Javier Vázquez Delgado recomienda: Reseña DC USA – DC vs Vampires: Hunters #1
Edición original: DC vs Vampires: Hunters #1 USA (DC Comics, 2022)
Guion: Matthew Rosenberg
Dibujo: Neil Googe
Entintado: Neil Googe
Color: Antonio Fabela
Formato: Grapa. 32 páginas. 3,99$
DC le da una nueva oportunidad a DC vs Vampires
«Hello mast… hello Richard»
Bruce Campbell explica en su biografía que su legado es el buen rato que los universitarios pasan entre amigos, risas, cerveza y palomitas, viendo sus primeras películas. Las primeras de la saga Evil Dead. El actor y productor, les otorga poco valor artístico y se deja de mandangas como “películas de culto”. Sabe lo que son, sabe a qué público van dirigidas y nos gusten o no, así las deberíamos valorar.
Lo mismo ocurre con DC vs Vampires y su secuela. Se trata de un tebeo para pasar el rato con una idea simple y bastante chorra (que es lo de menos) dirigida a un público adolescente. Analizarla como si se tratara de V de Vendetta o Kingdome Come no tiene mucho sentido. Sería como decir que un Renault Megane del 2002 es una porquería comparado con coche de rallies. Ambos coches no han sido fabricados para lo mismo.
Dicho esto, vamos con DC vs Vampires: Hunters.
Se repite la fórmula. Al igual que con los zombis de DCsos, DC decide estirar del hilo de los vampiros y dar continuidad a la miniserie.
DC Vs Vampires no es lo mismo. Se trata de una miniserie entretenida, para pasar el rato y dirigida a un público adolescente, que sienta curiosidad por mezclar a los principales personajes de DC con el vampirismo. Es menos ambiciosa que DCSos, por ejemplo.
Si la editorial ha decidido darle continuidad. Será que las ventas han funcionado muy bien.
En el miniserie anterior vimos como los vampiros infectaron a algunos de los personajes más importantes y poderosos del/un universo DC. Pasaron a ser predominantes y dominantes.
A partir de aquí, en la nueva serie, tenemos a Damian Wayne trabajando como agente doble. El hijo de Bruce es un hallazgo de personaje, con una personalidad muy definida, encaja en DC como un guante. A su lado el resto de Robins palidecen.
Damian es un vampiro que simula trabajar por el Vampire Master, Nightwing mientras que en secreto colabora con la resistencia antivampírica.
La historia es entretenida pero le falta la tensión y la intensidad de otras historias similares sobre durmientes, infiltrados y espionaje. El cómic nos reserva algún giro divertido y alguna sorpresa que hace que se nos acelere el pulso (levemente).
El guion de Matthew Rosenberg es cumplidor, correcto y divertido. Tiene el tono justo de desenfado. No se toma demasiado en serio la trama y juega con los personajes de manera respetuosa y bastante fiel a la esencia.
Si alguien tiene alguna duda sobre el público al que va dirigido este cómic solo hace falta que se fije en el dibujo de Neil Googe. Dinámico, pegadizo, mezclando el shonen con el cómic de superhéroes más desinhibido. Googe retuerce los planos, los escorzos y las perspectivas para dar una sensación de intensidad y dinamismo extrema. Los personajes están bien caracterizados. La acción trota página a página, viñeta a viñeta.
Además el estilo de Neil Googe es bonito. Anguloso, detallado cuando hace falta y sintético cuando es necesario. Es claramente el plato fuerte del cómic.
El color eléctrico y petón de Antonio Fabela, multiplica la estética brillante y frívola (dicho aquí como algo postivo) del número.
En conclusión, se trata de un tebeo divertido dirigido a un público adolescente o a aquellos lectores que adopten un punto de vista juvenil a la hora de enfocar este tipo de lecturas. No busca trascender, ni cambiar el paradigma del cómic mainstream actual.
Ni falta que hace para disfrutarlo.
Lo mejor
• El dibujo.
• Es un producto ideal para el público al que va dirigido.
Lo peor
• Tener que aguantar a señoros afectados que buscan el nuevo Watchmen en cada cómic.
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