Javier Vázquez Delgado recomienda: Marvel Limited Edition. Spiderman: Capítulo Uno

Edición original: Spider-Man: Chapter One 0-12 (1998-1999)
Edición nacional/ España: Panini Cómics y SD Distribuciones, 2021
Guion: John Byrne
Dibujo: John Byrne
Entintado: John Byrne, Al Milgrom
Color: John Kalisz, Joe Andreani, Steve Buccellato, Christie Scheele, Mark McNabb, Mark Bernardo, Joe Rosas
Formato: Tomo en tapa dura
Precio: 40,95 euros

Rebootear, Retconear y Reimaginar

Cuando Marvel o DC plantean un relanzamiento de su universo superheroico, llámese Legacy, Marvel Now! o Rebirth, los aficionados tiemblan. Y tiemblan porque no saben cómo de profundos serán los cambios introducidos en sus personajes favoritos. ¿Se tratará tan solo de un ligero cambio de pintura que dejará intactos los elementos más importantes de su historia? ¿O será un reinicio que barra con toda la continuidad anterior?

Estas estrategias de reseteo o reinicio reciben distintos nombres, un vocabulario específico que ni siquiera es exclusivo del mundo del cómic. Muchas de estas palabras o expresiones pueden encontrarse en otros ámbitos de la cultura popular como el cine o las series de televisión. Es lo que tienen las “Propiedades Intelectuales” tan demandadas por los grandes conglomerados de contenidos multimedia en el siglo XXI: cualquiera de ellas es susceptible de ser alterada hasta hacerse casi irreconocible.

Retconear, acortamiento de Continuidad retroactiva en inglés, indica una historia en la que se alteran aspectos fundamentales del pasado de un personaje o universo. Los retconeos pueden hacerse para simplificar el origen caótico de algún personaje (sí, Hawkman, te miro a ti), para actualizar elementos pasados de moda o que “chirrían” en épocas más modernas (traspasar el origen de Iron Man de Vietnam a Afganistán/Irak) o simplemente porque a Brian Michael Bendis le da la real gana de cambiar algo. Ya que este es una reseña sobre un cómic de Spiderman, recordar a los lectores de ZN muy brevemente un par de retconeos de la historia del lanzarredes en este siglo: Norman Osborn teniendo sexo con Gwen Stacy, y la aparición de Seda, una segunda persona picada por la araña radioactiva además de Peter Parker. Ambos cambios en el pasado del personaje duramente criticados (con razón) por los aficionados.

Reimaginar es lanzar una nueva historia en la que se utiliza el material original como inspiración o punto de partida para desviarse de ello en uno o varios aspectos esenciales. Suelen ser reinterpretaciones y lo normal es que protagonicen proyectos puntuales como What if? en Marvel o la línea Elseworlds en DC. La reimaginación puede ser más estética que narrativa como ocurre con este Spiderman: Capitulo Uno (otra reimaginación más estética que narrativa, este caso aplicada al cine, sería la versión de Romeo y Julieta dirigida por Baz Luhrman)

Por último, el concepto más importante. Un Reboot es (citando a Michael D’Agostino como parte dentro del Keywords for Comic Studies) una historia que reorganiza la continuidad -ya sea eliminándola completa o casi completamente como en un hard reboot o simplemente haciendo innecesario su conocimiento previo como en un soft reboot– para iniciar un nuevo relato desde el principio, reintroduciendo o incluso en ocasiones recreando un personaje o concepto en un contexto de tábula rasa, convirtiendo tanto la historia como el personaje en mas accesibles para los nuevos lectores. El considerado como primer reboot de la historia del cómic de superhéroes sigue siendo el ideado por Julius Schwartz para Flash en la Silver Age, deshaciéndose del “peso” de la historia de Jay Garrick para dar paso a Barry Allen.

La compañía “reina” en lo que se refiere a reboots es, sin duda, DC con dos hard reboots que afectaron a todo el universo (Crisis en Tierras Infinitas y Los Nuevos 52) y varios soft reboots (Hora Cero y Crisis Infinita por nombrar solo dos). La estrategia creativa de rebootear el universo DC de formas más o menos drásticas, y teniendo en cuenta la larga y complicada historia de algunos de sus personajes, ha creado más de un problema a los aficionados -y a los editores- con algunos personajes como Hawkman o La Legión de Superhéroes, con orígenes alterados, cambiados, retconeados o sencillamente simplificados al mínimo para hacerlos inteligibles al lector neófito. Otro nombre por el que se conoce en el mundillo a los soft reboot es “relanzamientos”, que suena más inofensivo y ayuda a fomentar más el hype que el hate en redes sociales.

