Javier Vázquez Delgado recomienda: Heroes Reborn (1996)

Heroes Reborn

A mediados de los años 90, Marvel Comics dominaba las ventas de cómics gracias en mayor medida a la Patrulla-X y todos los productos asociados. Con esta hegemonía los mandamases se frotaban las manos y vivían entre algodones sin atisbar, ni siquiera un poquito, la tormenta perfecta que se estaba gestando. Para vuestro recuerdo os facilitamos este artículo de Juanjo Carrascón donde se detalla un poco más la situación previa.

Con los mutantes dominando la escena, los otros personajes principales de la Casa de las Ideas, principalmente los Vengadores y los Cuatro Fantásticos, quedaban en segundo plano sin apostar mucho por ellos y desinflándose mes a mes en ventas.

Las mentes pensantes idearon un evento que continuase con la larga tradición iniciada con la Masacre Mutante, Inferno, la Canción del Verdugo, Alianza Falange y la afamada Era de Apocalipsis. La idea era dar un empujoncito a los Vengadores y a Reed Richards y su familia. Haciendo memoria cogieron ese épico momento en el que Magneto arrancó el adamantium de Logan y Xavier borró y absorbió la mente del amo del magnetismo.

Con esa premisa Marvel creó a Onslaught, un villano nacido del poder psíquico de Charles Xavier después de que absorbió la personalidad de Magneto. Llevábamos mucho tiempo jugando con ese miembro de la Patrulla-X que traicionaría a los mutantes ya desde que Lucas Bishop llegase a nuestra línea temporal y era una baza importante, puesto que las sospechas siempre recayeron en Remy Lebeau. El pobre cajún llevaba a sus espaladas otro pecado, pero no era este, sino relativo a los Morlocks, Siniestro y la Masacre Mutante.

Onslaught luchó contra todo el Universo Marvel, incluidos Patrulla-X, Vengadores, Hulk y Cuatro Fantásticos. Para derrotar a este ser de tremendo poder, los Vengadores y los Cuatro Fantásticos aparentemente se sacrificaron. Hulk en concreto quedó en una situación en la cual Banner desaparecía quedando solo el monstruo en nuestro Universo.

Posteriormente sabríamos que los héroes en realidad no murieron. Franklin Richards usaría sus habilidades para deformar la realidad creando un universo de bolsillo donde los héroes fueron transportados en el momento de su muerte.

Desde 1996-1997, durante casi dos años Jim Lee y Rob Liefeld, que se habían hecho un nombre en los cómics Mutantes (antes de dejar Marvel Comics para ayudar a cofundar Image Comics) tomaron las riendas de los Vengadores y Cuatro Fantásticos.

La extraña medida adoptada por la editorial no tenía precedentes y la Casa de las Ideas subcontrató básicamente todos los aspectos de la producción de cuatro de sus títulos más conocidos y de mayor duración a sus competidores en el sello WildStorm y Extreme Comics, aunque los cambios creativos posteriores llevaron a que los cuatro títulos quedasen bajo el control WildStorm. Basicamente Rob! se marchó.

La popularidad de los creadores y el amplio movimiento de marketing lanzó Heroes Reborn directo al éxito. Esta línea lanzó cuatro títulos: Iron Man, Captain America, Fantastic Four y Avengers. Dicho esto el éxito inicial no quiere decir que perdurase o que supusiese calidad.

Cada serie introdujo nuevos orígenes e historias de fondo para sus personajes, creando un Universo Marvel totalmente diferente dentro de lo que se denominó un universo de bolsillo conocido como Counter Earth.

En el aspecto editorial, Heroes Reborn fue considerado un gran éxito, a pesar de períodos de altibajos en las ventas de los títulos. Los cuatro títulos reiniciados dieron un salto inmediato en las ventas e, incluso con caídas en algunos títulos, se mantuvieron en niveles con los que Marvel dio el beneplácito.

