Javier Vázquez Delgado recomienda: Ultimate Integral. The Ultimates 2. Seguridad Nacional
Edición original: The Ultimates 2 1-13 y Annual 1 USA (Marvel Comics, 2003)
Edición nacional/España: Ultimate Integral. The Ultimates 2. Seguridad Nacional (Panini Cómics, 2018)
Guion: Mark Millar.
Dibujo: Bryan Hitch.
Formato: Tomo en tapa dura. 496 páginas. 42€
De mercenarios a superhéroes
«Pero capitán… tú vas a misa los domingos. ¿Por qué lo mío es distinto?»
Si algo demostró The Ultimates, es que ser héroe podía ser un trabajo más que una vocación, y que como ocurre en la vida real, los compañeros de trabajo, de equipo, no tienen por qué compartir su vida más allá de la prestación laboral ni tampoco llevarse bien fuera o incluso dentro de ella.
Los Ultimates, de cara al gobierno, al público, eran los héroes de Estados Unidos, pero entre sí, no eran si no un grupo de personas disfuncionales, repletas de pecados que, de conocerse extramuros de sus viviendas, habrían supuesto que nadie nunca se pusiera en sus manos para ser salvado.
Y es que, precisamente sobre las tensiones internas y sobre los defectos de los protagonistas trata este segundo integral, en el que Millar y Hitch cierran su etapa al frente del equipo, que no volverá a ver tanta calidad ni talento en el resto de su años de historia.
En este caso, el desmoronamiento del grupo comienza con el descubrimiento por la opinión pública de que tras el Hulk que atacó y asesinó a miles de Neoyorkinos se encuentra Bruce Banner. La opinión pública pedirá la cabeza del en otro tiempo memorable físico, al tiempo que las dudas acerca de la procedencia y de los poderes de Thor asaltan cada vez más al grupo que no confía en él ni en su historia de dioses y leyendas.
Por otro lado, los clásicos y justos ideales del Capitán América empiezan a hacer mella en La Avispa, quien ha huido de una relación tóxica y de maltrato para meterse de lleno en una que jamás podrá satisfacerla al estar con un hombre que podría ser su abuelo.
A ello se suma la gravísima traición de un miembro del equipo que termina por separarlos.
Por si esto fuera poco, los Ultimates, o lo que queda de ellos, son empleados cada vez más frecuentemente como instrumento gubernamental, defendiendo por tanto los intereses del gobierno, y atacando a países islámicos allí donde son enviados.
Pues bien, todo esto que continúa con esa tónica realista y con los pies en el suelo que Millar y Hitch imprimieron a la obra, da paso a lo imposible cuando se descubre que en todo lo ocurrido estaba la influencia de Loki, el cual sigue siendo el Dios Asgardiano de la mentira en su versión definitiva, y no un científico con poderes plausibles o explicables bajo las reglas del razonamiento matemático.
Será este descubrimiento, así como los ataques que el grupo sufre lo que haga que de sus cenizas surjan unos Ultimates mejores, que esta vez sí que son héroes, Vengadores, y no una panda de soldados a sueldo de un gobierno encarnados por un Nick Furia basado físicamente en un Samuel L. Jackson que terminaría interpretándolo en la gran pantalla.
De este modo, al final del volumen termina la forja del superhéroe que aquí llega al final y no al principio, porque es a lo largo de la historia cuando los personajes descubren lo que significa ser un superhéroe, y no antes cuando el lector ni siquiera los conoce.
Y es que, que un muchacho de quince años se ponga unas mallas y decida ser Spiderman y salvar a los suyos porque no pudo salvar a su tío puede que le baste a ese adolescente, pero los adultos de mediana edad, cínicos y descreídos necesitan algo más para estar dispuestos a salvar un mundo que en el fondo desprecian y que no consideran digno de ser ayudado.
Un final increíble para un cómic que marcó un antes y un después en el cómic superheroico.
Lo mejor
• Como la obra nos dirige a una concepción más clásica desde la irreverencia absoluta.
Lo peor
• Lo mal que ha envejecido la obra.
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