Javier Vázquez Delgado recomienda: Ultimate Integral. The Ultimates 1. Superhumano

Edición original: The Ultimates 1-13 USA USA (Marvel Comics, 2002)
Edición nacional/España: Ultimate Integral. The Ultimates 1 (Panini Cómics, 2018)
Guion: Mark Millar.
Dibujo: Brian Hitch.
Formato: Tomo en tapa dura. 384 páginas. 35€

Nuevos Vengadores para un Nuevo Universo

«¿Qué es esta A, F de Francia?»

En no pocas reseñas en esta web, y la mayoría de quien esto escribe, hemos resaltado las bondades del Universo Ultimate, aquella versión definitiva del Universo Marvel que, alumbrada en el año 2000, en los albores de un nuevo milenio y de un nuevo siglo, se propuso acercar a sus principales franquicias a nuevos lectores.

Lo que entonces sonaba a definitivo, a novedad, a imperecedero, hoy veintidós años después, como suele ocurrir siempre que el tiempo, inexorable, va depositando polvo sobre las obras otrora modernas y vanguardistas, hoy nos arranca más de una sonrisa pero por su concepción tan apegada al momento y a la época, y en definitiva, tan caduca hoy en día.

En el caso de Los Vengadores, rebautizados como The Ultimates para este universo, se trataba de explicar a nuevos lectores que empujaba a los Héroes no ya a defender sus ideales y la justicia, si no a unirse en un frente común contra quienes consideraban sus villanos.

No es la primera vez que hablo de esta obra, pero sí la primera que soy consciente del paso del tiempo a la hora de tratarla y por eso abordaré esta reseña con un enfoque distinto.
Respecto de la premisa que haría verosimil a esta historia, Mark Millar, el enfant terrible del cómic mainstream lo tenía claro: El dinero, la fama y el mandato gubernamental serían lo que llevaría a estos Vengadores a unirse. Sí, ahí estaba el Capitán América descongelado del hielo, pero su concepción del mundo, anclada a los años cuarenta no lo convertía en un claro defensor de la justicia, si no más bien en un neofascista que pegaba a todo aquello que apestaba a modernidad.

Hulk había existido, pero no era si no una torpe copia del suero supersoldado llevada a cabo por un Bruce Banner acomplejado al que su pareja maltrataba psicológicamente y del que sus compañeros de equipo se reían a sus espaladas.

La Avispa y el Hombre Gigante hacían acto de presencia como pareja superheroica, pero escondiendo tras de sí una terrible historia de violencia machista que ampliaba hasta el infinito aquella desafortunada viñeta de 1981 en la que Jim Shooter condenó a Pym de por vida.

Thor tenía un martillo, y decía proceder de Asgard, pero aquella cuestión no estaba nada clara y sus ideas pacifistas y hippies contrastaban de pleno con el gobierno de George W. Bush.
Por su parte, Iron Man seguía siendo Tony Stark, pero en una versión que acentuaba sus defectos conocidos y minusvaloraba sus virtudes.

Viuda Negra al igual que en su origen es una ex espía soviética, pero en sus crímenes pasados y actuales existen delitos muy graves que de conocerse, nadie perdonaría, parecido a como ocurre con un Clint Burton que es más mercenario que otra cosa.

Estábamos a principios del Siglo XXI, y en aquel momento, los héroes distaban mucho de serlo realmente, siendo tan humanos, imperfectos y por qué no decirlo, malogrados, que a veces se parecían más a los villanos de los que decían defendernos que a esos adalides de la justicia y del bien que fueron antaño.

El contexto, lo más importante para entender este cómic, es el del 11 de Septiembre de 2001, el atentado de las Torres Gemelas que, en Marzo de 2002 fecha de publicación del número 1 de esta colección estaba más fresco que nunca.

Al Qaeda había atacado a Estados Unidos, había demostrado que el gigante podía ser derribado y que era vulnerable, y el gobierno necesitaba a un grupo de héroes que, por un lado, devolvieran la confianza al pueblo americano y que por otro, combatieran contra males como el que acabó con aquel símbolo de la libertad según la entienden los Estados Unidos, que eran las Torres Gemelas.
Resulta fácil hoy en día reírse de esta concepción de Los Vengadores. Encontrar puntos flacos y débiles en una obra que, como muchas otras antes y después que ella, está excesivamente apegada a su tiempo.

Sin embargo en el momento de su concepción no podía ser más actual, más moderna, no podía reflejar mejor la realidad de lo que se estaba viviendo, haciendo por primera vez en muchos años que los héroes protagonistas fueran creíbles y plausibles para un lector no habitual que tenía que engancharse a ellos sin un background previo.

Sí, la tónica actual y habitual es precisamente abrazar el heroísmo y lo increíble, huir de la verosimilitud, pero a principios del presente Siglo, precisamente lo que se llevaba era todo lo contrario, como demuestran películas como Batman Begins, o las dos primeras cintas de X-Men.

En cuanto al argumento este se divide en dos mitades, correspondientes a los dos arcos argumentales de este volumen.

El primero, va presentando poco a poco a los personajes, mostrándonos sus muchos vicios y defectos y sus pocas virtudes, para finalmente arrojarlos frente a un Hulk desatado que asesina a miles en Nueva York y bajo el que se encuentra un Bruce Banner harto de las mofas de sus compañeros.

Como vemos, el origen es muy similar al de Los Vengadores de Lee y Kirby, pero llevando la premisa hasta el superlativo y sacando (por el momento) de la ecuación al Dios del Engaño. No hay más culpable que Hulk de lo que hace Hulk. Las consecuencias son reales, son gravísimas, y existe cierta responsabilidad de sus compañeros de equipo que pudieron y debieron haber previsto lo ocurrido.

En cuanto al segundo arco argumental, éste está protagonizado por los hoy archiconocidos Chitauri, raza alienígena presentada por primera vez en este cómic y que lleva años infiltrada en la humanidad. A los ya nombrados personajes, se unen Mercurio y Bruja Escarlata, en el que los personajes, una vez han establecido sus diferencias y los odios existentes entre sí, deben unirse contra una amenaza que por primera vez, no procede de ellos mismos, si no de un agente externo.

Hoy en día, con un Universo Cinematográfico Marvel tan asentado como el actual, en el que ya no nos sorprende ver una reunión de cuatro o cinco héroes en una película anual que ni siquiera es considerada como fin de trilogía o de fase, sorprende poco leer este cómic, pero sin él, sin esta obra que trajo a la viñeta lo que años más tarde sería el blockbuster cinematográfico superheroico, jamás habríamos tenido a esos Vengadores que hace diez años nos hicieron vibrar en salas de cine.

Cuestión a parte es el dibujo de Bryan Hitch, espectacular, majestuoso, explosivo y grandilocuente como solo podía serlo este cómic, en el que todo es más grande, todo suena más alto, en el que en definitiva, todo es excesivo y todo está medido a la perfección.

Cada obra es hija de su tiempo, y este must, es sin duda, vástago de la era que le vio nacer.

Lo mejor

• Una obra hija de su tiempo.

Lo peor

• Una obra hija de su tiempo.



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