Parece ser que la editorial quería que WildStorm continuara trabajando en las mencionadas series indefinidamente, con la condición de que Jim Lee continuara dibujando uno de los títulos él mismo, pero se negó, lo que resultó en el final ‘Heroes Return’. Verdad o mentira nunca lo sabremos con certeza.

Reseña de las series que formaron parte de Heroes Reborn

Heroes Reborn: Los 4 Fantásticos, de Jim Lee, Scott Williams, Brandon Choi. Panini Cómics (Marvel Comics). Contiene Heroes Reborn: Fantastic Four 1-12 USA; Tomo cartoné. 336 páginas. 32,50€

Fantastic Four vol. 2 # 1-12 fue en sus inicios un sueño hecho realidad. Nos explicamos. Los viejos del sector habíamos crecido con la Patrulla-X de Claremont, Silvestri y Jim Lee. Para nosotros el sumun del aspecto gráfico era Jim Lee. Si, lo entendemos, con los años, muchas deficiencias del autor coreano han salido a la luz, pero no seamos tan críticos y reconozcamos que pese a su dibujo rígido y estático es un artista muy visual.

Cuando abandonó la colección de X-Men, ya en un nivel óptimo, tras la saga de Mojo, nuestros corazones se rompieron. Muchos compramos con fervor sus W.I.L.D.Cats. No podéis ni imaginar como en plenos noventa ese primer tomo de World Comics, que contenía la miniserie inicial, se agotó y tuvimos incluso que rebuscar en librerías. La primera grapa era tan llamativa, tan espectacular que cuando una de las páginas se convirtió en un desplegable de cuatro páginas, por lo menos algunos de nosotros soltamos un gritito de placer.

Así las cosas, cuando se anunció que Jim Lee volvía a casa, y con los Cuatro Fantásticos ni más ni menos, el salto que dimos llegó hasta las lámparas de cada habitación.

Ahora toca contar lo que realmente aconteció. Dos grandes partes se diferencian en la colección- Los seis primeros números dibujados por Jim Lee condensan bastante bien varias de las primeras aventuras del equipo en una historia cohesiva. El Hombre Topo está conectado con los Inhumanos que están conectados con Galactus, que está conectado con Silver Surfer, que está conectado con el Doctor Muerte, y así sucesivamente. Simple, pero efectivo.

Por lo demás, tópicos sin ninguna novedad. Reed es un genio, Johnny es imprudente, Ben es Ben, y Sue carece de personalidad, aunque actúa como pegamento que cohesiona a la familia. En algunos casos, los personajes están incluso desdibujados. Un ejemplo claro es el Doctor Muerte. Solamente vemos (gráficamente espectacular) un plano villano que carece de esa magnífica profundidad que tenía.

Premura, es lo que en definitiva se siente al leer estos doce números. Todo ocurre a una velocidad que hace que el lector se aturulle y se embriague con tanta información. Ben y Alicia, así como Johnny y Crystal se emparejan con rapidez y Sue se queda embarazada en cinco números.

Pero seamos justos, Jim Lee no es guionista por mucho que quiera y lo que tenemos delante es una colección palomitera, atractiva y no decepciona. Claro que si metemos el dedo en la llaga seguro que podemos suspender con rotundidad este volumen de los Cuatro Fantásticos.

Por otro lado, la parte gráfica del autor coreano. Los números que dibujó son espectaculares. Naves espaciales y tecnología, sumado a poses de personajes de infarto (a veces incluso las mujeres pueden romperse) suponen un trabajo que ha envejecido bien a nivel gráfico.

Desafortunadamente, Jim Lee deja de dibujar la serie después de su sexto número. Brett Booth se hace cargo de las tareas artísticas y con todas sus famosas deficiencias(por entonces era un mal clon del coreano) hace un buen trabajo muy en sintonía con lo visto es sus series como Backlash en Image.

Finalmente interviene Ron Lim, un dibujante todoterreno, que muchas veces salvó los platos rotos para cumplir con entregas mes a mes.

En definitiva, una colección de aprobado alto, pero todo ello porque de las cuatro que se publicaron es la que destaca, y ya sabemos que en el país de los ciegos el tuerto es el rey.