John Byrne

La segunda era Marvel de John Byrne se inicia en 1989 y es considerado el inicio de su declive como creador y estrella. Y aún así, sería un error menospreciar el trabajo de Byrne en los 90. Todavía en Marvel, el británico-canadiense nos entregará una revolución en los Vengadores Costa Oeste, un agradable ejercicio retro en Namor y, sobre todo, la divertidísima Hulka. Además, sería en los 90 cuando crearía su obra personal más longeva, Next Men, en Dark Horse; una serie muy reivindicable que Norma reeditó completa entre 2013 y 2014.

Pero a la altura de su segunda etapa en DC a partir de 1995, las cosas comenzaron a torcerse en serio y Byrne nunca llegaría a recuperar su estatus como vaca sagrada el mercado norteamericano. Si bien su interpretación de los mitos Kirbynianos (¿o será Kirbyescos?) en Los Nuevos Dioses se lee razonablemente bien, la cosa empeora cuando comienza a encargarse de Wonder Woman como autor completo. Su muy polémica etapa en la serie de la Amazona -mejor no hablar de lo que hace Byrne con Donna Troy- supone la constatación de que Byrne ha perdido su toque mágico. El dibujo es cada vez mas esquemático, el trabajo de fondos es, o abiertamente barroco en los detalles como en varias splash-pages, o directamente inexistente en incontables viñetas. Como dibujante, además, irá poco a poco “cartoonizando” a sus personajes, descuidando progresivamente las proporciones sobre todo de las cabezas y las piernas. Y qué decir de la excesiva, brutal, incomprensible abundancia de texto en estos cómics, lo que los estadounidenses llaman Exposition Dump, que convierten en ocasiones la lectura en algo tedioso. A pesar de algunos números meritorios, como el enfrentamiento entre Wonder Woman y Doomsday, la etapa en su conjunto se consideró fallida.

Y sin embargo, tras su éxito en Los 4 Fantásticos y Superman, la fama de Byrne como “resucitador” de personajes le (per)seguiría durante años. ¿Tienes un personaje clásico que lleva tiempo siendo maltratado por guionistas mediocres y sin imaginación? ¡Llama a John Byrne! ¡Calidad y polémica aseguradas!

Si había un personaje maltratado en Marvel en la primera mitad de la década de los 90 ese era Spiderman (aunque Tony Stark estaba, por aquellos años, en el banquillo esperando su oportunidad de ser destrozado por la Casa de las Ideas). La saga del clon había quemado a los fans y la prensa especializada se preguntaba qué narices estaban haciendo en Marvel con el personaje. Tras cerrar la debacle del clon con la saga Revelaciones, las colecciones del lanzarredes carecían de rumbo. En El Asombroso Spiderman, Tom DeFalco era incapaz de insuflar vida al personaje y además veía cómo la gran esperanza de la línea, el espectacular dibujante Steve Skroce aguantaba en el título apenas 8 números para marcharse a ganar (suponemos) más dinero y reconocimiento realizando storyboards en Hollywood. El Sensacional Spiderman -nueva cabecera creada ex-profeso para que el flamante nuevo fichaje Dan Jurgens tuviera manos libres con el Spiderman Ben Reilly, era menos de un año después donde Todd DeZago narraba las aventuras más desenfadadas y sin pretensiones del cabeza de red apoyado en otro gran dibujante como Mike Wieringo. En Spiderman, John Romita Jr. desperdiciaba su talento en los guiones que le entregaba Howard Mackie, con historias de corte urbano y “sucio”, mafiosos y villanos de segunda con pistolones enormes. La colección más completa de la época diría que es El Espectacular Spiderman con un J.M Dematteis demostrando que quien tuvo retuvo, especialmente en la mezcla de drama y humor que ha caracterizado buena parte de su carrera.

Bob Harras, Editor en Jefe de Marvel en la época, había visto cómo el relanzamiento post-clon de Spiderman era un fracaso creativo y en ventas. Había visto también cómo en 1997 y 1998 los personajes prestados a Jim Lee y Rob Liefeld eran relanzados en su vuelta a la continuidad clásica con nuevos #1 y tenían un gran éxito de crítica y público apelando a historias de descarado aroma clásico. ¿Acaso no podía repetirse este éxito con el mismo estilo en Spiderman? ¿Y quién, dentro de la profesión, es conocido por relanzar personajes dándoles un gusto retro?

