Javier Vázquez Delgado recomienda: Frontera infinita

Frontera infinita

Edición original: Infinite Frontier núm. 1-6 USA, Infinite Frontier Secret Files (Digital Chapters) núms. 1-6 USA
Edición nacional/España: ECC Ediciones
Guion: Brandon Thomas, Dan Watters, Joshua Williamson, Stephanie Phillips
Dibujo: Iñaki Miranda, Phil Hester, Stephen Byrne, Valentine De Landro, Jesús Merino, Paul Pelletier, Tom Derenick, Xermanico
Color: Hi-Fi, Rómulo fajardo Jr., Marissa Louise, Triona Farrell, Nick Filardi
Traducción: Francisco San Rafael Simó
Formato: Rústica, 64 págs.(104 págs núm 1) A color.
Precio: 11,95 € núm 1, 8,50 € núms 2 y 3

Frontera Infinita acude a infinitos mundos y personajes

«Mira, Multibirra. Dicen que la hacen con lúpulos de varios mundos del multiverso.»

Llega el momento de reseñar Frontera Infinita, la iniciativa donde se ampara el universo DC tras Death Metal y Future State. ECC ha publicado cuatro tomitos rústica con la serie completa, además de incluir el preludio digital Infinite Frontier: Secret Files de lectura anterior al número 1 de la colección y posterior al 0. Este número 0 es un catálogo más o menos bien avenido de las futuras series, puedes leer su reseña aquí. Frontera Infinita es un pistoletazo de salida, un evento que tiene la delicadeza de no incluir cruces con las distintas cabeceras, siendo autocontenido, que construye los cimientos donde el devenir general del universo pueda asentarse y sobre todo expandirse.

Frontera infinita

El primer libro es relativamente reposado, prácticamente dedicado a Infinite Frontier: Secret Files que centra su atención en el DEO con el Director Huesos, en el grupo liderado por el detective Marciano (la Totalidad) o en el presidente Calvin Harris, Superman, creado por Morrison en el cómic Multiverso. Un preludio que asienta un poco el contexto y aún con el carácter de añadido al tomo y el consecuente arqueo de ceja por parte del lector, está bien insertado, siendo una buena decisión por parte de la editorial. El primer capítulo de Infinity Frontier per sé, nos deja ver al Batman de Flashpoint llegando a Tierra 23, la del Superman presidente, también a un antiguo conocido con un anillo negro en su dedo. Ellos, en una serie muy coral, junto a Cameron Chase, podrán ser considerados los protagonistas de la historia. La travesía entre universos y grupos superheroicos será concluida con un anticlimático y forzado continuará.

Un enorme pastiche de personajes, universos y conceptos es lo que encontramos en Frontera Infinita. Justicia Encarnada, La Totalidad (esta menos, sorprende el poco peso que tienen), la JSA, Injusticia Encarnada, Infinity Inc., Darkseid, versiones alternativas de las distintas tierras, todo ello aparece en una trama que se vale de la algarabía que es el multiverso sacudido por la distintas crisis y eventos. Gusta porque el propio cómic toma conciencia del despropósito que es la continuidad editorial, pero enseguida descubres que es solo una mera excusa para seguir jugando al juego multiversal. Te guiñan el ojo, te dicen “te entiendo, querido lector” para a continuación proseguir con exactamente la misma dinámica por la que se están excusando. Además, la incertidumbre multiversal resulta muy conveniente para explicar la aparición de no pocos personajes, aclaración vaga y poco satisfactoria. El mismo escaso esfuerzo se pone en la redención de Thomas Wayne, muy arrepentido de sus acciones en Tierra 0, realizadas durante el run de Tom King con Batman. La fortaleza y convicción con la que ejecutaba sus planes contra su hijo choca frontalmente con la contrición mostrada.

Todo este tipo de explicaciones, el trascurrir por los distintos mundos y la sucesión de acontecimientos, de una página a otra, de un universo a otro, de un personaje resucitado sin espacio para regocijarse en su vuelta a otro, provoca la desagradable sensación de estar leyendo un cómic cuya solidez brilla por su ausencia y que además pretende sin complejos que el fanservice te engañe lo suficiente para que no te des cuenta. Quizás, tan solo es que tiene un ritmo vertiginoso.