Heroes Reborn: Iron Man, de Scott Lobdell, Whilce Portacio. Panini Cómics (Marvel Comics). Contiene Heroes Reborn: Iron Man 1-12 USA; Tomo cartoné. 352 páginas. 32,50€

El reinicio de Iron Man en Heroes Reborn fue de los más esperados. El vengador dorado venía de unos horribles años en los que se había destrozado por completo al personaje. Podríamos decir que incluso fue el más vilipendiado.

Muchos seguidores del personaje se habían bajado de la colección en los años 90. Marvel Comics, y no sabemos por qué, había arruinado al personaje de Tony Stark. Para sorpresa de todos lo convirtió en un supervillano que viajaba en el tiempo y es reemplazado finalmente por su yo adolescente.

En esta situación cualquier cosa que viniese después sería mejor. Llegó a nuestros oídos que sería Wildstorm Studios de la mano de Jim Lee la que dirigiría la serie. El Capitán América y los Vengadores caían en manos de Rob Liefeld, y eso sí que daba miedo.

Iron Man fue escrito por Jim Lee, Scott Lobdell y Jeph Loeb durante sus 13 números. Los más veteranos cuando oímos el santo nombre de Lobdell sentimos nuestro vello erizarse, pero os aseguro que hay perores guionistas que han hecho mucho más daño del que se le achaca a este guionista.

Dicho esto, os podemos asegurar que ambos construyeron una trama bastante correcta pero que se fue de madre a la primera de cambio.

El principal problema radicó en incluir a Hulk en esta serie. Recordemos que tras Onslaught Hulk quedó dividido en dos, quedando Hulk a secas en la Tierra 616 y Banner en Counter Earth. Los primeros reveses venían de hacer una paella de marisco poniendo carne, es decir la inclusión del nacimiento de Hulk, los conflictos con Hydra, sumado a los cruces esporádicos con los Vengadores y los viajes en el tiempo hicieron que el título fuera demasiado difícil de digerir.

Por otro lado, la parte gráfica fue muy desigual. Hemos de decir que no solo ocurrió en esta colección. De primera mano vivimos esa tónica que hoy en día hemos normalizado, en la cual un dibujante a duras penas conseguía hacer cinco o seis números seguidos.

Whilce Portacio fue el artista principal de la serie y logró dibujar casi 5 números completos. Venía de una (incomprensible) fama reconocida en su etapa en la Patrulla-X. Junto con Jim Lee asumió el manto de una colección que seguía las aventuras de uno de los miembros de los famosos Team 7, Dane, el cual junto con un comando especial se unían a un simbionte dorado y luchaban contra Hombres Lobo y vampiros.

Debemos leer la anterior línea para poder recuperar el hilo. Si, así de simple era la trama, pero os aseguramos, desde la vejez que nos gustó mucho. Si bien el artista cumplió las expectativas y no consiguió cerrar la serie ni terminar más de seis o siete números. Veremos en el final de Heroes Reborn a este grupito tan especial.

Whilce Portacio tiene un estilo único y seamos claro, bastante feo (caras arrugadas como pasas y un pelo largo horrible). El dibujante nunca ha conseguido hacer el pelo en condiciones. Además, en nuestras retinas queda esa maravillosa Ororo Munroe con un cuelo tan grueso como el de Fernando Alonso. Su manera de dibujar es tosca y estática, y sí, quedaba bien Iron Man de pose, pero en movimiento era un dolor.

Afortunadamente, y aunque sin brillar, Ryan Benjamin, Ed Benes e incluso Jim Lee pudieron darle una mejor apariencia al conjunto de esta serie.

Esta serie fue un fracaso en casi todos los sentidos, pero en ese momento realmente sacudió el status quo. Si bien hay una cosa que agradecerle. El interés que generó en el regreso del «verdadero» Iron Man al Universo Marvel ayudó a devolver al personaje al lugar que merecía en el Universo Marvel tradicional. Pero esa historia es otra y le contó Kurt Busiek.