John Byrne, claro.

Marvel preparará un relanzamiento en el que, lejos de limitar el número de títulos protagonizados por el lanzarredes, se limitará a “reorganizarlos” puesto que seguiría habiendo 4 series del personaje: Asombroso, Peter Parker, Webspinners y Capítulo Uno. Recordando a lo que el autor había hecho una década antes con Superman, Marvel pondrá a Byrne como autor completo en una serie nueva, además de convertirle en el dibujante de El Asombroso Spiderman. El dibujante en Peter Parker: Spiderman sería John Romita Jr. ¿El guionista de ambas cabeceras? Nada más y nada menos que Howard Mackie a quien no se le recuerda una sola historia que merezca la pena recuperar. Serán Mackie y Byrne quienes se encargarán del relanzamiento pero también de cerrar la anterior etapa, para lo cual “idearán” dos de las peores sagas en la historia del trepamos: La Unión de los Cinco y Capítulo Final. Ojalá fuera exageración pero estos cómics son de lo peor que haya leído nunca sobre el personaje, mucho MUCHO peor que casi todo lo publicado en la saga del clon. ¿El gran giro de guion final con que nos sorprenden ambos escritores? El regreso de la tía May. Sí, amigos, el personaje que todos necesitábamos de vuelta. No solo es una manera no ya de devaluar sino de escupir sobre el excelente trabajo de DeMatteis y Mark Bagley en El Asombroso #400, sino un insulto a la inteligencia atendiendo a la forma de llevar a cabo esta resurrección. La persona que murió era una actriz pagada por Norman Osborn inyectada con ADN de la tía May. No creo que haga falta añadir más.

Capítulo Uno

La estrella del relanzamiento arácnido ser llamaría Spiderman: Capítulo Uno y sería escrita y dibujada por el propio Byrne. Desde sus inicios, para la mayoría de aficionados y prensa especializada, se trataba de un proyecto sin demasiado sentido puesto que el autor se proponía contar en 12 números (+ un número 0) las primeras 18 entregas de El Asombroso Spiderman a cargo de Stan Lee y Steve Ditko + el Anual #1 + Amazing Fantasy #15 publicadas originalmente en los años 60. ¿Recuperar las aventuras de Spiderman en sus primeros años como superhéroe? Ya lo había hecho y con gran acogida Kurt Busiek con Las Historias Jamas Contadas de Spiderman (como puya a Byrne, su Capítulo Uno también se conocería como Twice Told Tales -historias contadas dos veces- en referencia al título original de la serie de Busiek -Untold Tales-). ¿Recontar de nuevo lo ya conocido? Quien quisiera leer esas historias tenía a su disposición a finales de los 90 los cómics originales en una colección de clásicos conocida como Marvel Masterworks y en el caso de esos 20 números tanto en tapa dura como en tapa blanda. No, decía Byrne, no vamos a recontar esos números; vamos a “reordenarlos”. La idea era adaptar aquellas historias a paladares más modernos, cambiando referencias pasadas de moda y arreglando lo que, diríamos nosotros, no necesitaba ser arreglado porque nunca estuvo roto en primer lugar.

Creo realmente que cuando el lector empieza a leer Spiderman: Capítulo Uno se da cuenta de que John Byrne está haciendo lo que puede. Los dos primeros números son bastante decentes, con un dibujo más que aceptable y un evidente cariño del canadiense hacia Spiderman -no así hacia Peter porque lo retrata como un insufrible imbécil en varios momentos como por ejemplo cuando se niega a detener al ladrón que mataría a tío Ben-. Pero tras la pelea contra el Camaleón, todo se desmorona y nos encontramos con cómics de lectura farragosa y dibujo ramplón, con multitud de detalles absurdos. O simplemente podríamos decir que Capítulo Uno es un cómic terriblemente aburrido.

