Javier Vázquez Delgado recomienda: #ZNDayNealAdams – Neal Adams a diario. Ben Casey y otras strips…

Neal Adams le confesaba a Dave Sim que cuando empezó a colaborar en DC Comics le sorprendió que allí imprimían sus revistas con una paleta de tan solo 32 colores cuando la mayoría de la competencia usaba 64 en su catálogo. Esto se debía a que no tenían asignado a su gama de tonos básicos de impresión ni el 25% ni el 50% del amarillo ¡Y todo por una cuestión de costes! El resultado final era que, por ejemplo, la piel de los personajes anglosajones acababa siendo de color rosa, en lugar de un tono más parecido a su epidermis real… o que en DC ¡No existía el marrón!

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Neal Adams trabajando en 1966

A base de insistir e insistir, Adams consiguió cambiar esta limitación técnica y amplió el espectro de colores de la compañía al doble con lo que a partir de entonces en la editorial de Batman y Superman empezaron a aparecer tonos que nunca se habían usado. No fue la única innovación industrial que introdujo, pero esta anécdota refleja dos aspectos muy importantes en la trayectoria de Neal Adams; su tenaz inconformismo y su altísima preparación profesional.

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Cielos como este eran imposibles en DC antes de que llegara Adams

Esta capacidad técnica la adquirió al principio de su carrera trabajando para los periódicos, dibujando comic strips, y también realizando comics publicitarios. Adams siempre quiso pertenecer al mundillo de los comic books, pero a finales de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado, este campo era un erial. Las consecuencias de la devastadora campaña censora contra el comic book del psiquiatra Fredric Wertham y del senador Estes Kefauver, entre otros, no solo había instaurado el Comics Code de autocensura, sino que había minado la autoestima de todos los componentes de este medio haciendo que se avergonzaran de trabajar en las revistas de cómic. Casi no había trabajo y Adams explica que sus constantes intentos de ingresar en el negocio fueron decepcionantes, deprimentes y completamente infructuosos.

El propósito inicial del autor neoyorquino era entrar a formar parte del equipo estable de DC Comics, sin embargo los directivos de esta editorial ni siquiera echaron un vistazo a sus páginas de prueba. Entonces dirigió sus pasos hacia la editorial Archie Comics donde quería participar de sus cómics de superhéroes, pero tampoco le hicieron caso y al final acabó colaborando en algunas publicaciones de humor de esta compañía, en un género que no encajaba demasiado bien con sus habilidades, pero que afrontó con esfuerzo y talento.

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Ejemplo del trabajo de Adams en Archie Comics

Su primer encargo en el mundo de las strips se remonta al año 1959 cuando con dieciocho años empezó a trabajar como asistente del artista Howard Nostrand en el western titulado Bat Masterson. Se dedicó a rellenar los fondos y a pasar a tinta ciertos personajes secundarios. Este cometido no acreditado le duró unos tres meses hasta la cancelación definitiva de la tira diaria. Fue en el año 1959. Después de esto empezó a trabajar en el entorno publicitario y pasó a formar parte de la plantilla de ilustradores de la agencia Johnstone and Cushing.

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Bat Masterson 14/10/1959. Howard Nostrand y Neal Adams

Pero su gran oportunidad llegó de la mano del guionista Jerry Capplin que le propuso realizar el arte de una strip de temática hospitalaria que se iba a titular Ben Casey, basada en una serie de televisión del mismo nombre. Neal Adams aceptó y las tiras diarias comenzaron su andadura el 26 de noviembre de 1962 y las páginas dominicales no llegaron hasta el 20 de septiembre de 1964, casi dos años después del estreno. La serie estaba distribuida por Newspaper Enterprise Association syndicate.

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Primera tira de Ben Casey. 26/11/1962. Neal Adams

Con Ben Casey, el joven Neal Adams alcanzó su madurez artística y narrativa pese a contar con tan solo veintidós años cuando empezó a dibujar la strip.
Tanto Capplin como Jerry Brondfield – escritor ocasional de la serie – como el propio Adams, que intervenía en la toma de decisiones de los argumentos, no rehuían de los conflictos sociales y personales más controvertidos como el suicidio, la depresión, los malos tratos, los embarazos no deseados o la drogadicción. Normalmente resolvían las tramas con un enfoque cercano al folletín pero con un tratamiento tenso, cercano al realismo y no exento de dureza.

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Tira con el elenco principal de la serie. 29/08/1963. Neal Adams

El arte de Adams destacaba sobre la media por su atractiva combinación de clasicismo e innovación. Ya desde la primera tira observamos que el neoyorquino pertenece a una generación distinta a los grandes autores realistas del momento como Russ Manning, Dan Barry, Warren Tufts o Leonard Starr. Solo uno de sus maestros, Stan Drake en The Heart of Juliet Jones, compartía con él este enfoque más vigoroso de la puesta en escena y se acercaba con su forma de entintar a la del futuro dibujante de Batman. Su estilo era más atrevido, menos equilibrado, más dinámico… Conservaba la elegancia pero le añadió una tensión narrativa inusual, llena de soluciones gráficas experimentales.

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Varios ejemplos de tiras diarias. Neal Adams

Parelamente, durante el año 1965 estuvo intentando vender una comic strip propia titulada Tangent de la que llegó a presentar un catálogo de muestra con dieciocho tiras, sin embargo no consiguió venderla a ningún syndicate. La serie Tangent estaba ambientada en el mundo de las empresas inmobiliarias y su protagonista era un ingeniero de la construcción llamado Bernaby Peake.