Frontera infinita

Cierta evocación de Crisis en Tierras Infinitas es palpable. Darkseid también menciona la gran oscuridad. No son los únicos elementos destinados a provocar cierta nostalgia en el lector que dulcifique sus impresiones hacia el cómic, si no le está gustando, o eleve el disfrute si lo está gozando. El recurso como un elemento añadido a una buena historia, una guinda para el pastel, es legítimo y bien ejecutado incluso delicioso, pero lo primero es que el bizcocho no se te queme en el horno. Pariah, del que sabemos será enemigo en la futura Dark Crisis, tiene una breve aparición.

A pesar de las duras palabras, la vuelta de no pocos personajes resulta agradable, esté bien justificada o no, directamente no se justifique o carezcan de desarrollo. Han vuelto. La autocontención del evento también es muy valorable, ninguno de los héroes principales, salvo Flash (Barry Allen), se ve afectado por Frontera Infinita. Un Flash que viene a asumir el mismo papel anterior a Death Metal desempeñado por Wally West, en Flash Porvenir, viajar por distintos multiversos solucionando anomalías. Demasiado pronto para colocar al destello rojo y amarillo en una situación tan similar. La repetición de conceptos es palpable, con pocos matices y a veces tan poco inspirados como en el caso del velocista, pero este era el párrafo para hablar de los aciertos del cómic. Los primeros capítulos empiezan bien, Williamson le toma el pulso a la historia, consigue interesar por los próximos números y caracteriza bien a los personajes en los que se detiene (pocos) mostrándose solvente. Es cuando la megatrama multiversal inunda cada página sin poso ninguno que empieza a torcerse la historia.

Frontera Infinita emplaza a Justice Incarnate que deriva al Justice League #75 disponiendo a la “definitiva” Dark Crisis. Un comienzo de viaje de desarrollo atropellado, con vicios que probablemente se repitan en los futuros cómics citados, cuya reincidencia no despierta demasiado interés por sí mismo. La atención vendrá generada por la trascendencia de lo que está por contarse, no por el buen hacer de esta miniserie. Un preludio más reposado, más de personajes (hay material de sobra para jugar) y menos de trama, probablemente hubiera supuesto un trabajo más sugestivo. No debería haber prisa por entregar el enésimo cómic de batalla superheroica con el multiverso de fondo, siendo además aquello a lo que conduce Frontera Infinita.

En cuanto al dibujo gran cantidad de artistas se dan cita en la colección. Iñaki Miranda, Phil Hester, Stephen Byrne, Valentine De Landro, Xermanico son los encargados de la serie digital. Xermánico es el principal de Frontera Infinita con Jesús Merino, Paul Pelletier y Tom Derenick participando ampliamente en el cómic. El español demuestra una gran capacidad para recrear a multitud de héroes en una misma página, un auténtico disfrute visual. Todo un seguro a la hora de encarar distintos mundos y personajes menos prototípicos, como bien demostró en el interludio entre temporadas de El Green Lantern, en el que trabajara junto a Grant Morrison. El compatriota realiza una gran labor, soberbio en el trazo, con alguna viñeta que mitifica Death Metal o alguna página donde otorga diferentes estilos de forma verdaderamente sublime. Es en el quinto capítulo donde Xermánico se toma un descanso, el cómic lo echa de menos, sin ser un mal arte. Tantos artistas involucrados provocan una falta de cohesión en el dibujo que no le viene bien al cómic. El color de Rómulo Fajardo Jr o Hi-Fi se siente apropiado, sin destacar en exceso, ni para bien ni para mal.

Frontera infinita


Frontera Infinita
es un crossover sin serlo. No lo es porque no cruza series y porque, por lo general, estos acaban en batalla más o menos épica con ciertas consecuencias, cosa que no termina de suceder. Lo es porque recicla y exprime todos los clichés de este tipo de tebeos. Un evento preludio. Como entretenimiento ligero puede disfrutarse y cuenta con la participación de muchos, muchísimos héroes de distintos universos, además de otros históricos de la editorial por los que más de un aficionado sentirá cariño. Por supuesto, no se detiene en la gran mayoría de estos personajes “clásicos” lo suficiente, (como se ha dicho, tropos de evento) el trepidante ritmo y la cantidad de ellos lo impide. Xermánico se muestra sensacional y es una pena que no sea el artista único del cómic, el resto de implicados son solventes pero tantos dibujantes impiden una cohesión artística. Un evento superficial al que se le ven las costuras que puede ganar al lector por su ritmo y la cantidad de personajes que aparecen, siempre y cuando mantenga las expectativas bajas.

Lo mejor

• Gusta la aparición de distintos héroes.

Lo peor

• La repetición de conceptos.



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