Vamos a entrar más en detalle por lo que se refiere a los tremendos problemas que tiene este cómic. En primer lugar el ritmo. Si hablamos de condensar 20 números en 13, y teniendo en cuenta lo llenos de acción y, bueno, “cosas” que estaban los cómics de la época; ¿cómo se puede llevar a cabo esta tarea? Claro, eliminando cosas que sí aparecían en los cómics originales a la vez que se mezclan líneas argumentales para poder alcanzar el objetivo. La estructura de cada número acaba haciéndose predecible y tediosa, con un inicio en media res al principio de un número para pasar a tener cada entrega partida por la mitad, con el final del número anterior y dejando colgada la aventura, que acabará en el siguiente, y así en bucle hasta llegar al #12. No hay ninguna “reinvención” más allá de los horribles nuevos diseños de Electro y el Doctor Octopus. Byrne se limita a incluir referencias modernas y explicar cosas que nunca estuvieron allí (como el parentesco que se saca de la manga entre Norman Osborn y el Hombre de Arena porque… ¡su pelo es similar!)

Fuera las referencias a la Guerra Fría pero se mantiene todo lo que tiene que ver con la radiación. Fuera todo lo que tiene que ver con el Gran Hombre pero mantenemos (mínimamente) a los Forzadores, ahora manipulados por Norman Osborn. Byrne se hace trampas al solitario, haciendo que Osborn sea la mente maestra detrás de el Hombre de Arena, Electro y, se insinúa, también Misterio. La total desaparición del Gran Hombre lo explica todo. En la versión de Byrne solo tiene importancia aquello que será importante en el futuro. Se pierde todo el sentido de lo orgánico/caótico del estilo Lee-Ditko en pos de una pretendida “coherencia” que nunca llega a alcanzarse. ¿El ejemplo más claro de esto? La “expurgación” de la muerte del hermano de Betty Brant, un momento fundamental en los primeros años de la serie y una de las razones tanto del odio de Betty a Spiderman durante años y, probablemente, del alejamiento de Peter y la propia Betty. Para Byrne no es un evento importante porque, bueno, Betty no es MJ o Gwen, suponemos.

¿Qué significaba para Byrne modernizar estas historias? Muy criticado en su momento fue el detalle de cambiar el microscopio que tío Ben le regalaba a Peter en Amazing Fantasy #15 por un ordenador. De hecho, Capítulo Uno está LLENO de ordenadores. ¡Ey, chicos, este no es el Spiderman de vuestros padres! Otra actualización sangrante es unir los orígenes de Spiderman y Doc Ock a través del mismo accidente radioactivo -muy Hollywoodiense e innecesario-. La supuesta coherencia que da Byrne a las nuevas historias no es tal ni siquiera cuando intenta justificar lo que en los originales no lo estaba. Es el caso de la razón por la que el ladrón entra en casa de los Parker, algo que ya se explicó en El Asombroso #200.

Las actualizaciones en los orígenes de un héroe no tienen porqué ser un error ni dar lugar a malas historias. Ejemplos exitosos hay muchos, también en Marvel. Fuera de la continuidad, el éxito de público y crítica de Ultimate Spiderman es el primero que se me viene a la cabeza. Pero dentro de la continuidad, El Hombre sin Miedo de Frank Miller y John Romita Jr. es un cómic extraordinario que respeta y actualiza los primeros cómics de Daredevil y además le sirve como soporte para muchas historias futuras. El fracaso de Capítulo Uno es el de la mala planificación, la falta de dirección y un creador en franco declive. Es mejor leer estos cómics como un fan-fiction o, como afirmó el mismo Byrne en 2005, un What If. Según el propio Byrne, las ventas no fueron nada mal y permitían un segundo año que, siempre según su versión, rechazó para no tener que cargar con la etiqueta de ser “el tipo que transcribía a Stan Lee”.

Byrne no entiende lo que hacían especial ni a estos personajes ni aquellas historias. Es descorazonador leer estos cómics y darse cuenta de la total y absoluta falta de humor en ellos. Y si alguien cree que no había humor en los originales que vuelva a leer la mala leche con la que Stan Lee escribe los diálogos de Jameson o lo ridículo que acaba comportándose Flash. Piense el amigo lector en lo siguiente. En el #2 de este Capítulo Uno, para superar los problemas financieros que acucian a su tía May, Peter se plantea robar el dinero y desecha la idea por miedo a que le pillen. Literalmente dice “si alguien como los 4 Fantásticos me localizaran y me pillarán… le rompería el corazón a tía May”. No dice que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. No. Voy a no robar por si me pillan. Si alguien está buscando leer cómics de Spiderman, Capítulo Uno le puede servir. Si alguien busca a Peter Parker en estos cómics, yo aún no lo he encontrado.



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