos últimos para abrazar sus desvaríos de tintes metafísicos. Su nombre tiene poder y en ocasiones es bueno posicionarse antes de dar a conocer una opinión. El que aquí escribe gusta de El Asco, Los Invisibles o Animal Man, poco más, sin sentir nada más que desidia por sus obras más cercanas al mainstream. Partiendo de esto, digamos que Proctor Valley Road tiene poco que ver con los trabajos más conocidos del escritor, tanto de unos como de otros, para situarse en una línea alejada de la acción, con un tono sencillo y bastante simple. Para bien y para mal.

Quizás una de los motivos es que es una obra co-guionizada por Morrison que, de hecho, parte de una idea de Alex Child, un escritor de guiones pero para medios audiovisuales que tiene en Proctor Valley Road su primer trabajo para el noveno arte. Probablemente esto sea lo que nos haga estar ante un Morrison moderado, más del estilo de obras «menores» como Joe The Barbarian o We3, a nivel de definición de los protagonistas, pero mucho más edulcorado en lo que a la historia se refiere.

Proctor Valley Road nos lleva a California, concretamente a Chula Vista, en los años setenta para asistir a la aventura de cuatro chicas que se encuentran con terroríficos problemas en la carretera que lleva por nombre el título del cómic. Los referentes están muy claros, esta historia se podría enmarcar en la línea de conocidos relatos como It o Stranger Things, una versión simple y corta de Paper Girls, es decir, una aventura de corte juvenil mezclado con terror pero en la que el peso lo llevan más las protagonistas que la aventura que cuenta.

Aquí se hallan dos de sus tres puntos fuertes: el entorno y los personajes. La contextualización es sensacional, puros años setenta con la sombra de Vietnam sobre las cabezas aunque exenta de ciertos temas sociales, como el racismo o el machismo. Pero resulta que hay una base real, existe Proctor Valley Road y está considerado como uno de los tramos malditos de los Estados Unidos, con una gran cantidad de mitos y leyendas en torno a él que los autores se han preocupado de buscar a fondo. Solo hay que leer la obra y poner su título en cualquier buscador para encontrarse con las diversas leyendas que aquí aparecen.

También los personajes, como decía antes, son el mayor atractivo de este tomo. August, Rylee, Jennie y Cora son cuatro chicas unidas por una gran amistad, que se pondrá a prueba, pero con intereses distintos y actitudes muy diferentes entre ellas. La forma en la que van creciendo y tomando decisiones está muy bien definida y es muy acorde con cómo han sido construidas. Aunque quizás una de las mayores pegas es que todo es demasiado predecible, cada vez que aparece un problema o una situación cualquiera se puede imaginar cómo va a acabar y acertará. Pero lo importante no es eso, lo importante son sus interacciones, los diálogos, que es lo que realmente engancha de esa pequeña serie. Lo cual a su vez no es nada novedoso sino más bien un nuevo arquetipo popularizado en las obras young-adult de la actualidad. Y es que el mayor problema de esta obra es que adolece de muy poca originalidad. Añadido a su simpleza, la hace caer en una obra más de este estilo. Buena y entretenida pero con poco que aportar.

Faltaba un tercer punto fuerte y ese lo dan Naomi Franquiz y Tamra Bonvillan en el apartado gráfico. Franquiz se encarga de los lápices y es la que realmente pone el tono de actualidad a la obra. Un estilo cartoon moderno mezclado con definiciones más realistas nos lleva a una obra que sigue esa línea marcada por el young-adult más de moda con cierta herencia del manga. Precisamente Proctor Valley Road se puede comparar con otra obra en la que ella participó, Harrow County, (Historias de Harrow County para ser más precisos), porque tiene muchas cosas en común con ella, a saber, el terror, la juventud y la fuerza de los personajes, aunque la famosa obra de Cullen Bunn resultaba mucho más dura y tiraba más de una mitología propia muy bien construida. De hecho el trabajo de Franquiz lucía más allí, con su propio color. Y eso que Tamra Bonvillan se está ganando un nombre como colorista gracias a grandes trabajos (Once and Future, Wonder Woman…). Aquí sigue estando magnífica y sabiendo ambientar cada parte de la historia, pero es cierto que no resulta un equipo que consiga transmitir terror. No parece este el propósito de la obra, cierto, pero su mayor pega en el apartado gráfico es que no consiguen hacernos sentir el mismo miedo que sienten ellas en algunos momentos, de la misma manera que pocas las escenas de acción no tienen la energía que deberían. Ahora bien, las partes más slice of life les quedan perfectas. Y estas son la mayoría.

No obstante, con sus más y sus menos, es una obra bastante satisfactoria para quien disfrute de las aventuras adolescentes ligeras, ya que sabe poner la fuerza en sus personajes y que nos enganchemos a ellos. Algo fundamental.

Lo mejor

• La fuerza de las protagonistas.
• El gran trabajo de Franquiz y Bonvillain en la quietud.
• Buena dosis de entretenimiento ligero.

Lo peor

• El final soso y predecible.
• No consigue transmitir ni el terror ni la violencia.



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