Heroes Reborn: Capitán América, de James Robinson, Rob Liefeld, Jeph Loeb. Panini Cómics (Marvel Comics). Contiene Heroes Reborn: Captain America 1-12 USA; Tomo cartoné. 360 páginas. 32,50€

En Heroes Reborn, los 4 Fantásticos y Iron Man tendrían a Jim Lee y Whilce Portacio. ¿Y quién dirigiría el destino del Capitán América? El único, el inimitable, la leyenda. ROB LIEFELD.

Rob se pensaba el rey del mambo en el acuerdo que llevó a Heroes Reborn pero hay que recordar que él llegó de rebote, cuando McFarlane se negó a volver a Marvel y Jim Lee no veía nada claro arriesgarse en solitario en tamaña tarea. La paradoja para Liefeld era, además, que la del Capitán América era la única serie de las que se iba a rebootear que estaba inmersa en una etapa aplaudida por fans y críticos: la de Mark Waid y Ron Garney. Teniendo en cuenta, además, que Rob reconocía, más o menos tácitamente, que no sabía escribir cómics, el creador de Youngblood intentaría matar dos pájaros de un tiro al ofrecerle a Waid que dialogara sus números del Capitán América. Waid declinó la oferta. Ante esta negativa, Rob le ofreció el puesto a Chuck Dixon y ambos trabajaron en desarrollar las ideas que Liefeld tenía para el personaje. Sin embargo, ambos autores no acaban de entenderse por lo que Dixon también se marchó (y lo que tenía pensado para el Capitán América vería la luz en la serie Green Lantern/Green Arrow de los 90). El siguiente en ser “tentado” sería Jim Valentino, quien también acabaría rechazando la proposición para el Capitán pero aceptaría colaborar en Los Vengadores. ¿Por qué era tan difícil trabajar para Liefeld? Muy sencillo. Rob utilizaba un estilo de trabajo que podríamos definir como un método Marvel sesentero pero perverso. Él creaba el argumento y dibujaba el cómic entero, dejando al otro guionista, la ingrata tarea de dar sentido a la historia con sus diálogos y bocadillos. Esto explica lo difícil o sin sentido que son muchos de los cómics de Rob. Y aún así, el hombre que siempre llevaba gorra consiguió a su escritor en Jeph Loeb y ambos se dispusieron a renovar al Capi.

¿Son estos cómics malos? Mil veces sí. Pero no quisiera empezar a comentarlos sin reconocerle a Liefeld que se nota el entusiasmo con el que se aplica a la tarea. No tiene demasiadas ideas pero incluso él es capaz de acertar en alguna ocasión (el Capi viviendo con una familia falsa) aunque, claro, sin explorar mínimamente las consecuencias de estas mismas ideas. Por otra parte, el mejor desarrollo de Rob en estos números es el la nueva sidekick del Capi, Rebecca “Rikki” Barnes, que siendo incluso un plagio del Robin del Dark Knight, funciona razonablemente bien hasta el punto de conseguir ser trasladada al Universo Marvel tradicional después de Heroes Reborn.

Los 6 números de Liefeld se centran en la típica historia en la que Steve Rogers tiene que enfrentarse a una organización nazi ayudado por S.H.I.E.L.D y Nick Furia. Peleas contra Calavera, el Hombre Supremo y Craneo Rojo van sucediéndose en cómics donde la acción es el (machacón) elemento principal y en los que la ¿trama? avanza a golpes y disparos. El colmo del disparate es el último número de Liefeld, el sexto, en el que el Capi y Cable hacen un team-up porque sí (Cable no debería estar en el universo de Heroes Reborn). Como decía un crítico estadounidense, el estilo de Rob es como ver una película de Michael Bay hasta arriba de cocaína.

Sobre el estilo de dibujo de Rob podríamos estar horas hablando pero no está de más recordar que Liefeld tiene serios problemas con la proporción, las formas, los fondos y, en general, casi todo lo que no sea dibujar pistolas grandes y dientes apretados en bocas sin labios. Lo que se ha dado en llamar el hiperrealismo de Liefeld tendría su episodio más recordado en la famosa ilustración promocional del Capitán América con un pecho descomunal y que, broma macabra en el mundillo, se dice que provocó indirectamente el infarto que acabó con la vida del pobre Mark Gruenwald.

