Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Must Have. Thunderbolts: La Ascensión de Norman Osborn
Edición original: Civil War: Choosing Sides y Thunderbolts 110-121 USA (Marvel Comics, 2005)
Edición nacional/España: Marvel Must Have (Panini Cómics, 2022)
Guion: Warren Ellis.
Dibujo: Mike Deodato Jr.
Formato: Tomo en tapa dura. 304 páginas. 24€
La génesis del Nuevo Osborn
«Por supuesto que tengo que matarte. Eso es lo que la gente espera de mí. Así es como demostraré mi heroismo»
La fecha: Enero de 1997. El cómic: The Incredible Hulk #49. Una década catastrófica para el cómic de superhéroes en general y para Marvel Comics en particular llegaba a su fin, pero poco a poco, la editorial lograba resurgir de sus cenizas, apostando por una vuelta al clasicismo mientras decidía como contentar a un público nuevo que demandaba cambios de cara al inminente cambio de siglo y milenio.
Hoy en día, por todos es sabido que Heroes Reborn fue un auténtico fiasco, un movimiento editorial que si algo demostró es lo herida de muerte que estaba la Marvel del momento, como mis compañeros Juanjo Carrascón y Pablo Sánchez López dejaron claro en este maravilloso artículo.
Sin embargo, no es menos cierto que si hay talento y ganas, de todo se puede sacar oro, y eso es lo que supuso Heroes Reborn para Kurt Busiek y George Pérez, autores de reconocido renombre dentro del medio (que ya lo eran por aquel entonces) que aprovecharon la ausencia de Los Vengadores o de Los Cuatro Fantásticos para crear un nuevo grupo de superhéroes: Los Thunderbolts.
Lo que podría haber sido una colección mediocre, o anodina, protagonizada por unos desconocidos que no interesaban a nadie, en manos de Busiek y Pérez, se convirtió en una longeva colección hasta el año 2004, cuando se publicó el número 75 de la cabecera, que ya llevaba años sin sus autores originales al pie del cañón.
Los Thunderbolts eran los héroes que Nueva York necesitaba cuando los que todos conocíamos habían desaparecidos, comandados por un misterioso ciudadano V que era experto en ganarse el cariño del público, tanto en la realidad como en la ficción.
Sin embargo, tras la máscara de V se encontraba el Barón Zemo, supervillano que junto con el resto de los Thunderbolts, también villanos reconocidos como Piedra Lunar, Escarabajo o Arreglador, había engañado a una nación entera, así como a los lectores, para ganarse su confianza y conquistar el mundo desde una posición de poder que la propia SHIELD le había garantizado sin saberlo.
Aquel golpe de efecto no solo enmudeció a la opinión pública, si no que convirtió a esta serie en la serie Marvel que había que leer en aquel momento, con unos Thunderbolts del lado de Zemo, y otros que se habían acostumbrado a ser héroes y habían decidido traicionar al malvado villano neonazi.
Pues bien, como he explicado antes, la colección continuó, hasta que en su número 110 entró en escena Warren Ellis, junto con Mike Deodato Jr., quienes decidieron dar un cambio de rumbo al grupo.
En aquel momento editorial, los Thunderbolts hacía tiempo que se habían asentado como grupo de antihéroes, dejando su villanía de lado y dedicándose a realizar aquellas misiones requeridas por el gobierno que Los Vengadores, en su pureza, no estaban dispuestos a hacer. Actuando como mercenarios a sueldo del poder establecido, los Thunderbolts eran aquel grupo que tenías que contratar cuando querías las cosas bien hechas y sin que se te hicieran preguntas, pero su precio no era ni mucho menos barato.
Esta nueva encarnación de los Thunderbolts, desgranada en el Magazine Marvel de de este mismo mes por mi gran compañero Miguel Ángel Crespo, contaba con Norman Osborn como su líder, quien se encargaba de conseguir sus contratos y de convertirse en un elemento indispensable para el gobierno americano en un clima políticamente muy agitado tras la reciente Guerra Civil Superheroica.
Norman Osborn, otrora Duende Verde y Némesis por antonomasia de Spiderman, era presentado aquí no como Duende, si no como el empresario que había sido en origen, una suerte de Lex Luthor pasado por el filtro Marvel que resultaba más peligroso en su identidad civil, que vestido de verde y morado y a bordo de un planeador.
Ellis, comenzó aquí a fraguar el nuevo estatus de Osborn dentro de Marvel, personaje que aquí demostraba desenvolverse como pez en el agua dentro del juego sociopolítico, logrando que sus villanías pasadas fueran perdonadas si se hacía cargo de los Thunderbolts, lo que había sido su plan desde el principio.
El bueno de Norman pasaba de este modo de ser un villano adscrito a la franquicia arácnida, a ser un villano adscrito a todo el Universo Marvel, poniendo en su punto de mira a Los Vengadores y a Los Cuatro Fantásticos como muy bien nos demostraría Brian Michael Bendis posteriormente, en Nuevos Vengadores, The Pulse, Invasión Secreta, Vengadores Oscuros y Asedio.
Por supuesto que la locura del Duende seguía ahí, igual que el supervillano más clásico, pero era dominada por la parte racional de Norman, que demostraba aquí ser más maquiavélica, ladina y peligrosa que la de su alter ego con forma de Duende.
Al dibujo, Mike Deodato Jr. daba el do de pecho, con su estilo realista denotado especialmente en expresiones y rostros que hacía que lo que se narraba pareciera aún más verosímil.
Todo ello convertía a estos nuevos Thunderbolts en un cómic que si bien pasó ligeramente desapercibido al principio, hoy se considera un indispensable para entender la Marvel Comics de principios del presente Siglo.
Lo mejor
• El Dibujo de Mike Deodato.
• La evolución de Norman Osborn.
Lo peor
• Que al final estemos más ante una colección tan solo de Norman Osborn que ante un cómic de los Thunderbolts.
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