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Página de muestra de Tangent. Neal Adams

Desgraciadamente, Ben Casey se canceló el 31 de julio de 1966, solo unos meses más tarde que la serie de televisión original. El cierre fue por mutuo acuerdo ya que para Adams no era un trabajo bien pagado y al final estaba algo agobiado por las imposiciones artísticas de la productora, pero no fue una ruptura traumática e incluso le ofrecieron un contrato en exclusiva que no aceptó.

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Durante su estancia en Ben Casey, el guionista Elliot Capplin, hermano del escritor de Ben Casey, le ofreció dibujar la serie Tales of the Green Beret, una strip bélica basada en la novela de Robin Moore y ambientada en la guerra de Vietnam. Adams rechazó la propuesta porque no podía asumir la carga de llevar dos strips simultáneamente y porque no se sentía cómodo aceptando un trabajo como este, ya que se oponía de manera firme a la intervención militar de Estados Unidos en aquella zona. Sin embargo recomendó a un compañero suyo, el gran Joe Kubert, que acabó aceptando el encargo.

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Dominical de Tales of Green Berets 17/07/1966. Joe Kubert

El bueno de Neal había seguido colaborando con algunas agencias publicitarias mientras trabajaba en su comic strip, pero ahora que no tenía encargo fijo, estas no le aseguraban un volumen de encargos suficientes para mantenerse por lo que empezó a colaborar como ayudante no acreditado en algunas strips de la época. Como en el inicio de su carrera.

El primer encargo le llegó, otra vez, a través de Elliot Capplin que estaba escribiendo una serie policiaca titulada Peter Scratch, firmada por el artista Lou Fine que no conseguía cumplir con los plazos de entrega. Adams trabajó en ella unas seis o siete semanas, durante la segunda mitad del 1966. Los períodos en que participó de una manera muy significativa en la tira diaria son: del 13/06 al 25/06; del 11/07 al 23/07; del 15/08 al 21/08 y del 11/09 al 22/09. Y el resultado es perfectamente reconocible.

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Tres tiras de Peter Scratch donde el arte de Adams es muy reconocible

También actuó como ghost en la famosa The Heart of Juliet Jones, de su admirado Stan Drake. En ella trabajó dos semanas sin determinar del 1966 aunque Adams, en algunas entrevistas, afirma que quizás fuera en 1963. Sin embargo, los ejemplos que hemos encontrado se publicaron durante el año siguiente, por lo que parece muy probable que fueran realizadas a finales del año 1966 o principios del 1967.

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The Heart of Juliet Jones 24/08/1967. Stan Drake y Neal Adams

Adams también paso por la strip titulada Secret Agent Corrigan, que dibujaba Al Williamson. En este caso su labor está perfectamente detectada y sabemos que dibujó la serie durante una semana del año 1967. En concreto, su trabajo se publicó el período comprendido entre el 14/08 y el 19/08 de aquel año. También se encargó de ayudar en la famosa tira Rip Kirby, dibujada entonces por John Prentice. Trabajó unas cinco o seis semanas en el 1968, ocupándose de la mayoría de las tiras del periodo comprendido entre el 10/06 al 14/09 de este año y algunas tiras sueltas posteriores.

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Secret Agent Corrigan 16/08/1967. Al Williamson y Neal Adams
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Rip Kirby 08/11/1967. John Prentice y Neal Adams

Además, hizo algunas colaboraciones esporádicas en otras series como Big Ben Bolt de John Cullen Murphy; en Cannon y Sally Forth de Wally Wood y ya en los ochenta en Buck Rogers de la época de Gray Morrow.

Inmediatamente, tras ver esta etapa de la carrera de Neal Adams nos surge una reflexión. A diferencia de los autores y las series citados más arriba, parece que Ben Casey de Adams no contó con la colaboración de artistas no acreditados, de negros o, como se denominan en EEUU, con ghosts. Esto demuestra la enorme capacidad de trabajo del artista de Nueva York y su talento para mantener un altísimo nivel de calidad durante tanto tiempo y con plazos de entrega tan ajustados.

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Página dominical de Ben Casey 20/03/1966. Neal Adams

Finalmente, Neal Adams volvió a intentar formar parte del negocio de los comic books. La editorial Warren Publishing le acogió en un primer momento gracias a la intervención del editor Archie Goodwin y, por fin, en 1967 consiguió publicar su primera historia en DC Comics titulada It’s My Turn to Die, un relato bélico de ochos páginas y media, escrito por Howard Liss y publicado en Our Army at War #182 de julio del 1967. A partir de aquí empezó la leyenda.

Neal Adams no solo dobló la paleta de colores de una de las grandes majors de los comic books. Su aportación significó mucho más que el doble de intensidad, de talento e implicación que la de la mayoría de los artistas de aquella época. Adams llegó sin complejos a un medio deprimido, ninguneado y limitado por absurdas convenciones industriales y artísticas. Junto a otros compañeros de generación contribuyó a erradicar estas trabas. Con compañeros como Jack Kirby y Jim Steranko y colaborando con guionistas como Dennis O’Neil o Roy Thomas, Neal Adams revolucionó el comic book norteamericano, lo dotó de emoción, realismo y garra. Consiguió con su lucha perseverante recuperar la autoestima de los autores y que además tomaran conciencia de sus derechos laborales pisoteados durante décadas.

Y toda esta aportación fue posible porque durante unos años, al principio de su carrera, Adams se fogueó personal y profesionalmente en el exigente entorno de las comic strips, allí aprendió el oficio, se desarrolló como autor y empezó a luchar desde abajo por sus derechos laborales. Y, no solo esto, sino que durante un tiempo los lectores estadounidenses pudieron disfrutar del arte y la personalidad de Neal Adams de manera regular, a diario, cada uno de los días de la semana.

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