Rob no continuaría más allá del #6 y las fuentes históricas no se ponen de acuerdo en la razón: retrasos en la entrega de sus páginas, ventas decepcionantes o (según Liefeld) el intento de Marvel de renegociar a la baja el contrato con sus Extreme Studios. Sea como fuere, Jim Lee y Wildstorm se encargarían de terminar el año comprometido y, en el caso del Capitán América, el encargo recaería en James Robinson y Joe Bennet que escribirían una mini saga en la que el Capi vagaba (por enésima vez) por EE.UU. y se enfrentaba a los Hijos de la Serpiente. Los números de Robinson son totalmente anodinos y muy mediocres, llegando al punto de retconear parte de lo escrito por Liefeld (sorpresa, Nick Furia era un Simulacro Dotado de Vida), algo completamente innecesario habida cuenta que ya se sabía que Heroes Reborn no tendría continuidad. Y estoy siendo muy diplomático porque ver a esa mezcla de Capitán América y el Castigador que escribe Robinson -Steve Rogers torturando a un enemigo incluido-, todavía hace que se me abran las carnes.

En definitiva, unos cómics horripilantes que deberían leerse solo como ejemplo de cómo no escribir historias del Capitán América.

Epílogo: Al poco de ser despedido/irse de Marvel en 1997, Rob quiso terminar su visión del Capi en un cómic nuevo, por lo que buscó la manera de hacerse con los derechos de un superhéroe llamado Fighting American, trasunto del Capitán América, creado en 1954 por Joe Simon y Jack Kirby. Al tensarse las negociaciones con el propietario de los derechos, Rob decide “crear” un personaje nuevo, Agent America, del que realiza una serie de imágenes/pin-ups promocionales que llevan a Marvel a demandarle por plagio. Antes del juicio, Rob consiguió hacerse con los derechos de Fighting American por lo que la demanda de Marvel se resolvió más o menos amistosamente (Rob se comprometió, por ejemplo, a no hacer que Fighting American no pudiera lanzar su escudo…).

Heroes Reborn: Los Vengadores, de Rob Liefeld, Ian Churchill, Michael Ryan, Jeph Loeb. Panini Cómics (Marvel Comics). Contiene Heroes Reborn: Avengers 1-12 USA; Tomo cartoné. 336 páginas. 32,50€

La última serie del paquete Heroes Reborn sería la de Los Vengadores. De nuevo los Extreme Studios serían, en este caso, los encargados de retconear a los Héroes más Poderosos de la Tierra. Suena increíble, 25 años después, pensar que Los Vengadores eran, por entonces, una colección “segundona” en Marvel y no el buque insignia que hemos conocido desde la era Bendis. En Heroes Reborn, Los Vengadores eran el segundo plato de Liefeld y se nota que hay menos interés en la colección por parte del creador de Cable.

A nivel de historia, los 6 números ideados por Rob mezclan sin ningún tipo de pudor ni sentido, enfrentamientos entre los héroes con Kang, los Amos del mal, Ultron y Hulk; siendo el #1 en el que Loki es el adversario principal. El equipo estará conformado por varios de los Vengadores originales (Iron Man iba bastante a lo suyo en Heroes Reborn) y versiones “extremas” de otros como el Espadachín y Gata Infernal. Aunque para extremo el rediseño del traje de Ojo de Halcón que, sin embargo, no sería el peor de la colección; premio que otorgamos al inenarrable diseño de Ian Churchill para Ant Man.

