Javier Vázquez Delgado recomienda: Marjorie Finnegan: Criminal Temporal, de Garth Ennis y Goran Sudzuka
Edición original: Marjorie Finnegan: Temporal Criminal #1-8 USA (AWA Studios, 2021 – 2022)
Edición nacional/España: Panini Cómics, 2022
Guion: Garth Ennis
Dibujo: Goran Sudžuka
Color: Miroslav Mrva
Traducción: Alberto Díaz
Rotulación y realización técnica: Gaizka Medrano
Formato: Cartoné. 200 páginas. 22,00€
Viajes en el tiempo al estilo Ennis
Las andanzas de AWA Studios siguen adelante con paso firme, y su catálogo publicado en España no deja de crecer de la mano de Panini. La editorial capitaneada por Axel Alonso ha sabido hacerse un hueco dentro del competitivo mercado del cómic independiente USA gracias a un fino equilibrio entre fichar a talentos emergentes y atraer a autores de renombre. Y si hay una editorial nueva en el horizonte, ahí está siempre Garth Ennis. El legendario guionista de obras maestras como Max Punisher o Predicador es un autor con una gran afición por pasearse por todos los rincones posibles del mercado editorial estadounidense. Avatar Press, Dynamite, Aftershock, TKO Studios… ¡Hasta el sello editorial del Instituto Naval de Estados Unidos! El norirlandés siempre mantiene los pies inquietos y va de aquí para allá, dejándonos nuevas obras con las que ampliar su ya vasta bibliografía. Y por supuesto, su pluma no podía faltar en la última editorial puntera.
Así, Ennis desembarcó en 2021 en AWA Studios con una idea loca de esas que tanto le gustan al creador de The Boys, a la que a partir de un concepto tontorrón fue sacando punta. Para ello se unió a Goran Sudžuka, veterano artista croata con títulos en su carrera de la talla de Hellblazer o Y, El Último Hombre, y que ya sabía lo que era trabajar con Ennis gracias a la magnífica A Walk Through Hell. El equipo se completó con Miroslav Mrva, colorista compatriota de Sudžuka con el que cerrar el tándem artístico que daría vida a esta serie limitada de 8 números que Panini nos ha traído a España.
Marjorie Finnegan: Criminal Temporal tiene un título tan largo como claro, porque ese es básicamente el argumento de la obra. En un futuro en el que los viajes en el tiempo ya han sido descubiertos, Marjorie es una auténtica cabra loca dedicada a viajar de aquí para allá a lo largo y ancho de las épocas de la historia de la humanidad en busca de tesoros con los que dar un buen golpe y vivir de gorra otra temporada más junto a Tim, su tech guy que, por cierto, es una cabeza. El día a día de Marjorie es puro impulso y diversión, sin rendir cuentas a nadie, hasta que descubre por casualidad que su ex-novio y un tipo de lo más malo están planeando un golpe en el espacio-tiempo tan chungo que hasta ella lo ve lo suficientemente malo como para tratar de impedirlo. Siempre y cuando su hermana, una quisquillosa policía temporal, no la detenga antes.
Así arranca Marjorie Finnegan, una serie cuyo tono se puede resumir bastante bien como “Garth Ennis haciendo el gamberro”. Y eso es algo que, a mí como lector, me suele apasionar: el guionista de Predicador siempre se ha diferenciado por, en algunos de sus trabajos, llevar el humor negro, las palabras malsonantes y las barbaridades sexuales hasta el siguiente nivel, pero con mucha más cabeza y corazón de lo que uno podría intuir a primera vista. Ennis se lo pasa en grande buscando la vuelta de tuerca que te haga llevarte las manos a la cabeza, pero también te deja un poso inteligente e incluso sorprendentemente sensible en muchas ocasiones, un rasgo que personalmente siempre me ha cautivado. Y me apena decir que Marjorie Finnegan no es uno de esos trabajos.
La serie de AWA Studios es cafre y socarrona, sí, pero se queda solo en esa superficie. No es que hablemos de un cómic malo, ni mucho menos: Marjorie Finnegan resulta muy divertida. Su protagonista es potente, los diálogos son fluidos y las ocurrencias de Ennis alrededor de los viajes en el tiempo y su retorcimiento te sacan la risa fácil (¡esa velociraptora!). Sin embargo, le falta algo de empaque a su historia para que sea algo más que un chiste alargado. La trama, que en algún momento se embarulla demasiado, no termina de enganchar del todo, y sus villanos no tienen el magnetismo al que suelen acostumbrar los malos de Ennis, uno de sus puntos fuertes escribiendo. El Señor del Mal tiene sus páginas interesantes, pero nunca llega a mostrar el nivel habitual de los brillantes malosos creados por el autor.
Por otro lado, ese trasfondo ingenioso, crítico e inteligente que suele dejar Ennis camuflado detrás de sus chistes aparece bastante poco en este volumen. Por supuesto, hay diálogos afilados y todo un foco argumental alrededor de la religión, a la que por supuesto deja hecha unos trapos. Pero no llega a pasar de la mera ofensa gamberra con destellos de genialidad, es un Ennis para echarse unas risas y dejar el cerebro desconectado un rato.
En el apartado artístico, tampoco puedo decir que estemos ante un trabajo especialmente remarcable. Goran Sudžuka tiene un estilo de dibujo que, si bien luce con humildad frente a otros dibujante más volcados en la espectacularidad, sabe narrar y atrapar con viñetas de trazo sencillo pero potentísimas, como pudimos ver en A Walk Through Hell. En Marjorie Finnegan, sin embargo, el croata baja una marcha. Su manejo del tempo narrativo mantiene el nivel, y su dominio del humor gráfico es muy potente, pero se nota cierta bajada de calidad en cuanto al detalle de su dibujo en comparación con otros trabajos. El trabajo de Miroslav Mrva en el color es correcto, sin grandes detalles remarcables.
En definitiva, Marjorie Finnegan es una serie divertida y cafre como cualquier fan de Garth Ennis podría esperarse, pero sin esa chispa afilada que suele hacer que sus chistes sean solo la punta del iceberg. No será un título muy recordado dentro de la selecta bibliografía del norirlandés, pero sus seguidores más acérrimos podrán echarse unas risas con sus siempre peculiares desvaríos.
Lo mejor
• Es gamberra y divertida, la mala baba de Ennis siempre está presente…
Lo peor
• …pero sin esa chispa habitual suya que llega más allá de la burrada fácil.
• El apartado artístico es poco destacable.
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