Los primeros seis números son un cajón de sastre absoluto. Una serie que cambió tres veces de equipo creativo en 12 números. Personajes que aparecen y desaparecen sin explicación alguna. Revelaciones supuestamente chocantes (Mantis como pareja de Kang) que no van a ningún lado. No hay ni desarrollo de personajes ni diálogos mínimamente trabajados. Los números de Liefeld en El Capitán América al menos transmiten cierta energía juvenil y disparatada. Los Vengadores de Liefeld son tediosos y vacíos. En el apartado gráfico, además de Rob, tenemos al ya mencionado Churchill y a un pupilo del propio Liefeld, Chap Yaep, ejemplo del estilo Image noventero de rayitas y poses junto con nula capacidad de narrar una historia de forma coherente.


Al igual que en su colección hermana, Wildstorm tomó las riendas de la serie y a partir del #8, el guionista sería nada menos que Walter Simonson. Junto con el dibujante Michael Ryan, Simonson hace un trabajo correcto, simplemente no cometiendo ninguna barbaridad, escribiendo a los personajes de manera reconocible e incluso permitiéndose algo de ligereza y humor tras tanto rictus de dientes apretados. El guionista juega con personajes que conoce bien y desarrolla una historia en la que Loki y la Encantadora traen de vuelta a la Legión Letal. Simonson se permite, incluso, un juego metanarrativo enfrentando al Thor “real” con el Thor de Heroes Reborn, más violento, en un combate más simbólico que fundamental para la trama.

Preparando el regreso de los héroes

Los seguidores de Vengadores y Cuatro Fantásticos clamaban por la vuelta de los héroes al Universo Marvel tradicional, y al final la patata caliente estalló viéndose la Casa de la Ideas obligada a curar la herida abierta.

Para cerrar el año de Heroes Reborn, se decidió terminar con dos crossovers, que abarcarían los #12 el primero y los #13 el segundo.

El primero se llamaría Heroes Reunited y contaría la llegada de Galactus a la tierra. La estructura de este crossover es sencilla pero efectiva (y muy fácil de coordinar). El Doctor Muerte, con su máquina del tiempo va retrocediendo en el tiempo hasta dar con la forma de derrotar a Galactus. Cada número mostrará una de estos viajes de Muerte y veremos a los héroes enfrentarse también a distintos heraldos del Devorador de Mundos. Finalmente, Galactus es derrotado por todo ese trasiego temporal de Muerte provoca una serie de fisuras interdimensaionales que amenazan la estabilidad del universo Heroes Reborn (también llamado Counter Earth) y que llevará directamente al segundo crossover: La 3ª Guerra Mundial.

Se trató de un arco -puedo aseguraros que no estuvo mal, visto lo que habíamos leído en las entregas anteriores- que abarcó los números decimotercero y final de las series de Capitán América, Iron Man, Cuatro Fantásticos y Vengadores. Lo interesante y a la vez ciertamente divertido fue que los héroes Marvel se encuentran con los equipos de WetWorks y WildCATS de WildStorm. Digo divertido puesto que en aquella época tanto WetWorks y WildCATS eran los equipos top del sello Wildstorm, más el segundo que el primero que tuvo una errática publicación y corta duración. La trama era simple debían unirse para detener una invasión combinada de Skrulls y Daemonitas. Estos últimos eran una suerte de versión de El Nido. En aquella época se trataba de una raza hostil y enemiga jurada de los Kerubin. A los años descubrimos que no era cierto lo que se contaba de los Daemonitas y que los preciosos e inmaculados Kerubin eran una raza belicosa que había ganado la guerra sometiendo a los feos y repulsivos daemonitas.

Heroes Reborn: Los 4 Fantásticos, de Mike McKone, Joe Kelly, Charlie Adlard, Chris Claremont, Joe Casey, Peter David, Salvador Larroca. Panini Cómics (Marvel Comics). Contiene Heroes Reborn: The Return 1-4 y Heroes Reborn specials USA; Tomo cartoné. 288 páginas. 30,00€

Con el fin del contrato con Wildstorm, Marvel encargó a Peter David y Salvador Larroca que llevaran a cabo una miniserie que devolviera a los héroes a la continuidad tradicional de la editorial. Después de lo ocurrido en el crossover La 3ª Guerra Mundial, los Celestiales perciben la existencia de Counter Earth y obligan a Franklin Richards a elegir entre el mundo que creó donde sus padres aún viven, y el Universo Marvel en el que el existe. Franklin logra comunicarse con Counter Earth, donde se decide que los héroes regresarán a su realidad natal, mientras que los Celestiales sellarán Counter Earth.

Pero no todo sale según lo planeado. Continuando con sus experimentos en la Zona Negativa, el Doctor Muerte trama un plan para apoderarse del poder cósmico de Franklin Richards y tomar el control de ambas realidades. Sin embargo, su plan fracasa cuando Thor interviene, luchando contra el monarca de Lavteria. Odinson deja varado a Víctor en el vacío, con el resto de héroes y acabando el periplo iniciado con Wildstorm y Extreme Studios.

La era subsiguiente, llamada Heroes Return, puso a los Vengadores, Iron Man, Capitán América y los Cuatro Fantásticos en manos de nuevos equipos creativos, con un enfoque orientado en restaurar sus roles clásicos en el Universo Marvel al tiempo que introduce nuevos conceptos.

Regreso a Counter Earth

A lo largo de los años, el mundo de bolsillo de Heroes Reborn ha sido visitada varias veces. En 2006, para el décimo aniversario de la historia, Marvel publicó Onslaught Reborn, una serie limitada de cinco números en la que Franklin Richards revive a los héroes de Counter Earth para luchar contra Onslaught el cual a pesar de las críticas que recibió en su momento vuelve a dar guerra.

Otros cruces entre Counter Earth y el Universo Marvel incluyen la introducción de Rikki Barnes (la joven protegida del Capitán América de Counter Earth) al Universo Marvel principal, donde se convirtió en miembro de los Young Allies. Por cierto, es una creación de Jeph Loeb y Rob Liefeld, ahí lo dejamos. También la idoneidad de la serie de los Exiliados permitió pasearse por Counter Earth.

La última vez que regresaron los héroes de Counter Earth, estaban bajo el control del misterioso Hombre Tranquilo, John Eden, un villano que odiaba a Reed Richards por percibir desaires que se remontaban a sus días universitarios y que pasó años manipulando en secreto los eventos entre bastidores para derribar el Cuatro Fantásticos. En su último intento de derrotarlos, planeó abrir un portal a Counter Earth y traer sus versiones corruptas de héroes y villanos para invadir el Universo Marvel. Sin embargo, su plan fracasa y Reed y Valeria Richards se ven obligados a trabajar con él para cerrar el portal.

Para terminar

Cuando Jim Lee y Rob Liefeld regresaron a Marvel, ni ellos eran los mismos autores que habían abandonado la Casa de las Ideas a principios de los 90, ni tampoco el mercado era el mismo. A pesar del suculento contrato que firmaron (parece que de más de un millón de dólares por cabeza, bonus aparte), las colecciones que realizaron nunca llegaron al nivel de ventas previsto. Los cómics de Heroes Reborn oscilaron entre lo correcto y lo directamente nefasto.

Curiosamente, de todo lo malo siempre nace algo bueno. Este experimento condujo al nacimiento de la línea Marvel Knights de la mano de dos promesas jóvenes, Jimmy Palmiotti y Joe Quesada para supervisar una línea de títulos que revitalizaron a Daredevil, Black Widow, Punisher, Doctor Strange e Inhumans.

Y, por supuesto, eso condujo al comienzo del Universo Ultimate, en el que a los héroes más populares de Marvel se les dieron nuevos roles, orígenes e historias en una continuidad paralela. La diferencia entre Heroes Reborn y la línea Ultimate es una esencial si hablamos de cómics: dar más importancia al dibujo o a la historia. Heroes Reborn apostó por la imagen (nunca mejor dicho), mientras que los cómics Ultimate, que también se apoyaban en autores reconocidos aunque no mega estrellas -al menos por entonces- se fundamentaron en crear historias. No todas salieron bien, claro, pero los lectores han dejado claro con los años qué iniciativa fue la más productiva y exitosa.



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